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Capítulo 17 MARATON parte 3

Observa por quinta vez la foto que había en su teléfono sobre la castaña durmiendo plácidamente en el avión. Debía reconocer que estaba asombrado de lo que estaba haciendo, no podía reconocerse a él mismo y tampoco podía buscar excusa porque no las había. El estaba tranquilo en su asiento viendo dormir a la castaña cuando sin previo aviso y sin una justificación abrió la aplicación de la cámara y prometiéndose solo una foto, término tomando cinco.

¿Qué coño le estaba pasando? ¿Acaso se estaba volviendo loco? ¿Como podía el invadir tanta la privacidad de alguien? ¿Cómo podía mentirle tan descaradamente a su mejor amigo y sin sentir remordimiento alguna? ¿Desde cuándo dejó de ser tan insensible?.

El recuerdo de la castaña tratando de ubicarse después de que muy a su pesar la tuvo que despertar porque ya habían llegado a ciudad de México.

La acompañó hasta su casa a pesar de que la castaña se había resistido a no ser acompañada, pero este insistió.

-En serio, yo puedo agarrar un taxi perfectamente y llegar hasta mi casa. Ya tú has hecho mucho -le dijo tratando de persuadirlo. Pero ya estaba decidido el la iba a dejar en su casa.

-No sigas, yo voy a llevarte segura hasta tu casa. Ahora, ¿vamos? -Alejandro abre la puerta del auto y con su brazo libre la invita a pasar.

La castaña lo observa desaprobatorio pero entro al auto y la dejo en la puerta de su casa, solo cuando la castaña entro a la misma se dio cuenta que no le había pedido su numero de teléfono.

Cuando llego a su departamento aún se sentía como en las nubes, no estaba seguro de las sensaciones que experimentaba pero su mente no pudo sacarse en ningún momento los gestos faciales de Adamaris desde que la había dejado en su casa. Sonrió al recordar a esta entrar a su casa y ser abrazada por los brazos de su familia y como esta pese a que estaba en los brazos del que parecía ser su hermano volteo su cabeza hacia el y le sonrió tan cálido que no dudo el devolverle la sonrisa.

Estaba rebuscando entre la nevera sin darse cuenta que Guzman su chofer había entrada a su departamento.

-Joven Alejandro que gusto verlo, ¿Cómo le fue en su retiro?.

-¡Guzmán! Que bueno verlo-le sonrió- Muy bien, mejor de lo que me imaginaba -contesta apretando entre sus manos su teléfono.

-Su madre estuvo aquí -dice.

La sonrisa que Alejandro mantenía en su rostro se desvaneció.

-¿Qué quería? -pregunto, frunciendo el ceño.

-Queria hablar con usted eventualmente, pero al no estar le dejó un recado. Dijo que la llamará que es urgente.

Alejandro asiente.

-Muy bien, ¿es todo? -Guzmán asiente -muy bien, puede retirarse.

El chofer se retira dejándolo solo.

En plena madrugada Alan se cuela en la habitación de su hermana. Apenas unas horas su hermana había llegado y pese a que el quería que le contara todo los lugares que había visitado -y de hecho lo hizo- esta no le había contado sobre un personaje en particular, Alejandro Alcalá. Pero su tía acaparo toda su atención, llenándola de mimos, abrazos, caricias, mas mimos hasta que fue la propia castaña quien le pidió ayuda a el con la mirada.

Dejó la puerta entre abierta y camino con sigilo hasta la cama. En esta, Adamaris estaba plácidamente dormida había estafo conversando con Joel quien le estaba preguntando como había estado su viaje, como había llegado a su casa, quien la había traído y miles de preguntas mas hasta que fue esta quien se quedó dormida de cansancio perdiendo la noción del tiempo.

-Bolita, dame espacio -susurra Alan, llegando a su lado y tocando a su hombro para despertarla. Adamaris apenas se movio.- bolita...

-¿Mmm?.

-Bolita.

-Mmm.

-Hasme espacio -insiste trantando de hacer espacio. Adamaris se mueve a la izquierda dándole espacio a su hermano.

-Hay no Alan, molestas mucho -murmura.- ¿Qué quieres? -le pregunta.

Alan se acomada a su lado, arropandose.

-No puedo dormir... Tengo mucha curiosidad por saber -dice.

-¿Saber qué? Alan déjame dormir -chilla parpadeando.

-Ay nada, nada, nada. Si yo tengo insomnio tu también lo tendrás -bromea.

Adamaris gimotea pero abre sus ojos enfocando a la nada ya que el cuarto estaba a oscuras.

-¿Qué quieres? -insiste Adamaris.

-¿Cómo que qué quiero? -suspira audible.- ¿Cómo es? A-alejandro Alcalá, ¿Cómo es? ¿Le hablaste sobre mi? ¿De-de mi trabajo?.

-Ay no, no otra vez...-ruega Adamaris sin animos de hablar.- Alan, tengo mucho sueño... Mañana tengo que trabajar...

-Oye, solo es curiosidad. Sabes lo importante que es para mi poder abrirme paso en una buena empresa y mi mayor sueño es poder trabajar con las empresas Alcalá. Ahora no te pongas chula y suelta la sopa.

Sin embargo, su hermano no estaba dispuesto a perderse ningun detalle del hombre que secretamente admiraba. Esa madrugada los hermanos Gutierrez hablaron, Alan era quien hacia las preguntas mientras su hermana trataba de contestar una a una al final ni ella misma sabia que era lo que decia ya que estaba muerta de sueño y ese mismo dia tenia que ir a trabajar, aunque claro, su hermano estaba dispuesto a no dejarla descansar.

-¡Aaah! ¿Por qué no me levantaron? ¡Voy tarde al trabajo! ¡Mi jefa me despedira! -grita Adamaris entrando a la cocina agitada por la hora que marcaba su reloj. A esas alturas ya María debio de haber estado en el trabajo.

-¡Ay muchacha me has pegado un susto de muerte! -exclama Maricé, dando un salto hacia atras alejandose de la estufa en donde preparaba la salsa para unas ricas tortas ahogadas de desayuno.

Detras de ella venía Alan quien al oler el ambiente sus tripas rugieron y antes de darse cuenta ya estaba al lado de su tía.

-Mmm pero que rico huele... Es... Es...

-Unas ricas tortas bañadas en salsa de jimote, los chiles son de los que sembraba haya en el pueblo -mientras hablaba sus manos se movian de un lado a otro con gran facilidad. A esas alturas ya Alan estaba sentado en una silla mirando a su tía con devoción.

-Eso esta bien... bien -asintio Alan lamiendose los labios, incapaz de decir u pensar algo coherente como que ya no comia ese tipo de comidas.

-Tía tal vez tu no lo sepaspero yo... Tengo que comer otro tipo de comidas.

-¡Oh si claro! -reacciona Alan.- Ella debe seguir una estricta regla. Inquebrantable.

-¿Así? -Maricé la mira con ambas cejas alzadas, claramente confundida y sorprendida a la vez

Adamaris se rasca la cabeza algo incomoda. A ella no le gustaba hablar sobre su enfermedad, sobre todo porque no le gustaba dar lastima ni mucho menos preocupar a sus seres queridos por algo que ella podia manejar, sin embargo, Marice tenia que saberlo o terminaria matandola con tanta comida deliciosa.

Ash, ¿Cómo olvidar las delicias que sabía preparar su tía? Y es que Maricé habia sido en su juventud una excelente chef, sin embargo, aquel trabajo interferia con sus sueños de ser madre y por eso decidio cortar lazo con todo lo que interferia con su sueño.

-¿Y qué es lo que te impide privarte de esta ricura? -pregunta Maricé a su sobrina.

Alan las mira, primero a su hermana y despues a su tía, ambas mujeres importantes para él.

-Yo sufro de angina es una enfermedad que provocada por el deterioro y obstrucción de las arterias del corazon... Pero mejor te explico en la noche, voy tarde.

-Ey, ey no has desayunado -la detiene su hermano sin moverse de su asiento.

-Prometo comprarme algo en el camino -dice la castaña, besa la mejilla de su tía y despues la de su hermano.

-Adamaris...

-Lo sé, lo sé no volvera a pasar -promete y sale de la cocina, atraviesa la sala y sale de la casa.

-¿Puedes explicarme que es la anginia? -pide Maricé, entregandole su plato y sentabdos a su lado.

-Angina tía, angina -la corrige fingiendo desinteres, pero realmente preocupado por el significado de aquella palabra.
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¡Lo siento! 😓😢😭 de verdad que lo siento tanto, pero mi telefono murio al caerse de un segundo piso y ya no pude seguir con el maraton... ¡Pero ya tengo otro telefono! No es como el anterior pero coge internet y puedo escribir... Si no me estuviese muriendo de sueño monto el otro capitulo de una vez pero ya no doy para más... ¡Sorry! 😓😭

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