Capítulo 37
POV Narrador
—Por si tenías la duda —en un rápido movimiento, con una sola mano tomó a Keiko de las mejillas, usando la palma de su mano para taparle la boca y la obligó a que lo mirase —había varios equipos que me querían, pero escogí este al saber que tú estabas en él, básicamente porque mi prima me ha pedido que te vigile, ah una última cosa, ni se te pase por la cabeza hablarle de nuestra conversación a tus amigos, cosa que hagas y no me agrade llamaré rápidamente a mi querida prima y ella hará lo que le plazca, pero seguramente esto será romper a su juguete y buscarse a otro —al escuchar eso, a la cabeza de la castaña vino una persona haciendo que algunas lágrimas amenazasen por salir del miedo por miedo y esto fue percibido por el más alto —parece que sabes cual es el juguete de mi prima —soltó su agarre pero no por ello se alejó de la chica —deberías de volver con el equipo, tranquila he hablado con el entrenador que nada más que me enseñases todo me iba a ir hasta mañana —una macabra sonrisa se formó en su rostro —hasta mañana Kei-chan —al escucharlo aunque sus ganas de golpearlo seguían, se había unido el miedo que le tenía en ese momento, sabía de primera mano que si era igual que su prima, aprovecharía cualquier nimiedad para arruinarle la vida a alguien siendo eso lo que de verdad le daba la alegría de seguir viviendo—.
Cuando ya se encontró sola, no pudo aguantar más sus lágrimas, aunque no por ello su voz tuvo fuerza para salir. Con las pocas fuerzas que le quedaban tomó su celular del bolsillo derecho de su pantalón y tras pulsar el nombre de Yaku se colocó el teléfono en su oído mientras que apoyando la espalda en la fuente se dejó caer hasta acabar sentada en el suelo con las piernas por delante.
—Keiko, ¿qué te ocurre? Me dijiste que no te llamase a esta hora porque estaban en el entrenamiento de los chicos.
—Yaku... ¿sigues en Osaka? —al escuchar el tono de voz de su amiga decidió olvidar la pregunta que él había hecho y prestarle atención a Keiko—.
—Si, ¿necesitas que vayas a por ti?
—Por favor, estoy en el gimnasio de mi equipo, si no he salido cuando llegues es porque estoy hablando con el entrenador.
—Está bien, en diez minutos estoy en la puerta.
—Yaku...gracias.
—No tienes que agradecerme nada, eres mi amiga, es lo menos que podría hacer.
Tras colgar la llamada, Keiko se enderezó, volvió a enjugarse la cara para que sus lágrimas no fueran visibles para los chicos, se guardó su celular en el mismo bolsillo de antes y volvió al interior del gimnasio, pero en vez de dirigirse al banco para ver a los chicos se dirigió al entrenador.
—Entrenador —el hombre se giró para mirar a la ojiverde —Akui-san ya se ha marchado.
—Perfecto, ¿te ocurre algo?
—Me duele un poco la cabeza y me encuentro mareada, va a venir un amigo a recogerme.
—De acuerdo, recupérate.
—Gracias.
Tras despedirse del entrenador se dirigió a los chicos, aunque intentó evitar la mirada de los chicos, Bokuto pudo percibir que algo le ocurría, con un solo la voy a acompañar a la puerta, siguió a su pareja y ya en soledad se atrevió a preguntar.
—¿Peque qué te pasa? ¿El nuevo te ha dicho algo?
—No, tranquilo, pero me encuentro un poco mareada y Yaku está todavía en Osaka así que vendrá a por mí.
—¿Mareada? Pero usamos protección —aunque al escuchar eso de primera se molestó, acabó riendo, agradecía tener a Bokuto en momentos como ese, pero tenía las palabras del otro tipo clavadas en la cabeza, prefería no contarle nada—.
—Es por el calor idiota, te recuerdo que sufro de migraña.
—Es cierto que hoy hace más calor de lo normal —Keiko sonrió calmada, parecía que se lo había tragado, poco después el pitido de un coche les hizo girarse—.
—Ahí está Yaku —dijo dándole las llaves del coche al mayor—.
—Si necesitas algo no dudes en llamarme, ¿llevas la llave de casa?
—Si tranquilo, te he cogido la tuya y te he puesto en tu maletín las llave del coche.
—Está bien —ambos se besaron —te amo —tras sonreírle volvió al interior del gimnasio mientras que Keiko entró al coche del cenizo—.
—Es cierto que acepté venir a por ti, pero necesito algo para asegurarme que no he venido por nada.
—Ha entrado un nuevo jugador.
—Eso es normal.
—No, eso lo sé, el problema es que es el primo de Nyoko y según él ha venido para vigilarme —al escuchar eso el más bajo abrió la puerta del conductor preparándose para salir del coche —ya se fue —al escuchar a su amiga cerró la puerta—.
—Ha tenido suerte.
—Además, aunque estuviera ahí no quiero que vayas, no me dijo su nombre pero me dejó bien claro que si le contaba algo a los chicos o hacía hago algo que no le gustase, se lo contará a su prima y esta... —las lágrimas que habían estado tanto tiempo esperando para salir, salieron sin control —le hará daño a Kuroo —al escucharla solo pudo abrazarla, a pesar de todo a Keiko le seguía importando Kuroo—.
—Tranquila, no pasa nada Keiko, vamos para mi casa y ahí te desahogas.
—¿Tienes una casa aquí en Osaka?
—Ya te contaré.
El mayor de los dos arrancó el auto y se dirigió al lugar donde estaba viviendo con Lev por el tiempo que estaban en la ciudad. Por otra parte los chicos tras terminar el entrenamiento se dirigieron cada uno para su casa, excepto Tsumu el cual dado que la noche ya había llegado decidió ir al restaurante de su hermano y ya después dirigirse ambos hacia la casa que compartían.
—Oh, hola Suna, ¿no me digáis que esta noche...? —señaló a su cuñado y hermano haciendo referencia de lo que no había dicho pero que los tres entendieron perfectamente—.
—¿Sabiendo que duermes en la habitación de al lado? Antes me iría a Tokio con Rin—Tsumu al escuchar eso suspiró relajado, Samu miró a su pareja —deberías de irte ya o perderás el tren bala.
—Tranquilo, es solo que si tu hermano no hubiera venido si me hubiera quedado contigo —dijo abrazando a su pareja por la cintura para después besarlo apasionadamente, Tsumu al ver esto hizo un gesto de que vomitaría por lo que estaba viendo —te quiero —tras otro suave beso el más alto de los tres salió del edificio dejando solos a los gemelos—.
—Bueno, ¿nos vamos? —Samu caminó hasta el lado de su hermano y le golpeó la parte trasera de su cabeza —¡ah! ¿por qué me pegas? —dijo sobándose el lugar golpeado—.
—Te vi poniendo cara de asco —al escucharlo el mayor de los gemelos miró hacia el lado evitando la mirada de su hermano el cual se aseguraba de que todo estaba cerrado—.
—Bueno, vámonos para casa ya —cogió una bolsa que había preparado con la cena para los dos y seguido de su gemelo caminó hasta la puerta y tras apagar la última luz que quedaba encendida, salieron, cerró la puerta y ambos comenzaron la caminata a su vivienda, como era costumbre Samu le preguntó sobre su día—.
—Ha entrado un jugador nuevo al equipo.
—¿Y a Keiko? ¿Cómo le ha ido?
—No estuvo mucho tiempo, se fue porque se encontraba mareada —al escuchar eso el moreno torció su boca —fue su amigo Yaku a por ella, no eres su único amigo gay.
—Eso me da igual pero...ya hablaré con ella.
—Si quieres yo hablo por ti.
—No gracias, Keiko confía más en mí que en ti —aunque Tsumu se molestó sabía perfectamente que era verdad, el resto del camino aunque siguieron hablando de cosas, no eran cosas de gran importancia y se debía básicamente a que Tsumu odiaba el silencio de la noche y a Samu no le importaba hablar con su hermano—.
Continuará...
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