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Concentrarse en su trabajo no era un problema, pero ahora mismo muchas cosas indagaban por sus pensamientos, y todo tenía que ver con aquel omega que Jimin había llevado a casa repentinamente, todavía la escena seguía repitiéndose una y otra vez en su cabeza, parecía no tener fin, escuchar la puerta abrirse bruscamente antes de que inclusive él se fuese al trabajo, mirar como entraba Jimin con aquel omega en sus brazos.

Seokjin es detallista, un hombre que siempre ve los más mínimos detalles que inclusive pocos se percatarían, y a pesar de que el celo del omega no le dejaba pensar con claridad en todo lo que estaba pasando, no pudo evitar ser detallista en ese momento, observando las ropas del omega, su camisa holgada hecha de la más fina tela, seda, esta seguro de que se trata de seda, la suavidad de las manos de aquel chico, y esa piel que parecía los rayos del sol jamás habían tocado, dejo de limpiar los tarros de cerveza al percatarse de aquello.

Aquel omega es uno de esos riquillos, pero ¿cómo es que había llegado aquí a Wonju? Nunca se ha conocido persona adinerada en ningún rincón de Wonju, apenas estaban progresando, Seúl es la capital en la que puedes encontrar ese tipo de personas, lo que es más extraño, Yoongi esta lejos, muy lejos de Seúl, ¿quién lo habrá traído?

- ¡Cantinero, sírvame otra ronda! -miro al ebrio que se encontraba a dos espacios en la barra, había azotado el tarro vació en la barra-. ¡¿Qué no escuchaste?!

Seokjin detesta a veces estar allí, todos esos malditos ebrios creían tener la razón cuando el alcohol se les subía por completo a la cabeza, se la pasaban dándole la orden de que les sirviese nuevos tragos y por supuesto la afamada cerveza, un rotundo éxito, Seokjin era él único además de su jefe en saber el ingrediente secreto para una buena cerveza, y más la que allí se servía.

En cuanto Seokjin sirvió una nueva cerveza y cobró por ella, el borracho sentado ahora frente a él, le dio un enorme trago, Seokjin se percato de como su manzana de Adán subía y bajaba a cada trago, y cuando por fin alejo el tarro de sus labios, soltó un suspiro aliviado por haber obtenido tan deliciosa bebida.

- ¿Puedes creerlo? -hablo aquel hombre soltando un hipido-. El pincipito de la familia Min se largo de su propia casa llena de lujos ¡Já! Seguramente se percato de lo horrible que es vivir con esa anciana presumida -y volvió a darle un sorbo a la bebida.

- ¿Principito de los Min, dice? -se atrevió a preguntar Seokjin, aquellas palabras le habían sonado algo extrañas, en Wonju llegaban periódicos con noticias falsas a veces, y muy pocos de los periódicos locales se podían considerar confiables.

Todavía recuerda cuando se esparció la noticia de que regalarían un montón de dinero por las calles a las primeras cien personas que se presentaran en las afueras de Wonju con su acta de nacimiento, patético, y después de todo, varios habían ido, por supuesto la noticia fue falsa y lo que habían obtenido por su asistencia fue una pila enorme de excremento de cerdos, muy, muy asqueroso.

- ¡Sí! El príncipe de los Min, o así le dicen muchos en Seúl, ¿sabes? -sonrió ladino, Seokjin pudo percatarse de sus dientes amarillentos, seguramente ese sujeto era de los que gustaban masticar tabaco en sus tiempos libres-. Llevo siempre a una familia de riquillos costales de arroz, soy campesino, pero esta vez cuando he ido a dejarlo, la sirvienta no paraba de hablar y hablar, ¡pensaba inclusive en gritarle que dejase de hablar! Pero no me atreví a hacerlo -volvió a darle otro sorbo a su bebida-, ¡Ah! El pobre chiquillo, dicen que lo han raptado, ¡tonterías! Seguramente él mismo escapo de su propio infierno, después de todo los Min no son una familia tan buena como siempre lo han dicho.


...


- ¡Pero que demonios hacen! -exclamo Namjoon al entrar y encontrarse con Jimin sobre Jungkook preparándose para golpearlo, mientras que Yoongi permanecía hecho bolita detrás del sofá mirando discretamente lo que estaba pasando allí-. Separense, par de idiotas.

Jimin a regañadientes dejo de agarrar por el cuello de la camisa a Jungkook, soltándolo con brusquedad, Jungkook gruño fastidiado, no podía ni siquiera creer que Jimin se hubiese vuelto más fuerte de lo normal.

Todo había acontecido tan rápido, Jungkook había visto una buena oportunidad de hablar con ese lindo omega cuando se percato de que su perro guardián se había retirado para prepararle su habitación, y por supuesto, se acerco, Yoongi estaba dormido de nuevo, sería rápido, cuando estaba en cuclillas para ver al omega y acercando su mano para tocar aquel angelical y pacifico rostro, Jimin había aparecido con sus maldito gruñidos y lo había atacado sin pena, ni gloria, fueron muchos forcejeos y más los golpes que ambos se dieron, terminaron de despertar al omega, quien se escondió al verlos pelear.

- Se puede saber ¿qué demonios hacían? -pregunto Namjoon, mientras que Jungkook se dedicaba a sacudirse el poco polvo en sus ropas, Jimin mantenía su ceño fruncido mirando hacía otro lado.

- El imbécil de Jungkook quería acostarse con Yoongi -menciono Jimin con voz tosca.

- ¿Yo? Es una broma, siempre tengo la culpa, además no sé porque te pones tan roñoso, ni siquiera es tu pareja -Jimin le volvió a gruñir a lo que Namjoon soltó un suspiro.

- ¡Ya! -ambos alfas frente a él dejaron de mirarse para después cruzar sus brazos sobre su pecho, Namjoon pensaba que estaba tratando con dos niños pequeños que habían peleado por un caramelo-. Jungkook, será mejor que le pidas una disculpa al omega.

- ¡¿Qué?! -Jimin sonrió ladino mirando hacía Jungkook, claramente Jungkook podía leer en el rostro de Jimin la palabra; victoria, escrita con letras mayúsculas y muy recalcadas-. No me disculparé por algo que no planeaba hacer.

- ¿Qué no lo planeabas? -Jimin rodó los ojos-, es lo primero que siempre se te ocurre, es lo único que según los omegas que te han tocado, haces bien -Jungkook le gruño a Jimin, quien le gruño de vuelta.

- P-podrían parar -la voz de Yoongi se hizo escuchar haciendo que ambos alfas dejasen de gruñirse, Yoongi odia los gruñidos, su padre hacía lo mismo cada que se enfadaba, así que odia cuando los escucha.

- Lo siento -Jungkook rodó los ojos al escuchar la disculpa hecha por Jimin.

- ¡Lo siento, lindura! -Jungkook había hecho su voz más chillona-. ¿Quieres que te traiga caramelos de anís, y un poco de té con miel? -rodó los ojos-. Deja de comportarte como un estúpido meloso, Park, ambos sabemos que no eres así.

Yoongi no podía comprender todo lo que estaban presenciando sus ojos, pero definitivamente no le parecía nada divertido, observo como de nueva cuenta esos dos se miraban desafiantes y como el otro alfa los veía decepcionados. Definitivamente no entendía lo que pasaba, pero esa escena debía ser lo de menos importancia, aún necesitaba saber lo que había pasado antes, su llegada a Wonju había sido algo tan repentino que en verdad no comprendía el cómo había sido traído hasta ese lugar.

- Oye, Yoongi -el mencionado miro hacía los alfas, percatándose que Namjoon era quien le había hablado-, creo que tienes que ver esto -Namjoon saco de su bolsillo del pantalón una hoja de periódico arrugada y la desdoblo lo más posible para que el omega pudiera leer el titular.

"¡El hijo de los Min, ha desaparecido!"

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