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Capítulo 45

POV Narrador


Llegada la hora que Samu cerraba el restaurante y dado que el coche que tenía Suna era el de su pareja, cuando el reloj le avisó de que era la hora en la que cerraba, como había quedado con su el mayor, se subió al auto y se dirigió al lugar donde Samu trabajaba. Al llegar, aparcó en la puerta y se sorprendió al verla abierta, tras guardarse el teléfono en el bolsillo delantero del pantalón salió del vehículo cerrando la puerta con cuidado para no ser escuchado y se dirigió lentamente al interior por si ocurría algo malo, aunque esa lentitud desapareció al ver la sangre en el mostrador del restaurante y corrió hacia la parte trasera encontrándose a su pareja en el suelo inconsciente.


—¡Samu! —se agachó y lo sostuvo de las mejillas intentando despertarlo, cosa que no consiguió —no, no, por favor —, puso sus dedos en el cuello de su pareja intentando encontrar pulso y al sentirlo muy levemente tomó rápidamente su teléfono y llamó al número de emergencia, mientras seguía intentando recibir respuesta de su pareja, cuando le cogieron la llamada explicó claramente pero rápido lo que había ocurrido y le dijeron que iría una ambulancia a por Osamu y ahí se cortó la llamada, mientras seguía esperando una respuesta, cogió un paño limpió que Samu tenía al lado de donde estaban y lo intentó usar de tapón en una herida que le notó en el abdomen la cual no había dejado de sangrar en todo el tiempo que había estado allí—.

—Rin... —bajó el rostro y se encontró con los ojos medio abiertos del más bajo—.

—Estoy aquí, ya viene la ambulancia tranquilo —intentó menguar las lágrimas al ver como Samu estaba fijo en él, este levantó levemente la mano para secar las lágrimas de Suna—.

—Tranquilo Rin...estoy bien...

—No estás bien... te han apuñalado —dirigió su mirada al paño que había usado como tapón y este ya se encontraba casi completamente de color carmesí debido a la sangre de su novio —¿Quién ha sido? ¿Quería dinero?

—No lo recuerdo, recuerdo que entró alguien pero no recuerdo nada... —sus ojos comenzaron a cerrarse a la vez que su mano comenzó a resbalarse de la mejilla de Suna—.

—No... ¡No! —golpeó levemente la mejilla del castaño —Samu no cierres los ojos, por favor Samu, no dejes de mirarme, ¡Samu! por favor —aun con lo que le decía Samu volvió a quedar inconsciente —No Samu...


No paró de llamarlo intentando recibir respuesta hasta que la ambulancia llegó y se lo llevó con él a su lado, no le importaba que su ropa se hubiera manchado con la sangre de su pareja, solo mantenía fija la mirada en el pecho de Samu pidiendo a dios que no dejara de subir y bajar. Al llegar lo dejaron a la entrada de uno de los quirófanos donde entraron con Osamu, Rintarou cuando se recompuso tomó su teléfono y llamó a Tsumu y a Keiko explicándole lo ocurrido. A la media hora de colgar se sorprendió de que ambos ya se encontraban allí, mientras que a Tsumu lo acompañaba Sakusa, a Keiko la acompañaba Bokuto.


—Tsumu lo siento, si hubiera llegado antes... —las lágrimas del más alto aumentaron—.

—¿Tú estás bien? A Samu le preocuparía más que tú estuvieras herido.

—Yo estoy bien, solo me he manchado por la sangre de Samu.

—¿Te han dicho algo?

—No me han querido decir nada, tal como llegamos lo metieron en el quirófano y no me han dicho nada.

—Suna, ¿quieres que Kou y yo te llevemos a la casa de los chicos, te duchas, te vistes y te traemos?

—No me muevo de aquí hasta que no sepa nada de Samu —Tsumu se sentó—.

—¿Quién le ha hecho esto?

—No lo sé, pude hablar con él durante unos minutos y tampoco lo recordaba, pero no era para robarle —por primera vez desde que llegó Tsumu no pudo aguantar más y comenzó a llorar a la vez que se hacía una bola en la silla, era cierto que él era la primera persona que peleaba con su hermano, tantas veces que se han dicho mutuamente que eran adoptados pero a la vez siempre estaban el uno para el otro, era la razón por la que aunque Samu llevaba saliendo con Suna desde que estaban en tercero, habían decidido ir a vivir juntos—.

—No quiero perderlo, no quiero perder a mi hermano —Sakusa caminó hacia él y lo abrazó, no le importaba mostrar el cariño que le tenía, las tres personas que estaban allí sabían de la relación que ambos tenían —Omi-kun...no quiero perderlo.

—No lo vas a perder.

—Tsum —le habló la castaña a su lado y el teñido la miró —no vas a perderlo, Samu jamás le gustaría darte la felicidad de ser hijo único —dijo acariciándole la mejilla, al escucharla no pudo evitar sonreír—.

—Keiko, ¿quieres ir a tomar algo? —Bokuto al igual que Suna se mantenía de pie, conocía a Keiko lo suficiente para saber que ella estaría en el mismo estado de Atsumu sino fuera porque quería animar a su amigo, así que sabía que lo que se estaba tragando era demasiado para ella—.

—Prefiero quedarme aquí Kou —tras suspirar, el mayor se acercó y le acarició la cabeza a su pareja—.


Cada minuto que seguían esperando se sentía como un siglo, aunque solamente era una puerta lo que los separaba de Osamu, esta puerta se sentía como un abismo. Conforme el tiempo pasaba el aguante de Keiko también se iba gastando, hasta que le dijo al teñido que iba a ir a por una botella de agua y Bokuto la siguió, cuando ya se encontraban lo suficientemente lejos de sus compañeros, la careta de Keiko se rompió por completo y lloró sin intentar calmarlo.


Todos los que estaban sufriendo ahí tenían una razón de peso, Atsumu era su hermano gemelo con el cual aunque siempre estaban peleando, nunca se habían separado el uno del otro, Rintarou llevaba siendo su pareja desde que entraron en el tercer y último curso de la preparatoria de lo cual ya había pasado seis años y aunque habían estado tiempo alejados dado que el más alto estaba en un equipo de Japón pero siempre que se volvían a ver se volvían a besar y a amar como en la preparatoria y por último Keiko había sido esa persona que en los últimos tres años y medios habían hablado todos los días compartiéndolo todo y riendo por cualquier tontería, además de su parecido entre los dos por el amor a la comida, a tal punto de que siempre que le era posible se unían solamente para comer y hablar o incluso solamente estar tirados en el sofá viendo la televisión.


Esas tres personas en un solo día sentían que lo iban a perder todo, aunque Tsumu ya tenía a Sakusa y Keiko a Bokuto, tanto el mayor como el menor de todos sabían lo que el menor de los Miya significaba para sus parejas y sabían que si llegasen a perderlo, ambos quedarían como un cascarón vacío. Por el caso de Rintarou, todo podrían llegar a comprender como se sentiría alguien que seguía manchado con la sangre de la única persona que había amado en su vida a la cual había visto como cerraba sus ojos y no podía hacer nada para despertarlo, los otros dos tenían a alguien a su lado, pero que le podría llegar a ocurrir a la persona que solo lo tiene a él.


Poco después de que la castaña ya desahogada volviera junto a sus amigos la puerta del quirófano se abrió mostrando a un doctor.


—Familiares de Osamu Miya.


Continuará...

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