Capítulo 14.- Sunak, el Caballero Platino del Perro
Seiya y los demás Caballeros Dorados lograron vencer a la gran mayoría de los Caballeros Platinos, para después recorrer a toda prisa las escaleras que los llevaban hacia la Gran Puerta de Halinogame. Por otro lado, Shiryu, el Caballero Dorado de Libra, finalmente llegó hacia la Onceava Casa del Gran Templo de Mekar, la Casa del Perro. Ahí, Shiryu es recibido por una iracunda manada de perros...
Shiryu: ¡Unos perros! (éstos atacan a Shiryu) ¡No son obstáculos para mi! (agarra a los perros, los golpea y los patea)
Pero dicho ataque sorpresa que acababa de recibir, no era más que el preludio de otro enfrentamiento entre un Caballero Dorado y un Caballero Platino.
???: ¡Caballero Dorado de Athena! ¿Cómo te atreves a lastimar a mis fieles perros?
Shiryu: Un momento... ¿Acaso fuiste tú quien está detrás de todos estos perros? (comienza a dar un suspiro y luego continúa) Si usted es el que está encargándose de éste lugar, entonces, usted es el Caballero de la Casa del Perro.
Sunak: Soy el Sagrado Can del Oriente y el Caballero de Platino de la Onceava Constelación del Zodiaco Chino, ¡Soy Sunak del Perro!
Shiryu: ¡Y yo soy Shiryu, Caballero Dorado de la Constelación de Libra! (se pone en posición de combate) Dime, ¿Crees que unos simples perros de perrera podrán conmigo? ¡Subestimas la nobleza y el honor de un caballero, Sunak!
Sunak: (ríe un poco) ¿Sabes? ¡Ni siquiera te veo como a un enemigo! ¡Ni siquiera te mereces que te subestimen!
Shiryu: (sorprendido) ¿Qué? ¿Cómo dijiste?
Sunak: Dicen por estos lares que el mejor amigo del hombre es el perro... Y no estaban para nada equivocados. (un par de perros se dirige hacia Sunak, quien los acaricia) Yo crié a estos perros, a mis queridos y amados perros, como si fueran mis propios hijos... ¡En medio de estas tierras hostiles! (se prepara en posición de ataque y defensa) ¡El que se mete con mis perros, se meterá conmigo!
Shiryu: Bien, si eso quieres... ¡Usaré mi poder para aplastarte! ¡Dragón Volador!
Shiryu envuelve su cuerpo utilizando su cosmos, y se lanza contra su enemigo como si fuera proyectil es una técnica de puño. Después de que su ataque logra derribar a Sunak, éste se levanta fácilmente, como si no pasara nada.
Sunak: ¡Es hora de que comienzas a sufrir! ¡Puño Salvaje del Perro Divino!
Sunak propulsa rayos blancos y amarillos, dando puñetazos que se revelan como golpes lanzados a distancia. El Caballero de Platino asesta a su enemigo una multitud de golpes de puño que rasgan el cuerpo del Caballero Dorado, a quien le producen heridas similares a las mordeduras de perros.
Shiryu: (levantándose de los fuertes golpes) Parece que tienes ciertas habilidades con el manejo de los puños... pero soy un Caballero Dorado, y voy a vencerte... ¡Los Cien Dragones del Rozán!
El ataque de Shiryu golpea en repetidas ocasiones al Caballero del Perro, pero aún y a pesar de ello, se levanta fácilmente, como si estuviera intacto.
Shiryu: (habla consigo mismo) ¡No puedo creerlo! ¡Mis ataques no le han hecho nada! (se dirige hacia Sunak) ¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Vas a atacarme nuevamente con tus perros?
Sunak: ¡Ja, ja, ja! ¡Puedo encargarme de ti sin ayuda! ¡Lo único que pienso hacer contigo es golpearte hasta que te mueras!
Sunak prepara nuevamente su ataque para dejar inmovil a Shiryu, pero éste último saca su carta bajo la manga...
Shiryu: ¡Dragón Ascendente!
El ataque de Shiryu golpea fuertemente al Santo de Platino e impulsándolo violentamente por los aires, pero cuando éste cayó al suelo, se vuelve a levantar con facilidad, y sin ningún hueso roto.
Shiryu: (sorprendido) ¡No puedo creerlo! ¡Cada vez que lo ataco con mis técnicas más poderosas, siempre sale ileso de todas ellas! ¡Es un sujeto casi imposible de vencer! ¡Si tan sólo hay una posibilidad de vencerlo, sería solamente de una en un millón!
Sunak: (ve a sus perros acercarse hacia él) Mis queridos perros, veo que tienen mucha hambre... No se preocupen, ésto acabará pronto. No tengo idea de cómo sería su sabor pero, creo que es una carne fresca.
Sunak comienza a reír de forma semimaléfica, e inmediatamente se dirige rápidamente hacia un desprevenido Shiryu, a quien ataca con el llamado Ladrido Celestial, una poderosa técnica que consiste en liberar una poderosa energía que y emerge del puño del Caballero del Perro, golpeando brutalmente al Caballero de Libra hasta dejarlo prácticamente casi inmóvil.
Sunak: Je, je. ¿Qué te pareció mi Ladrido Celestial? ¡La próxima vez que lo haga, te descuartizará en pedazos!
Shiryu: (piensa mientras sufre) Si al menos pudiera encontrar su punto débil, lo haría caer si ningún problema... pero ésta vez será demasiado difícil.
Sunak: ¡Ríndete de una vez, Libra! ¡Si sigues así, no saldrás vivo de éste lugar!
Shiryu: (sigue pensando) ¡No tengo duda de que éste caballero es muy fuerte! ¡Pero aún así no debo perder! (se pone de pie) ¡Es momento de que yo use los Escudos de Libra!
Shiryu saca los dos escudos que protegían a su armadura, y los lanza en dirección hacia Sunak, haciendo que dichos escudos comenzasen a golpearlo fuertemente hasta que a Sunak se le comienza a salir algo de sangre.
Sunak: ¡No puede ser! ¡He sido atacado ferozmente con un par de escudos!
Shiryu: Así es, Caballero del Perro. ¡Nadie puede vencer a los poderosos escudos de Libra! (camina hacia Sunak y dirige sus palabras) ¡Jura que a partir de ahora lucharás por la justicia y por la caridad!
Sunak: ¿Justicia? ¿Caridad? ¿Acaso lo dices en serio?
Shiryu: ¡Si! Si no unimos nuestras fuerzas, no podremos salvar al mundo de la destrucción que se avecina.
Sunak: ¿¡La destrucción del Mundo!? ¿¡Qué tontería es ésa!?
Shiryu: ¿Acaso no lo entiendes? ¡Si no contamos con la ayuda de los Caballeros de Platino para poder abrir la Gran Puerta de Halinogame, la amenaza a la que nos enfrentamos será imparable! ¡Sunak, debes creerme!
Sunak: ¡Ja! ¿Creerle a un ser humano? ¡Jamás! ¡Yo soy un ser divino, y solamente creo en mis perros!
Shiryu: Sunak, entiendo perfectamente que la sangre divina fluye dentro de ti... Pero para poder alcanzar la verdadera felicidad, deberás de creer en los demás. ¿Dime qué fue lo que te ocurrió? ¿Qué te hizo ser de esa manera?
Sunak: Bien, déjame contarte la verdad: Cuando sólo era un niño, fui de paseo con mis padres. Estábamos en el bosque y nos atacó un panda. Los amigos de mis padres nos acompañaban, pero ellos también fueron atacados por otros pandas que estaban en el lugar. Mis padres, y los amigos de mis padres, murieron por protegerme... Pero no estaba solo: Ésta vez fui acompañado por una manada de perros que inmediatamente se convirtieron en mi nueva familia. Fue un momento difícil, pero pude superar todas estas dificultades gracias al acompañamiento de mis amigos, los dignos y siempre leales canes, y gracias a ello, recibí la protección de la Sagrada Armadura de Platino del Perro, la Constelación con la que me identifico.
Shiryu: Tus perros... Ahora todo tiene sentido.
Sunak: Gracias a los perros, pude darme cuenta de que el ser humano no es más que otro animal más del reino animal... ¿Y sabes por qué? ¡Porque yo, en realidad, soy un descendiente directo de los Dioses de China! ¡Soy un ser divino! ¡Y los seres divinos están por encima de todos los animales! ¡Los humanos, y sus mejores amigos, los perros, siempre serán leales a los seres divinos!
Shiryu: Ya veo... Así que tú también eres huérfano. ¡Pero por muchas penurias que yo haya sufrido, siempre confié en la gente! ¡En mis camaradas! ¿Por qué no crees en los demás camaradas que protegen las doce casas del zodiaco chino?
Sunak: ¿Acaso eres ignorante? ¡Yo soy un dios! ¡Y ellos también son dioses! ¡Incluso ellos someten a sus propios animales con un solo toque! ¡A los humanos que osen levantarse contra la voluntad de los dioses, les esperará el castigo eterno! ¡Recibe mi Patada del Cerbero!
Sunak concentra todo su cosmos en su pierna izquierda, la cual golpea tajantemente al caballero de Libra.
Shiryu: ¡Puedes destrozar mi cuerpo y mi alma! ¡Pero no me rendiré ni abandonaré éste lugar, hasta que obtengas mi reconocimiento!
Sunak: ¿Es por aquellos a quien dices creer?
Shiryu: ¡Así es! ¡Por salvar a la humanidad de ésta crisis! ¡Es hora de que recibas al Excálibur!
Shiryu utiliza su brazo para partir la armadura de Sunak por la mitad, haciendo que ésta caiga en pedazos al suelo. Acto seguido, Shiryu se deshace de su frágil armadura.
Sunak: ¡No puedo creerlo! ¡Destruiste mi armadura y luego te deshaces de la tuya! ¿Qué demonios piensas hacer?
Shiryu: ¡Ahora estamos en partes iguales! ¡Si quieres seguir peleando, que sea así!
Sunak: ¡No lo puedo creer, te has vuelto loco!
Shiryu: Dime, ¿Tanto te retorció perder a tus padres y a los que tanto amabas?
Sunak: ¡Silencio! ¡Tú no entiendes mis sentimientos!
Shiryu: ¡Sí los entiendo! ¡De hecho, todos los caballeros atenienses somos huérfanos! ¡Pero no nos refugiamos en sentimientos negativos, no! ¡Nosotros salimos adelante y luchamos por lograr la paz que tanta falta le hace a este planeta!
Sunak: ¿La paz? ¡No conozco la paz! ¡Quiero saber qué es la paz!
Shiryu: Sunak, primero necesitarás retractarte de tus malas ideas, y así espero que puedas apreciar el amor y la amistad que caracterizan a los humanos.
En ese momento, Sunak sintió el verdadero terror, y finalmente se arrepintió de haber provocado a Shiryu, para que peleara con todos sus poderes. Una vez que el Caballero de Libra le otorgara el perdón al Caballero del Perro, ambos caminaron hacia la Gran Puerta de Halinogame, donde esperan reunirse con los demás caballeros.
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