No solo el universo es absurdamente gigante y hasta donde se sabe infinito, sino también, es extremadamente desconocido y un completo misterio para la raza humana. Pero siendo mediados del año 1200, en una época antigua con escasos avances tecnológicos y científicos, preguntas sobre el mundo exterior o que podría haber más allá del planeta Tierra, no tenían mayor relevancia, pues otros temas ocupaban el centro de atención; las guerras, el auge de las religiones, la lucha por el poder, el desarrollo de la economía y la expansión de las naciones, eran la prioridad en aquellos tiempos.

Por lo tanto, nadie, ni en sus peores sueños imaginaria que en Mish; una pequeña ciudad relativamente pacifica, sería el lugar que daría apertura a los tiempos más oscuros  que alguna vez la humanidad hubiera vivido. El ambiente indicaba que sería un día lluvioso, algo tormentoso, pero a fin de cuentas nada extraordinario, pero la realidad fue que se convirtió en un día como ningún otro. 

Tal vez la fuerte lluvia, el cielo nublado, y los estruendosos truenos, no permitieron saber con exactitud en que momento ni cómo llegó aquel ser a la ciudad, simplemente los ciudadanos de un momento a otro notaron la presencia bajo la intensa lluvia de un sujeto muy extraño, con cabello, ojos y piel de color verde, de gran estatura y con una clase de espinas que emergían de sus hombros. Si bien estas características lo hacían ver muy peculiar, anatómicamente era muy similar a un humano.  

Aquel ser, de repente comenzó a asesinar personas, sobre todo a aquellas que aparentaban mayor edad, los habitantes no tenían palabras para describir lo que sus ojos veían, al parecer este sujeto poseía poderes sobrenaturales, nunca habían visto algo parecido. Inútilmente trataron de defenderse, sin saber que no estaba solo, ya que a su servicio tenía un ejército de 30 sujetos, los cuales portaban una clase de arma de fuego muy particular, sujetada en sus antebrazos. Al tiempo que asesinaban y capturaban a hombres, el exótico personaje mencionó que él en adelante gobernaría esta ciudad y quien se interpusiera moriría. Además, dijo que aquellos que le ayudaran a buscar al hombre más fuerte de la ciudad, les perdonaría la vida y les daría poder económico. 

La fuerza armada de la ciudad era muy pequeña y débil, así que bajo un ataque sorpresa por una fuerza alienígena, poco y nada pudieron hacer. Tras un sanguinario enfrentamiento entre los 2 bandos, más de la mitad de los militares sucumbieron ante la fuerza enemiga, y los hombres restantes escaparon vergonzosamente hacia las afueras de la ciudad. De esta manera Mish cayó y el infierno se desato en tierra. 

Desde el gobierno nacional se gestionaron planes para recuperar la ciudad, pero las fuertes amenazas de invadir otras ciudades que hacia el misterioso hombre, hizo que esto no fuera posible, así que solo se instó a evacuar a los habitantes de los alrededores de la urbe, quedando el gobierno con una imagen de incompetencia. De esta manera el tiempo transcurrió, y aquella noticia le dio la vuelta a todo el continente. 

En una zona rural, un joven de ojos verdes, piel clara, cabello negro con llamativos mechones morados, llamado Daine Lish, conversaba con Yirene, su hermana mayor, mientras caminaban rumbo a casa. 

— ¿A qué será que vino ese hombre tan extraño a la ciudad Mish? — se preguntó el joven.

Ella, una rubia hermosa con ojos azules, pareció no prestarle mucha atención a su hermano.

 —No sé, pero ya vámonos para la casa, se hace tarde —a lo que él solo asintió con la cabeza.

Más adelante, durante el camino, Daine volvió a retomar el tema.

—Ya han pasado 3 meses desde que apareció ese sujeto, y esa ciudad está totalmente acabada...— Vaciló por un momento —según vi en un informe, de los cerca de 30.000 habitantes que habían, quedan menos de un 10% en la ciudad, la mayoría fueron asesinados, solo unos pocos lograron huir. Además, han capturado a varios jóvenes con el pretexto de encontrar al hombre más fuerte de la ciudad, ¿por qué será que hace esto? — Inquirió.  

— Ya deja de pensar en eso, ya me tienes aburrida — ella se veía ya molesta por el tema. 

— ¡¿Pero no ves que está acabando con todo?! — Respondió alterado.

— ¿Y qué quieres que hagamos?— Contestó Yirene con un tono agresivo —¡No podemos hacer nada! ¡Ya cállate!

Él se molestó y de nuevo el tema se cerró.

Dos horas después, ellos llegaron a su casa.

—Hola mamá, ya llegamos— dijo con alegría Daine.

A su llamado, salió su madre, la señora Shirimi, que al igual que su hermana, era rubia con ojos azules.

—¡Hola hijos, por fin llegaron!, ¿si pudieron conseguir las cosas que les encargue?— Les preguntó. 

—Si mamá, perdón por demorarnos, pero es que el tonto de mi hermano solo se pone a pensar en ese hombre extraño que apareció en Mish — respondió Yirene.

— ¡Mentirosa! ¡Por eso no fue que llegamos tarde!— Replicó Daine alterado. 

— ¡Ya cállense, dejen de pelear!— Les pidió su madre con un tono fuerte, cansada por la discusión — pero ahora que están tocando este tema, en un nuevo cartel, leí que ese hombre que apareció se hace llamar como el capitán número 1 (C1) y que hay más seres como él por llegar. 

— ¿Por qué está pasando esto?— Habló pensativo Daine. 

Su hermana le iba a responder pero fue interrumpida. 

—Bueno hijos, a cenar— comentó Shirimi como excusa para terminar con el tema, a lo cual sus dos hijos asienten hambrientos.

En la mañana del día siguiente, Shirimi le dijo a Yirene que levantara a su hermano, puesto que ya era tarde para desayunar, así que obedeciéndole, se dirigió al cuarto de Daine.

—Oye perezoso, levántate — le solicitó su hermana abriendo la puerta de la habitación. 

En bien acabo de decir eso, se sintió un gran estruendo en la tierra, era un fuerte temblor que sacudió bruscamente la superficie, dejando varios daños materiales, varias personas heridas y algunas víctimas mortales.

— ¡¿Qué fue eso!? — Daine se despertó muy asustado. 

— ¡Ayayay!...  — Expresó adolorida Yirene al caerse por el fuerte movimiento telúrico —ah por fin te levantaste perezoso — entonó al darse cuenta que él se había despertado. 

—Ya no me molestes, ¿qué fue eso?, ¿qué fue?, ¡¿qué fue?! — Exclamó aún asustado.

—Ya comenzaste con tus preguntas, pues obviamente fue un temblor, como a veces suele suceder— Yirene se molestó por lo paranoico que era su hermano. 

 — ¡Pero este fue muy fuerte! — Replicó alterado.

— ¡Ya cállense los dos!, no peleen más— les regañó su madre preocupada, haciendo que dejaran de hablar del asunto.  

Varias horas después, ya en la entrada del anochecer, Shirimi regresaba de vender unas frutas en la ciudad, cuando se encontró un cartel en la carretera, ella lo leyó y con preocupación lo llevó a la casa. Cuando llegó, llamó a sus hijos con cierta prisa. 

— ¡Chicos vean este cartel!, dice que de nuevo ha aparecido un hombre misterioso en la ciudad Derec y fue el que causo el temblor, se hace llamar como el segundo capitán, además, dijo que gobernara esa ciudad y también está buscando al hombre más fuerte de allí — leyó Shirimi con un tono de preocupación. 

—¡No puede ser! — Entonó sorprendido Daine —¡la ciudad Derec es la segunda ciudad más cercana de donde vivimos!, ¿qué está pasando? — Señaló preocupado Daine.

—Ya cálmate — Yirene miró a Daine fijamente —si eso llega a pasar donde vivimos, nosotros pelearemos con ese hombre y lo mataremos, para algo debe servir el entrenamiento por 1 año que tuvimos en la Academia Especial de Entrenamiento Capital (AEEC).  

—Pero hace más de 8 meses que nos retiramos y no nos iba muy bien... — Daine suspiró —además, esos hombres según los relatos tienen poderes sobrenaturales, será difícil ganarles. 

— ¡Ya no hablen más sobre eso!, es desagradable... — Habló nuevamente Shirimi ya asustada por el tema. Daine y Yirene miraron a su madre y se callaron.

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Ciudad Mish

En la ciudad donde llego el primer ser misterioso, quien se hacía llamar capitán 1, las fuerzas armadas de la ciudad, (que combatieron cuando apareció aquel hombre y fueron vencidas en el intento), aunque reducidas en su número de hombres, volvieron con la intención de derrotarlo.  

El comandante encargado de la operación se detuvo a unos cuantos metros del capitán.

— ¡Oye!, bastardo capitán número 1, esta vez si te mataremos, y si no quieres morir, ¡mejor lárgate de esta ciudad!— Le advirtió de forma desafiante. 

—Nunca hare eso, ya que tengo una misión que cumplir, estúpido humano... Por cierto, ¿dónde estaban escondidos?, mi ejército los busco pero ni muestras encontraron — el C1 le respondió con arrogancia. 

—Eso no importa — contestó con ira el comandante —te pensaba dejar una última oportunidad para vivir, pero veo que no lo aceptaras... Esta vez... ¡Si te mataremos! 

Los soldados del comandante se alistaron y prepararon los pocos cañones que tenían.

— No importa lo que ustedes intenten en mi contra, nada les funcionara, si quieren inténtelo— exclamó el C1 con confianza. 

—Habla mientras puedas, después de todo no te queda mucho tiempo — respondió el comandante con ira. 

«Aunque no puedo detener un cañón de forma directa con mis poderes, si puedo matar a esos soldados, bueno, lo haré» pensó el C1. 

—¿Ya están preparados? — El comandante preguntó a su ejército. 

— ¡Si señor! — Respondieron con valor, pero con una cierta combinación de miedo. 

— Entonces, ¡ataquen! — Ordenó el comandante con un gran grito — no creo que sobreviva a los cañones, la vez pasada no pudimos derrotarlo porque no los teníamos en la base militar de la ciudad y solo pudimos luchar con las espadas y arcos — murmuraba el comandante.

En el momento en que dispararon los cañones, el capitán 1 desapareció instantáneamente del lugar, dejando a los soldados sin palabras.

—¡Sigan disparando, no se detengan, no caigan en sus trucos! — Dijo el comandante sin saber que estaba pasando.

Pero al instante, el C1 apareció de pie sobre un arbusto de espinas por detrás de los soldados y sin que ellos se percataran, por las palmas de sus manos salieron dos plantas de espinas y de cada una de ellas aparecen cuatro enredaderas que se fueron expandiendo rápidamente, enredándose en el cuello de 8 soldados. Las espinas los chuzaban pero no eran lo suficiente para matarlos, por ello el capitán 1 hizo crecer las espinas y así fueron atravesados sus cuellos, muriendo de una forma dolorosa pero efectiva.

Como bien lo dijo el capitán, sus poderes no podían hacerle frente directamente a armas como los cañones, pero haciendo uso del ambiente y de sus habilidades podía tomar ventaja de situaciones que lo podrían llevar a poner en riesgo, tal y como acababa de suceder.  

Los demás soldados al darse cuenta trataron de girar los cañones, pero era muy tarde, ya que enseguida el ejército del capitán disparó, aniquilando de esta forma y ahora sí, de forma definitiva a las fuerzas armadas de la ciudad Mish.

Esta información con el paso de los días, se expandió rápidamente por todo el país e incluso por el continente, esto gracias a personas que se encargan de pegar carteles tanto en las ciudades como en los campos, con el fin de que las personas estén enteradas de los últimos acontecimientos más importantes.

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En la tarde del día siguiente, Daine estaba caminando por la carretera y vio uno de los carteles que informaban lo acontecido en la ciudad Mish, así que lo agarró y corriendo se lo fue a mostrar a su familia.

—¡Mamá, Yirene! ¡Miren lo que paso en la ciudad Mish!, el capitán 1 y su ejército eliminaron a las fuerzas armadas que fueron a enfrentarlos... ¡Malditos!, como me gustaría acabar con ellos... Son unos bastardos — les comunicó algo agitado. 

— ¡Quiero ir y pelear con ellos, derrotarlos y poder liberar a esa ciudad de ese maldito! — Daine continuó hablando con demasiada ira y ante tal actitud, su madre enojada le dio una bofetada.

—¡¿No entiendes la situación!?, ni las fuerzas armadas de la ciudad pudieron contra ellos... ¡Reacciona Daine! — Le pidió elevando la voz. 

—¿Pero no te da rabia?, ¿no sientes soberbia?, pues si no sientes eso, no podrás entender como me siento — expresó alterado.

—Claro que siento rabia, pero no podemos exponer nuestras vidas tontamente, ellos no son humanos, ¿ahora si entiendes lo que digo? — Contestó su madre agitada.

—Ya no quiero hablar más del tema, saldré a caminar un rato — respondió aun visiblemente enojado.