Capítulo 35
Maricé entra a la recamara de su sobrina entre sus manos trae una bandeja con comida.
⚊¿Cómo estás mi vida? ¿todavía te sientes mal? ⚊le pregunta, sentándose a su lado y dejándo la bandeja sobre sus piernas. Adamaris mira la comida y siente su garganta se contrae. Marice lo nota⚊. ¿No tienes hambre?.
La castaña niega en respuesta.
⚊Esta bien. Ahora si, ¿dónde está la historia clínica? Me gustaría hecharle un ojo.
⚊En mi bolso creo ⚊responde con voz perezosa, inclinando la cabeza a un lado. Maricé iba a levantarse, pero Adamaris agarra su brazo, deteniéndola, ésta rápidamente la mira preocupada temiendo que se estuviera sintiendo mal. Pero Adamaris fuerza una sonrisa⚊. Quiero pedirte que no le digas nada a mi hermano. Alan esta iniciando el trabajo de su vida y no quiero que todo se arruine por mi culpa ⚊pide. Maricé la observa enternecida y volviendo a sentarse, la abraza.
⚊No te preocupes, no sé como vamos hacer para que Alan no se de cuenta pero lo único que te pido que vayamos al médico, ¿si?.
Adamaris asiente y se separan, Maricé acuna su rostro.
⚊Me preocupa demasiado tu estado de salud, sobretodo porque parece que cada día aparecen cosas que agregar y ya eso no me esta gustando niña ⚊comenta, sin poder ocultar su preocupación⚊. La bradicardia es una enfermedad muy peligrosa mi vida que... afortunadamente descubrieron a tiempo, pero no sabemos que tan avanzada se encuentre.
⚊Mañana podemos ir a mi cardiólogo si quieres.
⚊Por supuesto que vamos a ir. Ahora descansa, voy a preparar una sopa bien lijera para que comas algo, ¿vale? Descansa ⚊dice y le da un beso en la frente. Agarra la bandeja y sale del cuarto. Pretendiendo que su sobrina descansará, hecho que no consiguió. Adamaris aún sentía su respiración pesada y aunque no lo queria reconocer, tenia miedo de que le sucediera algo y no pudiera pedir ayudar.
Las palabras de su tía rebosaron en su cabeza gran parte de la noche imposibilitándole el sueño. Se hizo la dormida cuando su hermano paso a verla porque sentía que ya no podía seguir interfiriendo en el futuro de su hermano. Después de tanto pensar llegó a la conclusión que ya no iba a luchar más e iba a esperar los designios de Dios. Y con esa conclusión no estaba dándose por vencida, pero le resultaba difícil no imaginar todo el proceso que tendría que pasar si en verdad ella estuviera tan grave, porque no era tonta, Adamaris sabía que algo en su cuerpo no estaba bien y desde hace años.
A la mañana siguiente no se levantó a desayunar con Alan. Su tía la llevo a su cardióloga que acepto atenderlas sin una cita previa.
⚊Adamaris que bueno verte, ¿cómo ha estado esa
⚊Muy bien doctora, controlada.
⚊Me alegra mucho, espero que estes siguiendo todas las indicaciones y que el motivo por el que estas acá el día de hoy no sea tan grave.
⚊En realidad doctora e venido hoy porque en estos días e tenido unos episodio de lo que parece ser bradicardia.
La doctora frunce lijeramente el ceño y teclea en el computador.
⚊¿Cómo llegaste a esa conclusión? ⚊le pregunta.
⚊Fuí de emergencias al hospital porque depronto sentí que mi corazón no latía bien, me faltaba el aire, tenia mareo y muchas ganas de vomitar.
La doctora sigue tecleando y asiente.
⚊¿Qué causo todo esos sintomas?.
⚊Bueno... Uno de esos episodios casi fuí atropellada... me imaginó que fue la impresión.
⚊¿Y los medicamentos? ¿cómo te has sentido? ¿has sentido alguna contrahindicación?.
⚊Bueno yo no pienso que sean los medicamentos. Cuando los tomo me siento bien.
⚊Okay, muy bien ⚊murmura, aparta la mirada del computados y la mira⚊. ¿puedes colocarte en la camilla? Quiero revisarte.
Como era avitual Adamaris obedecio y la doctora pudo revisarla. Mientras la revisaba, volvió a preguntar.
⚊¿Has tomado el medicamento el día en que te pasó el accidente?.
⚊Si.
⚊¿Antes o después? ¿o las dos?.
⚊Antes.
⚊Muy bien, puedes bajarte. Tu presión esta normal y todo parece estar en orden. Vamos a pesarte ⚊Adamaris va a la bascula y espera a que la doctora la cuadre⚊. Noventa y un kilo⚊Adamaris se sorprendió al escucharla. Había estado muy ocupada en tantas cosa que pesarse se le habia olvidado completamente del asunto de su peso⚊. Muy bien, puedes bajarte. La verdad es que me tienes altamente sorprendida, todo parece estar en orden. Sin embargo, vamos a realizarte nuevamente unas pruebas de refuerzo para determinar la cantidad de esfuerzo y la demanda de óxigeno que puede manejar tu corazón. ¿Qué te parece empezar desde ya?.
Tía y sobrina se miraron.
⚊Esta bien ⚊dice la castaña tratando de ocultar sus nervios.
⚊¿Puedo pasar? ⚊pregunta Jennifer, abriendo la puerta de la oficina de Alejandro.
El empresario suspira pesado y azota el bolígrafo contre el cristal de la mesa. ¿Simplemente no podía dejarlo pasar? Sintió su pecho harder y apretó el bolígrafo con fuerza, en un intentó de contener su furia. Su mirada se oscurece y su rostro se transforma en un tempano de hielo. Jennifer pretendiendo ignorar su evidente fastidio, entra a la oficina y cierra la puerta en el proceso. Había sido muy complicado llegar hacia él, sobretodo porque Julio y Miranda las tenían a todas muy bien vigiladas pero aprovechó un momento de distracción y llegando al ascensor busco llegar al piso de presidencia.
⚊¿Quién te a dado permiso a entrar? ¿Qué haces aquí? ¿quién te dejó pasar? ⚊la pregunta va cargada de absoluto fastidio. Pero a la modelo le pareció atrayente.
⚊Es que no había nadie fuera que me anunciara y creo que tampoco necesito el permiso de nadie para estar aquí, tu y yo debemos hablar.
⚊Tu y yo no tenemos nada de que hablar ⚊le aclara antes de suspirar⚊. La otra noche todo quedó más que claro. Hasme el favor de salir.
⚊Y si que a quedado todo claro pero no puedo evitar pensar que... tal vez sea obra del destino que nos encontremos ⚊comenta coqueta⚊. La verdad es que me has dejado encantada.
⚊No quiero ser grosero pero si sigues repitiendo ese absurdo del destino voy a llamar a seguridad ⚊amenaza, dandole una seria mirada⚊. ¿qué quieres? ¿dinero? ¿fama? Déjame y te digo que nadie va acreerte si...
⚊Yo no quiero nada eso ⚊le interrumpe.
⚊¿Entonces...?.
Actuando con rapidez, Jennifer rodea el escritorio. Alejandro, leyendo las intenciones de la peliroja se levanta e intenta contenerla.
⚊No sabes cuanto soñe con volver a verte ⚊le dijo, luchando por soltarse⚊. Es como un sueño.
⚊Estas loca. Has sobrepasado los limistes. ¡Largo de mi empresa, ahora! Si... ⚊Jennifer logra unir por algunos segundos sus labios con los de Alejandro, interrumpiendolo.
En ese instantes y como enviado por Dios, Pedro entra a la oficina.
⚊¡Aaaah! Perdón jefe. No vi nada, lo juro, cre-creí que se encontraba solo, discúlpame ⚊se disculpa, sin llegar a entrar a la oficina. Incluso tapandose los ojos con las mano.
Alejandro aparta a la española y rodeando el escritorio, mira a Pedro. Jennifer pone los ojos en blanco y en su mente maldice mil veces a Pedro por arruinar el momento.
⚊No te preocupes, la señorita ya se iba ⚊afirma, colocándose detrás de su amigo. Jennifer se termina de quitar el labial mirándolos a ambos de forma seductora y camina hacía la puerta, no sin antes mirar de reojo al castaño, le lanza un beso a Alejando y termina por salir de la oficina.
Al salir, Pedro se acerca al empresario.
⚊De verdad jefe no quería interrumpir.
⚊Ya te dije que no interrumpiste nada, ahora ¿qué necesitas?.
⚊Vine a entregarle estas cartas que le llegaron ⚊le dice aturdido por el aspecto del empresario y le entrega las cartas.
⚊La hubieses dejado con Susana.
Alejandro empieza a observarlas sin abrirlas.
⚊Allá fuera no hay nadie, por eso me atrevi a entrar.
Alejandro suspira cansado.
⚊Ya me lo imaginaba ⚊ironiza⚊. Muy bien Pedro, puedes volver a tu trabajo.
⚊Con permiso ⚊dice y hace un reverencia, pero no se mueve. En cambio, muerde sus labios con duda. Al final, suspira y decide hablar, señalándose los labios⚊. Creo que sería bueno que quite el lapiz de la boca.
⚊¿Cómo? ⚊le pregunta Alejandro, sin entender a qie se referia.
⚊Tiene labial en la boca ⚊repide, esta vez más claro.
Alejandro maldice y se tapa la boca con la mano derecha.
Al verse solo, Alejandro deja las cartas a un lado.
⚊Maldita sea ⚊dice mientras se limpia la boca.
⚊A ocurrido una catastrofé ⚊dice Julio, entrando a la oficina de Alejandro sin tocar y esptrepitosamente.
Alejandro lo asesina con la mirada. ¿Dónde demonios se encontraba Susana como para que todos creyeran entrar a su oficina como perro por su casa?.
⚊Alejandro, necesito que me firmes estos papeles ⚊dice Carlos, entrand a la oficina. Pero al ver su aspecto hace una mueca⚊. ¿Qué pasa? ⚊le pregunta.
⚊Pasa que necesito una nueva asistente ⚊responde despues de suspirar⚊. ¿ya esta todo listo para mañana? ⚊pregunta cuando se sienta.
⚊Si. Tus padres ya confirmaron su asistencia, el avión sale a las diez, ¿has hablado con Inés?.
⚊¿Con qué tiempo? ⚊le pregunta de vuelta.
En ese instante, la puerta se abre estrenduosamente y de esta aparece Julio.
⚊¿Qué a pasado? ⚊le pregunta Carlos viendo a su amigo ponerse rojo.
⚊La ecatombe, l-a e-c-a-t-o-m-b-e y todo esto viene a suceder un día antes del viaje. ¡que suerte la mía! La galaxia conspira encontra mía ⚊dramatiza este moviendose en círculo de un lado a otro. Se detiene y calla. Los rostros de Alejandro de Carlos estaban confusos por la actitud del diseñador y solo había una sola cosa que lo podía poner en ese estado tan desesperante. Después de una larga pausa, Julio continúo, esta vez narrando el motivo de su histeria⚊. Milena me acaba de llamar expresamente para avisar... ¡que se accidentó! ⚊grita de forma dramática⚊. La mando por unos cafés y la muy tarada como que pensó que la carretera era una pásarela. ¡Dios mio! Estoy rodeado de gente estúpida.
⚊Pero ella esta bien ⚊vuelve hablar Carlos.
Julio lo mira con cara de: ¿en verdad me reguntas eso?. Carlos enseguida comprendio que se habia equivocado en la pregunta. Despues, el diseñador vuelca su mirada hacia Alejandro quien parecia no reaccionar ante la noticia. Milena era una parte importante del grupo, era como la mano izquierda de Julio y Miranda, los ayudaba en todo pero tambien era un poco torpe y distraida, algo lenta pero tambien indispensable a la hora de mediar el orden y la histeria del diseñador.
⚊Esto va hacer un caos, un verdadero caos.
⚊Aquí estás, te he estado buscando por todo el edificio ⚊dramatiza en ese instante entra Miranda en busca de su compañero y amigo. Julio chilla y se muerde el dedo induce convirtiendo su mano en puño⚊. Julio, dejaste todo abandonado. Vamos que nos estan esperando las modelos.
⚊¿Qué no vez que tenemos algo más importante que solucionar? Mile no está y tu y yo no nos podemos ocupar de todo solos. ¡Pero claro! Si tuvieramos más asistentes ahora mismo yo no estaria al borde de un colapso.
La diseñadora coloca los ojos en blanco.
⚊Tampoco seas tan exagerado. Por uno o quince días que se ausente Milena no se habrá acabado el mundo. Aparte, solo fue una torcedura de tobillo ella estará bien.
⚊Pero aún así es algo catastrófico y estamos a esto ⚊dice, uniendo sus dedos índice y pulgar y mostrandoselo a los presentes⚊, de viajar a París a presentar lo que muy posiblemente es nuestro salida al estrellato internacional y tu dices que no pasa nada.
Alejandro harto de esa situación y al borde de sufrir migraña, se apresura hablar.
⚊Okay, calmémonos todos. No te que no voy a solucionarlo ⚊dice, obteniendo la atención e interés de los presentes.
Los presentes lo miran.
⚊¿Y cómo? ¿acaso existe una copia exacta de Milena? ⚊pregunta Julio, mirándolo ilusionado.
⚊Mejor que ella ⚊asegura. Se levanta y agarra su chaleco, se lo coloca rapidamente bajo las miradas atentas de los presentes⚊. Para que estes tranquilo ahora mismo voy a por ella. La traígo y me dices que tal. Carlos, encargate de lo que te pedí. ¡Nos vemos! ⚊se despide y sale como alma en pena de la oficina.
Ante tal conmoción solo una persona fue capaz de hablar.
⚊¿Qué acaba de pasar? ⚊pregunta Julio. Nadie le responde.
⚊Mejor volvamos ⚊dice Miranda rompiendo el silencio⚊. En esta empresa todos estan locos ⚊añade en un murmuro, saliendo de la oficina.
Alejandro solo podía tener a una persona por eso no dudó en tocar su puerta. Para el empresario fue como si el día hubiera tomado color, forma y vida; y aunque estaba sorprendido por el repentino cambio de humor tambien estaba complacido de solo imaginar verla. Condujo rápidamente tomando atajos en el camino para esquivar el tráfico y poder llegar de inmediato, ni siquiera se dios cuenta el grado de ansiedad que estaba invadiendo su camino pero al llegar a esa puerta tan conocida por él no pudo evitar de suspirar. Y con ese suspiro el temblor en su cuerpo se fue y solo pudo sonreír. Adamaris abre la puerta sin esperar estrellarse de frente con el menor de los Alcalá. Sus cejas subieron hasta que su frente se arrugó mostrando un claro signo de interrogación en su expresión.
⚊¿Alejandro? ¿qué haces aquí? ⚊le pregunta.
⚊Vengo a proponerte un trabajo ⚊le responde despues de tomar aire.
⚊¿Qué? ¿cómo sabes que ya no estoy trabajando?.
⚊Eso no importa. Lo importante es que vengo a ofrecerte el puesto como asistente de los diseñadores de mi empresa.
Adamaris parpadea rápidamente.
⚊Pero... pero.
⚊No existen peros Adamaris, tú perdiste un trabajo y yo necesito una asistente ya, no tengo mucho tiempo para buscar a otra persona que muy probablemente no le gustará a Julio. Tienes experiencia, formación, una excelente hoja de vida... ⚊pasa saliva porque sentía su boca seca⚊. y es todo lo que en este momento necesito. ¡Eres la mujer perfecta! Ahora, ¿aceptas? ¿aceptas... trabajar para mi? ⚊finaliza y un extraño silencio se forma entre los dos. Adamaris no deja de parpadear sin poder creer lo que escuchaba. ¿Alejandro Alcalá le estaba ofreciendo un puesto al lado de una de las personas más reconocidas del mundo? No mejor, ¿había ido hacía su puerta para darle un trabajo? ¿por qué su corazón estaba por rebolarle del pecho?.
Asiente despacio, casi por inercia.
⚊¡¿Eso es un si?!⚊exclama Alejandro, feliz. Tanto que hizo reír a Adamaris. Asiente con la cabeza⚊. No sabes cuanto... no sabes cuanto me hace feliz tu respuesta. Bien, vamos ⚊dice y la hagarra de la mano pretendiendo llevarla al auto. Pero Adamaris se resiste.
⚊Espera, ¿a dónde vamos a ir? No estoy presentable, ni siquiera tengo lista una hoja de vida. Alejandro escúchame por favor ⚊pero al ver que este continúa jalándola trató de negociar⚊. Al menos deja y le digo a mi tía que voy a salir o se preocupará.
Alejandro la suelta.
⚊¿Tenes pasaporte? ⚊le pregunta.
⚊¿Pasaporte? ⚊preguntó. De pronto, supó a que se estaba refiriendo Alejandro y abrio mucho los ojos y le dio hipo.
Adamaris estaba muerta del miedo aun no lograba acerce a la idea que mágicamente tenia trabajo, en OvoAlcalá, con dos de los diseñadores importantes y reconocidos y como asistente. Y ahora, a solo segundos de iniciar esta aventura sentía los nervios crecer. Como autoreflejo, se llevó la mano con disimulo al cabello escondiendo un mechón de cabello tras las orejas. La puerta se abrió y Adamaris se puso de pie justo cuando Alejandro entraba acompañado por Julio y Miranda, quienes se quedaron estéticos al verla.
⚊Les presento a su nueva asistente, Adamaris Gutierrez ⚊habla Alejandro.
⚊Sustituta ⚊aclara Julio rompiendo el silencio.
⚊Un placer ⚊dice Adamaris.
⚊Bonito oufit ⚊habla Miranda, observándola de pies a cabeza.
Adamaris la mira agradecida. No siquiera sabía si estaba siendo sarcástica o si estaba bien vestida. Intentó no pensar tanto y se tomo asiento cuando los deiseñadores y Alejandro lo hicieron.
⚊Cuénteme señorita Gutierrez, ¿qué tipo de experiencia tiene usted en el area de diseño de moda?.
⚊Estudie diseño textil y moda en la universidad UADE donde me gradue con honores, también idiomas y tengo una especialización en estampados, bordados y textura. Trabajé dos años al lado de... ⚊se detiene por un momento, tiempo en el que su mirada se cruzó con la de Alejandro y solo volvió hablar cuando Alejandro le dió su aceptación para continuar⚊. De la mano de Victoria Ruffo.
La mandibula de Julio se desencaja y la mira sin poder creerlo.
⚊¿De verdad? ⚊pregunta Miranda.
⚊Incluso estuvo en París ⚊Julio mira a Alejandro.
⚊Pero yo no la ví ⚊comenta este.
⚊Bueno no nos quedamos mucho tiempo después del desfile.
⚊Interesante ⚊dice Miranda y le sonríe con amabilidad cuando Adamaris voltea a verla⚊. Por mí se puede quedar, cualquiera con tal de que Julio dejé su histeria. Solo espero que si puedas dar la talla para lo que exigimos.
⚊Yo solo espero que puedas tener todo en orden ⚊dice Julio sin salir de su estupor⚊. ¿Sabe que empieza desde ahora y que mañana viajamos? ⚊esta vez le pregunta a Alejandro.
⚊Perfectamente ⚊contesta Adamaris adelantándose a la respuesta del empresario.
Ahora ya tenía trabajo y aunque no se sentía físicamente bien de inmediato se puso a trabajar. Avisó a su tía que no iba ir a la casa sino hasta la noche, le dió la noticia de su trabajo y le pidio el favor que empacará ropa de invierno.
Mientras Adamaris estaba atendiendo a una modelo sin percatarse las miradas que Julio a unos cuantos pasos de esta le estaba dando. Miranda a su lado, le pellizca el brazo como forma de reprimenda.
⚊¡Auch! ¡bruta! ⚊se queja Julio, elevando la voz y llando la atención de algunas modelos⚊ ¡¿Y qué, ocupensé en lo suyo?! ⚊les grita para que se enfocaran en la pasarela⚊. Óyeme, que me pellizcaste duro. Dolió⚊le dice a Miranda fingiendo llorar.
⚊Ya basta Julio, deja de estarla miranda. La vas a incomodar ⚊le reprende seria y vuelca su atención a la costura de una prenda.
Julio tuerce la boca y vuelve a mirar a Adamaris, que ahora atiende a otra modelo.
⚊Es que mírala... es algo como mucho ⚊balbucea este sin poder encontrar las palabras para describirla.
Miranda, ya harta de las palabras hirientes de su amigo, vuelve a pegarle. Julio se queja y soba el lugar adolorido.
⚊Yo no veo diferencia de una con la otra, las dos son iguales de bellas. Y tu deberías estar con las modelos o quieres después darte golpes de pechos por el estrés que vas a cargar.
⚊Ahs, eres una aguafiestas ⚊se queja el diseñador, dejándola sola. Pero aún y con la advertencia de su amiga, Julio no se detuvo de mirar a Adamaris.
A unos cuantos pasos del taller y sin permitirse ser descubierto, Alejandro se paseaba animoso por las afueras del lugar, permitiéndose mirar hacía más allá de las puertas con la esperanza de verla hasta que Carlos muy amablemente le recordó que tenía otros deberes en qué ocuparse que por favor dejara de acosar a quien estuviese buscando tan desesperadamente.
Cuando la jornada laboral acabo y la última modelo se fue, Adamaris salio del taller dejando a los diseñadores finiticando detalles para el vuelo. Hubiera preferido coger el ascensor pero este estaba lleno así que tuvo que subir las escaleras hasta llegar a la primera planta. Recorrió el salón pero de lejos alcanza ver una amplia espalda demasiado conocida para ella, era Alan, sin duda alguna.
Y efectivamente lo era.
Adamaris salió corriendo a su encuentro y cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo atrapa por detrás, tapando sus ojos. Alan se pone a la defenciva.
⚊¿Quién soy? ⚊pregunta Adamaris, colocando voz gruesa.
Al escucharla, Alan no lo puede creer y en un rápido movimiento se libera, se gira y la observa. Chilla alegre y la abraza, obteniedo la atención de las personas que miran la escena enternecidos.
⚊¿Qué haces aquí? ⚊le pregunta después de dejarla nuevamente en el suelo.
⚊¿Adivina quién será la nueva asistente de los diseñadores Julio y Miranda?.
Alan abre los ojos y vuelve abrazarla, girando con esta en brazos.
⚊¡No lo puedo creer! ¿cuando sucedio eso? ⚊le pregunta.
⚊Mejor te cuento en el camino ⚊le dice y arrastrándolo salen de la empresa.
Desde lejos, Alejandro veía a los hermanos marcharse, sonriente. Había salido de su oficina para poder llevarla a casa con la preocupación de que su fuera sola y se pudiera perder, olvidado por completo que en ese lugar también trabajaba Alan, que muy seguramente no sabía que su hermana se encontraba en la oficina. Al volver Carlos lo mira confuso.
⚊¿No que tenías algo importante que hacer? ⚊le pregunta, viendolo volver a su puesto.
⚊Esta solucionado ya ⚊le responde despues de suspirar⚊. ¿continuamos? ⚊Carlos asiente y le muestra unos papeles, Alejandro se dispone a revisarlos.
Era bien tarde en la noche cuando la puerta de los hermanos Gutiérrez fue tocada con insistencia y angustia. Tanto Adamaris como Alan y Maricé se encontraron en el pasillo y los tres mirandose las caras.
⚊¿Quién será? ⚊pregunta Adamaris. Alan se encoje de hombros y va haber quién era el que tocaba de esa manera tan insistente la puerta. Adamaris va a su lado mientras su tía enciende la luz de la sala.
⚊¿Quién toca? ⚊pregunta Alan, pegando su oreja a la puerta para tratar de oir la respuesta.
⚊Soy María, por favor abran ⚊dice la Morena. Y su voz suena nerviosa, como congestionada.
Alan se apresura abrir. María traía a su hijo en brazos quien dormía plácidamente sobre sus hombros ajeno a lo que sucedía, el rostro de María estaba bañado en lágrimas y sus ojos reflejaba pánico. Los hermanos se asustaron y permitieron que entrará.
⚊¿Qué te sucedio? ¿por qué estás a estás horas en la calle? ⚊le pregunta Adamaris. María se sienta en el sofa y recuesta a su hijo sobre sus brazos.
⚊Necesito a donde quedarme, al menos por esta noche. Tuve una pelea muy fuerte con Roberto y él... intento sobrepasarse y me asusté ⚊comenta nerviosa, en ese instante María rompe en llando tan desgarrador que a Adamaris se le aguan los ojos. El jadeo de Maricé es lo único que se escucha. La castaña se acerca a esta y la abraza con cuidado de no despertar a Carlitos. Sin que lo notaran, Alan aprieta el puño con fuerza y maldice en un susurro.
⚊Ya todo pasó, ya. Ahora estas a salvo y nada te va a pasar ⚊le dice tratando de consolarla pero sin poder evitar mirar a su hermano.
⚊Ven mujer, dame al niño para acostarlo ⚊ Se acerca a la morena y le quita al Carlitos que apenas y se mueve.
⚊Llévalo a mi cuarto ⚊le dijo Alan al oido cuando su tía paso por su lado. Al estar solos, Alan se sienta a su lado y agarra sus manos⚊. ¿El no llego a...? ⚊pregunta, pero María niega con la cabeza sin dejar de llorar. Alan suspira aliviado.
⚊Doña Bernarda intervino ⚊dice tratando de controlar las lágrimas.
⚊Ya, ya ⚊murmura Adamaris.
⚊Es mejor que esta noche duermas en mi cuarto ⚊le dice Alan.
María niega y se limpia las lágrimas solo para que más le volvieran a salir.
⚊No, yo quiero incomodar... dormir aquí en la sala.
⚊No te estoy preguntando ⚊la interrumpe⚊. Ahora ve y descansa un rato.
María lo mira agradecido y secandose las lágrimas se va a la recamara de Alan, justo cuando Maricé salía.
⚊Esta dormidito, descansa tu ⚊le susurra esta mirandola con ternura.
En la sala, Alan esperó a que María se encerara y poder decir todo lo que estaba reteniendo.
⚊¡Maldito! ¿cómo se atrevio a ponerle una mano encima? Es que es un infeliz ⚊gruñe Alan temblando de la rabia.
Adamaris suspira y se rasca la cabeza.
⚊Pobre mi amiga, me imagino por lo que debió de haber vivido. No, no es que es... inaudito.
⚊A ese maldito alguien le debe enseñar a respetar a una mujer.
⚊Pueden bajar la voz, Carlitos esta durmiendo y María los puede oír ⚊les dice Maricé, hablando despacio y bajo.
Se hace un silencio en la sala, pero Adamaris no deja de mirar a su hermano, pronto comprendiendo a que se refería. Y es que Alan era muy sensible en todo lo que tenía que ver con la violencia y su nivel de ira sobrepasaba los limites cuando era testigo de semejante acto. Alan pensaba que nada justificaba la violencia a una mujer, ni por más mala que fuera.
⚊Pero no serás tu, ¿okay? Mañana podemos hablar con María, que le coloque una restricción a Roberto, esto sobrepasó todos los límites posibles.
⚊Estoy de acuerdo contigo ⚊habla Maricé⚊. Pero es mejor que descanses, recuerda que mañana viajas.
⚊Chale, el viaje. Se me habia olvidado completamente ⚊dijo, saliendo de la sala.
⚊Tu también a descansar, voy a traerte unas mantes para que no te frío.
Pero ninguno de los cuatro pudo dormir con tranquilidad. Cada uno con miedos y recuerdos totalmente diferentes.
A la mañana siguiente el ambiente en la casa era tenso. María aún no se había despertado, pero Carlitos si, extrañado por haber despertado en la casa de Alan y no en su habitación, al intentar levantar a su madre porque debia ir a la escuela Alan lo escucha y lo saca de la habitación.
El niño le preguntó a Alan por qué no estaba en su casa, a lo que este le contesto que era porque estos se iban a quedar viviendo una temporada en su casa y que lo iban a pasar espectacular. Carlitos se emocionó, pero tambien se sintio triste porque ya no iba a ver a su abuelita. Marice fue quién se encargo de alistarlo mientras Alan prepara el desayuno. Cuando desayunó lo fue a llevar al colegio.
⚊Buenos días hermano, ¿cómo amaneces? ⚊le pregunta Adamaris, entrando a la cocina.
⚊Buenos días hermana, ¿cómo pasaste la noche?⚊la saluda y le da un beso en la frente.
⚊Bien, pude dormir algo, por lo visto tu no ⚊menciona. Alan hace una mueca, no habia vuelto a consebir el sueño por eso se sentía tan cansado ese día. Adamaris va hacia la nevera y de esta saca una jarra con jugo⚊. ¿Y mi tía? ⚊le pregunta, agarra un vaso del platero y se sirve.
⚊Fue a llevar a Carlitos a la escuela ⚊responde éste.
Adamaris bosteza.
⚊¿Y tú? ¿a qué hora te vas a trabajar?.
Alan hizo una mueca y traga lo que tenia en la boca.
⚊No voy a ir a trabajar. ¿Y si mientras yo no estoy viene aquel desgraciado a molestar?.
⚊No creo que él sepa que María esta acá en casa.
⚊¿Cuántos conocidos tiene en la ciudad de México?.
Esta vez fue Adamaris quién hizo una mueca y coloca la jarra en la mesa.
⚊Buen punto ⚊le dio la razón⚊. Pero igual creo que no es bueno faltar al trabajo, estas empezando recien y puede dar para malos entendidos, tampoco es que como que Roberto se atreva a dar la cara despues de lo que hizo.
⚊Yo no me quiero arriesgar a que se atreva ⚊aclara, serio. Apretando la mandibula⚊. ¿ya vas a desayunar? ¿te lo sirvo? ⚊pregunta, tratando de desviar el tema.
⚊Si por favor ⚊responde.
Alan abre el hornomicroondas y de este saca un plato, lo destapa y se lo entrega. Adamaris ríe cuando su hermano le pasa un tenedor.
⚊No, en serio, creo que deberías ir a trabajar. Recuerda que aun estas aprueba ⚊le dice y empoeza a desayunar, poniendolo a pensar.
Para cuando Adamaris acabó ya Alan se habia cambiado de ropa por una ejecutiva. Se despidieron, prometiendo estar en contacto y Alan se dirigido al trabajo dejando su alma en la casa.
María se despertó pasados las ocho cuando Adamaris estaba apunto de irse. Ambas se dieron un abrazo al pie de la puerta.
⚊Prometo estar al pendiente, contesten por favor el teléfono y no le abran a extraños ⚊les dijo Adamaris.
⚊Estaremos bien ⚊dice María.
⚊Prometeme que cuando vuelve hablaremos ⚊le susurra a María, cuando la abraza.
⚊Lo prometo ⚊dice María.
Al separase e ir a despedirse de su tía que se encontraba en la cocina. María entra a la casa blanca como el papel, cerrando la puerta en el proceso, con tanta fuerza que hizo que Maricé y Adamaris saltaran del susto y fueran a ver lo que sucedia. Encontrandose a la morena de espaldas a la puerta, como impidiendo que alguien entrará.
⚊¡Dios mio Roberto esta afuera!. Me ha encontrado, me va a matar ⚊chilla aterrada, abriendo mucho los ojos y sin saber donde poner los brazos. Y es cuando empiezan a tocar la puerta.
Aterrada, María se aleja de la puerta y se esconde detras de Maricé. Ni siquiera queria verle la cara, no despues de lo que le hizo.
Adamaris, también aterrada pero con ganas de decirle unas cuantas verdades a Roberto, abre la puerta y se coloca en medio de esta, mirandolo fueriosa.
Tuvo que bajar la cabeza aunque los dos fuesen de la misma altura porque su casa estaba un poco alta.
⚊¿Qué haces aquí Roberto? Largo de mi casa si no quieres que llame a la policia ⚊gruñe con la esperanza de que este le hiciera caso.
Que equivocada estaba.
Roberto que la noche anterior estaba enardecido y cegado de por la colera y el alcohol. Esa mañana su aura era menos feroz, y arrepentida. Aunque su cuerpo estaba tenso y en alerta.
⚊Adamaris yo e venido aquí a tratar solucionar las cosas. Yo no quise hacer lo que hice... simplemente perdí el control de mí y... por favor, permiteme hablar con mi mujer. Aclarar los motivos por los cuales me comporté como lo hice ⚊dice con voz arrepentida, pero su rostro no demostraba lo que sus palabras decían. Sus oscuros ojos pasaron del perfil de Adamaris hasta donde Maricé tratando de ver a la madre de su hijo.
⚊No tienes absolutamente nada que hablar con María, no te vamos a dar pie para que esta vez si la maltrates. Puede que no tenga familia, pero me tiene a mi. Así que te advierto, vuelves acercarte a mi amiga y te va a pesar ⚊le dice Adamaris, moviendose de un lado a otro.
⚊¡Ya escuchaste a mi sobrina Roberto! Márchate de esta casa y no vuelvas más, tu padre estaría muy decepcionado si viera en lo que te has convetido ⚊escupe Marice sin poder contener su lengua y con pesar ya que practucamente le dio la vida.
⚊¡Cállese! ⚊grita Roberto, lleno de ira, incapaz de pasar por alto las palabras de la tía de Adamaris. En medio de la excitación del momento, llego a dar un paso hacia delante y alza su brazo, convirtiendolo en puño al mismo tiempo en que Adamaris automáticamente da un paso al frente, dispuesta a todo por impedir Roberto llegue hacía donde se encontraba María. La morena, espantada por la situación grita y se oculta tras Maricé que esta dividida entre ayudar a su sobrina u ocultar a la morena. Pero Roberto no llega siquiera a poner un pie en el marco de la puerta cuando, Alejandro que acababa de parquear el carro y al ver semejante escena se llena de una incontrolable instintos de proyección y a la vez de destrucción que sin meditarlo se aproxima a éste, dispuesto a todo por defender a Adamaris; agarra por los hombros de Roberto y de un tirón lo aleja de la castaña, colocándose como escudo. Tenso, a la espera de que el hombre ataque.
⚊Alejandro ⚊murmura Adamaris, cohibida y sorprendida de verlo. Pero éste, no la escucha sus sentidos estaba cien por ciento puestos en el hombre que lo miraba con odio.
⚊¡No se atrava a tocarla! Si le pega a cuelquiera de estas mujeres, me encargo que lo refundan en la carcel ⚊dice Alejandro.
A Adamaris se le ilumina el rostro al verlo. Y Roberto luce más furioso.
⚊¡¿Quién es usted?! No se meta en lo que nadie lo a llamado. Este lio es con mi mujer y yo.
⚊Ex-mujer, ¡ex! Ya perdiste todo el derecho de decir esas palabras. Largo ⚊dice Adamaris, colocandose detras de Alejandro. Agarrando un poco más de valor al sentirse protegida.
⚊Ya escuchó a la señorita, ¡váyase! ⚊dijo Alejandro.
Roberto se inclina hacia un lado y mira a María, su rostro se oscurece.
⚊¡Eso no se queda así perra! ⚊le grita a María.
Sin dejar de mirarlos, se retira cruzando la calle perdiendose al cruzar una esquina. Adamaris cierra los ojos y se recuesta en el brazo de Alejandro, este automáticamente la abraza y se gira hacia Maricé y María.
⚊¿Se encuentran bien? ⚊les pregunta.
⚊Estamos bien ⚊responde Maricé abrazando a la desconsolada mujer.
⚊¿Tu te encuentras bien? ⚊le pregunta a Adamaris⚊. ¿ese desgraciado no te hizo nada?.
⚊Estoy bien. No sé lo que hubiese sucedido si no intervienes ⚊suspira ruidosamente y recarga su cabeza en su hombro⚊. Roberto cambió tanto ⚊lamenta.
En todos los años que lo conocían jamás se imaginaron que Roberto, que era del mismo lugar de donde eran los padres de Adamaris y que ya conocian a su familia se comportaría de la manera en que lo estaba haciendo. Sin embargo, la persona que se entrega a la bebida y frustraciones tienden a descargar ese dolor con las personas más cercanas a él, incluso inconscientemente en la persona que le eata causando ese dolor. Como en el caso de Roberto, que estaba muy enamorado de María, pero desde hace años que no se separaron y únicamente los une su hijo, Carlitos, en el que no tiene ningun parecido y del que muy poco se atreve a soportar.
Para Roberto, Carlitos era como un usurpador. En realidad éste pensó que con la llegada de su hijo su matrimonio iba hacer feliz, por él se habían casado, pero desde el momento que lo tuvo en sus brazos no sintió ninguna conexión, lo repudió. Pensó que al pasar de los años las cosas mejorarían, pero las discusiones con María sobre su distanciamiento de Carlitos eran más seguidas a tal punto que habian enpezado a dormir en cuartos separados hasta que finalmente terminaron separándose, pero aún seguían conviviendo en la misma casa y durmiendo en el mismo cuarto para que su hijo creciera con sus padres.
Fueron estúpidos, mientras la otra paraje daba por sentado que lo suyo se había acabado, él otro había empezado a creer que todo se estaba solucionando. Por eso este intentó tener intimidad con la morena, sin imaginar el resultado. Claramente solo la pareja y la madre de Roberto sabían lo que sucedia.
María volvió hacia donde Adamaris, preocupada porque Roberto le hubiera hecho algo.
⚊¿Roberto no te hizo nada, verdad? ⚊le pregunta, mucho más calmada.
⚊No, ¿tú cómo estas? ⚊le pregunta de vuelta.
⚊Estoy bien. Aún asustada, pero se me pasará.
⚊Yo creería que sería bueno que vayas a ponerle una denuncia. Al menos una orden de alejamiento ⚊le aconseja Alejandro preocupado porque les pueda suceder algo.
⚊No puedo hacerle eso al padre de mi hijo. Él jamás me lo perdonaría.
⚊Él te amenazó y una amenza no se puede pasar por alto ⚊menciona Alejandro.
Pero María niega con la cabeza y sus ojos se llenan de lágrimas. Se disculpa y se adentra a la casa para que no la vieran llorar y para olvidar todo lo que le dolía.
Alejandro y Adamaris la vieron marchar cada uno con sentimientos diferentes.
⚊Ella tiene que colocar el denuncio ⚊insiste Alejandro.
⚊Ya la oíste, no lo hará. Y María es muy terca, por más que le insistamos no dara su brazo a torce ⚊le dice con pesar.
Alejandro se lamenta, si las mujeres empezaran actuar apenas reciban cualquier tipo de acto violento como una amenaza no hubieran tantos femicidios.
Se quedan en silencio, de pronto ambos recuerdan que aún seguían abrazados y se apresuran a separarse. Ambos se aclaran la garganta, sintiendose incomodos.
⚊¿Qué haces aquí? ⚊le pregunta Adamaris a Alejandro.
⚊Vine a recogerte. Al ver que no llegabas pensé que te había ocurrido algo y no me equivoqué. Creí que ibas a ir acompañada de tu hermano.
⚊Bueno, ¿nos vamos ya?.
⚊Okay. Ve por tu maleta, yo espero aquí.
Adamaris obedece y entrando a la casa, agarra la maleta que estaba en la sala.
⚊¡Me voy tía, por favor cuídense! ⚊grita sin salir de la casa.
⚊¡Cuídate mi amor! ¡Llama cuando aterrices! ⚊grita Maricé de vuelta y desde el cuarto de Alan quién había visto pasar a la morena llorando y quiso consolarla.
⚊¡Por favor no le habrán a nadie! ⚊no pudo evitar decir.
Adamaris sale de la casa preocupada por el bienestar su tía y la morena. A esas alturas no podía para de pensar que Roberto puede aprovechar que ambas mujeres estan solas y hacerles algo. Pero confiaba en que nada de eso sucedería, tenia la esperanza que recapacitará y la dejara en pez. Debía dejarla en paz.
⚊¿Estás preocupada, cierto? ⚊habla Alejandro, rompiendo el silencio con aquella pregunta y rompiendo la burbuja de pensamientos y tenores de Adamaris. La castaña lo mira, este la mira de reojo sin apartar la mirada de la carretera y le sonrie⚊. Si quieres puedes quedarte, no habrá problema.
⚊No, no puedo quedarme ya me comprometí contigo. Aparte, se que estarán bien y ruego porque Roberto no se vuelva aparecer por la casa ⚊pese a que ya estaba mucho mejor, sintio un espasmo en su columna.
En un intento por calmarla, Alejandro agarra la mano de Adamaris y entreza sus dedos con los de ella. Sonríe.
⚊Esperemos entonces que no aparezca ⚊le dice. En un intento por calmarse él mismo.
Y en todo el camino estuvieron agarrados de la mano en un cómodo silencio.
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