Especial Final de Maratón
Alejandro despertó con una fuerte jaqueca encontrándose solo en la oficina pero completamente desnudo. Intento recordar lo que sucedía, sin embargo, su mente estaba en blanco no sabe lo que hizo después de salir del bar. Al intentar recordar, lagunas vagas llegan a su mente, sobre todo con el rostro dolido de Adamaris y uno que otro recuerdo borroso con Joel e incluso el rostro de Miranda hace acto de presencia pero del resto estaba todo nublado.
—¿Qué carajos hice? —se pregunta, llevándose la mano a la cabeza sin poder ocultar su desesperación.— Maldita sea, que dolor de cabeza. ¿Dónde están mis cosas? mi ropa... ¡Ah, hay está!
Se coloca su ropas con dificultad y cuando estaba por llegar a la puerta de su oficina dispuesto a salir, está se abrió estrepitosamente. Joel entró a la oficina y su rostro solo reflejaba una absoluta mueca de rabia mezclada con dolor.
—Vine aquí a que me expliques todo lo que pasó entre Adamaris y tú —le dice, Alejandro lo mira con ojos grandes de pronto todo malestar desaparece convirtiéndose en sorpresa.
¿Qué había hecho ayer?.
Cuando Adamaris despierta Alan no estaba en la habitación, pensó en prender la televisión y distraerse ya que no era nada sano para su mente perderse en sus pensamientos por temor a torturarse. Al llegar Monica, repasan lo que pasará en el juicio, además de darle ánimos ya que la veía muy desanimada.
Al llegar todos están fuera del tribunal esperando que inicie la sesión. Mónica la lleva por la parte trasera para que no sea vista por la prensa. La primera en entrar fue la rubia quien se junta rápidamente con los familiares de su amiga. En un momento la mirada de Mónica se cruzó con la de Alejandro, y en ella había desespero y miedo; mismo que fue apaciguado por ella cuando le regaló un asentimiento con la cabeza. Después entró Adamaris, esposada y acompañada de dos grandes policias. Maricé se echó a llorar cuando la vio, se veía tan enferma y vulnerable, automáticamente miro a la familia Alcalá quienes estaban en la primera fila del lado opuesto a ellos y quienes miraban hacia ellos. Por evitar un escándalo decidió concentrarse en su sobrina.
—Mónica, ¿nos dejas hablar un minuto? —pide Alan quien no dejaba de pensar en todos los posibles salidas que conllevaba este juicio y cada vez se alteraba más.
—Que sea uno, no tarda en llegar la jueza —ellos asienten y se centra en sacar papeles de su bolsa.
—¿Recuerdas cuando éramos niños... cuando nos metiamos en problemas?
Lo mira sin entender lo que quiere decir. La mirada de Alan está cargada de amor.
—Tú con tu gran sonrisa me decías "esto no es nada si estamos juntos, lo vamos a solucionar... vamos a hacer magia" sigues teniendo esa luz que transmites con tu sola presencia, tus ojos sacan chispas, tienen vida...
Pierde la voz un segundo al recordar los momentos con su hermana, y darse cuenta que están apagando ese brillo en sus ojos, esa luz casi inexistente. Sintió ganas de llorar.
—Por eso empecé a llamarte "Ada" parece ser el diminutivo de tu nombre, pero en realidad es porque las hadas hacen magia y-y tú eres la magia en mi vida...
Sólo eso bastó para que Adamaris llorara, escuchar a su hermano decirle aquellas palabras casi olvidadas hacía que su pecho se sintiera cálido, ella también recordó, recordó aquellos momentos difíciles; la sonrisa de sus padres, siempre alegre y llena de amor hasta la última vez que los vio, antes de su muerte, también el hecho que siempre estuvo allí apoyando, recordó verlo perder en conocimiento en una camilla por ella...
Él de manera tierna secó sus lágrimas, le besó la coronilla para irse a sentar, sin embargo, Adamaris continuó llorando.
Alan intentó ocultar la tristeza, pero falló y cuando sus ojos se encontraron por enésima vez con su hermana, también derramo una lagrima, con su dedo índice la seco y sin dejar pasar tiempo, la llevó a su boca <Salado> pronunció sacandole una triste sonrisa de los labios a su hermana.
Todos miraban expectante aquella escena, pero solo Alejandro logro interpretar rápidamente su gesto.
—Ojalá y la refundan en la cárcel —murmura Alfredo.
Puede escuchar los comentarios ofensivos de su padre hacia Adamaris, intenta no decir nada y contenerse, desea estar con ella, que él fuera quien la abrazara, pero tenia claro que eso jamás iba a suceder. Además, ya un ellos no volvería a suceder.
Nunca más.
De pronto ve a un tipo totalmente extraño acercarse a ella. Alto, con flexión ancha y ejercitada. Adamaris está tan sumida en sus pensamientos cuando alguien le toca el hombro. Va a girarse para ver quién es, pero Daniel se pone frente a ella.
—Hola —le sonríe.
—Doctor, ¿Qué hace aquí? —pregunta.
—Ya te dije que me llamaras Damian —repite con una sonrisa amable.
Adamaris parpadea.
—Disculpe, ¿Qué haces aquí Damian?
—Vengo a desearte suerte y a asegurarme de que tu situación no se agrave más... Aparte si te complicas yo podré salvarte.
—Chicos prepárense, la jueza ya va a entrar.
Damian se ubicó a un lado de Alan, que ni siquiera lo saludo.
Alejandro siguió con la mirada cada uno de sus movimientos, desde que hablaba con Adamaris hasta que se ubico al lado de Alan. Aquello no le agradaba, aunque no tuviera motivo alguno, simplemente no le agradaba, sabía que se estaba comportando como un crío pero no podía dejar de preguntarse los motivos por los cuales Damian estaba allí y que tenía que ver con Adamaris.
Sin más demoras la jueza entró haciendo que todos se pusieran de pie, menos Adamaris que estaba aún convaleciente por la operación a la cual había sido sometida.
—¿Por qué la acusada no se ha levantado? —pregunta algo agitada por ver tantas cámaras aglomeradas en un lugar tan pequeño.
De inmediato todos la vieron, Alan chasqueo la lengua asesinando el suelo con la mirada. Alejandro frunció el ceño, ladeo un poco la cabeza buscando algo fuera de lo normal.
Mónica se aclaró la garganta antes de hablar.
—Su señoría, mi acusada está convaleciente debido a que en la madrugada de ayer sucedió un hecho aberrante en su contra —explica.
—No me han informado —cuestiona.— ¿Por qué? ¿Qué fue lo que sucedió?.
—Yo hice los trámites correspondientes, y me notificaron que usted ya lo estaba enterada —la jueza frunce el ceño confundida pero no dice nada.— Cerca de las cuatro de la mañana, un oficial llevó a una mujer recién detenida por alterar el orden público, el oficial de turno fue quien llevó a la detenida a la celda de mi clienta, ahí fue golpeada, recibió descargas eléctricas y la apuñalaron —cuenta.
Se escuchó un jadeo por toda la audiencia y fue suficiente para que Alejandro ardiera en furia, apretó su mentón tan fuerte que juraba como sus dientes tronaron, ¡¿Pero qué diablos le hicieron?!.
—Seguramente ella se lo buscó —repuso el abogado Alberto Suarez.
Todos los que alcanzaron a escuchar miraron con el ceño fruncido.
—Licenciado Suarez realmente le voy a pedir el favor que mantenga su boca cerrada o voy a tener que sacarlo de mi sala. Aquí no permito ningún tipo de comentario malintencionados contra nadie —dice la juez a enfada. Luego, vuelve a mirar a Mónica.— Realmente el acto sí es repugnante, ¿atraparon a los responsables?
—No su señoría, al parecer hubo una ¿Como lo llamó el director de esa estación? Una desafortunada confusión ya que en ese mismo instante se había ido luz... —dice con ironía.
El capitán de la estación que se encontraba entre la audiencia suspiro. Se escuchó otro jadeo colectivo y la juez a azotó el estrado.
—¡Orden! ¡Orden! —pidió.— ¿Eso es cierto capitán?—mirándolo.
—Su señoría, ya iniciamos una investigación —se apresura a explicar levantándose de su asiento y acomodándose las gafas nervioso.
—Quiero los resultados para esta misma tarde —le ordena sin mucha paciencia.— ¿Se encuentra usted bien? —volviendo su atención a Adamaris.
—Sí su señoría —responde con dificultad.
—Más le vale... Más le vale —murmura Alfredo.
—Mejor no digas nada padre —lo encara Alejandro, sin poder evitar tensarse por completo. Alfredo gruñe.
Ambos refrescan su atención al frente.
Todas las partes se presentan y establecen sus demandas, los abogados dan su discurso de apertura y empiezan con el primer demandante. OvoÁlcala.
Los representantes de ella presentan sus pruebas, pasan a los testigos para que narren su parte de la historia, entre ellos estaba; Julio, Miranda, Susana, Nelson. Los últimos fueron Alejandro y Victoria.
—Estábamos trabajando en conjunto y siempre tenemos unas muestras extras por si toca utilizarlas —comentaba Julio que fue el último en pasar al estrado.
Eran las tres de la tarde cuando dieron el primer descanso. Todos salieron menos, Adamaris, Mónica y su familia debido a que Adamaris no puede moverse mucho.
A Mónica le suena el celular, rápidamente se excusa y sale para encontrarse con un señor. Era el padre de Joel.
—Tome, en este disco se encuentra el video de las cámaras de la empresa OvoÁlcala, en él se ve claramente quien toma los diseños originales, y aquí está la evaluación de los peritos, es totalmente original...
—¿Quién es usted? ¿Cómo lo conseguiste?—Mónica parpadea cogiendo el cd con desconfianza.
—Eso en realidad no importa señorita Duran, lo importante aquí es que estas pruebas son verdaderas y servirán para que Adamaris salga libre—dice con desinterés.
Mónica dudo por un momento sobre las intenciones que aquel desconocido, sin embargo, decidió arriesgarse a sabiendas que bien puede ser una trampa.
—No-no me ha dicho su nombre.
—Mi nombre es Agustín Hernández—Mónica abre mucho los ojos. Agustín sonríe por lo bajo.— Ahora tengo que irme.
Sin esperar respuesta, Agustín se gira sobre sus talones y camina apresurado perdiéndose en una esquina. Cuando volvió a entrar, Adamaris está totalmente ida. Mientras que Alan acababa de colgar una llamada y se próximo donde ellas.
—¡Mónica tienes que alargar un poquito más la sesión!
—¿Qué? No puedo hacer eso Alan.
—María dice que tiene un testigo de casa victoria. E-ella asegura que el chico que presentaron como trabajador es un testigo falso.
Adamaris alza la cabeza y los mira.
—¿Eso puede ser posible? —pregunta Marice.
—Así es. Por favor Mónica.
—Esta bien. Tratare de hacer todo lo que pueda.
Pasaron los 30 minutos de receso y todos retomaron sus lugares, la jueza entró junto al jurado y peritos, estos últimos los solicitó Mónica al saber que la secretaría había declarado verdadera la firma en el cheque y documentos como los comprobantes de compra.
—Continuamos, bien, la defensa como responde ante estas acusaciones.
—Antes de empezar su señoría, quiero hacer una demanda abierta para exigir que atrapen pronto al o los responsables del atentado a mi clienta, es así su señoría que demandamos por intento de homicidio a mi defendida Adamaris Gutiérrez. Además de daños físicos y psicológicos causados en la custodia de esta estación...
—Prosiga —autoriza la jueza.
—Llamó al estrado a mi clienta.
Esta así lo hace, con la ayuda de algunos oficiales quienes arrastran su silla debido a la cuestión de su salud.
Una persona se acerca a esta y le tiende una biblia.
—Jura decir la verdad y nada más que la verdad.
—Lo juro.
—Bien, prosiga.
—Señorita Gutiérrez, ¿podría usted narrar lo sucedido en la madrugada del miércoles 28 de agosto del año en curso?.
Ésta asiente y así lo hace, tras contar todo lo vivido con lagrimas en sus ojos y gesto entre congestionado y aterrado.
Alejandro escuchó atentamente el relato, sintiendo impotencia al no poder haber estado allí apoyándola sus nudillos se encuentran blancos de la fuerza que aplica mientras su mentón se mantiene fuertemente apretado.
—Eso es todo —dice Mónica al terminar de narrar la historia-. Ahora llamo al estrado al Doctor Damian Blanco de la Torre como segundo testigo.
Damian subió al estrado, hizo el juramento pertinente..
Mónica se paseo por la sala viendo los rostros de cada una de las personas.
—Doctor de la Torre, le voy a pedir que nos dé el diagnóstico médico del estado en que llegó la demandada al hospital. Y los sucesos posteriores a esto.
—Correcto, esa noche estaba de guardia en el hospital, al llegar la ambulancia me tocó atender a una chica que llegó en un estado sumamente alarmante, había perdido mucha sangre, por el mismo motivo había perdido la conciencia, pero lo que no sabíamos era que si los golpes que recibió le habían causado una contusión. Teníamos que operar, pero necesitaba sangre para que resistiera la operación y si no operaba moriría... Afortunadamente su hermano llegó a tiempo, conseguimos la sangre y justo cuando íbamos a pasar al quirófano un hombre me detuvo...
La jueza se interesa y agudiza sus sentidos, lo mismo pasa con Adamaris y el resto de la audiencia.
—... no tenía tiempo que perder, intente explicarla la situación a ese sujeto, pero al parecer él sabía a la perfección lo que pasaba. Me pidió que la dejara morir desangrada en el quirófano a cambio de dinero...—Marice recorre la espalda de su sobrina y luego mira a los Alcalá. En su mirada se muestra asco y rencor.
—Deténgase —pide la jueza.— ¿Está seguro de lo que dice? ¿tiene pruebas?
—Así es, he pedido en el hospital una copia de las cámaras de seguridad sobre esa noche, se las he dado a la abogada para que haga el trámite correspondiente con las pruebas.
Mónica se las entrega a la Jueza y ella revisa que esté todo en orden.
Tras darle el visto bueno, se lo entrega a un oficial y este lo pone en un proyector. En las imágenes se puede ver al doctor y otro tipo hablando, sobretodo se logra apreciar cuando le ofrece dinero su cara no termina de verse, pero si queda claro que hubo una pequeña riña.
—Veo que ignoró su petición... —dice la jueza al ver a Adamaris.
—Lógicamente, reclusa o no es un paciente, un ser humano y como médico mi deber es hacer todo lo posible por salvarlo.
—Déjeme felicitarlo por su excelente ética doctor.
—Gracias, pero como ya dije; es mi deber. Cabe mencionar que gracias a esos segundos que perdí con el sujeto casi pierdo la vida de la paciente. El hecho de que se encuentre estable el día de hoy fue por medio de transfusiones. Obviamente efectuado por lo que había ocurrido cuando despertó...
Toma un pequeño respiro para poder continuar, se gira y mira a directamente a los ojos a la jueza.
—Su señoría, sólo me vasto con mirarla a los ojos para darme cuenta de que era inocente, y aún más después de lo que paso antes de entrar al quirófano, piensen en ¿por qué van a querer matar a alguien que es culpable? Creo que aquí está más que claro que querían deshacerse de ella...
Todo mundo salto asombrado.
—¡Oh no puede ser! ¡Que cuento más rebuscado! —exclama Alfredo.
—¡Alfredo por favor! —lo regaña su esposa impaciente porque se acabara ese día e impactada por lo que oía.
Alejandro estaba anonadado, no daba crédito a lo escuchaba.
Adamaris simplemente entro en shock, en su cabeza se repetía, cada una de las palabras de Damian.
Se querían deshacer de ella...
Deshacer...
Querían quitarle la vida...
¿Quién?
Por fin tenía la respuesta a sus preguntas... eso era, querían deshacerse de ella, ahora la pregunta era ¿Por qué? ¿Qué les hizo? Entonces todo lo ocurrido en los últimos días hizo mella en ella, el arresto, las pruebas.... Alejandro y ahora una daga en su abdomen. Su cabeza le recordó todos los sucesos como si le mostraran fotografías, ahí entendió que lo único que no debió de haber hecho fue nacer...
El dolor, desesperación, ver a su hermano igual de mal que ella, con sus ojeras, a Mónica dar su mejor esfuerzo por sacarla de ahí... se sentía culpable por ver a los que quería tan mal, sin mencionar a Alejandro que aun después de haberlo escuchado el día anterior no dejaba de pensar en él y lo mal que la estaba pasando, sabía que, a pesar de eso, lo que le pasara a él le seguía afectando.
Y lo mismo le sucedía a Alejandro, el escuchar todo lo ha pasado le rompe el alma, desearía hacer tantas cosas... sin embargo no puede hacer nada, sólo sabía una cosa, la impotencia lo estaba matando.
—Doctor, ¿el sujeto que hablo con usted se encuentra presente entre la audiencia?
—Sí.
—¿Podría señalarlo?
—Así es —y eso hace, señala el lugar donde se encuentra aquella persona. Todos guían la mirada hacia aquello que apuntó el doctor, incluso Adamaris. Era un hombre robusto y calvo que estaba sentado dos bancas detrás de Victoria y que al momento de ver al doctor intentó escapar, sin embargo, como el juicio era a puertas cerradas no tuvo tiempo de escapar.
Todos hacen un escándalo al ver al responsable o hasta ahora al principal sospechoso de la agresión. La jueza restaura el orden.
En esos momentos Adamaris empieza con escalofríos por todo el cuerpo. Su respiración se vuelve pesada y sin previo aviso, se desmaya. Mónica corre a su auxilio, pero no puede hacer mucho, es en ese instante en que el doctor corre para poder ver lo que le había ocurrido. En dos segundos tenemos a Alan detrás de ella.
Alejandro intenta acercarse, pero con la sola mirada de Alan se detiene, la llevan a un sitio de descanso y el doctor la pueda atender mientras el hombre era detenido. Bajo todo ese alboroto el hombre lo inmovilizan y sacan de la sala cuando la jueza pide su detención.
Al correr los minutos, el doctor sale del espacio donde estaban y le notifica a la jueza que no podrá continuar con la sesión debido a que está muy alterada y eso para su salud es primordial, también le informa que tiene un poco de arritmia y que temía que su corazón no fuera a resistir. Ese era el mismo temor de su hermano y de los que conocían el estado de salud de la castaña.
Se suspendió el juicio hasta el dia siguiente y a la misma hora, mandó que se quedase en el hospital para que la estuvieran monitoreando.
En el hospital le prohibieron visitas, sólo podía verla Alan, Mónica y Damian.
Alejandro no pudo dormir la noche aquella noche. La preocupación lo mataba. Incluso intentó ir a verla, pero le negaron el acceso decían que nadie podía entrar y que era decisión de su médico. Sintió celos por aquel doctor, él quería estar con ella, él quería cuidarla... Pero en cambio, estaba un desconocido.
Cuando estaba apunto de salir del hospital, derrotado por no poder averiguar sobre la salud de su amada, Alejandro se topó con Mónica.
—¿Qué estás haciendo aquí? si Alan te ve no se lo que podría pasar.
Alejandro pasa saliva.
—Yo... quería saber como se encuentra Adamaris solo eso... Pero nadie me ha dado información.
—Bueno Alejandro tienes que comprender que con todo lo que ha pasado todos están muy precavidos.
—Lo imagino —dice y asiente.— ¿Cómo esta?
—Creo que este no es el mejor lugar para hablar. y te voy a pedir el favor que te retires... no quier problemas, más de las que tenemos.
La jueza hace la bienvenida correspondiente y le da la palabra a Mónica. Ese día Alan no estaba.
—Su señoría, para terminar de responder a la demanda de la empresa OvoAlcalá le traigo esta evidencia, grabaciones de las cámaras de seguridad de dicha empresa. Ellos dijeron que las cámaras estaban en mantenimiento, con esto compruebo que mintieron. Esas son las pruebas que la liberan de todo cargo que hayan impuesto la familia Alcalá.
La jueza mandó a colocar el video donde aparece claramente Susana entrando a la oficina de la castaña sin nada en las manos y de manera sospechoso, minutos después sale con los diseños en mano.
—No puede ser —susurra Nelson para él.
Cerró los ojos y entre lágrimas sonrió, dándole gracias al cielo, a sus padres que segura la estaban cuidando desde el cielo, por cuidarla y permitir encontrar las suficientes pruebas para comprobar su libertad.
—Su señoría exigo que los cargos por los cuales habían sentenciado a mi clienta tales como; incumplimiento al contrato, conspiración, fraude sean puestos en duda y ex suelta inmediatamente de todo lo que se le acusa ya que sean comprobado su completa inocencia-pide Mónica-. Señoras y señores, yo pedí la presencia de unos peritos en esta nueva sesión ya que tenía mis dudas sobre el caso y lo pudimos comprobar en los análisis que acabo de entrar ya que son las mismas que entregaron en el juicio pasado para corroborar que sean legales.
Mónica se queda callada y se regresa a su puesto. Adamaris la mira agradecida con una pequeña sonrisa. Y Alejandro... Este había perdido completamente el foco.
Los señores del jurado y demás miembros se tomaron su tiempo para revisar todo de nuevo.
El resultado salió como lo esperaban, después de eso la jueza ordenó que nadie saliera por nada del mundo.
Siguieron los testigos una de ellas era María, ella era su testigo para confirmar que ambas tenían su carta de renuncia.
El juez va anulando uno a uno los cargos en contra de Adamaris, menos uno, el de incumplimiento laboral por parte de Casa Victoria, puesto que un testigo no era suficiente para validarlo, así que ese estaba patente.
Tomaron un descanso de 40 minutos, lograron reunirse para hablar sobre la contra demanda hacia ambas empresas por los cargos;
Explotación laboral
Difamación
Daños físicos y 'psicológicos.
A lo que Adamaris se negó completamente, Mónica estaba esperando aquella respuesta, conocía demasiado bien a la castaña y sabía de su grande y gentil corazón y que precisamente este, no le permitía pensar que otros lleguen a pasar situaciones como la de ellas, pero su amiga no iba a parar hasta lograr persuadirla.
Al regresar conoceríamos el dictamen final de la jueza, pero no podía hacerlo, falta una prueba, todavía entrevistar a las verdaderos de recursos humanos.
Al retomar el caso, trato de disipar lo más que pudo, justo cuando se van a ir a reunir todos para tomar una decisión llega Alan y María con el chico de recursos humanos.
El señor de recursos humanos pasó al estrado, el cual fue interrogado por Mónica.
—Licenciado Gustavo, una sola pregunta; ¿Hace cuánto tiempo la señorita Gutiérrez dejó de trabajar para ustedes?
—Aproximadamente cuatro meses señora jueza —responde.
—¿Hace cuanto trabaja usted para esta empresa?.
—Treinta años, soy el más antiguo de todos los empleados.
—Eso es toda su señoría.
Con eso dieron para a la reunión para dictar la sentencia, Adamaris seguía ansiosa, no podía dar nada por sentado. En cambio, Mónica estaba de lo más confiada que tenían ganado el caso.
Minutos después sale la jueza y todos se ponen de pie para esperar la sentencia. Tanto Adamaris como Alan y Alejandro sostuvieron la respiración mientras Mónica miraba con firmeza hacia el estrado.
—Considero a la acusada Adamaris Gutiérrez libre inmediatamente de toda culpa de algún cargo presentado en esta sesiones—un grito de júbilo por parte de los familiares de Adamaris se escucha, Adamaris tiene los ojos manchados de lágrimas a igual que Mónica ya que era su primer caso ganado como abogada y vaya que era el más importante. —se abrirá un proceso penal para llegar a la verdad y dictaminó la pronta búsqueda de la persona Susana López que queda a cargo de la fiscalía. Para OvoAlcalá indemnización completa por daños y perjuicios a la misma acusada. Respecto a la contra demanda de los hermanos Gutiérrez se las concedo en su totalidad —finaliza.
Con eso se despide para darle paso a toda efusividad de la familia de Adamaris, incluyendo la María, Alan, Mónica, Marice, Carlitos... Y hasta el propio doctor. Todos estaban alrededor de la castaña abrazándola y llorando con ella. Alan pasó de besar a su hermana a darle un sentido y sorpresivo abrazo a la rubia, a la mujer que aunque ama, no puede estar junto a ella... Aunque ya no importa, Mónica acaba de colarse en su corazón hasta el fondo, justo como hace años y algo se acababa de romper.
Mientras tanto Alejandro veía a lo lejos como todos se acercaban a felicitarla, podía notar sus mejillas mojarse a causa de las lágrimas. Él quería estar ahí, pero ¿Cómo después de todo lo que le hizo? Su más grande temor se hizo realidad y ahora no sabe cómo enfrentarlo.
Se ha quedado congelado, tieso, no puede hacer nada por el simple hecho de saber que ya no la tiene más, de que pudo ser el hombre más feliz del mundo con ella si... Si se fuera quedado a su lado.
—No, tu no mi amor... tu no —se dijo a sí mismo, había cometido un terrible error, pero tenía que remediarlo, simplemente no podía resignarse a no tenerla, a no amarla, sabe que aún lo ama, así que saco a aquel hombre decidido y dispuesto a luchar por lo que quiere para volver a ser el hombre con la mejor suerte en el mundo. Remediaria sus errores y empezaría ese mismo día.
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