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Capítulo 12: "un extraño suceso"


De vuelta en la ciudad Mish, varios minutos habían pasado desde que el C1 creó la fortaleza de zarzas, en donde se refugiaba para recuperar sus energías. Naely había tratado varias veces de deshacerse de aquellas plantas, pero siempre que las cortaba aparecían de nuevo rápidamente y cuando los jóvenes hermanos se acercaban demasiado —debido a sus armas de corto alcance—, las zarzas aumentaban el tamaño de sus espinas tratando de herirlos, obligándolos a retroceder.  

—Tenemos que derrotarlo ahora mismo, no podemos dejar que recupere energías — mencionó Naely molesta.

—Tienes razón, ¿pero cómo?, ¡si ese idiota no sale de ahí!... Ni con tu espada se puede acabar con esa fortaleza... Además, cuando atacamos con nuestros cuchillos nos exponemos a ser espinados — comentó Daine mirando con ansiedad las zarzas. 

—¿Y si mejor los tres atacamos al tiempo?, pero tendríamos que hacerlo lo más rápido que podamos, sin parar... De pronto, un ataque rápido y múltiple pueda evitar que las zarzas se puedan reconstruir rápidamente — opinó Yirene.  

—Si... También pensaba eso, pero el problema es que ustedes con los cuchillos quedan expuestos a las espinas, necesitarán algo de más largo alcance — analizó Naely la situación. 

Las lanzas que los hermanos tenían, ya habían sido destruidas en el combate, así que eso ya no era una opción, además, por la forma propia del arma no era la ideal para cortar las zarzas.   

Al escuchar a Naely, Daine observó a su alrededor y surgió en él una idea. El intrépido chico corrió como pudo —resistiendo el dolor de sus heridas— hacia unas casas y buscó desesperadamente algunos objetos. Ellas no comprendían con claridad que estaba haciendo. 

—¿Qué buscas Daine? — Le interrogó su hermana.  

De pronto, él salió de una vivienda con unas varas de madera y unas cuantas fibras.

— ¡Miren!, podemos atar los cuchillos en la punta de estas varas, así podremos atacarlo a una mayor distancia — ante la idea, ellas no parecían muy convencidas, pero así lo hicieron.

« ¿Qué están planeando?... ¡Maldición! Aún no me siento mejor » El capitán miraba con inquietud lo que hacían. 

Una vez ellos terminaron de amarrar los cuchillos en las varas, se acercaron al capitán y rodearon la fortaleza de espinas.

—Bien, la fortaleza tiene 3 anillos de seguridad que lo rodean, vamos a distribuirnos alrededor y atacaremos lo más rápido que podamos, una y otra vez, si esto funciona y las zarzas no se regeneran, los 2 anillos de protección restantes serán más fáciles, ya que son más pequeños— Naely les compartió las manera en que procederían a atacar.  

—¡De acuerdo, vamos! ¡Acabemos con él! — Dijo enérgicamente Daine. 

El capitán veía a los tres expresando un rostro de fastidio. Para su desgracia, la energía que había perdido no se recuperaría tan rápido, así que necesitaba más tiempo, pero los jóvenes guerreros no estaban dispuestos a dárselo.  

Haciendo lo planeado, ellos atacaron al mismo tiempo la fortaleza espinosa que rodeaba al capitán. Aunque las zarzas se regeneraban, eran cortadas en un abrir y cerrar de ojos, y siguiendo con esa estrategia; de un ataque rápido y en conjunto, lograron penetrar la primera línea de zarzas, las cuales al haber sido cortadas tantas veces y en un periodo tan corto de tiempo, ya no volvieron a aparecer.

—¡Miren!, ¡las primeras plantas dejaron de regenerarse! — Dijo Daine emocionado.

—Sí, es verdad, tal vez tienen un cierto número límite de veces en que se pueden regenerar — agregó Naely, mientras seguían cortando con rapidez la segunda línea de la fortaleza.

« Esto es malo... Si siguen así, acabaran con mi protección en poco tiempo » pensó el C1 con preocupación.

Con esfuerzo y sudor lograron destruir la segunda línea de zarzas, ahora solo quedaba el último anillo de seguridad que rodeaba de cerca al capitán. De tantos cortes dados, los filos de las armas de los chicos ya se estaban desgastando considerablemente, obligándolos a ejercer mayor fuerza en sus ataques. 

 El C1 tenia que hacer algo, ¡y rápido!, por ello se valió de lo ocupados que estaban ellos destruyendo las zarzas y en cada mano creó una enredadera de espinas, que se propagaron silenciosamente por el suelo, hasta llegar a donde Naely y Yirene, a quienes se les enrollaron en los pies. 

—¡Esto, es por ser tan molestas! ¡Espinas 5 centímetros! — Cuando ellas se percataron de la situación, ya era tarde, las espinas crecieron e hirieron cruelmente sus pies, incrustándose de forma feroz. Ellas se retorcían del dolor, y para completar, las enredaderas las arrojaron al piso con gran fuerza. Naely logró colocar las manos para no golpearse, pero Yirene no alcanzó a hacerlo y al caer recibió un golpe en la cabeza, dejándola inconsciente. 

Ahora, las enredaderas se dirigieron hacia Daine, pero él se dio cuenta a tiempo, logrando evadirlas, y con el cuchillo las cortó.

—¡Bastardo! ¡¿Cómo te atreves a lastimarlas?! — Le cuestionó con rabia al ver cómo fueron heridas sus compañeras de batalla. Ahora, más alterado, Daine destrozó con mayor velocidad las zarzas que rodeaban al capitán. 

Estando bastante cerca de terminar con aquella fortaleza, el capitán volvió a atacarlo con unos bejucos de espinas, acto en el cual Daine no pudo esquivar uno de ellos; arañándole todo un brazo, quitándole parte de la piel, arrebatándole un grito de dolor. Pero al menos, alcanzó a cortar los bejucos antes que contraatacaran.  

Daine no se rindió y acabó con las pocas zarzas que quedaban, ¡ahora sí, el capitán estaba indefenso ante la mirada de venganza de Daine! El C1 se hallaba intranquilo y sus manos temblaban de rabia pero también de temor. Daine lo atacó con la vara que tenía el cuchillo amarrado, pero él logro esquivarlo y como un destello, de un manotazo lanzó a volar el arma del joven.  

Daine quedó desarmado, pero no le importo y le lanzó un puñetazo a la cara; pero quien resultó herido fue él mismo, puesto que se había enterrado una espina en su mano, ¿la razón?, el capitán en un dos por tres, había cubierto todo su cuerpo de espinas. Daine estaba muy impresionado, a la vez que observaba como sangraba su mano, sintiendo un ardor intenso que lo carcomía.    

—¿Qué te parece niño? ¡Ya no me podrás hacer nada! ¡Esta es mi protección absoluta ante tus ataques endebles! — Alardeaba el capitán 1 mientras permanecía de rodillas en el suelo.

Naely intentó levantarse pero se cayó, el dolor causado por las espinas en sus pies era muy fuerte.  

—¿Cubrió todo su cuerpo con espinas como protección?... Que fastidio, siempre tiene un as bajo la manga — murmuró para sí la pelinegra, quien se arrastró hacia donde Yirene, para hacer que recuperara la conciencia.

—¡Despierta! ¡No es tiempo de estar durmiendo! — Después de moverla bruscamente, Yirene comenzó a abrir los ojos y a recuperar la conciencia —¡por fin! — Naely expresó estresada. 

Yirene parecía confundida en un inicio, pero luego se acordó de todo lo que estaba pasando y enseguida buscó con su vista al capitán, quedando sorprendida con lo que sus ojos encontraron y no se limitó a preguntar con espanto lo sucedido:   

—¡¿Qué hizo ahora?! ¡¿Por qué parece un puercoespín?!

—Parece que creo una protección de espinas en su cuerpo, para evitar los golpes directos — respondió Naely.

—¡Esto no me detendrá! ¡Desgraciado! ¡¿Cuánto daño has causado?! — Daine le preguntó casi gruñendo, su venas se remarcaban en su frente como nunca lo habían hecho —primero que todo, destruiste esta ciudad, matando sus pobladores, familias enteras murieron, causando un profundo sufrimiento en una pacífica ciudad... Y ahora... Te atreves a herir a mi hermana y aquella muchacha... ¡Por eso y mucho más mereces la muerte! — Expresó Daine empuñando sus manos con cólera.  

Sin importar si resultaba herido, Daine entrelazó sus manos y con toda su fuerza le propinó un golpe en la mandíbula al capitán, enterrándose unas cuantas espinas en el acto, no obstante, es en ese preciso momento que de sus manos emanaron lo que parecieran ser un tipo chispas, que al hacer contacto con el C1, lo expulsaron bruscamente; haciendo que este chocara y perforara las paredes de 3 casas de forma consecutiva, quedando al final recargado de espalda contra un muro. 

El capitán había quedado en pésimas condiciones, prácticamente todo su cuerpo dolía y sangraba un montón. Encima, el suministro de energía que las raíces le estaban proporcionando de la tierra, se frenó, dado qué, aquel impacto tan grande las había destrozado.  

Todos, incluido Daine, quedaron consternados con lo que acababa de pasar, su hermana y Naely aun procesaban en sus mentes lo ocurrido. 

—¿Qué acabas de hacer? — Le preguntaron casi al unísono las chicas con sus ojos abiertos como platos.  

—¡No sé qué paso!... Ni yo sé porque paso eso... — Les contestó confundido observando sus manos, las cuales más allá de las heridas por las espinas, mostraban rasgos de normalidad.  

Ellas se miraron entre sí con estupefacción.

— ¿Entonces qué fue lo que vimos? — Volvió a cuestionarle Yirene.

Daine por unos segundos contempló como quedaron destruidas las casas, y como quedó el capitán gravemente herido, entendiendo que esto no era algo normal, algo inusual había ocurrido, ¡y él lo hizo!  

 —Solo... Solo sentí una extraña sensación en las palmas de mis manos, como si hubieran expulsado una especie de energía... Pero fue tan breve y veloz que ni siquiera puedo recordar bien lo que vi o sentí — Confesó con inquietud.  

Naely, aunque curiosa por saber que ocurrió, trató de no pensar más en ello.

—Bueno, no me importa que hiciste, lo único que sé es que tengo que eliminar a ese capitán, ya que esta moribundo — ella se levantó, dio unos pasos pero se desplomó; el dolor alrededor de su tobillo causado por las espinas era enorme.

— ¡¿Qué te pasa?! — Dijo Daine angustiado.

— ¡Que te importa, idiota! ¡Solo acaba con él! — Respondió soberbiamente.

Sus cambios de humor eran cosa seria.  

—¿Pero estas bien?... — Replicó Yirene. 

—Eso no es de importancia en este momento — Naely replicó sin poder ocultar el evidente dolor —si no lo matamos ahora, no sabemos de qué sea capaz si le damos una pequeña oportunidad — agregó. 

— ¡Ve y derrótalo Daine!, o ¿harás que todo el esfuerzo que hicimos sea en vano? — Apoyó Yirene las palabras de Naely, quien también se encontraba bastante herida e imposibilitada para desplazarse.  

«Es verdad, aunque también recibí muchos ataques, soy el único que puede ponerse de pie y eliminarlo» reflexionó Daine. Él recogió un cuchillo y casi arrastrando una pierna, se dirigió hacia el capitán —¡lo matare! — Dijo decidido.

El capitán, ya sin fuerzas, vio como Daine se acercaba hacia él y la angustia se apoderaba poco a poco de su ser.

« ¿Qué fue lo que ocurrió? Ese mocoso casi me mata, estoy en serios problemas... Aunque no quería llamar a mi ejército por estos idiotas y perder mi orgullo ante ellos, creo que no tengo más opción» él oprimió el Leiter de su oreja, pero algo ocurría, no estaba funcionando. Él confundido se lo quitó y al mirarlo notó que tenía un fisura. 

— ¿Qué demonios pasa? ¿Por qué está dañado? ¿En qué momento ocurrió? — De pronto, recordó el momento cuando esquivo un ataque que hizo Yirene con un cuchillo, el cual le paso muy cerca de la mejilla —¿acaso fue en ese momento? ¡Maldición! — De la ira arrojó el comunicador contra el suelo, terminándolo de quebrar. 

—Tengo que acabar con ese capitán, así sea lo último que haga... — Susurró Daine aproximándose cada vez más.

«Ya no hay duda, él es el hombre más fuerte de la ciudad, y lo más probable es que sea a quien buscamos. Tal vez no sea un gran guerrero, pero sus características físicas, más lo que hizo cuando me golpeo, expulsando toda esa energía... Lo convierte en el sujeto más cercano, sin embargo, aún quedan muchas cosas que no concuerdan... Prácticamente ya acabe mi misión... El problema ahora es impedir que me mate» el C1 con una mirada de odio analizaba a Daine y la situación en que se encontraba.  

—¡Felicidades muchacho, ese golpe que me diste me dejo devastado!... Pero, ¡no te lo dejare tan fácil! — Entonó con palabras cargadas de falsedad y rencor.

Daine ignoró sus palabras y continuó avanzando hacia el número 1. 

—¡Barrera espinosa! — Pronunciando dichas palabras acompañadas de gotas de saliva con sangre, con la poca fuerza que le quedaba posó una mano sobre la tierra, desde la cual emergieron cientos de espinas; largas y muy puntiagudas, que rodeaban al capitán formando un círculo, que de forma alternada subían y bajaban. Además de eso, apareció una barrera de espinas gigantes alrededor del C1 como barrera final. 

Daine al ver eso no pudo evitar sentir cierta preocupación, estaba comenzando a pensar que nunca se le acabarían las energías al capitán. 

—¿Ahora qué hizo? Al parecer aún le quedan fuerzas para seguir molestando — Daine tomó el cuchillo e intentó cortar una de las espinas que subía de la tierra, pero no fue posible, el filo del cuchillo no era suficiente para eso.

El capitán efectuó una endeble sonrisa en su rostro, parecía que había logrado frenarlo momentáneamente, aun así, el riesgo de perder la vida no disminuía, pues las energías que había alcanzado a reunir en la fortaleza espinosa las había utilizado en esta técnica, si Daine lograba sobrepasarla rápidamente, poco y nada él podría hacer para defenderse. 

—¡No puede ser! Son bastante resistentes... ¡¿Ahora qué hago?! — El chico de mechones morados se preguntó con angustia, tratando de encontrar una manera de atravesar aquella barrera que lo separaba de su objetivo malherido. 

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