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Capítulo 16.- La Gran Puerta Celestial

La Gran Puerta Celestial de Halinogame, la entrada principal al mundo espiritual donde moran los dioses mayores de China. Ahora, una nueva generación de Caballeros, que portan las brillantes armaduras de Oro y de Platino, comienzan a reunirse ante la Gran Puerta Celestial. Están aquí por una misma misión: Salvar a la Humanidad de una amenaza que pone en peligro la existencia misma de la Tierra; para vencer a dicha amenaza, primero deberán de abrir esa puerta. Todas las armaduras de Platino que fueron salvajemente dañadas durante el combate contra los Atenienses de Oro, fueron reparadas y restauradas por la sangre de los mismos Caballeros de Platino, quienes poseen sangre divina en sus venas.

Seiya: Bien amigos, creo que ya lo logramos. 

Shiryu: Los 12 Caballeros de Platino, por fin unieron sus fuerzas. 

Shun: Ahora todos están aquí con un mismo objetivo. 

Ikki: Están aquí porque van a salvar al Mundo. 

Dashu: Amigos, estamos aquí gracias al poder de nuestra sangre divina; hemos venido a luchar por nuestro pueblo y protegerlo. 

Moka: ¡Moka-Moka, así es!

Hyoga: Laohen, es increíble volver a vernos en éste lugar. 

Laohen: Hyoga, estoy más que dispuesto a ayudar a mis compañeros en este acto. 

Shiryu: Sunak. 

Sunak: Shiryu, gracias a ti, pude darme cuenta de lo importante que es la humanidad. 

Shiryu: Si, te lo agradezco mucho. 

Selenio: Gojiro.

Gojiro: Ha pasado mucho tiempo, Selenio. 

Kiki: Shenlong, Yagi, Toki, también están aquí. 

Shenlong: Escuchen todos ustedes: Sus Armaduras han resucitado con el poder de nuestra sangre y gracias ella estamos aquí para luchar y defender a nuestra gente. Por eso no nos podemos rendir hasta lograr nuestro objetivo. 

Mao: Tenemos que abrir el Camino hacia el Mundo de los Espíritus. 

Shenlong: Tienes razón; es preciso abrir la puerta cuanto antes. 

Inmediatamente, todas las armaduras de los Caballeros de Platino se volvieron armaduras divinas, causando asombro entre los desarmados caballeros de Oro. Acto seguido, Shenlong comienza a crear una esfera de energía tan potente, que sólo los dioses serían capaces de hacerla.

Seiya: ¡Shenlong ha creado una especie de esfera con sus manos! 

Gongzhu: Ondori, Zheng, Moka. 

Moka: ¡Moka-Moka! 

Zheng: ¡Entendido! 

Ondori: ¡Si! 

Todos comenzaron a elevar sus cosmos y brindar un poco de energía a Shenlong, quien maximiza su cosmos y hace crear la esfera.

Dashu: ¡Vamos, camaradas! 

Seiya: ¡Dashu!

Dashu: Nos vemos después, Seiya. Cuídate. 

Seiya: ¿Después? 

Shiryu: Se están marchando. ¿Qué van a hacer los Caballeros de Platino? 

Shenlong: Caballeros Dorados de Athena, será mejor que se alejen de ahí cuanto antes. 

Harbinger: ¿Pero, por qué? 

Shaina: ¡Sí, queremos saberlo!

Yagi: Los 12 Caballeros de Platino intentaremos concentrar nuestros cosmos en esa esfera que Shenlong está creando para lanzarla hacia la puerta. 

Shun: ¿En la Esfera de Shenlong? 

Seiya: ¿Los 12 Caballeros de Platino van a...? 

Ikki: ¿Concentrar sus cosmos? 

Ondori: Si; ésta es la única alternativa, no hay otra. Solo así podremos emular la Luz del Sol; entonces lograremos derrumbar la Gran Puerta Celestial. 

Zheng: Sin embargo, al hacerlo, corremos el riesgo de que nuestros cuerpos desaparezcan de este Universo. 

Calipso: ¿Un momento, dijeron desaparecer? 

Shenlong: El poder que estamos a punto de acumular, será capaz de ocasionar una poderosa explosión, de la que tenemos pocas posibilidades de sobrevivir; por ello deberán de irse de aquí inmediatamente.

Diane: ¿Pero Gongzhu? 

Gongzhu: Ya no insistan, recuerden que deben detener la amenaza que se avecina a la Tierra a como dé lugar. 

Jepri: Yagi...

Yagi: Solo los Dioses pueden cruzar la Puerta al Mundo de los Espíritus por su propia voluntad.

Toki: Aun si un humano lograra traspasarlo con vida e intentara llegar hacia la Gran Cima, nunca podría conseguirlo, ya que su cuerpo podría desintegrarse en el Trayecto. 

Sunak: Sin embargo, nosotros podemos hacerlo, ya que contamos con una enorme ventaja.

Shun: ¿Ventaja? ¡Creo que se refiere a las Armaduras Divinas!

Seiya: Armaduras Divinas... Pero si las nuestras están hechas pedazos... Un momento, ¿Dónde está Kiki? 

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Mientras tanto, en la enfermería de la mansión de Kido, June y Shunrei habían pasado su corto período de convalecencia. Ambas habían sido curadas gracias al cuidado de Saori Kido, quien estaba en el lugar. Sin embargo, ellas recibieron la fugaz visita de Kiki de Aries, quien se teletransportó desde Mekar para poder pedir ayuda a Athena, para poder reparar las armaduras doradas que habían sido dañadas durante las batallas contra los dorados. 

Kiki:  Saori, te suplico que uses tu sangre para poder reparar las trece armaduras doradas que han sido dañadas; te necesito de inmediato. Esta vez no habrá aplazamientos, ya que los demás caballeros la necesitan con urgencia.

Saori: ¿Pero es realmente urgente que sean reparadas esas armaduras? (Kiki asienta la cabeza) Dios mío, espérame un momento. (toma un bisturí y comienza a abrir su brazo, del cual desprende sangre que vierte sobre las demás armaduras doradas, mientras tanto, Saori comienza a pensar) Destrucciones, muertes y lesiones. Tanta violencia tan injustificada; y todo esto como recompensa por salvar al mundo de las ambiciones de Arles, Hilda, Poseidón, Hades, Zeus, Cronos y Urano... Oh, Seiya, ¿Ahora a quién vas a enfrentar? (su sangre termina por regar todas las armaduras, e inmediatamente cae inconsciente)

Kiki: Gracias, Saori. (comienza a sostener la herida de Saori hasta sanarla completamente; después se apresura a reparar y darle una pulida a las Armaduras Doradas; una vez que Saori recupera la conciencia, Kiki comienza a platicar con Saori) Señorita, ¿Crees que el posible enemigo al que ahora se enfrentan Seiya y los Dorados pueda ser fácil de vencer?

Saori: Lo dudo. En estos momentos ya deberían haber estado completamente fuera del juego. También tengo una fuerte sensación de que esta es una fuerza nueva, muy poderosa y devastadora. Sin embargo, se trata de una fuerza menos injusta en comparación con las anteriores amenazas del Olimpo.

Kiki: Explícamelo mejor.

Saori: No sé... Tengo la impresión de que este nuevo enemigo es más poderoso que los demás, pero no siento que la maldad provenga de él.

Kiki: ¿A qué te refieres?

Saori: No puedo decirte nada más. Por ahora es todo lo que me atrevo a formular.

Kiki: Seiya, Shun y los otros... ya están peleando por un largo tiempo. Debemos ir inmediatamente para apoyarlos.

Saori: Bien dicho. ¡Necesitaré de la Armadura de la Diosa Athena! 

Kiki: ¡También la traje!

Saori: ¡Gracias!

Una vez que Las Trece Armaduras Divinas y la Armadura de Athena han sido reparadas, Kiki y Saori se teletransportan hacia el Gran Templo de Mekar, donde se encuentran Seiya y los demás Caballeros Dorados. Para ése entonces, los restantes Caballeros habían descendido de las escaleras a esperar el impacto que ocasionaría la destrucción de la Gran Puerta Celestial; pero Moka comenzó a proteger a los demás Caballeros de Platino que se encontraban cerca de la puerta, salvándoles así de una muerte segura.

Seiya: ¡Kiki! ¡Saori! ¡Están aquí!

Kiki: Seiya, amigos, ya reparé las armaduras doradas.

Shaina: Gracias, Kiki.

Kiki: No hay problema, apúrense a vestirlas, que tenemos una cita con los Dioses más poderosos de China.

Inmediatamente, los Trece Caballeros de Oro ya con las nuevas armaduras doradas, acompañados de la poderosa Diosa Athena, marchan hacia el lugar donde estaba la gran puerta de Halinogame. Ahí, todos los Atenienses se percataron de que los Doce Platinos habían sobrevivido al impacto de la gran esfera de Shenlong.

Shenlong: Caballeros Atenienses, me alegra saber que Athena virtió su sangre sobre sus Armaduras, y asi de esta forma en ustedes existe ya una esencia enorme de su gran Divinidad.

Seiya: Ahora lo entiendo. 

Yagi: Exacto, así es como podrán atravesar con facilidad el Mundo de los Espíritus, donde radican los Dioses, y así entonces, finalmente podemos poner fin a la tiranía del Emperador de Jade, la cual inició desde Tiempos Mitológicos. 

Hyoga: ¿Terminar la Guerra contra el Emperador de Jade? 

Shiryu: ¿Finalmente? 

Sunak: Como lo oyeron. 

Todos los demás Caballeros de Platino: ¡Hay que detener la amenaza que pone en peligro a nuestro mundo!

Todos los Caballeros Dorados: ¡DE ACUERDO!

Los Caballeros de Oro; Kiki de Aries, Harbinger de Tauro, Cástor de Géminis, Jepri de Cáncer, Ikki de Leo, Shun de Virgo, Shiryu de Libra, Diane de Escorpión, Seiya de Sagitario, Selenio de Capricornio, Hyoga de Acuario, Calipso de Piscis y Shaina de Ofiuco, unen sus fuerzas para dirigirse hacia el Mundo de los Espíritus. Los Caballeros de Platino; Dashu de la Rata, Gojiro del Búfalo, Laohen del Tigre, Toki del Conejo, Shenlong del Dragón, Zheng de la Serpiente, Mao del Caballo, Yagi de la Cabra, Moka del Mono, Ondori del Gallo, Sunak del Perro y Gongzhu del Jabalí, se sorprenden de que los Atenienses han decidido estar dispuestos a pelear por Athena y la Tierra, por lo que se adelantan a ellos y entran al Mundo de los Espíritus. Las personas normales no pueden cruzar al interior de la puerta, por lo que al hacerlo seguramente desaparecerán... pero los Caballeros de Oro y de Platino podrán pasar, ya que las armaduras doradas han sido bañadas con la sangre de una diosa, y las armaduras de platino han sido bañadas con las sangres de sus respectivos portadores... Finalmente, la verdadera guerra contra los Dioses Supremos de China, liderados por el Emperador de Jade, ha comenzado.

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