Capítulo 10.- Mao, el Caballero Platino del Caballo
Cástor, el nuevo portador de la armadura de Géminis, finalmente llega al Templo del Caballo. Allí lo espera el más hermoso de todos los Caballeros de Platino, Mao del Caballo; éste majestuoso, pero a la vez soberbio caballero, comenzó a manifestarse en la entrada del Templo. Cástor subió a las escaleras que lo llevaban a la entrada, pero Mao le cierra el paso fácilmente.
Mao: (se ríe de manera tajante) ¡Al fin te estaba esperando, Caballero Dorado de Géminis! ¡El más fuerte y poderoso de entre los Doce Dorados que protegen a Athena!
Cástor: ¿Y qué haces aquí? (se detiene por un momento y piensa) ¡Ahora lo recuerdo! ¡Usted debe de ser el Caballero Platino del Caballo! ¡Uno de los que nos atacaron antes de llegar al Gran Templo Chino!
Mao: Me impresiona tanto el hecho de que me hayas reconocido por el signo de la constelación que a mí me protege... pero mejor preocúpate por ti mismo. Porque acabas de entrar a mi sagrado territorio, y acabas de hacer una afrenta.
Cástor: ¿Pero que dices? ¡No dejaré que te salgas con la tuya! ¡Te venceré a cualquier costo!
Mao: ¡Primero intenta esquivar mi ataque! ¡Aliento del Caballo Divino!
Mao concentra su cosmos, mientras dobla los codos y toca sus hombreras con los puños cerrados, mientras inhala un gran aliento de aire. Seguidamente de un soplido potenciado por su cosmo, crea una ráfaga de viento huracanado con la que golpea a su Cástor y eleva su cuerpo por los aires hasta hacerle impactar contra el muro del Templo.
Cástor: (levantándose del golpe) ¡No me daré por vencido! ¡Ahora es mi turno! ¡Defiéndete, Caballero del Caballo! Recibe este... ¡Puño Demoníaco Fantasmal!
Con un puñetazo, Cástor envía una descarga de poder que atraviesa el cerebro de Mao, con el fin de poder controlar la voluntad de éste. Sin embargo, dicho ataque no pudo lograr hacer efecto en el Caballero del Caballo.
Mao: Estás cometiendo un gravísimo error... Tu ataque del Satán Imperial no funciona conmigo... Nosotros, los poderosos Caballeros de Platino, somos completamente inmunes ante estos ataques que sólo afectan a los simples humanos. (ríe de manera despótica)
Cástor: (mostrándose perplejo y pensante) Con que el Caballero Platino de la Casa del Caballo es inmune a mi poderoso ataque... Esto es horrible, completamente horrible. Tiene un cosmos tan poderoso, desde los pies a la cabeza, que es demasiado similar al de un dios. No creo que ese Caballero del Caballo sea un humano común y corriente. Parece que es una especie de semidiós, alguien con sangre divina dentro de su interior... Si, es cierto. Debe ser un semidiós, como los que existen en la mitología griega.
Cástor se queda sin poder hacer nada, mientras contempla la temible mirada del Caballero del Caballo.
Mao: ¡Jajaja!
Cástor: ¿De qué te ríes? Esto no se trata de un chiste barato... ¡Yo sigo siendo el más poderoso de los 88 caballeros que sirven a la diosa Athena!
Mao: (después de reír, comienza a calmarse) Tu ataque no me hace daño; es como si me hicieras un pequeñísimo asguño. Ya debes haberlo comprendido. Es inútil seguir peleando conmigo.
Cástor: (comienza a pensar en algo) Tengo que hacer algo inmediatamente. La Explosión de Galaxias no me fallará esta vez... Recibe esta Explosión de...
Inmediatamente, cuando Cástor comienza lanzar su ataque, su cosmos comienza a apagarse.
Cástor: ¿Qué? ¡No puede ser! ¡Mi... mis ataques no lo afectan!
Mao: ¡Jajaja! ¿Eres un idiota o qué? Estoy protegido por esta armadura, la cual me hace sentir invencible frente al enemigo... Ahora me toca atacarte con ésta... ¡Gran Presión Ardiente!
Mao realiza una coreografía mientras concentra su cosmos, acto seguido, la temperatura de su cuerpo comienza a subir y a desprender un calor considerable dando la impresión de estar ardiendo. Finalmente Mao se abre de brazos y de su pecho surge una violenta ráfaga de fuego con la que ataca a su Cástor.
Cástor: Creo que tus ataques sí son como los de un semidiós. Pero creo que no eres el enemigo que aparentas ser. Pero creo que ya me has colmado la paciencia. Y no tengo duda de que te voy a lanzar un ataque tan poderoso, que te llevará lejos de aquí. No importa si tus intenciones son buenas o si no son más que unos planes perversos. Si quieres morir, aléjate de ésta... ¡Explosión de Galaxias!
Cástor intensifica su Cosmos hasta un punto culminante, crea una galaxia a escala, concentra masivas cantidades de energía cósmica en un solo punto u objetivo, envolviendo a Mao y al Templo del Caballo en un Universo, un escenario espacial de miles de estrellas y planetas de diversos colores y tamaños que son atraídos por la galaxia, y luego activa los cuerpos celestes, hasta lograr su combustión nuclear, y los hace explotar en un incendio de proporciones cósmicas. Durante el ataque, Mao percibe como si una serie de planetas y galaxias vinieran a chocar contra él, provocando una explosión masiva. La onda expansiva sería capaz de destrozar todo lo que haya a su alrededor, de no haber sido por...
Mao: ¡Tornado del Caballo Divino!
Mao abre sus brazos en forma de cruz y comienza a concentrar su cosmos; de entre sus dos brazos, emergen dos muros de viento fuerte. Mao alza su brazo derecho y los muros de viento se convierten en un tornado que rodea completamente el cuerpo del Caballero de Géminis, seguidamente, el Caballero del Caballo abre su mano derecha y da un poderoso golpe al aire, generando una corriente que, al unirse con las ráfagas de viento, crea un violento tornado con el que eleva a su rival por los cielos. Cástor vuelve a caer hacia el suelo, pero ésta vez vuelve a levantarse, aunque con mayor dificultad que antes, por lo que decide sacar un truco bajo la manga.
Cástor: (sigue pensando) El caballero platino me esta desafiando y parece que cuando le lanzo sus ataques, no le afecta en nada. Es increíble que esté de pie, aún y cuando recibe el poder de mi más poderosa técnica.
Mao: Eres tan estúpido como para ser un Caballero Ateniense ¡Jajajajaja!
Cástor: No. No se va a quedar así. No podrás escapar de éste... ¡Laberinto de Géminis!
Cástor comienza a sacar un truco que por siglos ha sido considerada como la ilusión más compleja del Santo de Géminis, dicho truco consistía en convertir el Templo de los Gemelos en en un inmenso laberinto virtual por el cual los intrusos que intenten cruzarlo acabarán vagando por toda la eternidad. Sólo que en ésta ocasión, el recinto escogido fue el Templo del Caballo. Cástor logró crear un templo ilusorio dentro del templo real, confundiendo así a Mao, lo que complica más el poder escapar de este laberinto.
Mao: (ríe a carcajadas) Nunca podrás vencer a los Caballeros Platinos, así que vete de aquí y no estorbes. Si te vuelvo a ver voy a matarte y sólo así sabrás qué tan fuertes somos.
Tras jactarse de su supuesta victoria, Mao comienza a caminar por el Templo, sin poder percatarse de que había sido engañado por una ilusión, así que, ante la preocupación, comenzó a correr y a correr por el lugar, hasta agotarse por tanta caminada y corrida que hizo.
Mao: ¡No puede ser! ¡Es un truco!
Cástor: ¡Así es! (éste se aparece frente a Mao) ¡Has subestimado el truco que saqué bajo la manga! Ahora, vas a ir a ¡Otra Dimensión!
Con su cosmo, Cástor abre una grieta en el espacio-tiempo hacia una dimensión alternativa, que con gran potencia absorbe al Caballero del Caballo, esa dimensión a la que es enviada Mao tiene la apariencia de un vacío espacial repleto de planetas, nebulosas y estrellas distantes, en el cual el Caballero Platino queda flotando, al parecer eternamente. Pero después de unos cuántos minutos, éste es absorbido por otro agujero que lo lleva de nuevo al Templo del Caballo
Cástor: Has tenido suerte, Caballero de Caballo; tu poderoso cosmos y tu sangre semidivina te han salvado de una muerte segura; y éso se debe a que al lugar que te he enviado lo conocen con el nombre de la "Hiperdimensión". Dicen que la Hiperdimensión, que conecta el Inframundo con los Campos Elíseos, es en realidad una distorsión del espacio-tiempo que sólo un ser divino puede cruzar. Tú, Caballero del Caballo, eres un ser mitad divino, así que tu sangre divina fue la que te mantuvo vivo en este sitio. Si tu sangre no te hubiera salvado, la cadena iras junto hyoga.
Mao: ¡Ahora lo entiendo claramente! ¡Creo que al fin puedo estar tranquilo! ¿Entonces, ya puedo dejar de pelear?
Cástor: Puedes volver a pelear cuando quieras.
Mao: ¿Lo dices en serio?
Cástor: Por supuesto, tú en realidad no eres tan malo como me contaron.
Mao: ¿Pero, cómo fue que me llevaste a otra dimensión?
Cástor: Las personas que terminan siendo mandadas a la Otra Dimensión, estarán vagando por toda la eternidad y para siempre, como una nave espacial sin órbita a seguir... Pero tú fuiste demasiado afortunado al poseer la sangre divina, ya que demostraste ser inmune.
Mao: ¡Ahora lo comprendo!
Cástor: Bien Caballo, creo que ésto ha sido todo por ahora. Fue un honor pelear con usted.
Mao: ¡Géminis, espera!
Cástor: ¿A qué te refieres?
Mao: ¡Déjame acompañarte! ¡Presiento que algunos de mis compañeros me están esperando allá en la Gran Puerta!
Cástor: ¡Jajaja! ¿Lo dices en serio?
Mao: Claro.
Cástor: Tu armadura estará siempre contigo, pero no puede ayudarte a abrir la gran puerta mientras estés sólo. Sólo con la presencia de los Doce Platinos, la entrada de la Gran Puerta podrá abrirse.
Mao: Ahora lo entiendo todo. Estamos en el momento en el que nuestros camaradas nos esperan para que juntos podamos abrir la Gran Puerta.
Cástor: ¿Y como podemos ir a la Gran Puerta? No hará mucha falta decirlo: Las escaleras principales son las que nos van a llevar hacia allá. Debemos irnos de aquí ahora mismo.
???: ¡Basta!
Cástor y Mao: ¿Quién es?
???: No puedo permitir que ustedes, caballeros de Oro y de Platino, se salgan con la suya. La verdadera batalla está por comenzar, y ustedes jamás podrán alcanzar la victoria ¡Jajajajajaja!
Cástor: ¿Quién dijo ésto?
Mao: ¡No puede ser!
???: Deberían saberlo ustedes mismos al querer llegar directamente a la Gran Puerta. Eso significa que ustedes están condenándose así mismos al querer abrirla. Lo que van a hacer será despertar a un león dormido. ¡Jajajajaja!
Cástor: Bien, no hay que dejarnos llevar por lo que dicen, de ahora en adelante debemos correr hacia la Gran Puerta. Debemos ser más cuidadosos y poder alcanzar a donde se encuentran los demás caballeros de oro y de platino.
Mao: ¡Entendido!
Cástor y Mao no estaban nada contentos con la voz profunda que ambos habían escuchado, por lo que el Caballero de Oro de Géminis y el Caballero de Platino del Caballo, optaron por no confiar en nadie, salvo en los demás caballeros. Cástor había conseguido el reconocimiento de Mao, ésto tras percatarse de que el Caballero de Platino era noble por dentro. Bien dicen que las apariencias engañan, y vaya que ambos aprendieron ésta dura lección.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro