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Capítulo 16: "llega el infierno a la ciudad Llermmy"


Mientras Daine y los demás seguían su camino para llegar al pueblo Estación N°2, los pobladores de una ciudad llamada Llermmy, estaban discutiendo sobre la probabilidad de que un nuevo capitán hubiera llegado a su ciudad, puesto que, hacia algunas horas un gran aparato de color gris con rojo de forma ovalada, se vio descender del cielo en las afueras de la ciudad. 

Varios ciudadanos comenzaron a alistar sus cosas para salir de la ciudad lo antes posible, aún si no se hubiese confirmado la presencia de un nuevo capitán. Por otra parte, estaban aquellos que se negaban a creer que aquel aparato estuviera relacionado con los capitanes, tal vez, sus mentes se resistían a creer que ellos también fueran a vivir lo mismo por lo que han pasado las ciudades que han sido invadidas. 

—Tengamos fe que no aparezca ningún capitán en nuestra ciudad — murmuraban algunos habitantes, entrelazando sus manos a modo de súplica.  

—Aunque ya han pasado más de 2 horas desde que esa cosa gigante aterrizó, nada malo ha sucedido... Tal vez no era un capitán... — Comentaban otros pobladores, tratando de autoconvencerse de que todo estuviera bien.   

—Sí, pero... Si ese aparato no es de un capitán, ¿de dónde salió esa cosa? Nunca había visto algo así en mi vida — se preguntó un anciano ciertamente preocupado. 

Es en eso, llegaron 2 hombres corriendo, se veían bastante agitados, como si corrieran de algo o de alguien. 

—¡Varios sujetos se han bajado de aquella maquina! ¡Están uniformados como si fueran soldados, pero no de este planeta! — Gritaron a los cuatros vientos aquellos hombres. Al escuchar dichas palabras, los ciudadanos entraron en pánico y la confusión se apodero del lugar. Aumentando así, el número de personas que comenzaron a correr desesperadamente por las calles. 

—¡Tranquilos! Si es algún capitán, las fuerzas armadas de nuestra ciudad se encargarán de él... — Entonó con ahínco un hombre mayor —Por cierto, a parte de los soldados ¿vieron a alguien más, es decir al capitán? — Agregó, señalando a los hombres que vieron a aquellos sujetos. 

—No, no vimos a alguien más, solo a varios de esos individuos uniformados, que portaban objetos extraños en sus brazos — dijo uno de ellos, luego de mirarse entre sí. 

—Umm... Esos objetos extraños que mencionas, deben ser las armas que los carteles describen con las que esos soldados asesinan a las personas, sin embargo, lo raro es que no hayan visto al capitán... — Volvió a comentar aquel hombre mayor. La discusión continúo entre el grupo de personas, donde algunos mantenían la esperanza de que no se tratase de un nuevo capitán, mientras que otros ya asumían dicha posibilidad.

En ese momento, al frente de ellos pasaba una chica hermosa de cabello rubio recogido con 2 coletas, la cual vestía una minifalda dorada que combinaba con unos tacones del mismo color, también llevaba un crop top rojo y medias largas de color violeta.

Un hombre borracho al verla, se le acercó rápidamente, efectuando una sonrisa pervertida.

—Oh, pero miren nomas, ¡están cayendo angelitos del cielo! — Le dijo con un tono vulgar, desviando su mirada a las piernas de la chica. Ella, al escuchar esas palabras no hizo ningún comentario y siguió caminando tranquilamente.

—Que hermosa estas, ¿quisieras pasar un rato conmigo? — Insistió el borracho. 

—¿Es conmigo? — Contestó la joven, girándose con sutileza hacia el hombre.  

—Si preciosura, entonces, ¿qué dices? — Reiteró con risas.  

—No me interesa pasar el rato con un sujeto tan feo y vulgar como lo es usted — respondió tajante la chica, continuando con su camino.

El hombre, al sentirse rechazado, se enfureció tomándola del brazo bruscamente, haciendo que todo su cuerpo se estrujara.

—¡Mira niñita, no te la des de presumida o te podrá ir muy mal! — La amenazó acercando su boca maloliente al rostro de la joven. 

—¿Quién te crees para tocarme? ¡Suéltame! — Le reclamó visiblemente molesta.

El hombre, ignoró su petición haciendo más fuerza en el brazo de la joven, causándole algo de dolor.

—Apuesto a que estas actuando así porque no sabes quién soy, ¿verdad? — Le cuestiono con un toque de ego, mientras lo miraba fijamente. 

—¿A quién le importa quién diablos eres? — Replicó el hombre en tono burlesco.

—Y... ¿Qué tal si te digo que tu vida depende de mí? — Agregó la rubia con una mirada llena de frialdad. 

—¿De qué hablas? — El borracho no entendía lo dicho. 

—¡Me refiero a que yo soy la capitana número 5 (C5) y si me sigues molestando te matare ahora mismo! — Alzó la voz con gran enojo. 

Todos los que estaban cerca quedaron estupefactos al escuchar tal afirmación. El borracho al instante la soltó del brazo y quedo inmóvil por unos segundos, pero luego de detallarla con más atención reacciono.

—¡Déjate de chistes, sobre todo una mujer va a ser un capitán, si te vez debilucha! — Afirmó, burlándose de ella. 

Las demás personas pasaron del miedo a las risas, pues, aunque físicamente era idéntica a un ser humano, parecían ignorar por completo sus ojos rojos que destilaban maldad.

—Sí que tienes un buen sentido del humor, justo cuando estamos hablando de un tema serio apareces con esa broma, pero, ¿podrías haber inventado algo más creíble? Es decir, ¿una niña, un capitán?, no nos hagas reír, te ves muy débil, nada comparado a como los carteles describen a los capitanes que han llegado a las otras ciudades — comentaba alguien entre la multitud, que enseguida fue acompañado de risas, chiflidos y aplausos. 

—¿Si ves, mocosa? Ellos también están de acuerdo conmigo, más bien deja de bromear y lárgate a casa de tus papis — agregó el borracho de forma sarcástica. Ante esto, la chica inclinó su cabeza y con gran ira empuñó sus manos. 

—¡Yo no soy débil! — Bramó fuertemente alzando su mirada, y con rapidez abrió una de sus manos, en donde se formó una especie de agujero negro, por donde expulsó 3 serpientes pequeñas de un color negro verdoso, las cuales arrojó al hombre que estaba molestándola.

Rápidamente, las serpientes se enrollaron en los pies, brazos y cuello del hombre, dejándolo inmóvil, haciéndolo caer al piso. Él trató de liberarse, pero no le fue posible, aquellas serpientes eran muy fuertes a pesar de su tamaño. Solo basto de un minuto para que falleciera gracias a la asfixia que le provocaron.

Los ciudadanos estaban aterrorizados, las risas cesaron en un abrir y cerrar de ojos, y ahora no podían creer lo que acababan de ver.

—¡Después de todo si es una capitana! — Decían con horror —¡es un monstruo! — Gritaban mientras huían del lugar.

—Estúpidos humanos... ¡Por haberse burlado de mí, pagaran! ¡Nadie podrá escapar! — Manifestó la C5, con una pequeña sonrisa en su cara combinada con ira. 

—¡Serpilant colosal! — Ella chocó las manos —¡encierra toda la ciudad! — Expresó la capitana, mientras se apreciaba como una luz roja descendía de sus dedos hasta llegar a la tierra.

Segundos después, se produjo una gran nube de vapor que apareció de la nada, y de repente, la ciudad quedó enrollada por una serpiente gigante de color verde de varios kilómetros de larga. Todos los habitantes estaban paralizados, no comprendían que había pasado, dentro de su mente esto no tenía nada de sentido, era demasiado para asimilar.  

—¡¿Q-que hizo?! — Se preguntaban confundidos —¡Esto no es posible! — Se reusaban a creer que esta era la realidad —¡Es una locura! — Afirmaban despavoridos —¡Es un demonio! — Comentaban boquiabiertos. 

Al tiempo que la capitana se dirigía a una torre de gran altura que estaba cerca, todas las personas se quitaban de inmediato al verla pasar, ella al observar eso solo gesticulaba una leve sonrisa. Una vez llegó a la torre, desde la parte más alta les habló. 

—Bueno, mis queridos habitantes, como sé que me van a colaborar con la información que necesito, no tendremos problemas. Quiero que me digan, o mejor, me traigan a los 10 humanos que sean reconocidos por ser los más fuertes en la ciudad, si lo hacen, no sufrirán — explicó la C5.

Las personas invadidas por el pánico cruzaban miradas entre sí.

—No te lo diremos... Es más, ni lo sabemos — contestaron algunos con la voz temblorosa.

—¿Seguros? — Suspiró —miren, mis queridos humanos, es mejor que me lo digan a las buenas, porque a las malas estoy segura que no les gustara.

—¡Es la verdad! Es imposible saberlo... Además, aunque lo supiéramos no te lo diríamos — dijo con agallas una mujer, quien enseguida fue apoyada por los gritos de los demás ciudadanos.

La capitana, tomó una bocanada de aire, para posteriormente proceder a decir lo siguiente: 

—Les daré 10 segundos para que lo piensen, si en ese tiempo no cambian de opinión, tendré que tomar medidas especiales — amenazó.  

Ella, comenzó a contar esperando alguna respuesta, las personas se observaban entre sí temerosos, no decían ni una palabra sobre lo que la capitana quería saber. Al terminarse la cuenta regresiva, no esperaron un segundo más y comenzaron a correr del lugar. 

La Capitana 5, vio con cierto asombro como corrían los humanos, por alguna razón esperaba que cooperaran con ella.

—¡No importa si corren, no podrán escapar! — Gritó de inmediato. —¡Mis soldados en este momento ya se encuentran por todo el lugar! Además... Mi gran Serpilant tiene encerrada por completo la ciudad — les recordó. 

—¡Es cierto! ¡Tiene soldados! — Recordaron con pánico mientras escapaban.

Al ver que nadie quiso darle alguna información y que solo estaban corriendo, la capitana se contactó a través del leiter con sus soldados.

—Necesito que si alguno está cerca a la serpiente se aleje lo antes posible, ¡ahora! — Les ordenó. 

Sin preguntar el porqué de dicha orden, los soldados obedecieron inmediatamente, alejándose de la colosal serpiente. 

—¡Bueno, como no cooperaron, los hare sufrir un poco! ¡A ver si con eso cambian de opinión y se van enterando quien manda aquí! — Dicho esto, soltó una carcajada malévola. — ¡Serpilant colosal, encógete!

Tras esas palabras, la monstruosa serpiente se contrajo un poco, destruyendo y aplastando todo lo que estuviese junto a ella. Aunque intentaron escapar, varias personas resultaron heridas e incluso muertas, sobre todo aquellas que estaban cerca al colosal animal. La escena era de caos, la gente lloraba, corría, trataban de rescatar a sus familiares, en pocas palabras, era el infierno que sin más había llegado a la ciudad Llermmy. 

—Parece que ocasione un pequeño desastre — ante la destrucción ocasionada, la capitana se sintió complacida. Después, acomodó su cabello con delicadeza —en fin, esto solo es una pequeña demostración de lo que puede pasar si provocan mi furia.  

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