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La noche había caído rápido, y el señor Kang se encontraba refunfuñando afuera de la empresa, maldecía por lo bajo, mientras en su mente recordaba al malnacido de su hijo que de nuevo había sido encontrado bebiendo a las afueras de la ciudad, sólo que ahora lo habían encontrado cerca de los terrenos de un granjero, desnudo, con un par de prostitutas betas al lado y con una botella de vino, ¡vaya desgracia que le toco engendrar! Soltó un resoplido, solamente por hoy lo sacaría de estos embrollos, necesitaba la ayuda de Namjoon para que diera una buena paga al maldito imbécil que los encontró para que no delatase a su malcriado hijo con las autoridades y todo se haga público.
Lastimosamente no había podido encontrar a Namjoon, según algunos de los otros que trabajan con él, Namjoon no había asistido al trabajo ese día, cosa que le extrañaba, después de todo Namjoon era alguien sumamente responsable, jamás faltaba a los días de trabajo, le entregaba las cuentas de las ganancias a la misma hora, y el mismo día de cada mes, además de que siempre se encargaba de que todos recibieran su paga, nadie se quejaba cuando Namjoon estaba cerca, porque sabían que todo estaba perfecto, y aunque ahora en su ausencia no hubo queja alguna, se sentía extrañado de que no estuviera presente en la empresa.
Soltó un bufido, ya no debía mortificar su cabeza con la ausencia de Namjoon, mañana sería un nuevo día, uno en el cual vería a Namjoon y hablaría seriamente con él, tanto para pedirle sus excusas para faltar a trabajar como para pedirle que se hiciera cargo del escándalo próximo de su hijo.
Comenzó a caminar sin prisa alguna, la calle estaba vacía, la empresa se encontraba algo alejada de la ciudad principal en donde comenzaban las casas, pero al señor Kang le encantaba la privacidad, sobre todo cuando se trataba de mantener alejado a personas ajenas a la empresa, solamente lo único que quería era que sus empleados entrasen en su horario de trabajo y salieran dispuestos a seguir con lo suyo hasta su casa, cero familias cerca significaba cero niños molestos alrededor, o vándalos adolescentes, y eso era un alivio.
El sendero de tierra amarillenta lo hacía querer escupirlo a cada momento debido a la rabia que sentía porque Wonju no tenía los mismos beneficios que la dichosa Seúl, ni siquiera sabía como había tenido la grandiosa idea de hacer negocios en un lugar tan miserable como Wonju, peor había dinero y eso era lo importante, el dinero.
Siguió su camino, y quizás se hubiera perdido más en sus pensamientos de no ser por una extraña figura que vio a lo lejos, la oscuridad no ayudaba mucho a distinguir bien lo que estaba en el camino, pero lo que si logró ver fueron esos ojos carmesíes mirándolo fijamente, aquella mirada inyectada en sangre.
—Pero ¿qué mierda...? —apenas dijo esas palabras unos gruñidos se escucharon en la maleza alta de su lado izquierdo y no tardo en voltear a ver de que se trataba, y allí estaban, otro par de ojos carmín, el señor Jungseung se sintió palidecer.
Sus empleados siempre se quejaban de que había manadas de lobos por los bosques cercanos, y que algunas veces han intentado atacarlos cuando la luna llena no estaba presente, por supuesto siempre creyó que se trataban de puras tonterías, y que los animales salvajes se alejaban siempre que sabían que había humanos cerca de sus territorios, aunque ahora que lo veía, no podía ni siquiera caer en la cuenta de que ahora mismo estaba siendo acechado por esos ojos carmesí.
Ni siquiera sabía que aquellos ojos inyectados en un rojo puro, serían lo ultimo que vería esa noche.
...
—Muero de hambre —chillo Jungkook mientras entraba a la cocina.
Yoongi dejo de remover la sopa que estaba cocinando para mirar por sobre su hombro, y allí lo vio, aunque sus ojos se abrieron de par en par al ver que el alfa estaba estirando sus brazos hacia arriba, bajo la atenta mirada del omega, quien no tardo en adquirir un color rosa en sus mejillas, pues el alfa se encontraba descubierto del torso, bueno, al menos llevaba sus pantalones puestos.
—Yoongi —hablo de nuevo Jungkook mientras se acercaba al omega—, ¿qué cocinas, omega? —pregunto el alfa para después comenzar a olisquear el aire.
Las hierbas aromáticas, distinguió de inmediato algo de laurel y un poco de tomillo, pero también logró captar el aroma de la sal, la crema y...
—¡Almejas! —grito Hoseok en la entrada de la cocina para después entrar a toda prisa y dirigirse hacia donde se encontraba Jungkook y Yoongi—. ¡Me encantan las almejas! —menciono Hoseok animado por el aroma, su estomago no tardo en gruñir para pedir algo de comer.
—Odio las almejas —una nueva voz se unía a la cocina, de inmediato Yoongi miro hacia la entrada de la cocina, Taehyung se encontraba de brazos cruzados y con su típico rostro lleno de seriedad mientras miraba a otro lado.
—Tu odias todo —dijo Jungkook—, no debes despreciar la comida que nos prepara mi omega —Yoongi sonrió al escucharlo y negó con la cabeza, miro la comida que casi estaba a punto de hervir, sonrió, sólo faltaba que se sazonará bien con la sal y estaría lista, tapo la comida dejando que el aroma quedase dentro, y haciendo que los otros dos lo mirasen.
—¿Quieres que te prepare algo más? —el omega dirigió aquella pregunta a Taehyung, quien al escuchar eso no tardo en mirar al omega, los ojos del alfa se veían sorprendidos por aquellas palabras.
—N-no —dijo Taehyung y dejo de mirar al omega.
—Puedo hacerlo, no hay problema —insistió Yoongi.
Taehyung definitivamente jamás alcanzaría a comprender a ese omega, ¿en verdad le estaba diciendo que estaba dispuesto a preparar algo sólo para él? Por unos momentos pensó que el omega protestaría en su contra diciendo que no planeaba hacer algo más solamente para él, pero ahora veía que estaba sumamente equivocado.
—Comeré... —soltó un resoplido—, comeré lo que hiciste —dijo en voz baja.
Jungkook no tardo en reprimir una carcajada, era increíble ver a Taehyung avergonzado, las mejillas de aquel alfa estaban pintadas de un rosa pálido, y eso le causaba mucha más gracia a Jungkook.
—¿Qué te divierte, bastardo? —dijo Taehyung al percatarse de que Jungkook apretaba con fuerza los labios, pero en sus ojos podían divisar perfectamente la diversión que estaba aguantando.
—Nada —dijo Jungkook para después soltar una suave risa, Taehyung gruño por lo bajo y decidió regresar por donde vino, no quería seguir presente allí y mucho menos con el idiota de Jungkook allí presente.
En cuanto Taehyung se fue, no tardo en entrar Namjoon, quien venía sobando su nuca con insistencia como si le doliera, y de hecho si sentía dolor, después de todo el bastardo de Jungseung le había propinado un buen golpe, pero al menos ya le habían dado su merecido, miro hacia el omega que ahora se encontraba buscando algunos platos hondos para poder servir la sopa, soltó un suspiro.
—Yoongi —el omega de inmediato giro sobre su eje para ver a Namjoon—, pensábamos que dormirías un rato, no era necesario que prepararas algo de comer, todavía tenemos sobras del almuerzo.
El omega sonrió al escuchar eso, era cierto, había algunas sobras del almuerzo, pero como los alfas le indicaron que se irían a sus trabajos, él quiso mejor brindarles algo de comer para cuando regresasen, una cena que fuera lo suficientemente apetecible y caliente para que se sintieran a gusto y durmieran tranquilos, les debía mucho a todos ellos.
—Lo sé —dijo Yoongi—, pero quería darles algo más.
—Por mí esta bien —dijo Jungkook mientras se acercaba a Yoongi—, me encanta lo que cocinas, omega —el alfa no tardo en acercar su mano hacia la cabeza del omega para brindarle sueves caricias a su cabello.
El aroma de Yoongi se entremezclaba con el de la comida, cualquiera pensaría que se estaba cocinando algún postre y una sopa de almejas, pero solamente se trataba de la unión de una comida y el aroma de un omega. Yoongi no se molestaba en esconder su aroma, sentía que no era necesario, y menos con ellos presentes.
—Me alegra que te guste —dijo Yoongi y le regalo una sonrisa pequeña al alfa, Jungkook no tardo en sentirse totalmente embelesado por aquella sonrisa que le regalaba el omega.
—Apuesto a que esto esta delicioso —comento Hoseok mientras veía la sopa, su boca no dejaba de salivar, necesitaba probar esa sopa—, huele increíble.
—Te va a gustar —dijo Yoongi—, pero ¿en verdad puedes olerlo? —Hoseok no tardo en mirarlo—. Perdona, pero es que tengo entendido que tu olfato no es...
—Muy bueno —completo Hoseok—, en efecto, bonito —sonrió hacia el omega—, mi olfato es muy malo, pero solamente lo es con diferenciar a las demás castas, he confundido omegas con alfas, y alfas con omegas —sonrió apenado.
—Sí, y eso si que trae problemas —comento Jungkook—, ¿recuerdas cuando Seokjin te salvo de ser degollado por aquel alfa?
—¡Como olvidarlo! —dijo Hoseok—. Casi me mata solamente porque le dije que tenía buen culo —soltó una suave risa—, al menos no me mato por eso.
Yoongi pudo notar aquel pequeño toque de tristeza en el rostro del alfa, apretó levemente los labios, y se puso a recordar todo lo que había aprendido sobre medicina, usualmente un mal olfato se consideraba incurable, pero había métodos que ayudaban a que poco a poco ese mal se fuera dispersando poco a poco, a pesar de que se trata de genética, las medicinas podían ser de gran ayuda de vez en cuando.
—Creo que puedo ayudarte a recuperar mejor tu olfato —menciono Yoongi haciendo que los presentes lo mirasen, los ojos de Hoseok brillaron con intensidad, ¿acaso era posible?
—¿H-hablas en serio? —pregunto Hoseok, no pudiendo creer lo que escuchaba.
Yoongi dio un asentimiento.
—No puedo asegurarte que sea un método rápido, ni tampoco duradero —dijo el omega—, pero te puedo asegurar que podrás lograr olfatear y distinguir entre todos sin necesidad de preguntarle su casta.
—¿En verdad? —el omega volvió a dar un asentimiento—. ¡Eso sería maravilloso! ¿Cuándo empezamos?
—Cuando estés listo —menciono el omega.
Hoseok estaba más listo que nunca.
...
Las estrellas se dejaban ver en la oscuridad del cielo, y el sonido silencioso de los grillos y las cigarras a lo lejos lo dejaban tranquilizarse un poco, no estaba dispuesto a entrar a la casa, no ahora, no después de lo que sucedió, ciertamente habían logrado asesinar a aquel hombre, pero Jimin se sentía levemente impotente, hubiese deseado ser él quien le diera fin a aquel desgraciado que se había atrevido a querer profanar a su omega, aunque claro no había hecho nada, pero de sólo imaginar las asquerosas manos de ese hombre cerca del cuerpo de Yoongi, había hecho que el poco control que tenía se fuese totalmente a la mierda.
Soltó un resoplido, frustrado, la pelea había sido dura, arañones, mordidas, el sabor asqueroso de su sangre tibia seguía en su boca, los golpes que los tres habían recibido no habían sido tan fuertes, aquel hombre para ser un alfa, no tenía la fuerza necesaria para acabar con uno de ellos, fue fácil, muy fácil, y más cuando Jungkook lo mordió en la garganta, todo se acabo después de eso, y más cuando escucharon a una manada de lobos reales cerca, no tardarían en encontrar el cuerpo y devorarlo.
Volvió a mirar hacia el cielo nocturno, hacia aquella luna que menguaba en el cielo, pudo haberse quedado ensimismado por el cielo, de no ser por el rechinido de la puerta abriéndose, sus ojos no tardaron en mirar hacia la entrada de la casa, y fue cuando lo vio, Yoongi salía de la casa y lo miraba de inmediato, sonriéndole en el proceso.
—Aquí estás —dijo de inmediato el omega para después aproximarse un par de pasos hacia él—, la comida esta lista, todos ya están comiendo, deberías venir.
Jimin dejo de mirarlo.
¿En verdad merecía comer? El alfa no estaba seguro de si en verdad lo merecía, había jurado que él sería quien diera la mordida que le daría fin a ese bastardo, peor no fue así, había logrado herirlo, atacarlo con ferocidad, pero no había logrado su juramento, se sentía decepcionado, inclusive sino había dicho el juramente frente a Yoongi, sentía que lo había decepcionado.
—¿Pasa algo? —pregunto Yoongi al ver que el alfa no estaba dispuesto a entrar.
No hubo respuesta, el omega no entendía lo que pasaba por los pensamientos del alfa, y no quería que se quedase allí solitario mientras que los demás disfrutaban de una buena comida, así que soltando un pequeño suspiro casi inaudible para el otro allí presente, comenzó a caminar a su dirección, Jimin escuchaba atento los pasos que se aproximaban hacia él, así que ladeo su rostro hacia el lado contrario, para no mirar al omega, sentía que lo había decepcionado, no merecía su presencia, ni siquiera que lo alimentase, no merecía nada.
En cuanto Yoongi llegó, no tardo en tomar asiento al lado del alfa, soltó un largo suspiro antes de mirar al cielo, las estrellas iluminaban la oscuridad con sus luces tenues, sonrió y volvió a mirar a Jimin, quien se negaba a prestarle atención.
—Jimin... —lo llamo el omega—, ¿no crees que es una noche muy hermosa?
El alfa no respondió.
—A mí me parece que sí —dijo Yoongi, esperaba que Jimin le respondiera—, aunque no me gusta esa fase lunar, pero las estrellas son hermosas.
No hubo respuesta. El omega soltó un suspiro de nuevo.
—No nos conocemos mucho, pero —hablo de nuevo el omega—, si es que te pasa algo, puedes decírmelo con toda confianza, puedo escucharte si es lo que necesitas.
Yoongi esperaba que sus palabras alentasen a Jimin a hablar, mientras que el alfa se negaba a mirarlo, Jimin se seguía maldiciendo así mismo, y todavía manteniendo frescos los recuerdos de aquel enfrentamiento en su mente, quería sacarlos, pero no podía, no cuando podía ver a Jungkook rematar a aquel imbécil, apretó los dientes con fuerza, él quería ser la persona que vencería a ese hombre, en verdad lo quería.
—¿Jimin?
—No lo hice —dijo Jimin en voz baja.
—¿Qué? —pregunto Yoongi.
Jimin dejo de girar su rostro para mirar al omega.
—¿Qué harías tú si es que rompes una promesa, un juramento... hacia alguien? —pregunto el alfa sin dejar de mirar al omega.
—Depende.
—¿De qué?
—De a quién le has hecho ese juramento o promesa —se encogió de hombros—, a veces puedes romper las promesas porque no se dan las cosas como quieres —Yoongi sonrió hacia Jimin—, a veces el destino juega de una forma distinta.
—¿Por qué dices eso?
—Mis padres me prometieron que regresarían pronto de su viaje de negocios —soltó un suspiro—, pero no fue así... ellos murieron...
Yoongi tenía razón, a veces el destino podía estropear los planes, inclusive los que parecían estar perfectamente estructurados, como él que no había logrado su objetivo, pero jamás pensó en tomar en cuenta a Namjoon y a Jungkook. Soltó un suave resoplido y esta vez se puso derecho para mirar de nuevo el cielo.
—La luna es hermosa —comento Jimin antes de mirar a Yoongi quien miraba el cielo—, al igual que tú...
El omega lo miro, no sabía que decir ante las palabras del alfa, y mucho menos supo que hacer cuando Jimin comenzó a acortar la distancia entre ambos, parpadeo un par de veces, el alfa no evito mirar primero a los labios del omega para después apreciar sus ojos oscuros siendo iluminados por los destellos de poca luz que había afuera, quizás sus acciones iban a ser atrevidas, pero no le interesaba.
—Jimin... —su nombre volvió a salir de los labios del omega, en un susurro.
—Tienes razón, omega, no nos conocemos mucho, pero... estoy seguro de algo, me gustas, omega —confeso Jimin—, en verdad me gustas mucho.
No dejo que Yoongi le respondiera, termino de acortar la distancia para robarle un beso, no quería una respuesta, no ahora, y mucho menos si se trataba de un rechazo.
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