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Capítulo 3.- El Gran Templo del Zodiaco Chino

Silenciosos y asombrados, los Doce Caballeros Dorados caminaron sigilosamente con gran cuidado, ante la posibilidad de que algunos enemigos los puedan descubrir. Incluso ahora que la verdad nefasta sobre los Doce Generales Celestiales, que portan las armaduras de Platino, había sido finalmente revelada, decidieron continuar con la caminata hacia la montaña donde se encontraba el Gran Templo Chino, mientras la preocupación los envolvía en una especie de torbellino imaginario, del cual era difícil deshacerse.

Seiya: Esto es todo. Lamento haber escuchado tantas malas noticias.

Shiryu: No, no debemos lamentarnos. Hay que seguir adelante.

Shun: Ahora solo queda una certeza. Si son lo suficientemente fuertes como para eliminar a un pueblo en el primer ataque, no hay esperanza de ganar. (se muestra desconsolado y derramando algunas lágrimas en los ojos).

Ikki: (consolando a su hermano) Si te rindes así, ya perdiste desde el principio.

Hyoga: Bueno, ya fue suficiente de muchos sentimentalismos. Debemos vengar al Santuario y vencer a los que la profanaron.

Shiryu: (amonestando a Hyoga) Hyoga, dime ¿Qué puedes hacer tu ahora que fuiste derrotado  por el enemigo en tu propio terreno? 

Hyoga: No sé qué puedo hacer, pero... No hacer nada sería una ofensa para el orgullo de todos los Caballeros de Athena.

Shiryu: No podemos quedarnos con los brazos cruzados, mientras el Santuario se encuentra reducido a escombros. 

Seiya: Hyoga y Shiryu tienen razón. Nosotros no solamente luchamos para vengar al Santuario, sino también por la señorita Saori y por todos los demás Caballeros que hoy, más que nunca, necesitan de nuestra ayuda.

Harbinger: ¡Seiya está en lo correcto! ¡Estamos aquí para pelear!

Cástor: Debemos seguir adelante. Ya hemos sido muy tolerantes hacia sus ataques. Solo falta dar un paso más para actuar de una vez.

Shun miró a todos los demás Caballeros Dorados con calma, por lo que comenzó a sonreír.

Shun: ¿Saben? ¡Ustedes tienen razón! ¡No debemos ser pesimistas y hay que seguir adelante! ¡Esto no se va a quedar así! ¡Venceremos a esos enemigos y los haremos pagar!

Seiya: (dirigiéndose hacia Shun) Así es. Nuestros cosmos son demasiado poderosos e incluso pueden superar el poder de un dios.

Jepri: Entonces, ¿cuál es el verdadero problema?

Diane: Me temo que el verdadero problema es que muchos de nosotros tenemos poca experiencia. No olvidemos que Seiya, Shun, Hyoga, Shiryu e Ikki han peleado contra Poseidón, Hades y el resto de los demás dioses del Olimpo. Es por ello que ellos tienen más experiencia que nosotros.

Selenio: El que tengamos poca experiencia no será impedimento para poder luchar contra nuestros enemigos. Nosotros lucharemos, y estoy seguro de que venceremos a los Generales de Platino.

Calipso: ¡Con guerreros de este nivel, no tendremos ni tiempo para experimentar! ¡Ellos nos matarán primero!

Seiya: No importa si no contamos con gran probabilidad de vencer, lucharemos para resistir. Y esto solo en virtud de la experiencia acumulada en las muchas luchas épicas de las que yo y mis compañeros hemos hemos sido testigos.

Hyoga: Si queremos vencer a los enemigos que nos están esperando, adelante. No tenemos tiempo qué perder.

Shun: Está bien que tomemos nuestro propio camino; ¿Quiénes somos para prevenirlo? Lo importante es que esto no se convierta en una pérdida de tiempo. Pase lo que pase, debemos de cuidarnos a nosotros mismos, sin contar demasiado para ayudar a los demás. Además, si nos quedamos atrás, debemos saber que nadie dejará de esperarnos. 

Shiryu: Todos estamos conscientes de los riesgos que corremos, ¿verdad?

Todos: Perfectamente.

Calipso: Una última cosa. ¿Cómo es el Templo del Zodiaco Chino? ¿De qué trata el Zodiaco Chino?

Kiki: El Zodiaco Chino cuenta, al igual que su contra-parte occidental, con doce signos. Según la astrología occidental, las personas nacidas bajo un signo del zodiaco tienen una personalidad y un futuro común, que depende del signo en cuestión. En la astrología china, por el contrario, cada signo corresponde a cada ciclo anual. Para no hacerles el cuento largo, deben seguirme hacia la entrada del Gran Templo, donde una conocida mía les explicará en qué consisten cada signo.

En ese entonces, los Doce Caballeros Dorados continuaron su su caminata hacia donde se encontraba el Gran Templo; después de menos de un kilómetro, lograron detectar las primeras ruinas de un templo bastante anómalo. Aunque era claramente de origen oriental, tenía muchos elementos en el estilo griego antiguo, otros en el estilo maya; que era algo bastante extraño, sobre todo en esta lejana parte del mundo.

Shun: (asombrado al observar el lugar) Este lugar... parece estar fuera del tiempo y el espacio.

Shiryu: Como si estuviera en el límite entre esta y otra dimensión. 

Seiya: Bien. Entonces, ¡Es hora de entrar!

En ese momento, una misteriosa mujer de estatura modesta, envuelta en cortinas rojas, bajó de los escalones de la entrada. Su cabello era muy largo, y era de color rosado. Sus ojos eran de color lavanda.

Jepri: (exclamando a modo de sorpresa) ¿Pero qué hace una mujer en este lugar?

Misha: Bienvenidos al Templo Platino de Mekar, Caballeros Dorados de Athena. Soy la sacerdotisa enviada para darte la bienvenida. Permítenme presentarme, mi nombre es Misha, y soy la guardiana de este Gran Templo. Con gran humildad, por favor sígueme.

Todos los Caballeros Dorados comenzaron a seguir a la joven Misha, quien al parecer se muestra como una buena persona.

Seiya: Una pregunta Kiki, ¿Dices que tenemos que dudar de ella también?

Kiki: No, la verdad es que no. Pero de todos modos debemos de ver nuestras propias espaldas. No me gustaría que algún espía de este templo nos ataque por sorpresa.

Hyoga: Pero... (exclama sintiéndose excluido de la conversación) ¿De qué estás hablando? 

La joven Misha, que había llegado a una pequeña plaza después del primer tramo de escaleras, se volvió hacia ellos y comenzó a dirigirles la palabra, de manera estable y silenciosa.

Misha: Este es el Gran Templo Platino de Mekar, la entrada surrealista al Mundo Divino. Es una región fronteriza entre esta dimensión y la otra dimensión, que también es la residencia de la casta más alta de guerreros. Esas edificaciones que están viendo a lo lejos en donde está la niebla son los Doce Templos de Mekar, cada uno presidido por un Caballero de Platino. Doce caballeros de platino a los que corresponden el mismo número de signos, los signos del Zodíaco Chino. En el camino, encontrarán a los Caballeros en el siguiente orden: Rata, Búfalo, Tigre, Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Cabra, Mono, Gallo, Perro y Jabalí. Cabe mencionar además que la sangre divina fluye dentro de sus venas.

Seiya: Entonces... ¿Son dioses?

Kiki: No, no exactamente. Misha trata de decir que la sangre de éstos caballeros es mitad humana. Ellos son semi-dioses. Entonces esto significa que cualquier intento de matarlos será inútil; aún así podríamos obtener lo mejor de ellos y obtener su reconocimiento. 

Misha: Más allá del Gran Templo Celestial, de hecho, está la puerta que nos lleva a la otra dimensión, "Halinogame". Es allí donde se oculta la Gran Divinidad de China, Marishi-Ten, que ha sido despertada de su sueño primordial por los Caballeros de Platino. Es esa puerta la que todos deben abrir, para poner fin a la existencia de esta amenaza. Pero, para abrir ese portal, deberán obtener el reconocimiento de los Doce Caballeros de Platino; esto corresponde a derrotarlos. Los Caballeros de Platino son casi todos hombres de gran honestidad y firmeza de valores, pero están de acuerdo en dejar de lado su Templo y disfrutar de su reconocimiento sólo si ustedes los derrotan de manera inequívoca.

Shiryu: (hablando de forma irónica) ¿Dónde he escuchado esto antes? 

Hyoga: Entonces... Lo que el Caballero del Dragón dijo, era falso. Estos caballeros no actúan solos. Dependen de alguna divinidad, están al servicio de ella.

Misha: No exactamente. Pero no hay otra información; lo descubrirán cuando sepan que todavía es necesario hacer que ese portal esté abierto, o de lo contrario, las acciones devastadoras de los Caballeros de Platino continuarán ininterrumpidamente. Sus próximos ataques también podrían costar la vida de millones de personas.

Shiryu: Entonces no podemos hacer nada más que emprender esta cruzada. Sólo tengo una duda: ¿Tenemos límites de tiempo?

Kiki: No, ésta vez no hay un límite definido. Por lo tanto, el Tiempo no será nuestro enemigo.

Shun: Al menos podré respirar al saber que el Tiempo está de nuestro lado ahora.

Ikki: Sin embargo, no podemos tomar esta situación con mucha calma.

Kiki: Misha, ¿podemos confiar en usted?

Misha: Creo que los hechos han confirmado mis palabras. Sin embargo, todos ustedes deberán saber que no les voy a pedir nada a cambio. Desear es algo que me es ajeno, podría causar ni más ni menos que una eventual destrucción de la Tierra.

Harbinger: Pues bueno, la suerte ya ha sido echada. 

Shun: No tenemos otra opción. 

Kiki: Un momento. Antes de que vayamos a los Templos, debo aclararles algo más.

Resto de los Caballeros: ¿Qué?

Kiki: Cada uno de los doce signos del Zodiaco Chino posee un equivalente en el Zodiaco Occidental: El equivalente de la Rata es el signo de Sagitario; el equivalente del Búfalo es el signo de Capricornio; el equivalente del Tigre es el signo de Acuario; el equivalente del Conejo es el signo de Piscis; el equivalente del Dragón es el signo de Aries; el equivalente de la Serpiente es el signo de Tauro; el equivalente del Caballo es el signo de Géminis; el equivalente de la Cabra es el signo de Cáncer; el equivalente del Mono es el signo de Leo; el equivalente del Gallo es el signo de Virgo; el equivalente del Perro es el signo de Libra; y el equivalente del Jabalí es el signo de Escorpión.

Hyoga: (diciéndose así mismo de manera positiva) Ahora ya sé por qué mi fuerza resultó ser inferior al Caballero de Dragón... ¡Cada Caballero debe de pelear con su equivalente!

Seiya: Bien Caballeros, tenemos un mundo que salvar y doce enemigos qué vencer. Yo iré a la casa de la Rata; Kiki, tú ve a la casa del Dragón; Harbinger, tú ve a la casa de la Serpiente; Cástor, tú ve a la casa del Caballo; Jepri, tú ve a la casa de la Cabra; Ikki, tú te encargarás de enfrentarte al caballero del Mono; Shun, tú te encargarás del caballero del Gallo; Shiryu, tú ve hacia la casa del Perro; Diane, encárgate del Jabalí; Selenio, encárgate del Búfalo; Hyoga, ve hacia donde está el Tigre; y tú Calipso, ve hacia donde está el Conejo. ¿Les quedó claro?

Los caballeros asintieron su cabeza de manera positiva, y por lo tanto, los doce decidieron comenzar su viaje. El camino por delante parecía ser mucho más largo que el Santuario de Athena en Grecia, las frías tierras de Asgard o el Templo Submarino de Poseidón.

Selenio: Por lo poco que puedo ver, estos templos no están colocados uno después del otro, como en el Santuario, ¿Verdad?

Kiki: De hecho, el camino hacia el portal "Halinogame" cuenta con muchas ramificado y cada una de estas ramas llega a cada casa. 

Seiya: Como tenemos todo el tiempo del mundo para detener a los guardianes de los doce templos, debemos todos de separarnos y tomar caminos diferentes hacia la casa donde nos enfentaremos a nuestros equivalentes. Sin embargo, la elección es nuestra.

Shiryu: (observando hacia el cielo) No estaría nada mal que cada quién tome caminos separados. 

Shun: (respondiendo a modo de objeción) ¡Pero tenemos todo el tiempo posible! No veo razón alguna por la que deberíamos separarnos.

Ikki: Shun, estoy de acuerdo con lo que estás pensando, pero si fuera tú, no perdería mi tiempo protegiendo a los demás. Lo siento, hermano mío, pero si es necesario, nos separaremos; pero será por una causa buena.

Diane: Bien, ¿Quién irá a la primera casa? 

Seiya: Yo, por supuesto (se dirige hacia Diane) Y por cierto, Diane, a ti te corresponderá la última casa.

Diane: Maldición, ¿Por qué siempre me tiene que tocar al último? 

Calipso: No te quejes por cosas pequeñas. Tenemos que irnos a cada casa ahora. 

Seiya: (dirigiéndose hacia Misha) Gracias por la información, Misha.

Misha: No me agradezcas, Caballero Ateniense. (mira a todos los Caballeros Dorados marchando hacia cada casa del zodiaco chino) Pronto entenderás que te he puesto en el camino de tu propia muerte. (comienza a soltar una risa un poco maléfica)

Los Doce Caballeros Dorados dieron la espalda a la joven mujer y comenzaron a alejarse de ella.

Harbinger: Estamos acostumbrados a caminar caminos similares. 

Seiya: No lo olvides, Harbinger. Somos personas habituales.

Después de dar apenas cuatro pasos, los Doce Caballeros Dorados fueron detenidos por una risa femenina estridente. Alguien muy conocido por Seiya y compañía apareció ante ellos. 

???: ¡Sabía que ustedes llegarían! ¡Sin embargo, ustedes me hicieron esperar un largo trecho!

Aquella mujer que apenas acababa de llegar, poseía una misteriosa armadura de aspecto dorado. Un nuevo caballero dorado finalmente se había unido a la nueva cruzada; su nombre era Shaina de Ofiuco.

Seiya: ¡Shaina! Pero... ¿Desde cuándo llevas la armadura dorada?

Shaina: ¡Fue un obsequio de los Dioses del Olimpo! ¿Tienen algo a cambio si me uno a ustedes?

Seiya: Bueno, yo diría que no. Por el momento, necesitamos toda la ayuda que podamos obtener. Tal vez puedas servirnos como observadora.

Shaina: Estoy contenta por la oferta. También vine aquí porque sucede que fui invitada formalmente en este absurdo lugar.

Seiya: ¿Qué pasó?

Shaina: ¡Destruyeron el pueblo que estaba al pie del Gran Templo, donde viví con Cassios y estos infames profanaron su tumba! En su lápida destruida, había indicaciones extrañas. Y fue por eso que decidí seguirlos, y logré llegar aquí. No solo para vengarme sino también para representar al Santuario de Athena que, como todos ustedes saben, fue atacado.

Shun: Entonces conociste a esa mujer antes que nosotros...

Shaina: Sí, y ella ya me explicó todo. Así que creo que deberíamos irnos, sin perder más tiempo en consideraciones indolentes e innecesarias. Los hechos aclararán los muchos misterios de esta historia. Oigan, ¿Y quiénes son los otros que están junto con Kiki, Shun, Shiryu, Hyoga e Ikki?

Harbinger: Soy el nuevo Caballero de Tauro, Harbinger.

Cástor: Soy el nuevo Caballero de Géminis, Cástor.

Jepri: Soy el nuevo Caballero de Cáncer, Jepri.

Diane: Soy la nueva Caballero de Escorpión, Diane.

Selenio: Soy el nuevo Caballero de Capricornio, Selenio.

Calipso: Soy la nueva Caballero de Piscis, Calipso.

Shaina: No puedo creerlo. Tenemos más aliados a nuestra causa. Estoy tan feliz de conocerlos.

Después de ese momento, los trece guerreros dorados se fueron a las cercanías del primero de los doce templos. 

Shaina: (mostrándose con desdén) ¿Esta sería la primera casa del Zodiaco Oriental? Es horrible. ¡Qué sentido de estética repugnante! 

Shiryu: Una inscripción en chino. Significa "Ratón" o "Rata".

Shun: Entonces, esta es la casa de la Rata.

Seiya: (entusiasmado) No cabe duda; ésta es la primera casa.

Shaina: ¡Bien! ¡Me quitaré esa máscara con mis propias manos! (Seiya se da cuenta de que Shaina tenía dificultades para respirar) ¡Necesito conseguir más oxígeno!

Hyoga: Bueno Seiya, los demás caballeros te dejaremos aquí junto con Shaina. Nosotros nos encargaremos de los demás caballeros.

Seiya: ¡Adelante, camaradas! ¡Vayan pronto! (después se dirige hacia Shaina) ¡Por favor, Shaina! ¡Tú encárgate de vigilar ésta casa! ¡Yo me iré a enfrentar a la Rata!

Shaina: ¡De acuerdo! 

Shaina se encargó de mantenerse con un par de pies afuera de la casa de la Rata. Mientras tanto, Seiya, el Caballero Dorado de Sagitario, está más que listo para poder enfrentarse al Caballero que se encarga de vigilar la primera casa del Zodiaco Chino.

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