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✧Capítulo 59✧

<< Elizabeth >>

Observo el bonito tablero de ajedrez con piezas de cristal mientras miles de dudas me embargan, sin embargo basta con mirar por enésima vez a la mujer delante de mí para estar segura de algo.

—Mencionaste que comenzaste a buscarme hace un tiempo —expreso—. ¿Por qué?

—Porque comencé a desconfiar de mi padre —responde.—. Luego de una crisis depresiva pedí que abrieran la tumba de mi supuesto bebé y la encontré totalmente vacía.

La observo beber de su copa y a la vista, esta mujer no parece ser más que un cascarón vacío.

—Cuéntame algo de ti y que te trajo a mi fiesta —me pide.

—Vi tu foto en la televisión hace unas semanas —miento—. Desde que nací he sabido que soy adoptada y en el último año comencé a buscar a mi familia.

Ella observa mi vestido y las distintas joyas que adornan mi cuerpo con curiosidad.

—Te adoptó una familia poderosa si te permites vestir así y subastar un rubí de sangre.

—No realmente —Oculto la verdad y decido inventar sobre la marcha—. En realidad estoy casada con un hombre millonario —Bueno, eso no es del todo una mentira.

—¿Tan joven?

—Fui adoptada por una familia muy reservada.

—¿Puedo saber el nombre del joven? —cuestiona—. No hay una familia en la élite neoyorquina que no conozca.

—Seguro que has escuchado hablar de Demon Leone —expreso y ese pequeño instante, ese pequeño cambio en su expresión es lo que aclara todas mis dudas.

Ella asiente moviendo la cabeza con una expresión pensativa.

—Un poco mayor para ti, pero soy la menos indicada para hablar de matrimonios con grandes brechas de edad —Deja su bebida sobre la mesa y camina hacia mí—. No tienes una idea de lo que sentí hoy al verte, cientos de investigadores privados han sido incapaces de rastrearte y sin embargo tú me encontraste a mí.

—Tal vez deberíamos hacer una prueba de ADN —sugiero.

—Por supuesto, escoge cualquier laboratorio de confianza, Elizabeth, has llegado a mi vida en el momento que más te necesito —Sus brazos intentan rodearme, pero doy un paso atrás tomándola por sorpresa.—Perdón, eso fue un poco impulsivo e invasivo de mi parte, aunque sé que ese resultado será totalmente compatible.

—Claro que será compatible —Dejo que mis ojos se fijen aún más en los suyos.

—No se puede negar el parecido físico.

—No —admito—. Ni el hecho de que quizás tu sepas el paradero de Rubí—Suelto y su expresión de tristeza desaparece totalmente, lo cual es tan escalofriante como sorprendente —.Casi me creo tu teatro Gema, pero fallaste en la última prueba.

—Yo nunca fallo una prueba, Elizabeth Leone.

—Comenzaste a cometer errores desde que me invitaste a tu oficina para hablar.

Su expresión se oscurece con algo que reconozco bien: Odio. Después de todo es un gran ventaja que parezca mi reflejo con unos años más.

—En nuestro sistema nervioso central tenemos una área del cerebro conocida como hipocampo —Menciono, Marchetti no debió dejarme pasar tanto tiempo en su biblioteca—. Es el área que se encarga de recordar los olores, es la memoria de los olores y tú, Gema Parker —sonrío—. Eres una mujer de tradiciones o que cree en la suerte, lo que sea, ha hecho que uses el mismo perfume desde que tenías no sé... ¿dieciséis años? Como sea, la edad no es importante, lo es el hecho de que hace unos años cuando necesité una transfusión de sangre fuiste tú quien acudió a esa sala de hospital, lo cual no cuadra con tu confesión de que llevas tiempo buscándome —Alzo la barbilla y nuestras miradas se encuentran—. Sabías bien donde estaba y quien me tenía. Recuerdo tu perfume de ese día y es el mismo aroma que ahora mismo impregna cada pared de esta habitación.

—Habías sido adoptada por una buena familia —se excusa intentando mantener la treta e incluso puedo jurar que veo lágrimas no derramadas en su mirada—. Tenías una hermana e ibas a un colegio de élite, incluso prácticabas un deporte. Yo podría ofrecerte una vida igual, pero en ese momento estaba casada con mi anterior esposo y él no sería un buen padre para ti.

—¿Y vivir encerrada y siendo criada por unos psicópatas era tu ideal de familia? —La enfrento—. ¡No mientas más, no sé que ganas haciéndolo, pero lo que si sé es que tú no eres mi madre!

—¿Cómo puedes estar tan segura de que no soy tu madre?—Su tono iguala al mío—. Somos idénticas Elizabeth —Sus manos intentan alcanzarme, pero me aparto—. No sólo físicamente, en el fondo sabes que no somos muy distintas, ambas utilizando a los hombres para obtener lo que queremos.

—Cállate maldita sea —digo entre dientes—. Tú no sabes nada de mí.

—Sé mucho más de ti de lo que crees, tú y yo juntas podríamos vengar a nuestra familia, porque estoy segura que Franco no te ha contado toda la historia.

—¿De qué hablas? —Doy dos pasos atrás intentando guardar la mayor distancia posible.

—Su romance con Rubí no era prohibido solo por las diferencias de clase, entre nuestras familias había mucha sangre derramada de por medio, los Leone mataron a mi madre y casi terminan con la vida de mi hermana.

—Rubí está viva —susurro y ella se da cuenta de su error.

—No lo está.

—Sí lo está y tú sabes donde está.

—Dejé de interesarme por ella desde el momento en que escogió a Franco antes que a mí.

—Pero no lo suficiente para matarla o dejar que lo hicieran.

—Te recuerdo que su tumba está en Sicilia.

—Vacía y eso tú lo sabes —La enfrento—, no matarías a la única persona que realmente te ha querido, la única que te amaba a pesar del monstruo que estoy segura que eres.

—Yo la salvé de si misma —admite tan segura de sí, que está claro que ella realmente piensa que salvó a su hermana.

—¿Arrebatándole a sus hijos y separándola del hombre que ama y de su vida?

—Rubí es demasiado ilusa para su propio bien —escupe—, solo la puse a salvo, tarde o temprano terminaría muerta si seguía junto a Franco.

—Eso no es excusa para separar a una madre de sus hijos.

—Antes muerta que permtir que mi hermana criara a los hijos de un Leone —Da dos pasos hacia mí—. Sin embargo, tú, Elizabeth, debiste haber crecido bajo mi tutela, tú  y yo somos tan idénticas, tú serías el arma perfecta para vengar a mi familia.

—Yo jamás lastimaría a mi propia familia como lo hiciste tú.

—Demon, Franco, Álvaro —expresa—. Hombres dispuestos a dar su vida por ti y no sabes aprovecharlo, te di la oportunidad de entregarme a Demon a cambio de tu libertad.

Mi ceño se frunce en confusión.

—El agente idiota del FBI, Louis, lo puse en tu camino con el objetivo de que me dieras pruebas suficientes para meterlo en la cárcel, pero por supuesto decidiste serle leal a un asesino.

—Esa fue la prueba que fallaste —admito.

—¿Qué? —Me mira confundida.

—Tu odio hacia Demon te delató, cuando mencioné mi matrimonio con él, por un momento vi en tus ojos lo que veo cada mañana en mi reflejo en el espejo al pensar en Marchetti, un odio tan puro, como si Demon te hubiera quitado algo valioso, la pregunta es... ¿Qué te arrebató?

Pienso en la conversación que tuve con Flavio Leone aquella noche en el hospital, como mencionó haber visto a mi madre con el Boss de la Bratva, diez años atrás. Probablemente esa mujer no era mi madre, era Gema Parker.

—Tu estabas enamorada del Boss de la Bratva, Mijail Golkov —afirmo y su máscara se tambalea por un instante—. El hombre al que Demon asesinó hace ocho años.

De repente escucho que la puerta detrás de mí se abre, antes de poder girarme noto un pinchazo en mi cuello y es entonces cuando me giro por completo hacia mi agresor. La sorpresa y la decepción estoy segura de que tiñen mi expresión al ver los ojos de Álvaro devolviéndome la mirada, bajo la vista hacia su mano y veo una jeringa ahí.

No tengo tiempo para preocuparme por lo que sea que me acaba de inyectar, porque lo único que pienso es en Demon, incluso cuando todo se vuelve negro y me desplomo en los brazos de alguien, pienso en que tal vez no vuelva a verlo, en que tal vez debí pedirle otro abrazo antes de despedirme de él esta noche, pienso en que debí decirle todo lo que sentía, pero eso solo lo ataría a mi fantasma en el momento en que ya no esté.

<<Demon>>

—Deberías trabajar en tu expresión —Sugiere Akiko junto a mí, mientras observo el hielo en mi whisky e intento prestar atención a cada discurso de mierda que los lugartenientes se han encaprichado en dar, resaltando la cantidad de ganancias que hemos tenido este año.

—¿Qué tiene mi expresión? —Cuestiono sin despegar la vista de mi vaso.

Akiko vino con su hermano mayor en representación de la Yakuza y la he tenido toda la noche junto a mí parloteando sobre por qué no se debería celebrar la Navidad, después de todo no ha dejado de ser un hippie que busca motivos para ir a huelgas.

—Parece que estás a punto de asesinar a alguien —responde y dejo que mi vista vague por toda la sala de estar de la mansión Leone, donde en cada rincón hay un miembro de la Famiglia.

—Cada vez entiendo más por qué Franco incendió un palacio con toda esta gente dentro —expreso y no disimulo para nada el hecho de que no le estoy prestando atención a ninguna mierda que sale la boca de todos los presentes.

Una señora con más joyas encima de las que su cuerpo puede soportar, se acerca a mí y palmea mi pecho.

—Muchacho, que rápido has crecido —Su rostro lleno de botox hace el intento de una sonrisa.— Recuerdo que una vez te cambié el pañal en una de nuestras reuniones de damas, a las que tu abuela te llevó, y mira hoy estás aquí liderando a la Famiglia. Los chicos últimamente crecen muy rápido.

No ignoro la forma en que su mano se desliza por mi brazo, de cualquier manera menos maternal antes de poner más distancia entra ella y yo. Creo que es la mujer de uno de los tradicionalistas o tal vez sea una viuda, lo que sea, es un poco perturbador que una octogenariana palmee tus músculos y te observe como a un postre.

—No veo a tu esposa por aquí —Señala la anciana.

—Se sentía un poco mal, realmente me pidió que la disculparan por no poder asistir a un evento tan importante como es la noche buena para la Famiglia —miento, para no decirle que si pudiera yo tampoco estaría aquí, lidiando con sus manos sueltas y escuchando discursos de mierda.

—¿Se sentía enferma? —Sus cejas casi se alzan sorprendidas, pero la cantidad de botox en su cara se lo impide—. ¿Acaso nos vas a sorprender con un heredero en los próximos meses?

Aquí la verdadera razón de su cercanía a parte de toquetear un poco, quiere saber por qué Elizabeth no me acompañó y si pronto anunciaremos que está embarazada. Porque en la Famiglia, una vez que eres su máximo líder, no solo quieren que te cases sino también que asegures su legado dándoles un heredero, alguien que estará marcado y cargado de responsabilidades y expectativas desde el momento en que nazca.

Precisamente fueron sus malditas reglas y demandas no escritas lo que llevó a Flavio a casarse con mi madre, quería asegurarse de tener una mujer y un hijo para cuando su padre le cediera el cargo. Principalmente porque los rumores eran que Franco sería quien ocuparía la posición de Capo, a pesar de ser el menor de los dos.

Finjo mirar la hora en mi teléfono por enésima vez y noto que no tengo ningún mensaje de Elizabeth o Enzo, tal vez eso signifique que todo marcha bien o tal vez sea todo lo contrario.

Como sea estoy a punto de lagarme, pero antes de poner un paso fuera de la mansión y darles a entender a todos que me importan una mierda, alguien coloca un maldito micrófono delante de mí y me veo obligado a inventar sobre la marcha un discurso donde prácticamente juro que me encargaré de aumentar nuestras riquezas, como he hecho durante los últimos años, calmando la ansiedad de los presentes.

Transcurre alrededor de otra hora en la cual me veo obligado a interactuar con demasiada gente, Akiko se marchó hace media hora hacia el lugar donde está instalado el personal del servicio de catering y solo la veo aparecer unos instantes con Bianca, la chica pelirroja amiga de Elizabeth, antes de volver a desaparecer.

La sensación de que algo no va bien vuelve a instalarse en mi pecho y antes de pensarlo dos veces deslizo mi dedo por la pantalla de mi teléfono para llamar a Enzo, pero entonces todos a mi alrededor se quedan en silencio y noto que se han apagado las luces para que toda nuestra atención se centre en el vídeo que se proyecta en la enorme pantalla de la sala de estar.

La bilis sube por mi garganta al notar que la persona en el video es Elizabeth y me está hablando a mí.

—Demon, probablemente si estás viendo esto es porque ya estoy muy lejos de ti —Expresa y noto que lleva la sudadera verde que usó hace dos días—. Tarde o temprano iba a suceder, es increíble como hace unos meses no me creía capaz de seducir a un chico y menos a Demon Leone, el tipo más mujeriego de la Famiglia —Su expresión es pensativa—, pero bueno ese era el precio que tenía que pagar por mi libertad.

Algunos jadeos salen de los bocas de la gente junto a mí, pero yo no miro alrededor solo puedo observar la pantalla y ver el rostro de Elizabeth.

—Tampoco es que fuera difícil meterme en tu cama, pero lo que necesitaba de ti requería un poco más de trabajo que unos simples polvos a escondidas.

¿Simples?

—Así que tuve que jugar la carta de la pena y la lástima, no puedes negar que parte de mí te recordaba a alguien que siempre vas a querer.

Un escalofrío sube por mi espalda y lo unico que pido a gritos silenciosos es que no lo haga, que no diga lo estoy pensando.

—Te recordé a tu madre, te recordé que no pudiste salvarla de Flavio y jugué precisamente con esa carta para ganarme tu lealtad —sonríe sin calidez alguna—. Fue sorprendente lo rápido que me liberaste del compromiso con ese viejo decrépito, al engañarme para casarme contigo, o bueno eso te hice creer. Haría lo que fuera necesario para obtener mi libertad, te donaría mi sangre, mataría por ti, me acostaría contigo, fingiría sentir algo más allá de la lástima por el pequeño niño que no pudo hacer nada por su mamá.

Escucho a lo lejos que alguien pide que quiten el video, pero doy la orden de que nadie se mueva de su lugar hasta que esa maldita grabación se termine.

—Antes de darme cuenta estaba en tu laboratorio y tú mismo te encargaste de poner en mis manos  el boleto hacia mi libertad: la fórmula de O.R.O.

El recuerdo de ese día me inunda y sí, fue exactamente eso lo que hice, le confíe uno de mis secretos sin dudarlo.

—Es increíble lo que la Bratva, principalmente Romeo, pagaría por tener esa maldita fórmula, aunque para mí sería suficiente con una identidad nueva y un par de millones de dólares —admite—. Ellos mismo se encargaron de crear toda la pantomima de la cacería para hacer que te acercaras aún más a mí, después de todo en algún momento tú también fuiste uno de sus objetivos y claramente no dejarías que una chica inocente que te recuerda a tu madre, pasará por el mismo infierno.

La rabia inunda mis venas y me veo obligado a no apartar la vista de la pantalla.

—Sé que no estoy en posición de pedirte un favor, pero me gustaría pedirte uno y es que le digas a él, que realmente me alegró mucho conocerlo —Sus palabras no dejan de sonar como lo que son, una despedida.

Entiendo que con él se refiere a Franco.

—Pero haré lo que él no hizo y es dejar atrás a la Famiglia, yo no voy a condenar a mis futuros hijos a vivir en ese infierno. Te pido perdón por hacer lo mismo que tu padre, pero jamás te pondré por encima de mi libertad.

Tiene razón, está haciendo exactamente lo mismo que hizo el jodido Massimo D'Angelo.

Sin embargo no puedo dejar de mirar la pantalla, de reparar en cada detalle de ella, desde su cabello recogido en un moño desordenado y el enorme suéter que cubre su cuerpo, el mismo suéter que esa noche le quité y el mismo cabello en el que hundí mis dedos mientras la besaba sin saber que sólo estaba fingiendo desearme... porque Elizabeth nunca admitió que me quería.

—Demon, dijiste que tu corazón era mío para conservar o tirar, espero que ya tengas la respuesta eso —Vuelve a sonreír y la pantalla se queda en negro no sin antes escucharla decir—: Te prometí que yo sería tu sueño hecho realidad, pero los sueños no son más que una ilusión y llegado el momento, tienes que despertar.

Antes de darme cuenta lanzo el vaso de whisky que estaba en mi mano contra la pantalla, haciéndolo añicos y entonces noto la humedad en mis mejillas.

Un extraño dolor inunda mi pecho y es aún más intenso que la última vez que sentí algo así, cuando tenía seis años y encontré a mi madre muerta.

Porque ese dolor no solo va acompañado del abandono sino también de la traición.

Mi teléfono vibra en mi otra mano y noto que es una llamada de Enzo, no hace falta contestar para saber que va a decir.

—No encuentro ni a Elizabeth, ni a Álvaro, ya hemos revisado todo el perímetro y no hay rastro de ellos.

—Sigue buscándolos y cuando los encuentres, a él puedes matarlo, pero de ella me encargo yo.

Enzo no me da respuesta alguna, sorprendido por mi orden, antes de colgarle.

Siento la mirada de todos puesta sobre mí, mientras abandono la fiesta y me importa un carajo si ahora mismo creen que soy un estúpido o un debilucho por dejar que una mujer me manipule a su antojo.

Joya mía, será mejor que corras tan lejos como tus amiguitos de la Bratva lo permitan, porque una vez que tenga mis manos sobre ti, vas a arrepentirte no solo de haberme utilizado sino por no haberme matado.

Te destruiré Elizabeth Leone.







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HOLAAAAAAAAAA, Q TAL, COMO ESTÁN?!! ESPERO QUE BIEN

AQUÍ OTRO CAPÍTULO 😏

PERDÓN POR TARDARME EN ACTUALIZAR, PERO ESTABA EN EXÁMENES FINALES😢😢😢😢

HE VISTO SUS MENSAJES, NO TUVE TIEMPO DE RESPONDERLES Y DECIRLES CUANDO IBA A ACTUALIZAR PORQUE TODO DEPENDÍA DE LA UNI😔, PERO ME ALEGRA SABER QUE LES ESTÁ GUSTANDO TANTO LEER LA HISTORIA COMO A MÍ ESCRIBIRLA.

LES CONFIESO QUE ESTE LIBRO PERTENECE A UNA BILOGÍA, PERO EL SEGUNDO LIBRO NO VA A TRATAR DE DEMON Y ELIZABETH
(eso es una sorpresa)

LO QUE SIGNIFICA QUE LA HISTORIA DE DEMON Y ELIZABETH FINALIZA EN ESTE LIBRO, ASI QUE PREPÁRENSE PORQUE SE VIENEN CAPÍTULOS BASTANTE CARGADOS!

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