Capítulo 11.- Yagi, el Caballero Platino de la Cabra
El Caballero Dorado de Cáncer, Jepri, se dirige hacia la Casa de la Cabra, defendida por el Caballero Platino que defiende su respectiva casa. Jepri se ve obligado a continuar y se decide a enfrentar contra el Caballero de la Cabra. La figura que se le apareció en ese mismo momento, y luego dirigió la palabra al Caballero de Cáncer.
Yagi: Saludos, Caballero de Cáncer. Soy el Capitán Yagi, de la Constelación de la Cabra, y uno de los doce guardianes del Gran Templo de Mekar.
Jepri: Caballero, no dudo ni un segundo lo que está sucediendo ahora, pero, como eres un Santo de Platino, ¡supongo que eres mi enemigo! ¡Y no tengo tiempo que perder! ¡Ponte en guardia!
Con un grito, Jepri se volvió contra Yagi.
Jepri: ¡Ondas Infernales!
La fulminante descarga de golpes formadas por espíritus, se dirigió contra el enemigo, más rápido de lo habitual, con el fin de asestarle un buen golpe. Sin embargo, Yagi no se intimidó, y solo levantó la capa que cubría sus hombros y, solo con el movimiento de aire producido, el ataque de Cáncer desapareció. El desplazamiento de los espíritus se arrojó, como una ráfaga de viento impetuoso, contra el mismo Jepri a pocos metros de distancia. Cuando se levantó nuevamente, comenzó a temblar frente a la potente voz de Yagi.
Yagi: (hablando en un tono pesimista) No entiendo por qué tu diosa Athena te mandó a tratar de vencer a nosotros. ¡Por desgracia no eres tan poderoso como un caballero de plata!
Jepri: (interrumpiendo a su oponente)¡No subestimes el poder de un caballero dorado! ¡Estoy aquí para ayudar a los Caballeros de Athena a salvar la Tierra de una posible destrucción! Lo siento, pero ahora tendré que derrotarte.
Yagi: Pruébalo.
Jepri: ¡Aquí voy! ¡Danza de los Espíritus del Inframundo!
Jepri eleva sus manos con los puños cerrados, cruzándolas sobre su cabeza mientras concentra su cosmos y forma dos bolas de energía en sus puños, las cuales luego lanza en dirección hacia Yagi, mientras se forma un enorme tornado que avanza para destrozarlo. Sin embargo, al recibir el ataque, Yagi se levanta fácilmente y no muestra daño alguno.
Yagi: ¡Bien hecho, Cáncer! ¡Pero ésta vez te voy a lanzar ésta... Cuerno de la Cabra Divina!
Un destello de energía espiral vino de la mano de Yagi, para sorprender al desorientado caballero de Cáncer y enviarlo contra una de las columnas de la habitación. El caballero de la Cabra se dirigió hacia su adversario, mientras éste último seguía estando en el suelo, y con una mirada atónita.
Yagi: ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Vas a pensar en la inmortalidad del cangrejo? (ríe de forma macabra)
Jepri: ¿Cómo es posible que evadiste mis ataques? ¡Esa fue la mejor oportunidad que tenía para hacerte caer!
Yagi: Tus ataques todavía no son nada en comparación con mis fuertes defensas y mi poderosos ataques.
Jepri: No, no puede ser. Por muy poderoso que seas, todavía puedes recibir buenos golpes; ¿Por qué me evades?
Yagi: El sentido de cualquier proporción se pierde cuando se trata de los caballeros de platino.
Jepri: Entonces, caballero de Cabra... ¿Cuáles son tus intenciones?
Yagi: Ninguno en particular. Solo pensaba que tenemos mucho con lo que trabajar para poder vencerte a ti y a todos tus amigos de oro.
Mientras Yagi comenzaba a reír de manera casi loca, Jepri comienza a levantarse de su lugar. Tenía los brazos llenos de moretones y su cuerpo estaba derramando sudor, parecía haber terminado una sesión de entrenamiento. Pero no era una sesión de entrenamiento, sino el cosmos que poco a poco estaba subiéndose dentro del cuerpo de Jepri.
Jepri: Cabra, ¿por qué no peleas conmigo de una vez? ¿Acaso te piensas rendir antes?
Yagi: No, mi amigo dorado. No soy yo quien se vaya a rendir primero.
En ese mismo momento, Jepri se percata de algo completamente inusual que lo está sometiendo, como si se tratara de un titiritero que controla a su títere a su gusto y antojo.
Jepri: ¿Pero qué me está pasando? Estoy sintiendo algo muy extraño. No puedo mover mis pies por mi propia cuenta. ¿Qué me pasa?
Yagi: Esto que estás sintiendo... Es el Lenguaje de la Dominación.
Jepri: ¿Qué? ¿El Lenguaje de la Dominación? ¿Que quieres decir con "Lenguaje de la Dominación"? ¿Es acaso una técnica para controlar cuerpos? Eso es imposible, no puedo moverme.
Yagi: El Lenguaje de la Dominación es un poderoso ataque basado en el control del cuerpo de su adversario, pero no es cualquier ataque de control corporal. Este ataque tiene sustento en el libro sagrado que fue dado a los Santos de Platino desde la era del mito, y cuyas páginas están bendecidas por la sangre de los Dioses de China; el ataque consiste en pasar estas páginas mediante el poder del cosmos hasta encontrar la orden que quiere usar contra su adversario. Es decir, yo soy capaz, mediante esta técnica, de hacer que mi adversario obedezca cualquiera de mis órdenes incluso paralizarlo o hacer que se golpee a si mismo, todo esto tan solo mediante una simple orden gracias a su cosmos y a este libro. ¿Ahora ya estás sorprendido?
Jepri: ¿Sorprendido? ¡Podrás controlar mi cuerpo, pero no me dejaré vencer!
Yagi: ¿Que no te dejarás vencer? ¡No me hagas reír con esa payasada!
En este momento, Yagi hace, con su libro, que Jepri se diera golpes así mismo, tanto en su cara como en su pecho, haciendo que éste quedara exhausto por el ataque.
Jepri: Estás subestimando el poder de los Caballeros de Oro; quienes somos los más fieles a la diosa Athena.
Yagi: (se ríe un poco) Eres un joven que no tiene ni la mínima experiencia de combate. Pero lo que acabas de ver no es más que el preludio de lo que voy a hacer.
Jepri: ¿Qué vas a hacer ahora?
Yagi: Voy a hacer la técnica más poderosa de los Santos de la Cabra: ¡Combinación Dominante!
Yagi de Cabra adopta una posición, como si fuera a desenvainar una espada, sin embargo el "desenvaina" su Libro Sagrado, colocandolo en frente de su oponente. Cuando una columna de luz envuelve el cuerpo de Yagi, ésta termina golpeando al caballero de Cáncer. Cuando esta energía desaparece, Yago golpea a Jepri con una gran fuerza física.
Jepri: Eres un ingenio... Tu fuerza me sorprende.
Yagi: Lo que acabas de ver es sólo una prueba de mi fuerza. En otras palabras, es un monumento al poder divino que está en mi interior ¿Lo comprendiste ahora?
Jepri: Lo entiendo perfectamente. Me han dicho que los Caballeros de Platino llevan la sangre de los dioses dentro de sus venas y arterias. No me sorprende que algunos se jacten de ello.
Yagi: A mi tampoco me sorprende que conozcas la verdad, ahora te voy a mostrar otra técnica poderosa que tengo en la manga: ¡La Espada Sagrada!
La Espada Sagrada de Yagi posee el poder para cortar o rasgar la armadura del enemigo, ya que está estrechamente relacionado con el cosmo del ejecutante, es decir, Yagi. Sin embargo, Jepri logra evadir el ataque de Yagi, ya que le hizo recordar al famoso Excálibur del santo de Capricornio.
Jepri: ¿Qué? ¿También el santo de la Cabra conoce la técnica del Excálibur? ¿Me pregunto cómo puedo detenerlo?
Yagi: No podrás escapar de mi. Debo asegurarme la victoria si debo mantenerme en guardia para poder vencer al enemigo. No importa si esto implique hacerle un daño fatal al enemigo.
Jepri: ¡Asegurar tu victoria no tiene la menor importancia! ¡Debo vencerte! ¡Sufrimiento Infernal!
Jepri concentra su cosmos en su dedo índice derecho, enviando un espíritu que se lanza rápidamente hacia Yagi, el cual es inmovilizado por otros espíritus. Posteriormente, Jepri oprime su puño ocasionando que estos espíritus causen un gran daño, siendo capaces incluso de destruir la armadura de su oponente.
Yagi: ¡No puede ser! ¡Mi armadura ha sido destruida!
Jepri: Así es, Caballero de Cabra. La armadura de Cáncer cuenta con el diseño más agresivo de toda las armaduras de oro. El poder que lleva es tan grande, que incluso puede hacer polvo a una armadura de platino.
Yagi: (hablando consigo mismo) Esto ya duró demasiado. Mi armadura acaba de ser hecha pedazos, y estoy con la guardia casi baja. Debo de hacer algo para sorprender a Cáncer de la forma menos esperada.
En este momento, Yagi comienza a realizar su ataque más fuerte, el ataque de la Espada Sagrada, con el fin de darle la estocada final a Jepri. Sin embargo, al lanzar dicho ataque, no logró herir al dorado de gravedad, sino que únicamente hizo que la armadura de Cáncer se rompiera con facilidad, dejando boquiabierto al ya de por sí desprotegido caballero de la Cabra.
Yagi: ¡Imposible! ¡Mi técnica no lo hirió, sino que hizo a su armadura pedazos!
Jepri: Ahora sí estamos a mano, y en condiciones iguales. Dime ahora, ¿Acaso quieres seguir peleando?
Yagi: (comienza a respirar profundamente y prácticamente agotado) Claro que no. Hubiera respondido con un sí, pero ¿De qué servirá pelear si nuestras armaduras ya están reducidas a escombros? ¿Qué puedo hacer yo ahora que ya no tengo una coraza que me proteja de tus golpes? Ahora mi poder comienza a estar vulnerable.
Jepri: ¿Pero qué carajos estás diciendo? (comienza a reír un poco) No, amigo mío. Ese no es el asunto. La armadura puede protegerte, pero el verdadero poder de un caballero es el que está dentro de su interior.
Yagi: No logro comprenderlo... ¿Cómo es posible que la Armadura no es suficiente para tener la fuerza necesaria? ¿Será acaso que la sangre divina que corre por mis venas es la que me da la fuerza, y no la Armadura? No lo entiendo.
Jepri: ¡Ay, amigo! Debes estar un poco confundido al escuchar mis palabras. Pues ni modo, ésta es la verdad. No olvides que las armaduras no solo protegen a sus portadores, sino que tienen voluntad propia, y pueden elegir a quienes puedan otorgarle su protección y poder.
Yagi: O sea que ¿No soy digno de portar la Armadura de la Cabra?
Jepri: Eso no lo sé con exactitud, pero hay algo en el que sí estamos más que seguros; y es el hecho de que el verdadero enemigo es el que está detrás de la Gran Puerta, y necesitamos contar con la presencia de los doce Caballeros de Platino para poder abrirla.
Yagi: ¿La Gran Puerta? ¿¡Seguramente te refieres al portal "Halinogame" , el cual conecta al Mundo Humano con el Mundo Espiritual!? ¿¡Para ésto te envió la diosa Athena!?
Jepri: Si, así es. Tenemos que ir al portal de Halinogame. Si la diosa Athena nos ha enviado para acudir a los Caballeros de Platino, la misión que éstos deben de ejercer asume aún una mayor importancia. Para esto, te pido que participes en ésta noble causa.
Yagi: Entendido.
En este momento, Jepri de Cáncer y Yagi de Cabra abandonan la Casa de la Cabra, y ambos parten hacia la Gran Puerta de Halinogame, donde Seiya y los demás los siguen esperando. De prisa, Caballeros Atenienes, Caballeros del Templo Chino, ¡No pierdan más tiempo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro