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-O46-

—¿El documento será modificado de forma inmediata? —pregunto la anciana mujer mientras dirigía su mirada hacia los papeles que estaban frente a ella, el nombre de Min Yoongi yacía plasmado en letras cursivas en las hojas, y un leve sabor acido lleno su boca.

—El documento será modificado cuando le indique —la mujer miro al hombre vestido en un traje negro frente a ella—, los cambios en los testamentos suelen ser muy comunes, sobre todo cuando se trata de las posibles personas a heredar, nunca se sabe lo que depara el futuro, señora Min.

—En efecto —leyó el nombre de su nieto—, eso no puedo negarlo —dejo de mirar las hojas—, en este caso le comenté que dejaré la fortuna de la familia a mi segundo.... nieto —la sola palabra pesaba en sus labios, ella jamás consideraría dejarle absolutamente nada a ese bastardo.

No es como si Jindae se hubiera comportado de buena manera, y no es como si ella fuera una persona que perdona a los demás en cuanto escucha las palabras mágicas "lo siento" eso no funcionaba con ella. La señora Min siempre ha sido considerada como una de las mujeres más severas en cuanto al comportamiento, y sí bien Yoongi de vez en cuando desobedecía un par de órdenes, no era como Jindae. Ese bastardo era la definición perfecta de irreverente y grosero a más no poder.

Dejarle su fortuna era como tirar una valiosa pepita de oro de vuelta al río, totalmente estúpido, quizás está sería la decisión más estúpida que iba a tomar en todos sus años de vida, y de la que más se arrepentiría hasta sus últimos días, pero no quedaba de otra, no era como si quisiera dejar que la herencia la consumieran otras personas ambiciosas, inclusive desconfiaba de su propio abogado. Así que, si tenía que dejarle la herencia a ese bastardo lo haría, no importaba si le pesaba la sola idea de dejársela, tenía que hacerlo, no iba a permitir que todo el dinero que su hijo y ella habían logrado acumular en todo ese tiempo se fuera por la borda en manos de otros lobos hambrientos.

—Sí, señora —el hombre carraspeo la garganta levemente—, realizaré un nuevo escrito con los datos que usted me ha proporcionado.

—¿Estará listo el día que te mencione?

—Sí, señora —afirmo el hombre—, tendré el documento listo para entregárselo el día que hemos acordado —el hombre se incorporo en su sitio—, no debe preocupar por el plazo del tiempo, lograré cumplir con mi palabra.

—Entonces no hay nada más que hablar aquí —la señora Min soltó un pequeño resoplido—, lo veré dentro de unos días.

—Hasta entonces, señora Min —hizo una pequeña reverencia antes de disponerse a salir de la oficina de la anciana mujer.

En cuanto los pasos del abogado se alejaron y la puerta chirrió al abrir y cerrarse, ella pudo soltar un largo suspiro y dejar caer un poco más de su peso sobre la silla, la madera no tardo en dar un chirrido en respuesta a sus pequeños movimientos, la mujer cerro los ojos con brevedad sintiendo sus sienes palpitar con insistencia, no quería admitirlo, pero la cabeza estaba a poco de explotarle, la presión era demasiada al igual que sus propias preocupaciones.

Ciertamente la señora Min necesitaba un buen y merecido descanso, y no solamente de estar día y noche llamando a los oficiales y comisarías de policía para saber si acaso habían encontrado a su pobre nieto Yoongi, sino que también quería descansar de sentir esa terrible opresión que le causaba la tristeza de la reciente muerte en su familia, no solamente su hijo había abandonado este mundo, sino que también su nieto, Yoongi...

Yoongi... puede que muchos la vean como una anciana a la que solamente le importan sus propios intereses y el dinero, puede que muchos crean que solamente piensa en ella misma, pero muy dentro de ella tiene ese amor maternal que logró entregarle casi por completo a su hijo, y solo casi por el hecho de que Yoongi se llevo más de ese amor, ella amaba la actitud de Yoongi, adoraba verlo jugar en los grandes jardines, amaba cuando se pintaba los dedos por error con las tintas liquidas de la oficina de su padre, la encantaba como él la miraba cuando le daba sus largos discursos sobre los modales y la modestia que siempre debía mostrar. Para la señora Min, Yoongi era el hijo que siempre quiso tener, uno que aprendiera a escuchar, que aprendiera a amar a los demás a pesar de su trato, que supiera siempre como corresponder las buenas acciones, alguien digno de caminar por el mundo, y por supuesto tan digno como para llevar el apellido Min.

Sin que ella pudiera notarlo, unas lágrimas en rebeldía escaparon por sus ojos, y fue haciendo su recorrido por sus mejillas, quizás está era la segunda vez en su vida que sentía las terribles ganas de llorar.



...



El aroma del césped recién cortado era lo que inundaba las calles en ese preciso momento, los tibios rayos del sol daban a entender que el clima era perfecto para caminar y disfrutar de un buen rato con alguien. Yoongi sin querer miraba de lejos a las pocas personas que transitaban por ese lugar, la casa de aquellos alfas que le habían dado asilo no se encontraba tan retirada de la zona central de Wonju, pero de todas formas permanecía a una distancia un tanto prudente, quizás ellos no querían tener alguna clase de problemas, y sin querer Yoongi no pudo evitar pensar que la mayor clase de problemas que ellos pudieran tener es de omegas.

A veces Yoongi no podía evitar preguntarse la razón por la que los omegas se interesaban tanto en los alfas, siempre ha tenido esa pequeña curiosidad, su madre siempre le decía que si se llega a presentar como omega al igual que ella, lo iba a llevar a los lugares en donde todos los omegas de la clase alta se reunían para platicar de sus intereses amorosos o sus alfas, comer algunos postres y frutas de las más dulces y frescas de la temporada, y por supuesto pasar un buen rato, su madre gustaba de asistir a esas reuniones los fines de semana, cuando su padre tenía trabajo extra en la dirección de la fábrica. Sin siquiera pensarlo sus recuerdos lograron darle una sonrisa, pero una que denotaba claramente nostalgia, el recuerdo de su madre sonriéndole y hablándole sobre sus reuniones le daba una sensación dulce pero amarga, pues sabe que jamás podrá volver a escucharla hablar de nada.

El omega miro al frente encontrándose con la vista de una pareja de jóvenes que al parecer jugueteaban y reían, era una omega la cual parecía levemente molesta y divertida mientras perseguía a una alfa la cual se encontraba encantada de tener a la pobre omega persiguiéndola. Ciertamente se veía tan claro que esas dos chicas estaban sin preocupación alguna del que dirán los demás de ellas, además del hecho de que Yoongi pudo percibir claramente ese cariño y quizás no tan fraternal que ambas se tenían, sonrió levemente y se pregunto si algún día podría encontrar a alguien así...

Amar a alguien jamás estuvo en sus planes, en realidad no quería saber nada de amar hasta que tuviera su presentación, y a pesar de eso, su madre le presento varios pretendientes, todos alfas, quizás su madre ya tenía ese leve presentimiento de lo que en realidad era, o solamente quiso experimentar, pero de algún modo tener a esos pretendientes fue aburrido, todos se trataban de personas que no podían darle un futuro que no fuera quedarse en casa encerrado mientras ellos trabajaban y se la pasaban pidiéndole lo más importante, que tuviera hijos. Quizás por eso su interés en los alfas había disminuido levemente, pero no los dejaba de lado en ningún momento.

Seguía perdido en sus pensamientos mientras miraba hacia aquella pareja que seguía jugueteando a lo lejos. Ni siquiera había notado que alguien más se había situado a escasos pasos de él y lo miraba. Los ojos marrones del alfa lo miraron con detenimiento por unos momentos, percatándose de que el omega parecía estar sumamente absorto de su presencia y que se encontraba totalmente concentrado en algo más, su mirada de inmediato busco lo que tanto miraba su omega, y allí las vio, alfa y omega, unas chicas de apariencia juvenil, estaban jugando. En Wonju, molestar a los omegas se convertía en parte del cortejo, siempre jugando, sin nada de lastimar u ofender, solamente era un juego, uno en el que compartían sonrisas autenticas y miradas a cada momento. Jimin soltó un pequeño resoplido, jamás en todo lo que lleva viviendo allí, había pretendido jugar de esa manera con un omega, es más los omegas eran los que querían intentar que él jugará con ellos, pero claro él no quería hacerlo, no hasta que estuviera el omega indicado.

Su mirada volvió hacia Yoongi, el omega parecía perdido en su propio mundo, sonrió al mirarlo, y una pequeña idea recorrido sus pensamientos, puede que Yoongi se moleste, pero...

—Estas algo distraído, ¿no crees? —Jimin comenzó a caminar a pasos lentos hacia el omega, quien de inmediato al escuchar su voz dejo de mirar al frente para mirar al dueño de la voz que le hablaba, no tardo en mirar al alfa que se acercaba a él con sus manos detrás de la espalda—. ¿Pasa algo?

—Nada en especial —contesto Yoongi, en cuanto el alfa se encontraba justo a su lado dejo de mirarlo—, solamente —se encogió de hombros—, me siento un poco nostálgico.

Jimin elevo una ceja al escucharlo, ¿nostálgico? Miro hacia el frente, en donde se encontraba la pareja, ¿acaso Yoongi se sentía así por alguien? ¿Una pareja?

—¿E-es por tu pareja? —Jimin se maldijo en sus adentros por su pregunta, y más al ver que Yoongi dirigía una mirada hacia él—. Lo lamento yo...

—No te preocupes —soltó una suave risa—, no es por ninguna pareja o algo por el estilo —sonrió levemente—, solamente un par de recuerdos me hicieron sentir levemente triste, es todo...

Jimin no dijo nada en particular al escuchar eso, pero no podía evitar sentirse totalmente extraño al escuchar eso, usualmente no es la clase de alfa que le gusta involucrarse en los problemas o situaciones ajenas, de hecho, lo trata de evitar a toda costa, pero por alguna extraña razón, quería ser parte de la vida de ese omega, saber sus problemas y tratar de brindarle ayuda, quería ser útil para él, quería brindarle su apoyo incondicional, quería que Yoongi tuviera todo de él. Así que escuchar que se había sentido triste solamente lo hacía querer saltar frente a él y hacer algo totalmente ridículo para hacerlo reír, sin importar lo que las demás personas dijeran de él.

Dejo de mirar al omega y paso a mirar a la pareja que ahora se encontraban abrazadas meciéndose de un lado a otro de forma lenta mientras soltaban pequeñas risas cómplices entre ellas, dejo de mirarlas para posar su vista en el omega a su lado, sí, quizás el omega lo deteste por esto, pero no quiere que ese dulce aroma suyo se vuelva amargoso por los recuerdos tristes. Tomando una decisión, Jimin se alejo un poco del omega y lo inspecciono de los pies a la cabeza, no sabía los puntos más débiles de Yoongi así que ¿está sería una buena forma para descubrirlos? Quizás salga con una bofetada de por medio, pero no le importaba. Jimin no dudo en volver a acercarse al omega, y sin que Yoongi lo notara se coloco detrás de él, para después y en un momento sorpresivo hasta para el omega, darle pequeños toques con su dedo índice por debajo de las costillas del omega, haciendo que Yoongi saltase en su sitio y soltará una pequeña risa debido a las leves cosquillas que aquel sorpresivo movimiento le causo, el omega de inmediato se giro sobre su propio eje para mirar a quien le había hecho aquello, y vio a Jimin quien tenía una pequeña sonrisa en su rostro.

—¿Q-qué crees que haces? —por instinto Yoongi se abrazo así mismo, pero no dejaba de sonreír.

—No sé —Jimin se encogió de hombros dándole un falso desinterés al asunto—, juego...

—Pero —Jimin volvió a acercar sus manos, pero Yoongi al ver las intenciones del alfa no dudo en caminar unos pasos para alejarse del alfa—, n-no lo hagas —soltó entre risas.

—¿Por qué? —Jimin le regalo una sonrisa mientras fruncia levemente el ceño—. Tu sonrisa no me dice que te moleste.

—Sí, pero... —Yoongi relamió sus labios—, me haces cosquillas.

—¿En serio? —Jimin fingió sorpresa al escucharlo—. ¿Por qué? Solo fue un toque, así —y esta vez una de sus manos se dirigió al cuello del omega, regalándole un pequeño toque que hizo que Yoongi ladeara la cabeza del lado derecho aplastando levemente la mano de Jimin, mientras reía.

—¡Ya!

Jimin alejo su mano, peor volvió con la intención de acercarse de nuevo.

—¡Oh, vamos, omega! —canturreo Jimin—. Sólo déjame jugar.

—Puedes jugar con tus demás amigos —menciono Yoongi mientras caminaba alejándose del alfa—, conmigo no.

—Pero quiero jugar contigo, omega.

Y esta vez avanzo más rápido hacia Yoongi y logro darle un leve toque de nuevo, esta vez sobre su abdomen, haciendo que Yoongi soltase una nueva risa, en cuanto el alfa tuvo de nuevo la intención de realizar sus mismas acciones, fue cuando Yoongi decidió correr para escapar de esas negras intenciones del alfa.

—¡No huyas, omega!

—Ya déjame, Jimin —soltó Yoongi entre risas mientras corría, y Jimin iba detrás de él.



...



De un lado a otro, sus ojos miraban claramente como esos dos corrían de un lado a otro por el césped mientras reían, Yoongi no paraba de decirle a Jimin que o dejará en paz mientras reía, y Jimin solamente le decía que no quería dejarlo. Taehyung rodo los ojos al ver aquella escena, pues en ese momento parecían ser la típica pareja que se la pasaba jugando entre las calles de la ciudad, tan patéticos. Pero era cierto que Taehyung no podía evitar sentirse ligeramente celoso al ver que Jimin si podía estar en esa situación con el omega, aunque claro, Taehyung no se creía capaz de tan siquiera jugar de esa forma con ese omega, y quizás con ninguno.

—¿Qué se supone que están haciendo esos dos? —una voz lo saco de sus pensamientos, miro por el rabillo del ojo hacia la izquierda, encontrándose con Jungkook quien venía con los brazos cruzados por sobre su pecho, mantenía su ceño levemente fruncido y sus ojos se estaban tornando de un color carmín, un leve gruñido trataba de ser retenido en su garganta.

—En realidad no lo sé —menciono Taehyung con poco interés, pero al igual que Jungkook, sentía que le estaba hirviendo la sangre por dentro.

—Están jugando —gruño Jungkook mientras apretaba los dientes—, ese bastardo de Park.

—¿Por qué de repente te molesta tanto que Jimin juegue con Yoongi? —pregunto Taehyung.

—Porque mi omega esta con él —menciono tosco—, él no debería estar con mi omega, yo...

—Ni siquiera es nada tuyo, Jeon —su amigo lo miro—, deberías dejar de molestarte por algo tan estúpido, además solamente están jugando, no significa nada.

—¿Eso crees? —Jungkook sonrió ladino—. Por si no lo recuerdas jugar con tu omega es parte del cortejo, tarado.

—Y por si no lo recuerdas, Park ni siquiera es el alfa de Yoongi.

Jungkook rodo los ojos.

—No son nada, pero sé que las intenciones de Jimin no es tener una linda amistad con Yoongi —dejo de mirar a Taehyung—, tengo derecho a molestarme, no soy yo quien esta con Yoongi ahora, y eso me fastidia un poco, quiero estar allí.

Sin querer ambos miraron hacia la ventana, y se percataron de que ahora Jimin estaba encima de Yoongi, al parecer ambos se habían caído, los dos alfas que presenciaban aquella escena no pudieron evitar apretar sus manos formando puños debido a la frustración que les causaba ver aquella escena. Y en un momento ambos pudieron percatarse de que al parecer Jimin quería tener un poco más de cercanía hacia el omega, ambos vieron como Park Jimin tenía la intención de juntar sus labios con los del omega en un beso.

—¡Sobre mi cadáver! —exclamo Jungkook antes de salir corriendo de allí, pronto Taehyung logro escuchar un ruido mucho más estruendoso.

No tardo en enfocar de nuevo su vista hacia la ventana y cuando menos lo espero Jungkook en su forma lobuna salió de la casa y de inmediato se fue encima de Jimin para separarlo de Yoongi. Taehyung no pudo evitar reírse por lo bajo al escuchar la exclamación de Jimin por la sorpresiva tacleada que había recibido de parte del lobo gris.

—¡Con una mierda, Jeon!

El lobo se dedico a gruñirle mientras Jimin estaba decidido a reclamarle, los ojos de Taehyung volvieron a enfocar al omega, quien cubría sus labios con su puño cerrado mientras miraba a esos dos tontos discutiendo.

—Yoongi es... —dijo para sí mismo mientras miraba al omega—, adorable... —sonrió, el sabor de esa palabra era tan dulce como ese omega.

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