Capítulo 47
POV Narrador
—Osamu —al escuchar la voz de uno de sus vecinos poniéndose de puntillas abrió la puerta de su casa encontrándose a tres compañeros de su clase con un balón de fútbol detrás de la valla principal que daba entrada al jardín de su casa— ¿vienes a jugar?
—Claro, voy a avisar a mi hermano.
—No te lo traigas, es un tonto —al escuchar eso, la madre de los gemelos se asomó a la puerta de la cocina para saber que iba a hacer su hijo—.
—Entonces no iré —cerró la puerta de su casa—.
—Cariño, ¿por qué no has ido? —dijo acercándose a su hijo el cual iba a empezar a subir la escalera—.
—No querían jugar con Tsumu —la mujer sonrió mientras veía a su hijo subir la escalera, a pesar de que los compañeros de clase preferían estar con Osamu, este no quería dejar nunca solo a su hermano—.
Al llegar a la puerta de su cuarto abrió la puerta y tras cerrarla se acercó a la litera que compartía con su hermano.
—Tsumu... —como respuesta lo que recibió fue escuchar a su hermano llorar, sin decir nada cogió su almohada, subió las escaleras de la litera y fue a cuatro patas hasta el lado de su hermano, este se encontraba de espalda para que el menor de los gemelos no lo viera llorar—.
—¿Por qué has subido? Harás esperar a tus amigos.
—Esos no son mis amigos si no quieren ser tus amigos, así que prefiero quedarme aquí contigo—tras secarse las lágrimas quedando solo el rastro de esta se giró para verse cara a cara con su hermano—.
—Gracias Samu —el menor al ver el puño apretado de su hermano, la tomó para ayudar a calmarlo—.
—Somos hermanos, pase lo que pase, siempre estaremos juntos.
...
—Tsumu...Tsum... —el teñido abrió los ojos y aunque la voz que le llamaba era femenina, a lo primero que dirigió su mirada fue a su hermano —no se ha despertado en todo el tiempo desde que entramos —tras decir eso, por primera vez miró a su amiga—.
—Perdón, ¿llevo mucho tiempo dormido?
—No, tranquilo, pero lo suficiente para que te diga que deberías de irte a tu casa a descansar.
—No, quiero quedarme aquí con Samu —al oír la seguridad de las palabras de su amigo decidió no decirle nada más sobre irse—.
—Vale, voy a ir a ver a Kou, me ha dicho que ha salido fuera a tomar aire.
—Está bien, si se despierta te llamaré.
—De acuerdo —le acarició el cabello del teñido, se acercó a Samu y tras besar suavemente la frente de este salió de la habitación, y tomó el camino hacia el exterior de esa planta donde estaba Bokuto apoyado a una barandilla mirando el cielo estrellado —parece que está refrescando un poco —dijo caminando hasta el lado del mayor—.
—Son ya las doce de la madrugada, si quieres puedo ir al coche a por la chaqueta del equipo.
—No, tranquilo, estoy bien —ambos se sonrieron—.
—¿Ha habido alguna novedad?
—No, aun así Tsumu no quiere levantarse de su lado.
—Siempre se han peleado pero a la vez siempre han sido inseparables, te lo puedo decir por experiencia —la pareja se giró al escuchar la voz detrás de ellos encontrándose con las parejas de los gemelos—.
—¿Cómo estás Suna?
—Mejor ya estoy más calmado —miró a Sakusa —hemos tardado porque hemos estado hablando —al escucharlo la castaña sonrió—.
—Toma Suna —la castaña se quitó la tarjeta y se la alargó al castaño —Tsumu está dentro.
—¿Y tú?
—Tú eres su pareja, entra tú —con una sonrisa, Rintarou aceptó la tarjeta—.
—Pues ahora vengo.
—Yo me quedo aquí con la pareja—habló Sakusa, cuando se aseguró de estar solo con la pareja, miró a los dos —¿os ocurrió algo el último día en Okinawa?
—No, ¿por qué lo preguntas? —preguntó la castaña mirando al rizado—.
—Es cierto que vais a todos los sitios juntos, pero os noto como más distantes.
—No tienes que preocuparte Sakusa, estamos perfectamente —habló esta vez el alvino—.
—Está bien, os creeré.
...
—Samu, ¿estás bien?
—Tsumu, ¿soy raro porque me guste un chico?
—¿Alguien te ha dicho algo? —dijo comenzando a enfadarse mientras miraba a su hermano—.
—No, pero... te veo a ti y a todo el mundo hablando de las chicas y a mi no me atraen nada.
—Eso no te hace ser raro, solamente es que te gustan los chicos.
—Gracias hermano.
—¿Qué harías sin mi?
—Idiota.
—Imbécil —de un momento a otro ambos comenzaron a reír a carcajadas—.
...
La puerta que daba a la habitación fue abierta, haciendo que el teñido se sorprendiera, levantándose de la silla, pero se calmó al ver a la pareja de su hermano.
—Keiko me dio la tarjeta para poder entrar —dijo caminando hasta el lado contrario de la camilla en la que se encontraba su cuñado y acarició la mejilla de su pareja para después besarle levemente la frente —¿te han dicho algo nuevo?
—No, además en todo el tiempo que he estado aquí no ha movido ni un solo dedo.
—Atsumu... —decidió callarse al ver el rostro del más bajo—.
—Si te soy sincero quiero creer que no fuiste tú.
—¿Qué diablos dices? Amo a tu hermano, jamás le hubiera hecho nada.
—Tienes razón, además te sería más fácil matarme a mí para que Samu se fuera contigo a Tokio.
—Atsumu, necesitas dormir, te estás volviendo paranoico.
—Pero...no quiero irme...
—Solo ve a descansar, mañana podrás volver.
—¿Tú te quedarás con él? —el castaño afirmó—.
—Dile a Keiko que se vaya también, esta noche me quedaré yo.
—Está bien...Suna siento... —el otro lo paró—.
—No te disculpes, sé que eres un idiota, no me voy a molestar ya que ahora mismo creo que con quién estoy hablando es con el Atsumu de 5 años —el teñido sonrió levemente para después abrazado a su cuñado—.
Continuará...
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