Capítulo 67
POV Keiko
Joder, maldita luz, me preparé a levantarme para cerrar la ventana pero me sorprendí al notar un peso encima de mí y más cuando note a alguien respirar encima de mi cabeza. Levanté un poco la mirada y me sonrojé al ver a Kuroo-san tranquilamente dormido a la vez que me abrazaba cuidadosamente, me giré lentamente para no despertarlo para poder ver la hora, y vi que todavía eran las seis de la mañana así que como todavía podía estar más tiempo, quité su brazo con cuidado y me levanté para echar la persiana para así impedir que la luz entrara en la habitación, me aseguré de que tenía puesta la alarma a las diez y volví a acostarme al lado de Kuroo-san. Me resultó muy divertido el hecho de que nada más que me tumbé Kuroo-san volvió a abrazarme y abrigarme en su pecho, pero no me molestó, solamente aspiré el olor de Kuroo-san antes de volverme a dormir.
Con el sonido de la alarma me desperté rápidamente, la apagué y me fue imposible no quedarme mirándolo, se veía tan tranquilo y extrañaba tanto mirarlo de cerca, quizás no lo volvería a ver en mucho tiempo y si no lo hago ahora nunca podré, me acerqué lentamente y le di un suave beso en los labios y me alejé un poco para poder apreciar si se quedaba dormido o se despertaba.
—Te amo Kuroo-san...
Susurré y tras sonreírle, me levanté con cuidado, tomé mis cosas de su habitación y salí lentamente cerrando la puerta tras de mí. Iba a bajar pero antes me aseguré que no se escuchaba nadie más en la casa y así fue, me dirigí al baño para ponerme la ropa para ese día, esto era unos jeans de mezclilla negro ajustados, mis deportivas negras y un jersey de lana de color gris con una estrella negra en la parte delantera. Antes de salir me recogí la parte superior de mi cabello en una pequeña cola dejando un semi-recogido, miré mi reloj y dado que solo eran las diez y media decidí prepararle un desayuno a Kuroo antes de irme.
Deje mi maleta y mi bolso con las cosas como la cartera y las llaves de casa, en la entrada esperando para cuando me fuera y caminé hasta la cocina, poco después de ponerme a buscar ingredientes me alegré que tuviera todo lo que necesitaba. Comencé a tostar tres rebanadas de pan en una sartén mientras que abría un aguacate (palta) y lo comencé a machacar en un bol mientras le prestaba atención al pan para que no se quemara, al dejar el aguacate como si se pudiera juntar, puse las tres rebanadas en la tabla de cortar y una de ellas la partí por la mitad, repartí el aguacate entre las dos enteras y una de las dos partes de la que había cortado, en una sartén más pequeñas hice huevos revueltos y al terminarlo lo eché encima del aguacate, puse las dos rebanadas enteras en un plato y con la última hice un bocadillo el cual envolví en film transparente. Con todo preparado fregué todo lo que había usado en el desayuno, pero justo cuando iba a irme me asusté un poco al escuchar la puerta principal abrirse aunque me calmé al ver a Kenma.
—Pensé que ibais a estar dormidos.
—Sí, pero es que a las doce y cuarto tengo el tren a Osaka y voy a irme ya.
—Oh ya veo, ¿has hecho el desayuno?
—Sí, si no te importa, llama a Kuroo-san, tengo que irme ya —cogí el bocadillo que me había hecho y me dirigí a su lado —dile que se lo coma todo, le ayudará con la resaca —le sonreí—.
—Por cierto Keiko, gracias por cuidar de Kuro.
—Me gustaría más que me contaras la verdad de lo que ocurre.
—Ya te lo dije, es una historia muy larga.
—Pues cuéntame ya la historia, sea larga o corta, no voy a poder hacer nada si me sigues ocultando cosas —Kenma solo bajó la cabeza, me molestaba que me ocultara cosas, pero tendría que ser algo muy gordo para que prefiriera no decirme nada —está bien, solo asegúrate que coma, así que no te lo comas tú.
—Está bien, adiós Keiko.
—Adiós Kenma —tras sonreírle me dirigí a la entrada y tras coger la maleta y mi bolso salí de la vivienda y me dirigí a la estación en un taxi—.
POV Narrador
El sonido de la puerta de la casa hizo que Kuroo se despertara, recordando un poco lo de anoche, comenzó a buscar a Keiko con su mano y al no sentirla abrió sus ojos de par en par pero no la encontró.
—Kei...Keiko... —se levantó rápidamente causándole que su cabeza doliera, se quedó quieto por esa causa y lentamente se sentó en la cama —joder, no tendría que haber bebido.
Se levantó lentamente y mientras se sujetaba la cabeza y la cintura por debajo del abdomen, bajó hasta la planta inferior de la casa y se dirigió hacia donde escuchó ruido siendo esta la cocina y encontrándose con Kenma guardando las cosas que Keiko había limpiado.
—Ken...Kenma —a su mente le vino una idea a su cabeza asustándose —no me jodas...¿has sido...? —el más bajo le interrumpió—.
—Era Keiko —al oír el nombre de la castaña, el azabache suspiró de manera tranquilizadora —se acaba de ir porque tenía que coger el tren, te ha preparado el desayuno y me ha pedido que me asegure que te lo comías todo —dijo señalando el plato con las tostadas—.
—¿Puedes hacerme un café?
—Claro —usando la máquina de café de cápsula, cogió uno de los intensos y se lo preparó mientras el mayor le daba un bocado a la tostada que Keiko le había preparado—.
—¿Le has dicho algo?
—No, además creo que no lo ha visto.
—Ha vuelto a preguntarme —dijo acercándole el café —no le he dicho nada, pero te lo digo a ti, debes decirle.
—Ella no necesita saberlo.
—Kuro, ella tiene que saberlo, yo no puedo sacarte de donde tú solo te has metido pero ella sí.
—¿Y que mierda le digo?
—Keiko, se que va a sonar idiota pero la razón por la que me lié con Nyoko fue para no cortarte las alas, y que siguieras tu sueño, pero a día de hoy solo soy un muñeco que Nyoko destroza a su gusto, por favor ayúdame.
—No es tan fácil idiota.
—Kuro, has estado a punto de palmarla, pesas menos que yo, necesitas a Keiko.
—Estaré bien —dijo mientras volvía a agarrarse la cintura en el mismo sitio—.
—¿Te sigue doliendo?
—No me ha molestado en toda la noche, ya por lo menos puedo respirar tranquilo.
—Podías haber muerto.
—Pero sigo vivo, y olvida a Keiko, ella está mejor sin mí.
Continuará...
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