✧ Welcome
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KyungSoo dejó caer las bolsas del supermercado sobre la mesa y se devolvió a ponerle el pestillo a la puerta del departamento, era un poco desconfiado y pese a que tenía más de un año viviendo en ese edificio, no le gustaba la idea de que alguien se metiera y le sacara un buen susto y lo asaltaran, por supuesto.
JongDae decía que era un completo paranoico, pero lo cierto es que pese a que probablemente tuviera razón, él no iba a esperar a que algo sucediera para hacer las cosas bien.
Estiró los brazos hacia el cielo y meneó su cuello en ambas direcciones, estar detrás del escritorio de su oficina lo hacía sentir cansado pese a que iba de un lado a otro algunas veces. Le gustaba regresar pronto para tomar un buen baño de agua tibia en esos tiempos en los que el frío se desplegaba por la ciudad, para después preparar algo de cenar, algo sencillo, por supuesto.
Esa noche había quedado de pasar al supermercado para surtirse de víveres y preparar un poco de pasta con estofado de pollo. Así que se dirigió hacia la habitación para comenzar a desvestirse, se quitó los zapatos y los acomodó en su rincón específico destinado a ellos y después se desanudó la corbata.
KyungSoo suspiró cuando se observó en el espejo y estaba por quitarse la camisa cuando tocaron a la puerta. El bajito rodó los ojos y se encaminó nuevamente todo el trayecto hacia la puerta, donde volvieron a tocar con cierta insistencia.
El bajito chascó la lengua y después de observar la pantalla que le mostraba una silueta conocida, le quitó el pestillo a la puerta para después abrirla con seguridad, mostrándole en el umbral a un hombre alto y un poco fornido, con los hombros lo suficientemente anchos como para que se le aguara la boca y suspirara al observar los perfectos rasgos morenos de su rostro.
JongIn se adentró en el departamento y lanzó el maletín al sillón más cercano, quitándose inmediatamente el abrigo y cerrando la puerta tras de sí, poniéndole el pestillo una vez más.
ㅡ Maldición, mi amor... te he dicho que no le pongas el seguro hasta que yo regrese ㅡ JongIn se relamió los labios un poco secos por el frío y KyungSoo asintió.
ㅡ Yah... deja de renegar, me da un poco de pánico estar solo aquí. ㅡ KyungSoo se cruzó de brazos y se giró, para encaminarse a la habitación nuevamente.
Sin embargo, las manos de JongIn se enroscaron inmediatamente sobre su cintura y lo atrajo hacia su cuerpo, inclinándose lo suficiente como para descansar su mentón en su hombro derecho.
ㅡ Estoy en casa, mi amor... ㅡ JongIn musitó con voz calmada, haciendo que a KyungSoo se le olvidara por completo todo lo anterior a eso.
El bajito se giró sobre sus propios pies y le pasó las manos por los hombros a su hombre, enroscándose en su cuello mientras sonreía, con los ojos llenos de la ilusión que siempre le ocasionaba escuchar a JongIn decir aquello.
ㅡ Bienvenido a casa, Jagi-yah...
JongIn suspiró y terminó con la distancia que los separaba, lo besó con calidez, dejando que sus labios se apoderaran de los suyos por completo en movimientos pausados y gentiles que iban aumentando de ritmo y de calor. Porque no había nada para él que disfrutar de un buen beso de bienvenida.
Habían mantenido su relación lo más que habían podido desde que se mudó, JongIn solía ir a visitar a KyungSoo al menos un fin de semana al mes y KyungSoo solía hacer lo mismo, hablaban por teléfono cuando podían y siempre se recordaban lo bonito que era la vida cuando estaban juntos.
Hasta que una noche JongIn lo llevó a cenar, a punto de graduarse ambos de la universidad y le propuso irse a vivir juntos, compartir sus vidas por completo. KyungSoo no había dudado ni un segundo, había dicho que sí y hasta la fecha, casi tres años después, no se arrepentía de nada.
Habían pasado tiempos un poco difíciles, pero siempre se habían apoyado y el regresar a casa y besarse era un ritual para decirse el uno al otro que no importaba lo que pasara, se amaban y querían seguir amándose hasta el final.
Las manos de JongIn eran casi tan posesivas como sus labios, lo aprensaban contra su cuerpo y lo llevaban hacia la perdición, hacia la habitación que compartían para seguir compartiendo sus besos, para demostrarse con amor lo que siempre se decían con palabras.
Los besos de JongIn eran sutiles, podían ser suaves o salvajes, eran pasionales y llenos de vida, sus labios destilaban amor y le enseñaban infinitas maneras de querer, de demostrar afecto con sus pomposos labios.
Porque la vida seguía pasando y KyungSoo creía que sus besos siguieran mostrándole el significado correcto de lo que era la vida a su lado.
JongIn era el amor de su vida y se lo demostraba con besos suaves en todo el cuerpo, en su boca pegada a la suya, compartiendo el mismo aire y sabor, el anhelo de querer estar juntos siempre pese a las complicaciones que surgieran, porque podían resolver los problemas. Y KyungSoo, él se encargaría de regresarle en cada beso, todo lo que sentía por él, haría que cada día que pasara, JongIn se enamorara un poco más, si se podía.
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F I N
n/a:
Quiero agradecer infinitamente a las personas que me acompañaron a través de esta historia, gracias por apoyarla de principio a fin y por esperarla. Fue un proyecto por mi cumpleaños y me pasé del tiempo xD -como siempre- pero me gustó mucho escribir todas y cada una de ellas.
Agradezco a las personitas que me daban ideas de más besos, creo que los besos de JongIn son siempre especiales y aunque puede haber más de ellos, quise mantener esta historia lo más fluff posible. Así que gracias por respetar eso.
Espero verlos en alguna otra historia mía si le dan una oportunidad~
Besos posholatosos
🌠Ary💋
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