Capitulo 27
La luna ya está en el cielo y aun yo estoy entre los brazos de Jared. Él me hace suaves masajes en la cabeza logrando que me relaje y cierre los ojos. Puedo sentir el latido de su corazón contra su pecho. Me siento... bien... hasta que veo que suelta una larga respiración.
Levanto lentamente la cabeza y mis ojos encuentran los suyos y ya sé que es lo que pasara en los siguientes segundos. Me levanto de encima de él y doy algunos pasos lejos.
Suelto un suspiro y me paso la mano por la cara viendo como él se comienza a levantar suavemente de la cama.
—Me tengo que ir —dice serio.
—Lo sé.
—Sabes que es para que no te encuentren y...
—Me maten, lo sé —lo interrumpo y me cruzo de brazos.
Él me dedica una mirada que no sé descifrar para luego caminar hasta la puerta y, antes de salir por ella , se gira y me muestra mi teléfono, sacudiéndolo en su mano.
—Luego llamas a tu madre.
Y se va.
El calor hace que me remueva incomoda por la cama. Siento mi espalda bañada en sudor al igual que mi frente por donde paso mi mano. Abro un ojo me fijo que ya el sol está en el cielo. Cosa rara que haga calor aquí. Me quedo bocarriba en la cama y me fijo en el techo unos segundos para luego sentarme en la esquina de está.
Me voy a sofocar aquí. ¿Por qué hace tanto calor?
La respuesta a esa pregunta llega cuando alzo la vista y la pared me recibe. No es el clima, es... fuego. La cabaña se está quemando. Hay fuego en el suelo y en la pared subiendo al techo.
Ay no.
¡Mierda, tengo que salir de aquí!
Doy unos pasos hasta llegar a la puerta y zarandearla con fuerza, pero no cede. Estoy encerrada y hay fuego a mi alrededor. ¿Me voy a morir así? Dicen que es la peor manera de morir. Mi respiración empieza a acelerarse y el humo hace que me sienta asfixiada. Voy hasta la pared de la ventana y tomo algo de aire antes de gritar.
—¡¡AYUDA!! ¡¡ESTOY AQUÍ!!
Nadie me escucha y comienzo a desesperarme. ¿Me voy a morir? Me voy a morir.
¿Dónde está Jared? ¿Dónde está Fabi? ¿Por qué no llegan y me sacan? Estoy empapada en sudor y ya casi no puedo respirar. Comienzo a toser por la cantidad de humo que estoy inhalando.
—¡Ayuda! —grito con menos fuerza que antes—. Auch —me quejo cuando, sin darme cuenta, el fuego alcanzo mi brazo. Este ya está muy cerca de la ventana y el techo está completamente cubierto por él.
Me alejo de la ventana y me miro mi brazo donde veo una pequeña quemadura. Siento mis pies calentarse; miro hacia abajo dándome cuenta de que estoy rodeada. No tengo salida.
—¡Ayuda! —grito por última vez.
Cuando empiezo a perder las esperanzas la puerta se abre de golpe dejándome ver a una persona la cual no puedo distinguir el rostro por el humo y también porque ya estoy perdiendo mucho oxígeno. Siento unos fuertes brazos alrededor de mi cuerpo antes de perder la conciencia.
Me duele todo.
La garganta me arde cada vez que trago. El brazo me duele, pienso que es por la quemadura. Los pies me arden. Doy una profunda respiración y eso también me duele.
De mi boca se escapa un gemido de dolor cuando me muevo y me doy cuenta de que tengo las manos atadas a algo... y los pies también. Abro los ojos lentamente y observo mi alrededor. Todo está oscuro a excepción de un punto rojo a lo lejos.
No sé cuánto tiempo pasa, pero una luz se enciende y mi primer reflejo es cerrar los ojos y hacerme la dormida. Escucho unos pasos acercarse a mí y mi corazón empieza a acelerarse. Intento mantener la calma para que no se dé cuenta de que estoy despierta, pero solo escucho como camina por este lugar que no conozco.
Escucho su respiración, es rápida y profunda. ¿Qué tan cerca tiene que estar para poder escuchar cómo respira?
—Tanit, Tanit... resulta que estas vivita.
No puede ser.
—Pensé que Jared te había matado, pero hizo lo contrario al parecer —dice pasando su dedo por el contorno de mi cara—. Perdona por incendiar la cabaña y disfrutar de tus gritos de ayuda... tú me entiendes.
Que asco. Que asco me da.
Suelto un gritito al sentir como su mano impacta en mi cara con fuerza. Mi oído pita y el sabor metálico de la sangre aparece en mi boca. Me acaba de dar una bofetada. Abro la boca por el shock y agarro aire. Luego él me agarra de la barbilla y hace que mi cara quede frente a la suya.
Sus ojos se reciben, pero no son los que yo conozco. Estos son iguales, azules.
André.
—Hola pelirroja.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro