— ¡Se lo merecían! Claramente no podían hacerle frente a mi poderosa rosa — el capitán sonrió al ver colapsar las casas.
La rosa aún seguía girando y lanzando espinas sin cesar, aunque en menor cantidad. El capitán aprovechó el momento de victoria y revisó las heridas que tenía. Segundos después se percató de algo, ya no estaba escuchando el ruido que producían las espinas al chocar contra las casas o el suelo, así que alzó su mirada y vio con asombro que la rosa había dejado de arrojar espinas, y al instante cayó al suelo.
—¡¿Pero qué ocurrió?! — El C1 no entendía qué había pasado —¡no se puede detener, aún le quedaban bastantes espinas!
Sin embargo, observó que la rosa tenía incrustada una flecha en aquel agujero verde por donde no salía ninguna espina.
—¡Con que descubrieron el punto débil de mi técnica!, ¿pero quién fue?, ¡si las casas les cayeron encima! — Se alteró bastante el capitán.
De pronto, Naely salió debajo de los escombros sosteniendo el arco con una de sus manos, ella estaba completamente llena de polvo y con su ropa hecha un desastre.
—¡Que molesta fue esa rosa!, pero por fortuna, pudimos detenerla — habló presumidamente la joven pelinegra mientras se limpiaba con la palma de su mano la suciedad de la cara.
—¿Pero en qué momento?, ¡¿cómo?! — Preguntó rabioso el numeró 1.
Ella sonrió brevemente y señaló con su dedo índice la casa derrumbada, y procedió a explicar su impresionante hazaña:
—Aunque quede encerrada y bajo esos escombros, quedó frente a mí un pequeño hueco por donde afortunadamente cabía la flecha y a pesar de que dudaba si podría dar en el blanco, al final acerté.
El capitán 1 dio un puño contra el suelo, en muestra de la gran ira que sentía por todo su cuerpo, mientras veía como se iba desintegrando la gigantesca rosa y todas las espinas lanzadas.
Segundos después, Daine salió lentamente de los escombros con algunas heridas leves en su rostro y extremidades.
—¿Qué pasó con las espinas? — Interrogó confundido, aún se encontraba aturdido por el impacto recibido.
—Yo detuve la rosa con una flecha... Pero más bien, ayuda a tu hermana a salir de las ruinas de la casa — contestó Naely volteándolo a ver.
Aunque cojeando, Daine se apresuró hacia donde Yirene y retiró las cosas para que ella pudiera salir, puesto que le era difícil hacerlo por sí misma con la gran herida que tenia en su brazo ocasionada por la espina gigante.
—¿Estás bien? — Preguntó preocupado.
—Si tranquilo... — Respondió un poco adolorida —así que al final, si pudiste darle a ese agujero— le dijo Yirene a Naely.
—Si... — Afirmó la pelinegra botando el arco al piso —así como lo dijiste, el punto débil era aquel agujero por donde no arrojaba espinas, lo conseguí con la última flecha que me quedaba — relató.
—¡Así que tú lo descubriste, Yirene! ¡Eres muy observadora! — Comentó sorprendido, mirando a su hermana.
—Si... Pero al final fue gracias a ella, quien acabó con esa horrenda rosa — le recordó Yirene con pocas energías.
—¿Qué tal capitán? — Exclamó Naely, observando al capitán fijamente de una forma intimidante —al parecer te preocupa que eliminara tu preciada técnica, ¿qué harás ahora?, te ves muy herido y cansado — trató de amedrentarlo.
El C1, visiblemente impotente, se colocó de pie con dificultad al tiempo que empuñaba sus manos con fuerza, se veía con facilidad como la ira lo consumía.
—¡Cállense! ¡Si creen que por solo haber acabado con esta rosa me van a ganar, están muy equivocados, aún no he dado mi máximo potencial! — Dio un gran grito cargado de ira.
Ellos aún con temor por lo que pudiera hacer el capitán, sentían que él ya estaba acabado. Pero aunque eso fuera real, la verdad es que la situación para ellos no era muy diferente, estaban agotados, tenían que acabar con este combate de inmediato antes de desfallecer.
—¡No importa lo que digas! ¡Estas en las últimas! ¡Te mataré ahora mismo! — Dijo Daine queriendo aparentar fortaleza y agarrando un cuchillo se dirigió con prisa hacia el capitán, pero de un momento a otro cayó al suelo, y de inmediato se sujetó con una mano la pierna que tenía herida por las espinas.
—¿Estás bien, Daine? — Preguntó preocupada su hermana.
—¿Qué te pasa? — Le cuestionó Naely con su típico tono de voz insensible.
—Nada de qué preocuparse, ¡tenemos que acabar con él! — El dolor que sentía era intenso, pero él trataba de disimularlo.
—No seas presumido, estás herido... — Entonó Naely acercándose a Daine —ni modo, tendré que derrotarlo. Ella partió a gran carrera hacia el capitán.
El C1 se encontraba muy agotado, por lo que solo lanzó algunas enredaderas por las manos intentando atraparla, sin embargo, ella los cortó fácilmente con la espada.
—¡Maldita! ¡¿Cómo te atreves a seguir molestándome?! — El capitán se enfadó en gran manera. Se daba cuenta que sus poderes estaban disminuyendo y aún no había podido detenerlos por completo, y eso le impacientaba demasiado.
—¿Qué pasa?, ¿estás intranquilo? ¡Entonces te eliminaré de una vez! — Dictaminó ella de inmediato.
Naely logró llegar cerca al capitán y lo atacó, él trató de esquivar el ataque pero fue muy lento y recibió una cortadura en la parte delantera de una pierna, ella nuevamente atacó, el capitán intentó detenerla con enredaderas de espinas pero la espada las trozó, alcanzando a cortarlo en el abdomen, el capitán se desvaneció sobre sus rodillas ante Naely.
La joven alzó su espada ante la mirada de odio del capitán.
—¡Y el toque final! — Lanzó con gran fuerza su espada directamente a la cabeza del C1, pero inesperadamente ella fue arrojada bruscamente varios metros atrás por una enredadera que se envolvió en uno de sus pies.
«¿Qué?, creó un bejuco de espinas sin que me diera cuenta detrás mío» se dijo internamente Naely, al darse cuenta de lo hecho por él.
Y cuando parecía que el capitán ya no podría hacer nada más, alrededor de él, emergió de la tierra una gran vegetación de plantas bastante altas que tenían por todos sus tallos temibles espinas que lo resguardaban. Además, de su espalda salieron unos extraños tipos de ramificaciones —similares a raíces— qué se enterraron en la tierra, conectando así, el cuerpo del capitán con la superficie.
Mientras el número 1 hacía eso, Yirene se acercó y cortó con el cuchillo la enredadera que tenía sujeta a Naely de uno de sus pies.
—¿Estás bien? — Inquirió la rubia.
—Sí, no fue nada — contestó Naely levantándose.
— ¿Ahora que hizo ese extraterrestre? — Preguntó Daine con intriga viendo al capitán.
—¡Desgraciados! ¡Pagarán todo lo que me han hecho!... Pero les daré unos minutos más de vida mientras me recupero — vociferó el C1. Aunque todavía hablaba con cierta confianza, la verdad es que sentía cada vez más desesperación y probabilidad de perder el combate.
«Nunca creí que me hicieran llegar a este estado... Estoy muy herido, además, la creación de la rosa asesina es una técnica que consume mucha energía, su utilización me dejó muy débil, tratare de recuperar algo de fuerzas aquí en esta fortaleza mientras pienso que hacer para deshacerme de estos humanos repugnantes» reflexionaba el adolorido capitán sentado en el suelo, rodeado por aquellas plantas. Al tiempo, las extrañas raíces le proporcionaban energía que obtenían de la tierra.
—¡Maldito, no te escondas! ¡Sal y pelea si tienes coraje!... — Lo desafió Naely —¡si no lo haces, te sacaré a la fuerza! — Adicionó con fiereza.
Al ver que él no hacía nada, sin decir una sola palabra más arremetió contra las plantas de espinas con su espada, pero solo logró cortar una de ellas y a los pocos segundos esta se regeneró, quedando como nueva, los tres quedaron sin palabras.
Naely vio con sorpresa que el filo de su espada se afectó un poco por cortar aquella planta de espina.
—¿Qué pasó?, ¿cómo es posible que solo corte una?, tendría que haber acabado con todas de un solo ataque, además, ¿por qué volvió a aparecer como si nada la planta que corte? — Naely se preguntaba consternada.
—¡Oye bastardo! ¡¿Qué son estas cosas?! — Daine le exigió una respuesta al capitán, quien los observaba a través de las hojas y espinas de aquella vegetación que lo resguardaba.
—Son zarzas normales, solo que... Son mucho más fuertes que las comunes, y si las cortas ellas volverán a aparecer, en otras palabras, no podrán hacerme daño mientras esté aquí adentro — esbozó una breve sonrisa.
—Entonces no son zarzas "normales"— expresó Naely haciendo énfasis en la última palabra.
—Así que es como una fortaleza... No podremos atacarlo, no mientras estén esas zarzas protegiéndolo — interpretó Yirene, palabras que provocaron que los 3 intercambiaron miradas llenas de ansiedad y preocupación.
—¿Cómo lo vamos a derrotar? — Se cuestionó Daine viendo aquella fortaleza de zarzas que parecía impenetrable.
—Ya que no podemos atacarlo, ¿no sería bueno aprovechar esta oportunidad para escapar? — Formuló Yirene mirando de frente a sus compañeros de batalla.
—¿Qué cosas dices? ¿Después de todo lo que nos costó tenerlo en esta condición? — Replicó Naely volviendo hacia los hermanos —¡Eso es estúpido!
—¡Lo digo porque no sabemos qué más pueda hacer ese tipo! — Se defendió — desde un principio nunca fue nuestra intención pelear contra él en este momento... — Les recordó la rubia.
—Pero Yirene... En este punto creo que lo mejor es aprovechar que está débil y acabarlo de una vez por todas — dijo Daine lo que pensaba.
—¡Lo sé! ¡Pero si en realidad aún le quedan más técnicas bajo la manga será nuestro final! — Sentenció — Si hacemos nuestro plan inicial, de diseñar un plan con antelación teniendo en cuenta todo lo que ahora sabemos de su poder, podríamos evitarnos muchos problemas, ¡como por ejemplo las heridas que tenemos ahora mismo! — Dictaminó Yirene señalando su herida más grave, por la cual no podía mover uno de sus brazos; cualquier movimiento por leve que fuese le causaba un dolor indescriptible.
Daine entendía el punto de su hermana, y aunque veía que era racional, sentía que estaban muy cerca de derrotar al número 1 como para abandonar el campo de batalla.
—Parece que olvidas que no solo se trata del capitán, también están sus soldados que ahora mismo se encuentran en los extremos de la ciudad y no dudarán en matarte si te ven, y en las condiciones en las que te encuentras dudo que puedas hacer algo — Naely debatió el plan de la rubia con severidad — ¡por lo menos, es mejor asegurar la muerte del capitán que huir sin la seguridad de hacerlo con vida! — Concluyó.
—¡Yirene, se que esto da miedo, pero solo debemos hacer un pequeño esfuerzo más y lo derrotaremos! ¡Y debemos darnos prisa antes de que su ejército llegue y arruine todo lo hecho! — Daine apoyó la postura de la espadachina.
Yirene se veía impotente empuñando sus manos, cada segundo que pasaba se sentía más débil y le aterraba pensar que el capitán tuviera todavía fuerzas para seguir luchando, no obstante, lo que decían Daine y Naely era muy cierto.
—¡Está bien! ¡Acabemos con el capitán 1 así esto sea lo último que hagamos! — Se decidió reuniendo todo el valor que le quedaba —¡acabemos con esas zarzas!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro