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Extra I

Demon

Trece años atrás...

La palabra arte es tan corta de escribir y sin embargo tiene tantos significados.

Arte es todo aquello que transmite tus sentimientos a otro ser, porque sin duda algo difícil en la vida es comprender las emociones humanas.

Nadie ha logrado comprender mi sentir y con el tiempo yo también he dejado de tener emociones.

Una parte de mi murió cuando tenía ocho años y la otra solo está esperando a cumplir su objetivo para unirse al otro pedazo en las profundidades de mi ser.

La tarde de hoy ha estado lluviosa, perfecta para acariciar con el pincel algún lienzo en blanco y perturbar la inocencia de este color.

Mi pincel se mueve con sincronía y solo el sonido de las gotas de lluvia interrumpe el silencio hasta que unos pasos fuertes, pero delicados resuenan en toda a la habitación y una pequeña respiración algo agitada se hace notar.

- Todos en esta casa saben que odio que me interrumpan cuando entro a esta habitación -digo sin dejar de pintar.

- Yo-yo lo siento -agrega una voz femenina y frágil, muy diferente a la que esperaba escuchar.

Por inercia me giro y me encuentro con unos ojos negros y brillantes que se me quedan viendo con timidez.

Delante de mí, a metro y medio se encuentra una niña pequeña con un vestido rojo y dos lazos del mismo color en su cabello crespo y largo.

Rápidamente la evalúo, parece insegura, su labio inferior tiembla y no deja de mirar la puerta que al parecer ella misma cerró.

- ¿Quién eres? -cuestiono, pues nunca antes la había visto.

- Elizabeth, joven -hace una inclinación de cabeza, lo que me deja claro que está recibiendo una educación algo recia para alguien tan pequeño.

- ¿Y de dónde saliste niñata?

- Me llamo Elizabeth, y no soy una niñata -reclama frunciendo los labios, pero rápidamente se retracta- Lo... lo siento.

Un risa baja escapa de mis labios.

Toda una fierecilla

- No respondiste de donde saliste.

- Del vientre de mi mamá -responde a la defensiva y otra vez intenta retractarse.

- ¿Y quien es tu mamá? -cuestiono, ya que no recuerdo verla visto en algún evento social.

La niña me mira por un momento y sus ojos se cristalizan. Me da la sensación de que romperá en llanto, pero solo centra la vista en el cuadro detrás de mí y responde...

- No lo sé, solo sé que salí de una panza porque Lorenza me lo dijo, pero no sé quién es mamá.

¿Lorenza? No me suena ese nombre.

- ¿Quién te trajo aquí?

- Padre Marchetti y su esposa, que es madre.

- ¿Eres hija de los Marchetti?-pregunto aunque me doy cuenta rápido que ocurre.

Es adoptada.

- ¿Cómo llegaste a esta habitación? -dejo la paleta de colores a un lado y camino hacia ella.

- Fiorella recibió un kit de peluquería por navidad e intentaba cortarme el cabello -responde y parece enojada- La otra vez lo dejó muy feo y no quería que volviera a pasar.

- ¿Fiorella es tu hermana?

He visto a esa chica en diferentes eventos, Padre me obliga a hablar con ella.

Elizabeth no asiente mas bien se deja caer en el suelo como si hubiera hecho algo malo.

- Por favor joven, no le diga nada de lo que le conté a Padre.

Quiero preguntar por qué, pues no es su culpa que Fiorella ande por la vida molestando a los demás, pero las marcas en sus muñecas me dan la respuesta que busco

Esta más que claro quien paga los platos rotos de las dos.

- No le diré nada.

Suelta un suspiro de alivio, sin embargo sigue arrodillada para luego pasar a sentarse en el suelo completamente.

Puedo ver el sudor pegar algunos de sus cabellos a su frente.

Está claro que ha corrido mucho.

- ¿Que edad tienes? -cuestiono.

- Cinco años , ya tengo la mano completa -responde sonriente mostrándome su pequeña manito-. ¿Y tú?

- Catorce, ya soy mayor.

Suelta un resoplido y agrega:

- Aún eres un niño.

¿Soy un niño?

Creo que dejé de serlo desde el momento que ya no quería un bate de béisbol sino un cuchillo afilado para cortar gargantas.

- Te pareces al príncipe Erick, lo que tus ojos son más bonitos -menciona mirándome como si fuera un nuevo descubrimiento de la ciencia.

Mis ojos... ¿Bonitos?

He escuchado todo tipo de palabras para describir mis ojos y siempre van de terroríficos a escalofriantes, en especial de noche cuando mis pupilas son tan rojas que parecen sangre.

La veo ponerse de pie y de pronto corre hacia mí o más hacia la mariposa que tenía retenida en un frasco de cristal.

Intento quitarle el frasco, pero es más rápida abriéndolo, dejando salir al artrópodo.

- ¿Por qué la liberaste? -pregunto mientras intento atrapar al insecto que revolotea por toda la habitación.

Estuve dos horas hoy en la mañana, intentando cazarla para poder plasmar en mi lienzo sus llamativos colores.


- Porque estaba triste -contesta y pequeñas risitas se le escapan al verme hacer el ridículo detrás del jodido bicho.

De pronto su risa se detiene y soy yo quien ríe esta vez al ver la mariposa posada ampliamente en su naricita.

- Ahora quien se ríe de quien.

No recuerdo cuando fue la última vez que reí tan fuerte.

Su mirada se concentra en el insecto y de pronto me encuentro haciendo un boceto rápido de la imagen delante de mi, en mi cuaderno.

Inocencia

Algo que hace años no veía, inocencia pura.

Es reconfortante saber que aún hay algo bueno en este mundo... Y que tal vez no todo está perdido.

El bicho vuelve a tomar vuelo y doy unos toques finales al boceto que luego pasaré al lienzo.

- Sabes algo, me has caído bien niñata, acompáñame.

- ¿Me llevarás con Fiorella? -cuestiona asustada.

- No.

Tomo su pequeña mano y caminamos hacia el sótano, donde Padre guarda todo lo de mamá como si nunca hubiera existido.

Al llegar presiono el interruptor de la bombilla y un jadeo de sorpresa se escapa de la pequeña junto a mí.

- Puedes tomar la muñeca que quieras.

Elizabeth observa todo sorprendida y no la culpo, para cualquier niña esto sería un sueño, un cuarto lleno de juguetes.

Madre siempre quiso abrir una juguetería y tenía un gran talento a la hora de diseñar muñecas.

La pequeña Marchetti suelta mi mano y corre tomando un muñeca que casualmente se parece a ella.

- Me gusta esta.

- Es linda -digo- Mamá la hizo inspirada en su amiga Rubí, decía que era muy hermosa.

- Pues entonces se llamará Rubí, como la amiga de tu mamá.

Salimos del sótano ,pero instantes antes de cerrar la puerta noto un insecto que me hace temblar y lo mato sin perder el tiempo.

- ¿Le tienes miedo a las cucarachas? -cuestiona la pequeña Elizabeth y noto que está a punto de reírse.

- Claro que no, soy el futuro Capo no le tengo miedo a nada -miento, pero está claro que no se lo cree.

Vamos... ¿Quién no le tiene miedo a la cucarachas?

Esos asquerosos bichos que nada más te distraes y vuelan para encima tuyo.

Volvemos al primer piso y nada más llegar a la sala de estar, nos encontramos de frente con Padre y la familia Marchetti.

- ¡¿Dónde estabas mocosa?! -cuestiona Giovanni, algo alterado- Tengo una reunión importante en media hora así que tenemos que volver a casa -Tira del brazo de Elizabeth y noto que la pequeña se queja.

- Estaba conmigo -aclaro y hago suelte su pequeño bracito-. Le estaba enseñando las instalaciones de la casa no tiene por qué gritarle -le reclamo, ganándome una mirada acusadora de Padre-. En todo caso el culpable de su retraso soy yo.

- ¡Oh! -exclama- Disculpe joven tal vez Elizabeth lo molestó con su curiosidad por las cosas -expresa el Consigliere con una falsa sonrisa y sé que le cuesta mucho saber que estoy por encima de él en la pirámide de la mafia

- Más bien debería controlar un poco a su hija mayor -Esta vez fijo mi vista en la mencionada.

Fiorella Marchetti, la niña más despreciable que conozco, tal vez porque es una viva imagen de su madre, alguien que en sus tiempos le hizo mucho daño a mi mamá.

- ¿Qué le dijiste mascota? -cuestiona la misma mirando a su hermana menor.

- No me dijo nada.

Padre se despide del Consigliere y su familia; y yo por educación o por tradición tengo que hacer lo mismo.

- Espero verte pronto Elizabeth -sacudo alguno de sus rizos y ella sonríe ampliamente.

- Adiós príncipe de ojos rojos -se despide y noto sus ojos brillar aún más.

Con un última mirada a la pequeña Marchetti camino hacia el lugar donde encuentro algo de paz, pero sin embargo una extraña sensación me agobia y algo me dice que esos ojos apenas comienzan a atormentarme.

Horas más tardes recibo una fuerte golpiza por mi insolencia con el Consigliere...

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Wiii toy de vuelta 📍

Maratón 1/3

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