Capítulo 14
Todos los miran, incluyéndome. Gabriel, Jenifer, André, Uriel, Esteban y Jared. Están de pie en la puerta. Jenifer va del brazo de su esposo y sus hijos los acompañan desde atrás. Cada uno lleva puesto un traje de diferentes colores. Poco a poco las personas vuelven a lo suyo, la música vuelve a sonar y los que estaban en la pista comienzan a bailar como hace algunos segundos.
Veo a Jenifer y me tenso. Lleva un vestido largo, sin diseños, de color vino, lleva el cabello suelto y le cae por los lados de su cara totalmente lacio. Me fijo en los chicos atrás y todos recorren con la mirada todo el lugar. Me fijo en Jared, el cual no he visto desde el día del beso en el pasillo. Él está mirando hacia la pista de baile, luego cambia su mirada en donde está la comida. Está buscando a alguien. Su expresión es seria, lleva el cabello un poco despeinado, pero no le queda mal. El color de su traje es blanco, mientras que sus hermanos llevan el negro, un azul muy oscuro y marrón. Todos comienzan a caminar dentro de la fiesta, André y Uriel cruzan la puerta del patio y salen, mientras que Jared y Esteban se quedan dentro. Esteban camina hasta el lado contrario de la barra, pero Jared se queda de pie en el mismo sitio. Vuelvo a fijar mi mirada en él y pienso en que fue una mala idea.
Me está mirando y cuando volteo a verlo, sus ojos diferentes chocan con los míos. No desvió la mirada y él tampoco. Ninguno de los dos se mueve. Una comisura de sus labios se eleva en una sonrisa pícara y comienza a caminar hacia el otro lado de la barra junto a su hermano. En ningún momento quito mi mirada de él.
—¿Qué hora es? —me pregunta Fabi haciendo que deje de mirarlo.
—No lo sé, no me traje ningún reloj ni mi teléfono —le digo y ella hace una mueca.
—Está bien, voy a ir a saludar a algunos, Si quieres quédate aquí o ve y camina eres libre —dice antes de pasar por mi lado he irse. La sigo con la mirada y la pierdo de vista cuando cruza la puerta del patio. Me quedo recostada en la barra por unos minutos más hasta que decido ir a caminar por ahí. Voy a el área en donde están los dulces. Tomo algunos chocolates y comérmelos enseguida.
Sin saber a dónde ir o qué hacer, me quedo de pie cerca de la barra. Me recuesto en la pared a mis espaldas y cruzo mis brazos sobre mi pecho. Mis ojos recorren todo, la pista, cómo los demás van vestidos, el techo y puedo decir que el suelo también.
Cuando tengo la mirada en el suelo, unos zapatos aparecen en mi campo de visión. Alzo la mirada y me encuentro con Jared, quien tiene sus manos dentro de sus bolsillos y los ojos fijos en los míos. Trago saliva y desvió la mirada a otro sitio, pero él da algunos pasos hasta quedar a mi lado y recostarse al igual que yo en la pared.
—¿Te dejaron sola? —dice acercando su cabeza a mi oído.
—No —contesto.
—¿Segura? Vi como Fabi te dejo aquí sola mientras iba al patio —dice ahora más cerca. Doy unos pasos alejándome le él.
—Pues para qué preguntas si ya sabes —digo sin mirarlo.
—¿La puerta es más interesante que yo? —pregunta volviéndose a acercar. Ya estoy comenzando a incomodarme un poco.
—De hecho, sí —le contesto y el ríe.
---Ok... en realidad no está mal —dice y ahora está en frente de mí. No tengo más opción que mirarlo cuando él levanta mi mentón con su mano.
—¿Aun crees que miento cuando digo que me gustas?
Esa pregunta me toma por sorpresa. Arrugo las cejas y hago un movimiento con la cabeza para salir de su agarre.
—Nunca dije que fuera mentira, solo que no me conocías lo suficiente para gustarte —le contesto.
—Ohh, pues creo que entendí mal aquel día —dice y cruza los brazos sobre su pecho.
—Puede ser.
—Pero eso se puede arreglar —dice he intenta volver a agarrar mi mentón, pero lo aparto—, es sencillo, quiero conocerte, Tanit. Más a fondo.
Suelto un suspiro de resignación. Me quedo callada, no es que no quiera conocer más a Jared, pero cada vez que pasa algo entre nosotros él desaparece y vuelve días después.
—¿O es que tú no quieres saber de mí? Dime, no me molestare —dice con un tono juguetón en la voz.
—Me tengo que ir —le digo y me despego de la pared para irme, pero él me sostiene del brazo.
—No te lo dije, pero te vez hermosa con ese vestido rojo, mi color favorito —dice y hago un movimiento con el brazo para que me suelte. Luego me alejo de él y me decido por ir al patio. El aire fresco me golpea el rostro y doy una profunda respiración. El cielo ya está lo bastante oscuro como para deducir que son más de las siete. Me llevo una mano al cuello y lo aprieto un poco... estoy tensa.
Busco con la mirada en donde puedo sentarme y encuentro un banco vacío. Todas las mesas están llenas y algunas parecen que van a explotar. De momento me dieron ganas de volver a mi habitación y acostarme, quitarme todo esto, pero tampoco quiero dejar mal a Fabi, quien hace rato me abandono. Lo pienso mejor y decido volver, pero cuando voy casi cerca de la puerta, escucho como alguien me llama. Me giro y, buscando entre toda la gente que hay afuera, encuentro a Maya moviendo su mano en el aire llamándome. Me encojo de hombros y voy hacia ella. Cuando estoy más cerca, me doy cuenta de que en la mesa están Fabi, Gina, Maya, Beth, Keisha, Uriel, André y Esteban. Vaya combo de personas.
—Hola —les digo a todos.
—Hola de nuevo. Te llamamos porque vamos a jugar un juego. ¿Quién le explica? —me dice Maya.
—Yo puedo —dice Gina —¿Has jugado reto o verdad?
—Ehh... si, unas cuantas veces —admito, pero fue hace mucho tiempo cuando mi mejor amiga estaba aquí en Dalia.
—Bueno pues no hace falta explicárselo.
—¿Puedo unirme? —la voz de Jared capta la atención de todos.
—Claro, hay espacio de sobra —dice Keisha señalando las tres últimas sillas vacías que quedan.
—Siéntense, por favor —dice está vez Fabi.
Me siento en una de las sillas y a mi lado se sienta Jared.
—Bueno, resumiré un poco las reglas del juego —dice Gina—. Es muy sencillo, a esta botella yo la hago girar —dice y con su mano le da un empujón a la botella haciendo que empiece a girar—. Luego esperamos que se quede quieta y señale a dos personas, la que está frente a la parte de arriba de esta es la que pregunta reto o verdad, así de simple. Creo que me explique —aclara y recuesta su espalda en la silla.
—Bueno... ¿Quién empieza? —pregunta Beth.
—Yo —dice Maya tomando la botella y haciéndola girar, se detiene apuntándola a ella misma y a Esteban, Esteban es el que hace la pregunta.
—Mmm... empezamos bien —dice Keisha.
Esteban, antes de hacer la pregunta, le dedica una mirada un poco rara a Maya.—¿Reto o verdad?
—Verdad —dice y algunos le abuchean haciéndola reír.
—¿Es verdad que te gusta alguien de este grupo, Maya?
Al parecer eso la toma desprevenida porque abre los ojos de par en par.
—Pues... si —admite haciendo que algunos pregunten quien es. Ella no dice nada.
A mi mente llega la imagen de Xander, pero arrugo las cejas porque él no se encuentra en la mesa.
—Esa estuvo fácil, vamos una más fuerte— se queja Fabi.
—Bueno... dame esa botella —dice Beth haciéndola girar, cuando termina apunta a Fabi y a Keisha— Buena pareja esa —dice Beth.
—¿Reto o verdad, Fabi? —dice Keisha.
—Reto —dice y algunos le contestan con un uhh
—Te reto a que beses a alguien de esta mesa.
—Ay dios mío— dice Gina.
—Ok, lo hare, pero que la persona elegida tenga en cuenta que solo es un simple beso —dice poniéndose de pie y caminando hacia los chicos—. ¿No les importa, cierto? —pregunta.
—Para nada —dice André.
—Estoy de acuerdo con mi hermano —le sigue Uriel. Jared y Esteban se quedan callados.
—Está bien —dice y se acerca a André y de forma rápida le planta un corto beso en los labios haciendo que todos se rían.
—Eso fue muy gracioso, Fabi —dice Gina entre risas.
—Bueno... eso no me lo esperaba —dice Maya— Ahora voy yo.
Luego de eso, seguimos jugando unas cuantas rondas más. Me toco hacer tres retos, los hice todos, y decir dos verdades, pero la verdad es que me estoy divirtiendo mucho con ellos.
—¿Hacemos una última? —digo y todos me miran.
—Vamos, la última —dice Fabi agarrando la botella, se detiene y apunta a Maya y a mí.
—Bueno Tanit... ¿reto o verdad?
—Verdad.
—¿Es verdad que has tenido relaciones sexuales? —pregunta y me tenso completamente. Los demás me miran a la espera de la respuesta, pero me quedo en blanco, esa no, esa no por favor. Miro a Fabi, quien tiene una sonrisa que muestra sus dientes en su rostro mientras no despega los ojos de mí. Un escalofrió recorre mi cuerpo cuando me alienta a que conteste. Ella alza una ceja y la baja, y sigue haciendo ese movimiento varias veces. Yo niego con la cabeza suavemente e intento decir algo, pero las palabras se atoran en mi garganta.
Al parece algunos tomaron mi silencio como una afirmación.
—Oh por Dios. Cuéntanos. ¿Con quién fue? Como dijiste que nunca has tenido novio, imagino que eres de esas a las que le gustan las aventuras... como yo —dice Keisha.
Intento decir que ya no deseo seguir aquí, pero las palabras se atoran en mi garganta.
—Vamos, yo quiero saber, Tanit. Dinos —dice Fabi.
—Cuéntanos —dice Maya recargando sus codos en la mesa.
—Vamos, no seas tímida. Yo después cuento la mía —dice Beth. Me pongo muy mal con esos comentarios, miro a todos y sus ojos siguen en mí esperando por una respuesta, pero lo único que logro es levantarme de la mesa e irme de ahí lo más rápido que puedo.
Escucho como Fabi y Gina me llaman, pero no las miro. Sigo caminando, cada vez más rápido hasta que me sumerjo en la oscuridad del jardín, en donde no hay nadie. Doy profundas respiraciones para calmarme, pero se me hace imposible. Más lagrimas se escapan de mis ojos y no puedo controlarlas. Los recuerdos aparecen uno tras otro en mi mente y me tenso de arriba abajo.
—Tanit —escucho la voz de Fabi a mis espaldas. Me giro y puedo ver cómo llega a mí y ve mi rostro lleno de lágrimas. Rodea mi cuerpo con sus brazos y yo recuesto mi cabeza en su pecho.
—¿Qué sucede? ¿Dijimos algo que te molesto? —pregunta con preocupación en la voz.
—Yo no quise —le digo, necesito desahogarme.
—¿Qué?
—Que... que yo no quise.
—¿De qué hablas?
Suelto un sollozo.
—Que sí tuve relaciones, pero... yo no quise.
Levanto la mirada y sus ojos llenos de preocupación me reciben.
—Quieres decir que...
—Si... me violaron —digo y más lagrimas salen de mis ojos.
—Oh por Dios —dice y me abraza más fuerte. Me acaricia el cabello y creo que su vestido tendrá rastros de mi llanto.
—Pero, no tienes que decirme si no quieres, pero. ¿Quién? ¿Un ex? ¿Un amigo...
Muevo mi cabeza de lado a lado.
—¿Y quién?
Agarro fuerzas y lo suelto:
—Mi padre.
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