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Sus padres permanecían más en sus recuerdos ahora, sentía que la depresión en su cuerpo era demasiada, soltó un suspiro, se sentía cansado, dicen que estar triste hace que el cansancio sea aún peor y por supuesto Jungkook lo esta comprobando en esos momentos, jamás en toda su corta vida se había sentido así de cansado.
Sus pasos se podían escuchar en el pasillo que llevaba en dirección a su perspectiva habitación, ya casi estaba a punto de llegar, un par de metros más y por fin podía abrir la puerta entrar y cerrarla para no querer abrirla en otro periodo largo de tiempo, tal vez una pequeña hibernación no le vendría nada mal en esos momentos, pues posiblemente le ayuden a olvidarse por completo de sus sentimientos aunque sea por solo unos meses.
Levantó la mirada al escuchar como una puerta era cerrada sin nada de sigilo, Jindae se colocaba un abrigo para después caminar y toparse con él, lo cual hizo que se detuviese, Jungkook frunció el ceño ¿acaso su hermano no esta considerando el hecho de quedarse? Sus padres habían muerto en un maldito accidente y Jindae parecía no importarle en lo absoluto.
—De nuevo saldrás.— Jindae soltó un resoplido ante las palabras de su hermano. —Deberías de quedarte y dejar de ir a dónde sea que vayas.
—¿Y seguir viendo esa tristeza tuya? Ni muerto.— mencionó en respuesta su hermano menor lo que hizo que Jungkook frunciera el ceño en signo de molestia. —Tengo asuntos más importantes afuera.
—Deberías considerar que lo mejor es que te quedes dentro de casa.
Jindae a veces pensaba que Jungkook podía llegar a ser un total fastidio en su totalidad, lo bueno era que muy pronto no lo tendría rondando por los pasillos y preguntándole hacía donde se va, ya no más hermano mayor, por supuesto que no.
—Dedícate a lo que vas a hacer, hermano, no deseo que me detengas, y aunque quieras intentarlo, no eres ni siquiera lo suficientemente fuerte, así que será mejor que te ahorres los esfuerzos para que sigas llorando encerrado en tu habitación.
Jungkook no podía creer lo que había escuchado, Jindae no se comportaba grosero, no con él, y menos con sus padres, pero ahora parecía ser alguien más.
—Soy tu mayor Jindae.
—¿Y?.— Jungkook apretó la mandíbula. —Eso no afecta en nada, si sigues con esa particular educación tuya, no llegarás a nada, hermano.
—Nuestro padre jamás…— fue interrumpido por su hermano menor.
—Querrás decir, tú padre, Jungkook.— Jindae sonrió levemente. —Ese hombre no es mi padre.
—Pero te ha criado como su hijo.— Jindae quería soltarse a reír ante las palabras de su hermano mayor.
—Sí estuvieses en mi lugar, no te percatarías de la verdad.— mencionó más para si mismo que para responderle a su hermano mayor. —Me iré…
El hermano menor de Jungkook pasó a su lado indiferente, parecía no estar del todo feliz, Jungkook no entendía lo que le pasaba a su hermano menor, desde la muerte de sus padres Jindae a estado actuando más indiferente de lo normal, y eso mantenía a Jungkook al pendiente de él, después de todo seguían siendo hermanos, Jungkook le daba igual los rumores que recorrían por las calles sobre su familia, no le interesaba ni siquiera nada de la riqueza de sus padres y las empresas, nada de eso era lo que a él le gustaba, y siempre había aceptado a Jindae como su hermano, aunque claro Jindae pensaba distinto.
—No regreses tarde.— mencionó Jungkook sin mirar a su hermano. —Recuérdalo.
—Descuida.— respondió Jindae mientras rodaba los ojos, odia esa falsa preocupación de parte de su hermano mayor.
Y sin más que decir, cada uno de fue por rumbo distinto.
•••
Jindae se mostró asqueado al ver algunas ratas en los basureros, pero tenía que soportarlo no era de su vida diaria, así que podía aguantar las ganas de regurgitar sus alimentos, ahora tenía que ir hacía aquel bar del que tanto hablaban, en aquel sitio decían que se juntaban las peores personas, matones a sueldo, bandidos, y ladrones de cualquier tipo, las personas perfectas que en aquel momento necesitaba con urgencia.
Camino decidido leyendo los pocos letreros que se encontraban por esos lugares hasta por fin dar con aquel bar del que tanto se hablaba en los periódicos locales, Cardenal aquel nombre no era para nada bueno en esos momentos para él.
Lo primero que Jindae había notado era ese maldito aroma asqueroso, no podía ni siquiera describirlo del todo, pues la combinación era demasiado asquerosa para su estómago, definitivamente no es nada soportable, el tabaco masticado podía verse en el suelo de aquel establecimiento, además del maldito olor a alcohol barato, definitivamente ninguno de esos ebrios sabía lo que es el alcohol de primera.
Jindae observo a las personas que se encontraban allí, algunas cerca de la barra de servicio, otros caminaban y se la pasaban de pie con sus amigos, mientras que otros se dedicaban a jugar cartas y beber brandy en las mesas de alrededor.
Y entonces su vista se quedó en dos hombres, alfas seguramente, parecían esconder algo, pues uno de ellos no dejaba de ver hacia la entrada del bar, mientras que el otro no dejaba de tamborilear sus dedos de la mano sobre la mesa, Jindae rodó los ojos, seguramente se trataría de dos tontos, o tal vez no, decidió tomar asiento cerca de ellos, y escucharlos hablar.
—Chulmoo.— habló aquel que se encontraba mirando hacía la entrada del bar. —¿Crees qué lo encuentren?.
—Por supuesto que no Baeksuk, te he dicho miles de veces que debes dejar de mirar hacía allá, no cometimos un delito tan grave.— mencionó en respuesta su compañero, aunque estaba igual de nervioso.
—Eso dirás, pero en verdad no puedo creer lo que hicimos, ¡debiste verlo al final! Esos ojos…nunca se me van a olvidar sus ojos… Parecían cristales.
Jindae se sintió levemente sorprendido por aquello.
—¿Podrías dejar de comentar sobre ese estúpido cadáver?.— definitivamente Jindae se había sorprendido por aquello, definitivamente parecía ser que estaba con las personas correctas. —La señora Choi no lo notará de todas formas.
—¡Pero si esa señora se percata de muchos detalles!— mencionó aquel que si no mal recordaba Jindae su nombre es Baeksuk.
—Ya lo sé, pero…aún así decían que ella le gustaba mencionar que se quería deshacer de él.
—Debieron enterrarlo, es más fácil.– habló Jindae sonriéndole a ambos alfas que parecieron sorprenderse ante sus palabras. —¿No me digan que no lo hicieron?.
—No en su totalidad, tal vez lo encuentren en unos días.— Chulmoo le dio un golpe en la cabeza a su compañero por abrir la boca.
—No deberías mencionar algo como eso a personas desconocidas.
—Soy Jeon Jindae.— mencionó. —Ahora no somos desconocidos.
—Lee Baeksuk, un placer.
—Jun Chulmoo.— mencionó el otro quien no tenía tanta confianza, ya había escuchado aquel nombre antes. —¿Eres el hijo indeseado de la familia Jeon, o me equivoco?.
Jindae soltó un suspiro, era increíble como su familia tenía tanta fama en cualquier rincón de Corea.
—Lo soy.— mencionó en respuesta dando un asentimiento para dar más afirmación a su respuesta.
—¡Vaya! Jamás creí tener a un hombre de riquezas frente a mí.— mencionó Baeksuk. —Pero ¿qué lo trajo hasta estos lugares? Un hombre como usted no debería estar por aquí.
—Y créame que no es de mi agrado, pero…es necesario.— miró a ambos. —¿Ustedes pueden considerarse unos profesionales en asesinar?.
Baeksuk le dio un largo tragó a su cerveza al escuchar eso, Chulmoo frunció levemente el ceño.
—¿Usted está buscando matar a alguien?.
—Por supuesto.— sonrió en respuesta. —Es un trabajo muy sencillo, y.— Jindae sacó de sus bolsillos algunas monedas de plata mostrándoselas. —Les pagaré bien si es que lo hacen.
Chulmoo es alguien arriesgado, para Baeksuk unas monedas como esas no eran nada, no las necesitaban y mucho menos solo por matar a alguien.
—¿De cuánto hablamos?.— preguntó Chulmoo.
Jindae sabía que con aquel cuestionamiento, ya tenía en sus manos a los criminales perfectos para este trabajo.
—Nueve millones de wones.— Baeksuk escupió parte de la cerveza al escuchar tal cantidad. —No será un problema el pagárselos, ¿qué dicen?.
—Trato hecho.— mencionó Chulmoo. —¿A quien debemos asesinar?.
Jindae sonrió satisfecho con aquella pregunta, era mucho mejor de lo que esperaba.
Lo que por supuesto él no estaba enterado de nada, era que esos dos no habían matado a una persona, si no que había sido a la querida oveja de una de sus vecinas por error, y habían dejado el cuerpo de aquel animal en el bosque, la señora Choi amaba a esa oveja aunque a veces quería deshacerse de ella por el motivo de que a veces se comía algunos de los vegetales que había en los campos de siembra, pero por supuesto Jeon Jindae no estaba para nada enterado.
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