-O16-
La cena había sido servida, y a pesar de ello, el silencio en el comedor era inmenso, la señora Min, la abuela de aquellos dos menores estaba totalmente concentrada en lo que podría llegar a pasar en un futuro, sus manos a pesar de estar sobre los cubiertos, no podía dejar de pensar en lo que ha pasado en estos últimos días, pues las búsquedas parecen ser cada vez más inútiles, y la anciana mujer teme por la vida de su nieto, del primogénito.
—¿Cómo van las búsquedas, abuela? —la pregunta de Jindae la hizo mirar en dirección de aquel chico, ella no podía explicar la razón por la que ese bastardo no se veía nada preocupado por su querido hermano mayor.
—No hay rastro alguno —menciono la anciana para después soltar un suspiro—, me temo que tu hermano tardará más en llegar.
Jindae sonrió para sus adentros, no podía revelar absolutamente nada de su plan, había sido más sencillo de lo que esperaba, y por lo que podía escuchar, seguramente a esos hombres que había contratado habían hecho realmente bien su trabajo, pues la policía no daba con el cuerpo de su hermano, lo mejor era que él estaría con las manos limpias, y los tontos que le ayudaron seguramente terminarían en prisión por lo que hicieron y después los mandarían a matar en plena vía publica a las afueras del centro de Seúl, el plan perfecto.
—Es una lástima —comento Jindae para después beber un poco de agua de la copa que tenía en sus manos—, ya son demasiados días, ¿no crees?
—¿A qué te refieres con eso? —pregunto la mujer sin dejar de mirar a Jindae.
—Me refiero a que —dejo la copa sobre la mesa—, quizás Yoongi ya ni siquiera este con vida.
—Insolente —murmuro la mujer—, Yoongi esta con vida.
—¿Cómo puedes asegurarlo? —interrumpió Jindae—. Ponte a pensar, abuela, Yoongi si se hubiese quedado perdido aquí en Seúl, ya hubiera aparecido, inclusive si hubieran pedido un rescate por él, ya lo habrían hecho —miro a la mujer—, pero no... seguramente él ni siquiera está aquí en este mundo.
Por más que la mujer quisiera darle una lección a Jindae no podía, pues por las palabras que decía, pudo comprobar que no eran mentiras, él tenía razón, si acaso le hubieran secuestrado para obtener dinero de la familia, ya hubiesen pedido el rescate, pero ni siquiera una carta había llegado con el tema, si Yoongi hubiese escapado por sus propios medios, ya habrían dado con él, pues Yoongi no conoce mucho las calles de la gran ciudad de Seúl, la policía hubiese dado con él de forma inmediata, pero no había ni una sola buena noticia al respecto, y eso sólo estaba haciendo que la desesperación se acumulara en ella.
—Él aparecerá, con vida —recalco la mujer para que Jindae no dijera de nuevo que podría aparecer muerto.
Jindae se burlaba, pobre e ilusa mujer, pensaba, si supiera que Yoongi ahora mismo descansa en paz, seguramente estaría de acuerdo conmigo.
—¿Sabes, abuela? —la mujer miro de soslayo a su nieto—. Deberías considerar como opción la muerte de Yoongi, no puedes estar segura, no del todo, a que él regresará.
—¿Por qué insistes tanto en que lo considere? —cruzo los brazos sobre su pecho—. Yoongi está con vida, lo aseguro, lo presiento, no necesito de investigaciones, tarde o temprano él aparecerá.
—¿Y sí no es así?
La anciana trago grueso al escuchar eso, la mirada de Jindae estaba sobre ella, podía haber sido una ilusión, o quizás no, pero la señora Min claramente vio como aquel sentado a su lado sonreía levemente al mencionar esa pregunta, ¿será que Jindae tenía algo que ver con la desaparición de Min Yoongi? Aunque ella quisiera culparle y mandarlo a investigar, duda mucho que sea culpable, lo poco que llego a ver de interacción entre ambos hermanos le dejaba en claro que no tenían por qué pelear entre ellos, la llevaban bien, siempre hablaban, se sonreían, aunque a veces Jindae llegaba a portarse indiferente, Yoongi lograba hacerlo hablar con armonía, Jindae no podía hacerle algo a su propio hermano.
—¿A qué quieres llegar con esta conversación? —pregunto la mujer.
—No es que me importe, pero —soltó un suspiro—, sé que Yoongi tenía todo el derecho a heredar la fortuna de los Min —la mujer asintió—, pero debido a que ahora se encuentra ausente, supongo que debes de tener algún plan para que la herencia no quede sin quien la herede.
—Ni creas que serás tú quien obtenga ese privilegio —sonrió hacia Jindae, irguió su espalda sintiéndose orgullosa por sus palabras.
—En efecto lo sé —la sonrisa de la mujer se desvaneció poco a poco al escuchar tal respuesta—, pero eso no quita el hecho de que deberás buscar a un heredero, y como ni siquiera usted ha tenido más hijos, Yoongi y yo, somos sus únicas opciones —Jindae dejo los cubiertos sobre el plato que ya no contenía más comida, limpio sus labios con la servilleta de tela que se había colocado sobre su regazo y la dejo de igual forma sobre el plato para después incorporarse, haciendo la silla hacia atrás al levantarse—, me retiro, muchas gracias por la comida.
Sin más Jindae dio una reverencia para salir de allí, mientras una sonrisa se formaba en su rostro de oreja a oreja, ahora que había puesto sus cartas sobre la mesa, esperaba que la anciana tuviera un par de ases para ganar o perder.
...
—¡Auch! –exclamo Jungkook para después quitar su brazo, detestaba los analgésicos—. ¿Podrías no ser tan brusco? Ash...
—Lo haría si dejarás de moverte tanto —resoplo Seokjin, estaba cansado, curar a estos dos sería un trabajo difícil—, ese imbécil te hirió muchas veces, agradece que no te dio una herida grave —Jungkook rodo los ojos.
Yoongi abrió la puerta, traía en sus manos un par más de toallas limpias y un poco de agua tibia para limpiar las heridas, de nueva cuenta Jungkook se quejó por el dolor y soltó un gruñido a Seokjin para que dejase de molestarle. Llegar a casa no había sido problema, ambos lobos habían subido a una de las habitaciones cercanas y se habían cubierto con sábanas, debido a las heridas, todavía no podían colocarse sus ropas, necesitaban curarlas primero.
—Seokjin —hablo Yoongi llamando la atención del alfa, quien le miro levantando ambas cejas—, yo les curaré las heridas.
—¿Estás seguro de esto?
—Sí, yo curaba las heridas de mi hermano menor cuando él se caía o se cortaba con algo —sonrió hacia el alfa, miro a los otros dos que seguían allí cubriendo sus partes íntimas, tenían pocas heridas, y no eran de gravedad—, déjame hacerlo.
El alfa mayor no sabía si sería una buena idea dejar a Yoongi con esos dos, aunque por el comportamiento de ambos en aquella pelea, duda mucho que le hagan algún daño a Yoongi, dejo de estar en cuclillas para ponerse de pie por completo y caminar hacia Yoongi, en cuanto estuvo cerca de él, estiro su brazo y coloco su mano sobre la cabeza del omega para darle una palmadas suaves.
—Hazlo entonces —le regalo una sonrisa—, iré a preparar la comida —Yoongi asintió mientras recibía con gusto aquel gesto tan dulce de parte de Seokjin—, y asegúrate de sacarle una lagrima a Jungkook.
—¡Eso no es justo! —reclamo el mencionado, Seokjin le miro por sobre su hombro, frunció el ceño hacia él.
—Lo mereces por meternos en esa pelea, tarado —Jungkook desvió la vista mientras Jimin tapaba su boca para evitar que su risa se escuchase—, bien, los dejo.
Seokjin se retiró de la habitación dejando la puerta cerrada, Yoongi en cuanto escucho la puerta cerrarse camino apresurado hacia ambos alfas para después colocarse de rodillas y mirar las heridas que tenían en sus piernas, no eran muchas, había más en sus torsos y una que otra en sus rostros. Yoongi tomo una de las toallas y la remojo con agua para comenzar a limpiar las heridas de ambos, Jungkook sonrió al ver que Yoongi le trataba primero.
—Al menos no sufrieron una herida grave —comento Yoongi mientras se dedicaba a limpiar las heridas—, por cierto, gracias por ayudarme.
—No fue nada, Yoon —hablo Jimin—, ¿cómo está la herida en tu rostro?
Yoongi llevo su mano libre a su rostro, el ardor había desaparecido, necesitaba curarse también.
—Ya está mejor, ya no duele —Jungkook sonrió al escuchar esa respuesta de parte del omega.
—Ese bastardo merecía que lo matásemos —dijo Jungkook—, pude haber mordido su garganta.
—Pero no lo hiciste —dijo Jimin—, en fin, con las mordidas que recibió, no lo veremos por un buen tiempo —Jungkook asintió mientras sonreía, estaba orgulloso de lo que habían hecho.
—Nunca imagine que los cambia formas siguieran existiendo —comento Yoongi mientras enjuagaba la toalla—, me han sorprendido.
—¿Te gusta mi lobo? —pregunto Jungkook—. Puedo transformarme frente a ti cuando quieras.
—Mi lobo es mucho mejor que el tuyo —comento Jimin, Yoongi soltó una suave risa.
—Sus lobos son impresionantes, jamás creí que podía llegar a ver cambia formas —termino de limpiar las heridas de las piernas de Jungkook y ahora paso con las de Jimin—, supongo ustedes dos son nada más los únicos.
—Hay más —dijo Jungkook—, pero tienen miedo a revelarse por el hecho de que siempre las personas temen por su vida, los lobos a veces son difíciles de controlar.
—Pero nosotros hemos logrado hacerlo, al igual que Namjoon —comento Jimin.
—¿Namjoon es igual a ustedes? —ambos asintieron.
—Su lobo es negro —Jungkook soltó un bostezo—, aunque nunca se ha transformado frente a nosotros, quizás lo haga contigo.
Yoongi asintió ante lo dicho, era increíble, los cambia formas habían dejado de aparecer hace cientos de años, decían que la evolución que tenían ahora era mucho mejor, solamente humanos con sus lobos escondidos dentro de ellos, sin dejarlos salir, aunque a Yoongi le hubiese gustado más ser un cambia formas, eso si hubiese sido un sueño hecho realidad, pero no era así, y ahora conocer a tres alfas que podían transformarse en su lobo, era más que magnifico.
Siguió limpiando las heridas de ambos alfas, Jungkook era quien más rechistaba y se quejaba por todo mientras que Jimin se burlaba de él, aunque ambos alfas terminaron quejándose debido a la medicina que Yoongi debía aplicar en las heridas para que ambos estuvieran sanos.
—Listo —sonrió el omega—, mañana estarán mucho mejor —sonrió hacia los alfas—, me iré para que puedan ponerse su ropa.
—¿Por qué la prisa? —Jungkook estiro sus brazos hacia arriba—. Ya nos has visto casi por completo —Jimin le regalo un golpe sobre el hombro—. ¿Qué? Es verdad.
—Eso no importa —Jungkook levanto ambas cejas, el omega se mostraba reacio a sus encantos, es más difícil de lo que piensa—, me iré, tengo que ayudarle a Seokjin a cocinar.
—Gracias por curarnos, omega —Yoongi les regalo una sonrisa a ambos antes de salir, Jimin soltó un suspiro en cuanto la puerta se cerró—, creo que me enamore.
—Ya somos dos —Jimin miro a su amigo al lado—, ¿qué?
—A ti nada más te interesa como será en la cama.
—¿Quién lo dice? —sonrió hacia Jimin quien rodaba los ojos—. Es... él es el primer omega que no cae ante mí —soltó una risa—, me gusta.
—Yo lo marcaré —hablo Jimin.
—Sí es que su familia te deja hacerlo —relamio sus labios—, y si no es así, entonces tendré yo el honor de marcarlo.
—Sigue soñando.
—Tú también, tonto.
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