✧Capítulo 65✧
<<Elizabeth>>
La oficina de Marchetti no es muy distinta a la que tenía en Nueva York, tanto la madera de las estanterías como la del escritorio huelen a cedro y los colores del lugar son una escala de verde vómito y marrón que solo alguien como él apreciaría.
Mi vista va al ventanal junto a su escritorio, Álvaro hará un señal con su linterna desde el jardín, en caso de que Marchetti o Gema regresen.
No pierdo el tiempo prendiendo las luces, para así evitar llamar la atención, pero la luz de luna que se filtra por el ventanal hace más fácil mi trabajo.
Abro un compartimento tras otro del escritorio e introduzco la mano intentando encontrar algún dispositivo móvil, pero solo hay carpetas y más carpetas de archivos. Me detengo a leer algunos pero no son más que cifras cada vez más largas, sin embargo esto me da una idea de su cuenta bancaria y sea lo que sea que está haciendo en esta isla, le está llenando el bolsillo a Giovanni.
Estoy a punto de darme por vencida luego de revisar las estanterías, pero un brillo metálico debajo de uno de los almohadones del sofá llama mi atención.
Un portátil.
Sonrío victoriosa mientras lo prendo y noto que está cargado, pero nada con Marchetti es fácil. Será un poco torpe con la tecnología pero conoce el uso de las contraseñas. Es una paradoja que Giovanni apenas sepa usar un teléfono móvil sin perder la paciencia, mientras Luca, su hijo bastardo puede hackear a la NASA, si se lo propone.
Es lo que pasa con nosotros los bastardos, somos descartados y menospreciados, sin realmente darnos una oportunidad. Luca hubiera sido un gran arma para Marchetti, pero este prefirió renegar de su propio hijo y destruir la vida de la hija de otro.
La luz de la pantalla me ciega momentáneamente, pero me adapto rápido al brillo. La contraseña va de números, seis para ser exactos. Pruebo con la fecha de mi cumpleaños, pero no es tan idiota para usar de contraseña la clave de su caja fuerte. Intento tres veces más con su fecha de nacimiento, la de Fiorella y por último aunque poco probable la de Stella.
Existe la posibilidad de que su portátil le haya enviado una notificación a su telefeno celular de que alguien está intentando acceder a sus archivos, así que mantengo la cámara tapada mientras sigo pensando que números podrían ser.
Estoy a punto de darme por vencida y seguir mi búsqueda de un teléfono móvil, cuando una nueva fecha de nacimiento pasa por mi mente.
El día, el mes y el año en que nació Franco, pero también es la fecha del cumpleaños de Rubí. Recuerdo que él una vez mencionó algo como: Vinimos al mundo el mismo día, ella no se puede ir antes que yo.
Casi dejo de escapar un grito de alegría cuando paso de la pantalla de inicio al escritorio.
Intento acceder a Internet pero me exige otra clave y esta vez no doy con ella, así que me decanto por revisar los archivos que guarda.
En su mayoría son documentos de compra de ganado lo que me deja un poco descolocada y más aún los precios de cada res. Aunque al parecer venden las vacas cargadas, así que supongo que el ternero también vale parte de ese dinero. Pero igual sigo encontrando exorbitantes el precio de una vaca.
Accedo a otros archivos y me quedo pasmada cuando leo encima la palabras: Resultados de la inseminación artificial. La fecha del documento es de hace quince meses, lo que sacando mis cuentas probablemente coincidan con las fechas en que se concibió a la bebé en la habitación de Rubí.
Leo la información del donante de esperma y aunque no mencione nombres ni apellidos, el dato de que padece diabetes tipo uno, me hace creer aún más que esa niña es hija de Franco.
La pregunta es cómo es eso posible y por qué Marchetti haría algo así.
Continúo leyendo los documentos y el estómago se me contrae al ver el número desbordante de inseminaciones artificiales a diferentes mujeres y de distintos hombres, ya que estos documentos traen más información sobre los donantes.
Al menos ningún expediente similar al de Franco se repite.
Realmente estoy considerando que el portátil frente a mí pertenece a un asistente de reproducción asistida, hasta que comienzan a aparecer fotos, muchas fotos de mujeres embarazadas de distintas etnias. Entonces pienso en la supuesta venta de ganado y un escalofrío me recorre al barajar la idea de que tal vez la palabra ganado es solo un código para encubrir lo que realmente está vendiendo.
La sola idea de pensar que Marchetti vende mujeres gestantes es demasiado para procesar y más aún cuando pienso en el por qué alguien compraría a una persona y más aún embarazada.
Claramente estamos hablando de venta en el mercado negro, pero esto va más allá de faltarle el respeto a los códigos de honor de la Famiglia; a los valores de un ser humano.
Flavio Leone no tiene ni idea de quien realmente es su Consigliere.
Cierro la imagen de una chica castaña con el vientre hinchado y reviso otra carpeta. En esta ocasión las fotos parecen de un anuario escolar solo que los hombres en ellas tienen toda la pinta de criminales. Leo los nombres en el pie de las fotografías y noto que son probablemente los tipos enmascarados que deambulan por la casa.
El empleado llamado Gabriel, es muy iluso si cree que Marchetti dejaría entrar a alguien a su guarida sin verificar sus antecedentes. No tardo en dar con su rostro y el de mi segunda sombra. El primero es un hombre de expresión alegre y la nariz ligeramente torcida debido a un puñetazo probablemente, por otro lado la cara de Arcángel, mi segunda sombra es como me lo esperaba, un tipo con una enorme cicatriz que va desde la ceja hasta la mandíbula y una cara de mala leche que deja ver su carácter de pocos amigos. Continúo pasando la fotos con prisa ya que no me importan los rostro de quienes trabajan para Marchetti tanto como encontrar algo útil, pero mi dedo se detiene sobre la tecla al ver algunos rostros conocidos de la Famiglia.
Claramente algunos de esos viejos verdes estaban detrás de esto.
Demon necesita saber esta información, necesita saber que la Famiglia está más llena de mierda de lo que pensaba. La trata de blancas iniciada por Flavio se queda corta al lado de la enorme venta de mujeres y niños que dirige Giovanni y varios hombres de la Famiglia.
Otra imagen sale pero en la foto apenas se ve el rostro del sujeto, al parecer no pudieron conseguir un buen ángulo, como sea las siglas D.O, no me dan tampoco una pista de quién se trata.
Sé que debería cerrar el portátil y continuar buscando algún teléfono móvil, pero el dispositivo frente a mí tiene las respuestas a muchas de mis preguntas así como el poder de crear nuevas interrogantes.
En sus archivos más privados me encuentro con videos de torneos de esgrima y por un momento pienso que son míos, pero ambos competidores son hombres. El del traje negro y dorado realiza unos contraataques tan limpios y seguros que me tienen absorta, ni siquiera parpadeo cuando realiza una perfecta estocada con la punta de su espada directamente en el corazón de su contrincante. La fecha del video es de hace casi veinte años...
—Debí suponer que eras buena para escabullirte —Sopla alguien en mi oído y cierro el portátil del susto.
Giro mi rostro lo suficiente para encontrarme con el rostro pálido y ojerozo de Mijaíl.
—Estaba aburrida —Sonrío y trato de no pensar en cuánto tiempo lleva aquí y lo que podría haber hecho mientras yo estaba distraída.
Me mira con una ceja rubia arqueada y sonríe.
—Y seguro Marchetti te dejó husmear en su portátil para entretenerte.
Evalúo su expresión sarcástica y ligeramente temblorosa antes de hacer algo inútil como intentar correr lejos de él.
Apenas alcanzo el picaporte de la puerta cuando su cuerpo me derriba. Subestimé su estado físico, supongo que la cocaína mejora su rapidez a pesar de que luce como una gelatina.
Mi impacto contra el suelo es fuerte y agradezco no haberme golpeado la cabeza mientras jadeo por aire. El hijo de perra golpeó mis piernas haciendo que perdiera el equilibrio.
Su cuerpo intenta cubrir el mío pero rasguño y muerdo con agresividad todo aquello que se me atraviesa.
El sonido de una cachetada me deja sorda del oído derecho momentáneamente y el escozor que le sigue me hace notar que me acaba de pegar fuertemente en la cara.
—Chertova suka¹, mañana serás mi esposa, no quiero escuchar quejas de mi tío sobre ti, por estar inmiscuyéndote en sus asuntos —Sus muslos junto a mis caderas me obligan a no mover mis manos y solo pienso en encontrar algo con qué golpear su maldito craneo, pero me es imposible alcanzar un objeto en este estado, una sonrisa lobuna se extiende por su rostro dejando a la vista sus dientes manchados de nicotina—. Creo que deberíamos hablar respecto a mañana.
—¡Estoy casada psicótico de mierda! —grito, rezando para alguien lo escuche—, e incluso aunque me obligues a unirme a ti en un papel, nunca...–lo enfrento—,escucha bien... ¡Nunca podré mirarte con algo más que no sea con ganas de enterrar tu cuerpo a tres metros bajo tierra!
—Es una pena que yo no sea como el bastardo de Demon —se burla—, yo no quiero tu amor, yo quiero tu sangre solo para destruirlo a él —Una de sus manos presiona mis mejillas obligándome a abrir la boca—. Creo que debería hablarte un poco sobre las viejas tradiciones de la Bratva, como el Boss follaba a su nueva esposa delante de sus hombres como una demostracióm de poder, pero tranquila dikaya devchonka², me encargaré que el único que vea lo que te haré sea Demon.
Observo como con la otra mano saca dos cápsulas doradas de su bolsillo e introduce una en su boca.
¿O.R.O?
—Pensándolo bien... ¿Por qué esperar a mañana? Podríamos firmar ese video esta noche —Toma la otra cápsula y la introduce en mi boca, pellizcando mi nariz para obligarme a tragarla y eso le hago creer, aprovechando el momento que afloja su agarre sobre mí para escupirla directamente en su ojo derecho.
Su peso sobre mis caderas se afloja y empujo su pecho con todas mis fuerzas para sacármelo de encima.
Mi rodilla derecha golpea sus costillas sacándole el aire y con el puño cerrado le devuelvo el golpe que me dio minutos atrás.
Jadea una incoherencia mientras me arrastro por el suelo intentando ponerme de pie y cuando por fin lo logro, un pinchazo en mi glúteo izquierdo me deja estoica.
Mi vista va a su mano donde un jeringa vacía y con sangre en la aguja yace brillante.
—¡¿Qué me acabas de inyectar?! —grito paranoica.
—Algo que te dejará tranquila y dispuesta para todos mis planes contigo —Sonríe con sangre goteando por su barbilla.
Pateo su rostro con la pierna que no se está quedando dormida y salgo corriendo de allí escuchando su risa escalofriante detrás.
Mis músculos pesan al igual que bloques de cemento mientras corro por los extensos pasillos y mi visión comienza a nublarse cada segundo que pasa.
Tengo que bajar las escaleras.
Es lo único que pienso y me cuesta un infierno de esfuerzo llegar hasta ella.
Mijaíl me alcanza cuando estoy a punto de poner mi pie en el primer escalón.
Forcejeo con él, su cuerpo extasiado y ágil mientras el mío parece volverse cada vez más pesado y tieso.
No puedo darme por vencida, si cedo al enorme deseo de cerrar los ojos, probablemente no vuelva abrirlos y aunque es preferible morir antes de pasar otro día más aquí, no puedo hacerle eso a Rubí, ni a la bebé, pero tampoco a mí, no puedo morir sin luchar por vivir, mi historia no puede acabar así.
Apenas distingo el rostro de Mijaíl mientras reúno toda la fuerza en los músculos de mis brazos para empujarlo. En la nube de desorientación noto que intenta sujetarse a mí, sin embargo los brazos de alguien me rodean, y lo siguiente que escucho es el ruido sordo que hace algo al rodar por las escaleras.
Todo lo que puedo ver es una tela negra, como las túnicas que llevan los tipos que trabajan para Marchetti, me relajo un poco al pensar que una de mis sombras está aquí, antes de perder la conciencia en el momento que esa persona levanta mis piernas del suelo.
✧✧✧
Luz
Luz cálida calienta mi piel, sonrío al pensar que estoy en la playa.
El océano se extiende fresco y tentador delante de mí.
Demon, la voz de Demon viene de algún lugar justo detrás.
Me giro a observarlo y noto que lleva un traje de baño negro que cubre hasta sus fuertes muslos. Mis ojos suben y se toman su tiempo apreciando la obra de arte que tiene en el torso y el abdomen, y esta vez no me refiero a un tatuaje.
Quiero recoger con mi lengua cada gota de agua salada que desciende por la perfecta uve de sus caderas. Lleva el cabello mojado peinado hacia atrás lo que no hace más que dejar a la vista los atractivos ángulos y bordes de su rostro. El color de sus ojos hoy está más oscuro y me recuerda a rubíes de sangre.
Que carajos este es mi sueño, se me permite decir y hacer lo que quiero.
—Demon, quiero chuparte la polla.
—Joya mía...
Esas dos palabras me sacan de la película de clasificación X en la que se había convertido mi sueño.
Otra vez al abrir los ojos me encuentro con los ángeles pintados en el techo y me pregunto si tal vez se convirtieron en ángeles caídos luego de escuchar los pensamientos de las personas que pasan por aquí.
La calidez que sentía en el sueño no era más que los rayos del sol colándose por el ventanal cerca de la cama.
Miro a mi alrededor y noto que tengo otro suero de hidratación enganchado a mi mano. Se está haciendo costumbre despertar en esta cama con una bolsa de hidratación al lado.
Un movimiento capta mi atención y noto que Álvaro estaba durmiendo en el sofá de la habitación.
—¿Qué sucedió? —Le pregunto y él camina hacia mí, para retirarme el suero.
—Te desmayaste en los brazos de Romeo.
¿Romeo?
Lo último que recuerdo es correr por un extenso pasillo, creo que huía de alguien y creo que ese alguien era Mijaíl.
Inesperadamente quiero llorar y cerrar los ojos para regresar a ese sueño donde estaba Demon, donde él no me odiaba, o eso creo.
Unos golpes en la puerta recuperan mi atención y cuando por fin me digno a mirar de quien se trata no es más que la chica pelirroja que sirve a Romeo, o lo que sea que tengan ellos dos. En sus manos trae una caja enorme y en mi garganta se forma un nudo al darme cuenta de lo que es.
—Aquí está tu vestido de novia.
Merda.
Vuelvan a ponerme el suero para soñar con Demon y no me despierten nunca.
✧✧✧
La mañana pasa volando y la tarde aún más rápido, intento no pensar en lo que sucederá en menos de una hora y prefiero concentrarme en el ruido que hacen los yets privados al sobrevolar la propiedad.
Hoy es Noche Vieja, la famosa fiesta de Giovanni también está a punto de comenzar y que mejor forma de iniciar la noche de psicópatas y desfachatez que una boda con uno de ellos.
La chica pelirroja termina de ajustar la parte superior de mi vestido y casi sonrío al recordar como sin parpadear escogí más costoso de la tienda solo para molestar a los Leone, durante mi compromiso con Flavio. Por otro lado Giovanni es tan tacaño que de alguna forma se hizo con el vestido que escogí ese día, solo para no tener que pagarlo. Supongo que lo enviaron a la dirección de los Marchetti hace algunas semanas.
Observo el bonito encaje negro resaltar sobre la tela blanca del escote y la cintura del vestido. La falda del mismo un poco vaporosa se extiende mucho más allá de mis tobillos, pero me alegro de que al menos no pese y sea bastante ligero. Tal vez por eso su exorbitante precio, porque es una mezcla de comodidad y elegancia.
Mi vista va al ventanal y miro como los invitados en su mayoría enmascarados van tomando posición en el jardín.
—¿Quién se encargó de la decoración? —pregunto intentando que mi mente se centre en otra cosa.
—Yo... yo señorita —La chica del cabello tartamudea un poco mientras termina de colocar el velo sobre mi cabello suelto.
Decidí no atarlo en un recogido como una muestra de que al menos aún puedo decidir sobre algo en mí. Como una prueba de que no todo está bajo el puño de Marchetti.
—Es preciosa —admito observando los manteles blancos y los bonitos adornos florales y farolillos dorados que se expanden por el jardín, incluso la propia naturaleza parece prestarse con sus enredaderas verdes y el clima adecuado para que un momento tan aterrador parezca sacado de un sueño.
Una plataforma redonda bordeada de flores con un arco de gasa y rosas se alza frente a la piscina que parece mezclarse con el océano justo detrás.
—Deberías dedicarte a la decoración u organización de eventos —Sugiero admirando su trabajo—. ¿Cuál es tu nombre?
—Mérida, señorita —responde con timidez y noto que se ha sonrojado por mi cumplido a su trabajo.
—Como la princesa —Miro su cabello y pienso en Bianca, me mataría si supiera que tuve una boda sin ella presente.
La chica pelirroja toma una caja alargada de terciopelo azul con un bonito lazo dorado y me la entrega.
—Este es un regalo de mi señor, su únicas palabras fueron que tuviera cuidado con ella.
Mi vista va de ella al regalo en sus manos y no dudo en tomarlo y abrirlo, dentro yace una daga, con tallados de oro en la empuñadura y pequeñas incrustaciones de rubíes que no molestan al tacto. La hoja afilada brilla al incidir sobre ella la luz.
—Está envenenada —confiesa la chica.
—Era de esperarse viniendo de Romeo.
—Con un solo pinchazo, esa persona sufrirá un calvario, mi señor espera que sepa utilizarla en la persona correcta.
En Mijaíl, para ser más exactos.
Me ayuda a ocultar la daga con mi vestido y apenas ha bajado mi falda cuando dos golpes en la puerta nos interrumpen. Marchetti entra a la habitación seguido de Gema.
—Se ha corrido la voz de que el Boss de la Bratva tomará como esposa a la mujer del Capo de la Famiglia —menciona Giovanni sonriente—, deberías sentirte poderosa mi pequeña Rubí —Intenta tocar uno de mi rizos sueltos pero me aparto casi de inmediato.—Si todo sale según lo planeado, piensa que le estarás salvando la vida a tu madre y tu hermana, a cambio de entregarnos a un criminal. Cualquier chica con dos dedos de frente pondría a su familia por encima de un asesino.
—Él no vendrá.
—Muchos de los que están sentados ahí fuera quieren su sangre, si él no viene, irán a por la tuya. Mi pequeña Rubí, dejaste el techo de un monstruo solo para unirte a un demonio, y eso te traerá nefastas consecuencias
—Demon è anche la mia famiglia³ —expreso mirando a Giovanni directo a los ojos—. Porque él fue el primero de ese mundo que me abrazó sin querer lastimarme.
Me da una última mirada y se marcha, no sin antes dirigirse a Gema.
—Asegúrate de que Rubí y su cría estén bajo llave, no quiero ningún imprevisto.
Gema asiente en su dirección y luego sus ojos se posan en mí.
—Te ves preciosa en ese vestido, haz hasta lo imposible para que la sangre que lo cubra no sea la tuya —Expresa con suavidad todo lo contrario a la tormenta de rabia y miedo que me azota y solo cuando ha salido de la habitación me percato de algo.
Gema no sabe mostrar emociones innatas, ella siempre es un reflejo de lo que siente la persona frente a ella. Si tú lloras ella lo hará, si sonríes ella te sonríe de vuelta pero si sientes ira, ella te regresa la rabia.
Y la mujer hace dos segundos en mi habitación, no reflejaba el mar de emociones en mi expresión.
✧✧✧
Agradezco que no sea Marchetti quien me acompaña al altar, pero en su lugar va Romeo y eso solo sirve para recordarme nuestro trato.
Hoy es la noche en que Mijaíl debe morir. Si Romeo cumple con su parte del trato, para el amanecer estaremos Rubí, la bebé, Álvaro y yo, destino a Nueva York.
Bajo las escaleras de su mano y me adentro al altar, sintiendo la sedosa alfombra bajo mis pies descalzos cubiertos por el vestido, porque antes muerta que ponerme en desventaja por llevar tacones.
Cientos de ojos se fijan en cada uno de mis movimientos mientras seguimos el camino de pétalos de flores y no puedo evitar preguntarme que criminales se esconden detrás de esas máscaras.Tal vez algún famoso, tal vez políticos. Gente influyente que se aprovecha de su poder para sus depravaciones.
—Suerte —Es lo único que dice Romeo al llegar al final, deja un beso en mi mejilla y va a su posición como padrino del novio en uno de los primeros asientos.
Un cura anciano con rasgos griegos y cara de susto procede a iniciar la ceremonia.
Apenas presto atención a lo que dice, solo me concentro en calmar mi respiración ya que siento que estoy a punto de tener un ataque de pánico.
Escucho cuando le pregunta a Mijaíl si me acepta como esposa y este no duda en responder afirmativamente. Unos aplausos inundan el lugar un par de segundos y luego toda la atención está en mí.
—¿Señorita Elizabeth Marchetti acepta a Mijaíl...? —comienza el cura.
—Leone —lo interrumpo y me mira confundido y con temor, probablemente crea que lo van a asesinar por equivocarse de apellido.
—¿Disculpe...?
—Disculpado, pero mi apellido es Leone —aclaro y dirigo una mirada a Marchetti esperando que diga algo pero a pesar de que le molesta decide quedarse callado.
El cura continúa con su pregunta esta vez usando el apellido correcto y cuando llega mi momento de contestar solo me limito a asentir con la cabeza. Esto parece convencerlo porque pide rápido que traigan los anillos, no lo culpo por querer salir corriendo de aquí.
Me veo obligada a enfrentarme a Mijaíl con su brazo escayolado mientras siento pasos acercarse cada vez más a nosotros, giro mi rostro lo suficiente para notar que es una de mis sombras quien camina hacia el atar con un cojín rojo sangre donde descansan los anillos.
Vuelvo a centrar mi mirada en el rostro de Mijaíl y a través del velo transparente puedo observar perfectamente lo cansado y siniestro que luce, como un zombi, pero inesperadamente su expresión lobuna se convierte en una de horror y un jadeo sale de mi boca cuando sus ojos comienzan a sangrar.
—¡¿Qué carajos?! —grita el mismo de una forma visceral mientras más sangre comienza a salir por cada uno de sus agujeros.
Me separo lo suficiente para evitar que manche mi vestido y entonces observo como una mano enguantada armada con un cuchillo se clava directamente en su pecho.
Miro desconcertada la escena y lo siguiente que escucho es el ruido que hace el seguro de las armas al ser desactivado, expandirse por todo lugar.
Mi vista sube despacio por la figura de mi sombra, es el tal Arcángel según dice su túnica, pero cuando se quita la máscara no es tipo de la fotografía con la enorme de cicatriz en el rostro quien está delante de mí... Claro que no, el rostro frente a mí lleva toda la sangre que ha derramado en el iris de sus ojos.
Procede a alzar mi velo con una sola mano para asegurarse de que lo vea bien, aunque ahora mismo son lágrimas las que nublan mi visión hasta que las dejo caer.
—Mi menos sentido pésame por dejarte viuda, Joya mía —Expresa y sin despegar la vista un segundo de mí, se dirige al cura—. Comience con la segunda boda, padre —Y entonces sus labios impactan contra los míos.
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Chertova suka¹: Maldita perra (ruso)
Dikaya devchonka²: Chica salvaje (ruso)
Demon è anche la mia famiglia³: Demon también es mi familia (italiano)
Holaaaa, aquí otro capítulo ❤️
FELIZ NAVIDAD PARA TODOS USTEDES, JINGLE BELL, JINGLE BELL, JINGLE MOTHERFUCKER🎄🎅
Insertar perreito*
Pd¹: Lloré escuchando Cinnamon Girl de Lana del rey mientras escribía este capítulo.
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