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✧Capítulo 49✧

♪Cypher Pt.3 Killer♪ - BTS

<<Elizabeth >>

Mi mente sigue en esa habitación cubierta por la sangre de Reid, mientras camino con paso apurado junto Demon.

Creo que mencionó algo sobre que tenemos que salir de aquí lo antes posible.

Aún puedo recordar las sonrisas de autosuficiencia de Reid y ahora alguien le quitó la vida. Fue como un suspiro volver a verlo, en un momento estaba con su florete, presumiendo sus tocadas y al siguiente tenía la garganta abierta manchando su impoluto traje de esgrima.

Y todo por mi culpa.

La voz de Franco me hace salir del trance y es entonces cuando me percato que ya estamos los tres dentro de un ascensor.

-¿Qué sucedió? -cuestiona y sus manos elevan mi rostro hasta que nuestros ojos se encuentran, como si pudiera ver a través de ellos.

Tal vez pueda hacerlo.

Por primera vez noto los pequeños lunares que tenemos en común y el parecido en la forma de nuestros ojos.

-Asesinaron a su contrincante y Marchetti no deja de marcar a mi teléfono -responde Demon por mí, ya que aún no puedo encontrar mi voz.

El teléfono vuelve a vibrar y Demon contesta a la vez que coloca el altavoz.

-¿Qué carajos quieres? -cuestiona Franco y la persona al otro lado le toma dos segundos contestar.

-Estás vivo -la voz de Marchetti inunda toda la cabina.

-Pero tú no lo estarás por mucho tiempo -lo amenaza Franco y yo no despego la vista del teléfono inteligente como si Marchetti fuera a atravesarlo en cualquier momento.

-Solo quería darle un regalo a mi pequeña Rubí -suelta y observo como la mano de Demon presiona el teléfono, tornandose aún más pálidos sus nudillos.

Apenas y soy conciente de como mis uñas se clavan en las palmas de mis manos, hasta que siento las punzadas de dolor.

-No existe lugar en esta maldita tierra donde puedas esconderte -Lo amenaza Demon y un músculo se contrae en su mandíbula.

-Yo solo limpio su alma del pecado -expresa Marchetti y es esa la frase que desata el infierno sobre nosotros.

Inesperadamente las luces del elevador se apagan dejando solo las luces del panel de control donde se ve que estamos descendiendo aún más rápido.

Franco maldice y una mano tira de mí hacia atrás.

Por un instante pienso que alguien ha cortado las cuerdas del elevador y moriremos aquí dentro, pero se detiene exactamente en el subsuelo donde está el estacionamiento.

Ni siquiera se han abierto las puertas cuando escucho el seguro de dos armas ser quitados y entonces la claridad inunda la cabina.

Las puertas se abren dándonos la bienvenida a una pesadilla.

Como si no hubiera vivido toda mi vida en una.

Los disparos inunda el lugar y le siguen los golpes así como el silbido de cuchillos cortando el aire.

Ni siquiera alcanzo a ver que rayos está pasando y por qué repentinamente parece que se ha desatado una guerra, ya que Demon tira de mí, para cubrirme con su cuerpo mientras intentamos salimos de la caja metálica.

-¡Mi auto está más cerca, los cubriré! -nos informa Franco mientras dispara a cada maldito psicópata que se nos acerca y patea la cara de otros muchos.

Pero igual nos superan en cantidad.

Un imbécil sale de la nada e intenta atacarme con un cuchillo, pero le lanzo el ramo de rosas que aún llevaba en las manos y pateo su abdomen haciendo que su cuerpo choque con una columna de cemento.

Tomo el cuchillo que dejó caer, mientras Demon le fractura el brazo y le dispara en un muslo, en un abrir y cerrar de ojos a otros dos.

Me doy cuenta de que la mayoría de los atacantes eran algunas de las personas que llenaban las gradas, infiltrados como simples civiles.

Demon tira de mí hacia uno de los autos, pero las llantas fueron pinchadas

-Quédate aquí y agacha la cabeza hasta que todo esto termine -me pide y cierra el auto dejándome encerrada.

Intento hacer lo que me pidió, pero no puedo despegar la ojos de la escena que se desarrolla delante mí, pensando en que puede pasarle algo a él o a Franco.

¿Dónde está el resto?

Los disparos llegan hasta lámparas que alumbran el lugar, haciéndolas estallar en pequeños lugares, dejándonos a oscuras.

Busco a tientas en la consola del auto hasta que logro encender las luces delanteras y cuando alzo la vista mis ojos se encuentran con los iris grises de un sujeto a través del espejo retrovisor.

Mijaíl Golkov II

Con los disparos no escuché el ruido de la puerta al cerrarse.

-Ya era hora de que nos conociéramos -Su voz suena tan alegre como la de un niño al que se le ha regalado un dulce y yo lo miro espantada.- El cazador ha atrapado a la presa.

Ni siquiera parpadeo cuando me giro e intento atacarlo con el cuchillo que aún sostenía, pero él tampoco lo hace cuando su mano envuelve la hoja afilada, cortando su propia palma.

-Dikaya devushka¹ -Sonríe-. Marchetti no mentía cuando dijo que podías matar sin parpadear -Sus dedos ensangrentados tocan mi frente y me aparto con asco.

-Dile a Marchetti que voy a recuperar la vida que me quitó y empezaré por enterrar la suya -Intento dirigir la hoja del cuchillo a su pecho, pero el idiota sigue aferrándose a ella destrozando sus manos.

Quiero gritar o correr, pero con un solo movimiento él también podría matarme.

La puerta a mi lado se abre y alguien tira de mí hacia fuera con una fuerza increíble sacándome del auto.

En un instante mi trasero casi toca el suelo y al siguiente alguien me lanza sobre su hombro.

Intento darle un rodillazo, pero la voz conocida hace que me calme.

-Tranquila, te voy a llevar a un lugar seguro -me informa Álvaro mientras camina entre las decenas de autos-. Tomaron las llaves de todos los coches y pincharon las llantas -Me baja detrás de una enorme camioneta negra-. Los refuerzos están al llegar.

Lo miro y noto que él también está armado y herido, hay mucha sangre cubriendo su frente y su rostro.

-¿Estás bien? -pregunto en un susurro, la pregunta se escucha un poco tonta, pero entiende que hago referencia a si hay riesgos para su vida.

-Lo estaré -Sus pobladas pestañas ahora están impregnadas de sangre.

De pronto Demon aparece a nuestro lado, antes de que el sonido de unos neumáticos llenen el lugar.

Se esuchan más disparos y estoy segura de que fue Enzo quien gritó: Vi distruggerò, figli di puttana²

Miro a Demon y luce aparentemente bien, solo noto una pequeña herida en su mano derecha.

-¿Cómo llegaste hasta aquí tan rápido? -cuestiona y por un momento creo que me habla a mí, porque no deja de mirarme, pero en realidad su pregunta es para Álvaro.

-Escuché los disparos al igual que el resto -responde el colombiano.

-Los ascensores dejaron de funcionar en el momento que llegamos nosotros aquí abajo.

-Tomé las escaleras.

-Por supuesto.

Ambos intercambian una mirada que no entiendo antes de que los iris rojos vuelvan a centrase en mí.

-¿Estás bien? -Quita algunos de los mechones de mi cabello que se han adherido a mi frente.-¿Te golpeaste con algo?

-La sangre no es mía, es de un sujeto, el cual puedo asegurar que es Mijaíl Golkov II -suelto y veo como su expresión cambia por completo, saca de su chaqueta un pañuelo y limpia la sangre en mi rostro, como si mi vida dependiera de estar completamente limpia-¿Qué sucede?

-Para ese idiota, todo esto es un maldito juego, cree que con su sangre te ha marcado...

-Como un animal al que luego va a cazar -confirmo-, quiere que sepa que tuvo la oportunidad de matarme, pero me dejó libre.

-Quiere hacerte creer que él tiene el control, pero no es así. A los Golkov les gusta tomarse el tiempo y eso es algo que hoy Mijaíl no tenía.

¿Y si en realidad a quien quiere es a él?

No tiene sentido que vaya detrás de mí, cuando ni siquiera me conoce.

-¿Para qué fue todo esto, entonces?-Me escucho preguntar.

Los disparos cesan y Robert corre hacia nosotros.

-Señor, la policía viene hacia acá.

-Para llamar la atención -responde Demon a mi pregunta y me tiende la mano para que me ponga de pie-. Tenemos que salir rápido de aquí.

-¿Dónde está Bianca y el resto? -cuestiono cuando veo a Franco caminando hacia mí, mientras se arregla los guantes de cuero.

Alguien le hizo un corte a la manga de su abrigo, pero por lo demás parece estar bien.

Creo que nunca lo he visto sin ellos puestos.

-Están bien -contesta Franco-. Mis escoltas se encargaron de mantenerlas a salvo en una de las alas privadas

Enzo camina hacia nosotros con una ametralladora en las manos y sonríe.

-Esos rusos de mierda no sabían, donde se metían, Mijaíl debe haber tomado las escaleras, pero al menos se llevó una bala de los Leone en su escuálido cuerpo -le guiña un ojo a Demon y entiendo que fue este quien le disparó.

-Vayamos a la clínica -ordena y todos subimos a las camionetas que acaban de llegar.

En cuestión de segundos estamos de vuelta al tránsito de Nueva York, con Donato conduciendo como si estuviéramos filmando Rápido y Furioso.

-Lo siento -expresa Demon minutos después dejándome confundida.

-¿Por qué te disculpas?

-Por todo lo que pasó, Mijaíl pudo haberte hecho daño -Lleva sus manos a su cabello y exhala pesadamente- Debí sacarte de allí en el momento en que permitieron que los civiles entrarán a la institución, sabía que algo iba mal.

-No me iría de allí sin haber terminado el torneo, no tienes por qué culparte.

-Pues tendría que haber aumentado la seguridad.

-No podrías haber sabido que algo así pasaría, y tampoco es tu culpa que a última hora decicidieran abrir al público la competencia.

-Es lo más raro de todo -Su vista se centra en algun punto detrás de mí y su ceño se frunce-. Alguien planeo todo esto.

-No es casualidad que Marchetti haya llamado minutos antes y menos la frase que dijo.

-¿Qué pasa con esa frase? -Sus ojos me atraviesan y desvío la mirada.

-La decía siempre, antes de imponerme alguno de sus castigos.

Solo limpio tu alma de pecado.

-Él está con ellos ahora -Demon toma mi mano y su herida mancha mi piel-, deben haber sobornado a algún funcionario para que abriera las puertas al público.

-Lo de hoy fue su castigo por dejarlo -Miro la sangre en mi piel-. Quiere hacerme saber que no puedo escapar de él, que puede lastimar a las personas que quiero si intento ir lejos.

-Has estado aflojando la cadena que te ata a él desde la primera vez que mataste para defenderte Joya Mía -Lleva mi mano a sus labios y deja un casto beso-, no ha sido la sangre de él, la que cubierto tus manos, pero pronto lo será.

✧✧✧

Las camionetas estacionan en la misma clínica donde estuvimos semanas atrás, dando a entender que cada vez que ponga un pie en este lugar, nunca será por algo bueno.

Bianca corre hacia mí apenas me ve y me envuelve en un abrazo.

Tanto ella, como la señora Zinerva y mi entrenadora están bien.

Bia se queda un rato más con Enzo, y es ahí cuando me dice que su relación de tres es con este y Akiko.

Vaya y pensar que estuve celosa de esa chica.

Mientras revisan la herida de Álvaro no puedo evitar sentirme mal.

Reid me advirtió de Mijaíl, pero me centre tanto en ganar la maldita medalla que no vi más allá de mis narices.

Un bullicio a unos metros capta mi atención y noto que Flavio decidió alegrarnos la tarde a todos con su presencia, nótese el sarcasmo.

-¿Tú que haces aquí? -Demon lo taladra con la mirada mientras el retirado capo camina hacia nosotros con un estúpido ramo de rosas rojas.

-Fui a ver a mi nuera para felicitarla por su victoria y me encuentro con todo un ejército de guardias saliendo de la mansión... -Las palabras mueren en su boca, su rostro palidece y sus ojos se abren como platos cuando algo detrás de mí capta su atención.

Parece que vio un fantasma.

Giro mi rostro para encotrarme con Franco, quien le sonríe abiertamente.

-Buenas tardes hermanito -lo saluda mi padre y Flavio lleva una mano su pecho.- Tiempo sin verte.

Los ojos de Flavio giran hacia atrás drásticamente y de repente su cuerpo cae al suelo, aún presionando una mano contra su pecho.

Demon corre hacia él y palmea su cara repetidas veces, mientras le ordena a los guardias que busquen un médico.
Puedo jurar que lo escucho susurrar algo como: No te atrevas a morirte.

-Enviaré un auto por ti, mañana en la tarde -expresa Franco recuperando mi atención y deja un beso en mi frente antes de marcharse.

✧✧✧

>>En el lugar fueron hallados varios cadáveres de los cuales se identificó el del joven Patrick Reid, les enviamos nuestras condolencias a sus familiares y amigos. Se especula que fue algún ajuste de cuentas o intento de secuestro, ya que en el lugar se encontraban miembros de la familia Leone. Les recuerdo que el apellido de esta prestigiosa familia hace un tiempo se vio envuelto en un incendio en su lugar de origen Sicilia, y recientemente uno de sus miembros se vio vinculado con la trata de personas. Acaso estamos hablando de la próxima mafia que llenará de droga nuestras calles, como terminó el joven deportista envuelto...

Demon apaga la televisión en la sala de hospital y Donato golpea su puño contra la pared.

Merda, ahora estamos en el ojo del huracán!

-Tendremos que estar tranquilos por un tiempo, hasta que se disperse la atención de las autoridades -sugiere Demon junto a mí.

-Pensé que Luca había borrado la cinta de las cámaras de seguridad -Enzo se deja caer en la silla frente a nosotros.

-Lo hizo -aclara Demon-, pero eso no quita que mi cara se haya visto en televisión nacional y media hora después haya habido un asesinato en el mismo lugar. Lo raro es que no hayan pensado que fue un ataque terrorista.

Enzo suelta una carcajada sin gracia.

-Ese idiota no las jugó, pero tenemos que devolverles el golpe -sugiere el moreno.

Demon lo mira y luego baja la vista a donde nuestras mano se unen.

-Empieza por Rusia, que nuestro primer cargamento se expanda por su territorio.

Donato sonríe como si fuera a asesinar al mismísimo Mijaíl y saca su teléfono móvil.

-Lo que usted diga, jefe -Nos dedica un saludo, antes de alejarse con Enzo.

Mi mente vuelve al momento en que encontré a Reid muerto y pienso en lo que dijo el reportero sobre las condolencias a sus familiares y amigos.

No hay consuelo cuando pierdes a un hijo.

Es mi culpa que ahora su madre y su padre no tengan un hijo al cual abrazar.

-No te culpes por algo que hizo Marchetti o Mijaíl -expresa el hombre junto a mí, como si pudiera leer mis pensamientos.

-No haber sido yo quien le cortó la garganta, no me hace menos culpable.

-Ni le cortaste la garganta, ni ordenaste que lo hicieran -aclara-. Por muy mal que se escuche, ese chico solo fue un daño colateral en todo esto.

-¿Y si algún día soy yo ese daño colateral? -Miro su perfil-. Creo que toda mi vida lo he sido.

-Pues no dejaré que vuelvas a serlo -Gira su rostro para verme-. Hoy puse tu vida en riesgo, eso no va a volver a pasar.

-No siempre tienes que ser mi héroe, Demon.

-Llevarás flores a mi tumba, Joya mía, no al revés.

-No digas esas cosas -Golpeo su hombro y sonríe.

-Cuando salgamos de aquí, pediré comida para llevar, iremos a casa y haremos algo divertido -dice y su sonrisa se amplía-. Hoy fue un gran día para ti, no vamos a dejar que unos idiotas lo arruinen, así que vamos a ver alguna película o si quieres podemos bailar toda la noche.

Le devuelvo la sonrisa.

-¿Puede ser comida chatarra? -cuestiono siguiéndole el juego.

-Toda la comida chatarra que quieras.

-Pensé que te gustaba cuidar tu figura.

-Tengo el colesterol algo bajo, a mi salud le vendría bien un poco de grasas y carbohidratos.

La sonrisa se borra de mi cara y lo miro preocupada.

-¿Estás enfermo?

-Solo bromeaba Joya mía ¿Acaso está preocupada por mí, querida esposa?

-No bromees así y deja de sonreír así también -le reclamo, pero igual sonrío como una tonta.

✧✧✧

Tomo una bocanada profunda de aire y el olor a desinfectantes invade mi nariz, recordándome la noche del ataque al yate cuando pensé que Demon podía morir.

Fue la primera vez que realmente sentí miedo en mi vida, la segunda vez fue cuando Louis apuntó con un arma a Bianca.

Le temo más a la muerte de las personas que quiero que a mi propia muerte.

Mi vista baja al reloj en la muñeca izquierda de Demon, son casi las cuatro de la tarde, llevamos horas aquí y aún no hay noticias de Flavio.

Mientras otros familiares rezan y lloran para que los pacientes mejoren, nosotros sólo queremos que Flavio no muera tan fácilmente ya que merece vivir un infierno por todo el daño que ha hecho.

Lo que me hace preguntarme si somos unos monstruos por querer que alguien viva solo para que sufra.

Las manos de Demon juegan con mi mano derecha, mientras mi cabeza descansa en su hombro, y soy conciente de que está algo ansioso por la forma en que retira los anillos de sus manos y me los coloca, aunque me queden sueltos. Repite esto cientos de veces mientras los dos nos sumergimos en un cómodo silencio.

Solo somos nosotros en este desolado de pasillo, custodiado por escoltas en puntos vulnerables como los enormes ventanales.

Afuera cae una llovizna que más tarde se convertirá en una nevada.

Una enfermera camina hacia nosotros con una sonrisa amable en el rostro y nos informa que la máquina de café está en el piso inferior.

-No se preocupen, el paciente está en las mejores manos -agrega y me pregunto que pensaría sobre nuestra verdadera preocupación.

Demon aprovecha la excusa del café para tener algo nuevo que hacer, así que solo me limito a pedir un latte, mientras espero delante de la puerta blanca que lleva tiempo cerrada.

Apenas Demon desaparece entre los pasillos, la puerta se abre y una doctora de unos cuarenta me brinda una sonrisa cálida que trato de imitar mientras me pongo de pie.

-El paciente ya está estable, en un rato le daremos los resultados de los exámenes -me informa y mira a todos lados, supongo que buscando a Demon.-¿Y su esposo?

Vaya, está informada de lo que pasa en la Famiglia.

-Fue a por algo de beber, debe estar al regresar -contesto y antes de poder pensarlo suelto-: ¿Puedo ver al paciente?

-Sí, por supuesto, ya está despierto, solo que por el momento no necesita tener emociones fuertes. -Le hace un señal a los otros médicos dentro de la habitación para que salgan y antes de desparecer por el pasillo agrega-: Regresaré en media hora para hablar de el estado del paciente, si sucede algo puede presionar el botón junto a su cama.

Muevo la cabeza en afirmación y me adentro a la boca del lobo.

✧✧✧

La habitación a diferencia del pasillo, huele a naranja y supongo que el olor tiene algo que ver con el ambientador en la mesita de café junto a los muebles de cuero negro.

Las ventanas están cubiertas por cortinas beige y una enorme pantalla se encuentra frente a la cama de hospital donde yace Flavio con varios cables conectados en el pecho, mirándome como si fuera una mosca volando a su alrededor.

-De todas las personas que esperaba ver, tú eres la última en la lista -Su voz se escucha más rasposa de lo normal.

-¡Sorpresa! -Mi vista va al monitor donde varias líneas indican su pulso y presión sanguínea-. En realidad entré aquí para preguntarte por tu mano derecha, Marchetti.

-¿Por qué crees que debo responder?-Me reta y una asquerosa sonrisa se expande por su despreciable rostro-. ¿Qué estarías dispuesta hacer?

-¿Qué tal cerrar la válvula de oxígeno o presionar una almohada en tu rostro hasta que mueras? -Tomo el último objeto mencionado para que quede claro que no dudaría en presionarla contra su cara.

-A Demon no le gustaría nada de eso -Sus ojos se vuelven pequeñas rendijas recelosas.

-No tiene por qué saberlo, para cuando llegue diré que presioné el botón de emergencia, pero ya era demasiado tarde -Juego con la almohada en mi mano-. Como al final estarás muerto, estará enojado, pero lo dejará pasar.

-Una pantera vestida de ciervo -declara-, igual que tu madre.

La mención de Rubí me toma por sorpresa, pero no desperdicio la oportunidad.

-Háblame de Rubí, por qué Marchetti está obsesionado con ella.

-¿Qué te hace pensar que yo lo sé?

-Él era tu mano derecha sin embargo atacó el yate -agrego-, intentó robarte dinero y casi te mata.

La sorpresa y la rabia brillan en sus ojos.

-Maldito perro, como se atreve a morder la mano que le dio de comer -susurra para si mismo y su mirada vuelve a posarse en mí-. Creo que todo comenzó por una maldición.

-¿Una maldición? -Bufo y lo miro como si me estuviera tomando el pelo.

-En realidad son dos, en Sicilia hay gente que se creen brujos, y bueno hace muchos años, se corrió la voz de que habían maldecido a la Famiglia -Rueda los ojos-, y quien sabe a que otra organización criminal

-¿Por qué la maldición? -Lo miro escéptica, pero dejo que continúe hablando.

-Los asesinatos, las violaciones, los robos y la desaparición de gente era algo que vivían los isleños en su día a día, y la policía no hacía nada para frenar esta ola de crímenes. En Palermo no se podía poner un pie en la calle al oscurecer.-Juega con el anillo dorado en su mano-. Entonces la Famiglia le ofreció seguridad a los comerciantes a cambio de un pago, a esto se le conoce como el pizzo.

Recuerdo que Marchetti lo mencionó alguna vez, de por sí muchas organizaciones del crimen organizado aún emplean este método.

-Se aprovecharon de ellos -continúa Flavio-, cuando claramente, todo lo que sucedía era culpa de nosotros mismos y nuestra lucha por el poder contra otros clanes.

-Nadie estuvo de acuerdo con esa injusticia -declaro lo obvio.

-El mundo nunca ha sido justo, mi bella Eliza -Sonríe con malicia-, pero tienes razón, y como la policía le temía a la Famiglia, intentaron recurrir a lo único que puede ponerle freno al hombre y más a una organización tan creyente y religiosa.

-Inventaron lo de las maldiciones -afirmo.

-Exacto, se decía que iba a nacer una mujer que atraparía el corazón de dos reyes de la mafia, uno metafóricamente y el otro literalmente.

-¿Por qué dos reyes?

-Porque en ese tiempo eran dos clanes los que se enfrentaban, hasta que la Famiglia se apoderó de toda Siclia.

-¿Y que más dice esa maldición?

-Ella quedaría preñada del más fuerte, y de su vientre saldrían los mismísimos hijos del diablo que desatarían el infierno sobre nosotros. A esta misteriosa mujer le decimos Lilith, como ya sabes, se le conoce a la mujer del diablo.

-Por qué siento que estás omitiendo una parte de la historia -Miro su rostro contraído.

-Cuando ese rumor se expandió, la Famiglia prohibió el pizzo y se centró en otros negocios, pero hace casi veinte años... yo lo retomé y entonces apareció Rubí y se hizo con el corazón de Franco y de Mijaíl.

Me paralizo ante el último nombre.

-¿Mijaíl Golkov I?

-Sí, el idiota de Franco nunca lo supo -sonríe-, por eso andaba en su ola depresiva y toda esa mierda. Rubí era una maldita perra.

Por algún motivo las ganas de contradecirlo me sobrepasan.

No conozco a Rubí, pero algo me dice que no es como Flavio la describe.

Y tampoco creo en la palabra de un ser tan repugnante como él.

-¿Por qué dices que Rubí y Mijaíl tuvieron algo que ver?

-Porque los vi con mis propios ojos en el área VIP de un club de California, hace diez años.

Su revelación se siente como un balde de agua fría.

-¿Díez años?

-¿Qué pasa? -Sonríe con más burla.-
Te duele saber que tu mamita estaba follando con el Boss de la Bratva, mientras Giovanni te reventaba a latigazos.

Mis uñas se clavan en la almohada sintiendo el algodón desgarrarse en mis manos.

Me niego a aceptar algo así.

Una madre no podría hacerle eso a sus hijos.

-¿Tú tuviste algo que ver con su desaparición? -cuestiono en un susurro de contención.

-Marchetti vino a mí para que lo ayudara -confiesa-. Solo puse unos somníferos en la caja de chocolates que le envié con Demon.

Por eso Demon se culpa, cuando en realidad fue solo el medio que utilizaron para llegar a Rubí.

-¿Por qué Marchetti no me deja ir?

-Es un idiota al que se le va la olla -suelta con desdén-. Hace dieciocho años se desapareció una semana y luego vino con toda esta teoría de limpiar el mal, para poder entrar al reino de los cielos.

-Y cree que limpiando el supuesto mal en mí, será perdonado de sus pecados.

-Lo que he dicho, está como una puta cabra, no pudo tener a Rubí, lo supuesta Lilith así que fue a por ti, su hija.

-¿Qué significa la estrella en el círculo?

-¿Y me preguntas a mí?-Bufa-. Qué sabré yo de sus tendencias psicóticas, tal vez se unió a alguna secta u algo así.

Pienso en las palabra que habían en su diario que no eran en algún idioma que conociera.

Increíble, posiblemente fui criada por el líder trastornado de una secta religiosa o satánica.

-Dijiste que había otra maldición -Regreso mi atención a él-¿Cuál es esa?

Me observa con más recelo.

-La de los Bastardos de la Mafia, seres que fueron separados de sus padres, negados o excluidos, vendrán y tomarán el poder de la Famiglia, llevándose por el medio a quien sea.

Unos golpes en la puerta interrumpe nuestra conversación y Demon entra a la habitación mirándonos con el ceño fruncido.

-Veo que estás despierto. -Me tiende el latte y regresa su atención a Flavio-. Tendré que cancelar los arreglos florales y pedir que cubran el agujero en el cementerio.

-Como si no me quisieras vivo -Nos mira a ambos con desaprobación.

-Por supuesto que lo hago -aclara el actual Capo-, un maldito infarto no me va impedir ver como se ejecuta algo que llevo preparando años.

El rostro de Flavio palidece tres tonalidades ante la clara amenaza.

-Te darán el alta mañana en la tarde, no hagas ninguna estupidez y no vuelvas a intentar entrar a la mansión -le informa Demon-, ya cambiaron las cerraduras y los guardias tienen órdenes claras de dispararle a todo aquel que intente violar el perímetro.

Toma mi mano y salimos de ahí.

Por los pasillos nos cruzamos con la doctora que atendió a Flavio y esta camina en nuestra dirección.

-Ya tengo el resultado de los exámenes joven Leone y realmente me gustaría hablar con vosotros de este asunto en privado. -Nos indica que la sigamos y bajamos dos pisos hasta su consultorio.

✧✧✧

-Es una extraña sustancia que está devorando cada uno de sus tejidos lentamente -Comienza a explicar la doctora-. Hace años que no se ve algo así, lo que me hace cuestionarme donde pudo haberla contraído.

-Mi padre viaja mucho, y disfruta mucho de la vida, tal vez consumió algo no precisamente legal en uno de esos viajes.

-Al equipo médico le gustaría hacerle otros análisis.

La piel se me eriza, porque acabo de estar en la misma habitación que Flavio y lo que menos necesito es que ahora compartamos enfermedad.

-¿Lo pondrán en cuarentena? -cuestiona Demon y sino conociera ese brillo victorioso en su mirada, pensaría que está triste.

-Algo así, como no parece ser algo que se contagie, más bien solo queremos investigar y ayudarlo en todo lo que está por venir.

-¿Todo lo que está por venir?-cuestiono esta vez yo.

-Sus órganos se irán degradando de una forma bastante dolorosa -nos explica-, sentirá como si se estuviera quemando por dentro y llegará el momento en que ni la morfina podrá calmar el dolor.

Joder.

-¿Cuánto tiempo...? -Demon intenta parecer afectado y preocupado, y lo hace de una forma que me deja impresionada.

Sabe manipular y mentir a su conveniencia.

Son años de entrenamiento, supongo.

-No puedo decirle con exactitud, pero tristemente no tanto como quisiéramos.

-Gracias doctora por su preocupación -le tiende su mano-, cubriré todos los gastos de investigación, manténgame informado del estado de salud de mi padre.

Nos despedimos y dejamos el hospital seguidos de algunos escoltas.

Apenas hemos entrado al coche cuando toda mi atención se centra en Demon y en su máscara de indiferencia.

-¿Cuánto tiempo llevas envenenando a Flavio? -suelto sin filtro.

-Menos del que quisiera.

-¿Cómo lo hiciste?

-Puse el veneno en sus tabacos.

-¿Y si alguien más lo consumió?

-Uno o dos no le hará daño, tres o cuatro al día durante los últimos cuatro años, si lo hará.

Cuatro años.

Lo miro atónita.

-Solo cumplo una promesa Elizabeth.

-A tu madre -susurro más para mí que para él.

-A ella -me confirma.

-Hay algo que no me has dicho... ¿Cierto?

-Cuando Flavio supo del embarazo, no sólo la encerró y la apartó de mí -Toma gran bocanada de aire y se toma su tiempo para decir sus siguientes palabras, como si le costara pronunciarlas-: También hizo que cada uno de sus hombres la tomaran a la fuerza.

Un temblor recorre mi cuerpo ante su confesión y siento la bilis subir por mi garganta.

-Yo lo vi, vi sus caras -Su vista se centra en algún punto fuera del auto, yo tenía seis años, ni siquiera sabía que estaba pasando, pero podía ver su sufrimiento.

-¿Quiénes? -Me obligo a preguntar aún sintiendo el sabor amargo en mi garganta.

-Caputo, Cavallo, Salvatore, Ferrara.

Los lugartenientes y el médico de la Famiglia.

Dos de ellos ya están muertos.

Los mataron a golpes.

Demon lo hizo.

-¿Debo pensar que soy monstruo por querer ahora mismo regresar a esa clínica y darle de comer a Flavio su propio pene? -La amargura cubre mi voz.

Sonríe con tristeza.

-No tuvimos opción de elegir, somos, lo que la injusticia, la rabia y la venganza nos obligó a ser.

-Y sin duda seremos malditamente buenos a la hora de cobrarles cada lágrima -declaro y uno nuestras manos.

________

HOLAAAAA, aquí otro capítulo, bastante extenso jajaja, espero que les haya gustado y gracias por llegar hasta aquí ❤Es muy emocionante saber que ahí fuera hay personas que dedican parte de su tiempo a leer lo que escribo. Si eres escritor te invito a que compartas con el mundo todo aquello que pasa por tu mente, si eres lector espero que estés disfrutando del mundo que he ido creando ❤

Dikaya devushka¹: Chica salvaje (ruso)

Vi distruggerò, figli di puttana² : Los destruiré, hijos de puta (italiano)

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