✧Capítulo 46✧
<<Elizabeth>>
Termino mi helado y Franco me compra otro el cual por supuesto acepto.
Marchetti nunca me llevó a por un helado.
—¿Su amiga desea algo más? —cuestiona la chica sonrojada que toma nuestros pedidos y me da risa ver la confusión en su cara.
—Es mi hija —le aclara Franco—. Y gracias, por ahora estamos bien.
—Te ves muy joven, como para que piensen que eres mi padre —Sonrío.
—Digamos que Rubí y yo nos comimos la tarta antes de la boda.
Me rio.
—¿Que edad teníais?
—Diecinueve años, ambos nacimos incluso el mismo día.
—Vaya, ni siquiera tenéis cuarenta.
Hago un cálculo mental y el resultado es treinta y siete.
—El padre de Demon, Massimo —afirmo— es mayor que tú.
—Lo es, pero era como el hermano mayor que no fue Flavio, hasta que bueno, se marchó de Sicilia.
Vale, supongo que en otro momento profundizaré más en la historia familiar.
—Me he perdido demasiado —expresa sin dejar de mirarme, creo que no ha dejado de hacerlo desde que fue por mí al colegio y su chófer nos trajo a este centro comercial.—No estuve cuando dijiste tu primera palabra, ni diste tus primeros pasos o cuando fuiste a tu primer torneo de esgrima.
Ahora soy yo quien lo mira y trato de no llorar, porque no fui a la única a la que le arrebataron algo. A él y a Rubí le quitaron todo.
La obsesión de Marchetti realmente es tan macabra y sádica, como para destruir la vida de tantas personas.
—Si no me hubiera enfrascado tanto en mi dolor, tal vez te hubiera encontrado antes —dice, con una expresión de angustia cubriendo su rostro—, en algún momento te vería y sabría que eras mi hija.
—Habías perdido al amor de tu vida y a tus bebés —intento borrar esa expresión—. Además aún estás a tiempo para asistir a mi graduación y enseñarme a nadar —bromeo para aligerar la tensión.—O llevarme a un parque de diversiones, o a cualquier lugar en el mundo. Marchetti se encargó de mantenerme alejada de todo.
—Pagará por cada segundo que nos arrebató —Mueve el collar envuelto alrededor de su muñeca, captando mi atención —, pero antes encontraré a tu madre y a tu hermano.
Ahora que menciona a un hermano...
—Creo que podría tener una idea respecto a quien podría ser mi gemelo —Dejo ir una bocanadade aire.
Saber que tu supuesto hermano puede estar relacionado con un siniestro plan para asesinarte, es difícil de decir.
—¿Romeo Golkov? —cuestiona y me sorprende que él ya sepa esa información—. El parecido es cierto, si es verdad que tiene dieciocho, las edades coinciden, pero algo no encaja.
Mi ceño se frunce.
—¿A qué te refieres?
—Yo conocí a ese chico, él me ayudo a salir de ese psiquiátrico está última vez—confiesa— ¿Para qué? No lo sé. Supongo que todos lideramos nuestra propia partida de ajedrez, pero los pocos segundos que lo vi, me sorprendió su parecido con Rubí, más no vi rastro de ella ni de mí en él.
—Tal vez el chico vivió su propio infierno personal.
—Viviendo con la familia Golkov, no lo dudo —dice con amargura—.Pero recuerdo cuando Rubí estaba embarazada, el médico nos dijo que los bebés eran mellizos no gemelos.
—¿Eso que significa?
—Que no comparten la misma información genética y posiblemente tampoco el parecido físico.
—¿Y por qué Romeo se parece tanto a mí?
—Eso es algo que estoy investigando —me informa—, y si mis sospechas son ciertas, quien está detrás de todo esto posiblemente no sean ni Flavio ni Marchetti.
La chica regresa con mi pedido y noto que hasta ahora Franco no ha pedido más que un agua sin gas.
—¿No comes helado? —cuestiono.
—Tengo que controlar mi nivel de azúcar —Me da una pequeña sonrisa.
—¿Padeces de diabetes?
—Desde los seis años —responde—, pero sólo lo saben cinco personas y tú eres una de ellas. Digamos que mis padres se encargaron de mantener oculta mi enfermedad para que no fuera visto como alguien débil ante la Famiglia.
—¿Querías ser el Capo? —Llevo una cucharada de helado a mi boca.
Afuera puede estar casi nevando, pero eso no me impide comerme el helado.
—Más que querer lo sentía como un deber y siempre me preparé para ser la segunda opción —aclara—. Flavio es mucho mayor y conocía más del negocio, así que estaba claro que él ocuparía el lugar de papá cuando este muriera, pero desde su puesto de Underboss comenzó a moverse por aguas muy oscuras lo cual trajo la atención de la policía y eso no le gustó ni a los tradicionalistas y mucho menos a los Greco o a los D'angelo.
—Massimo no estaba, así que todos esperaban que fueras tu el próximo Capo.
—Exacto.
—¿Cómo terminaste en la Camorra?
—Soy primo del padre de Julio, él desertó de la Famiglia para formar su propio negocio —confiesa—. Mi madre acudió a él cuando dejó de fiarse de Flavio, para que la ayudara a encontrarme, pero luego Carruso Padre murió en un accidente. Su hijo mayor está completamente desquiciado así que por ahora Julio y yo nos estamos encargando de los negocios. Si quiero enfrentar a Flavio necesito dinero y poder.
—¿Eso significa que no tienes ningún interés en regresar a la Famiglia?
—No realmente, cuando logre reunir a nuestra familia, me dedicaré a hacer lo que siempre quise.
—¿Y eso es...? —mi vista viaja de nuevo al collar en su mano y noto unas inscripciones en él.
FLII
—Fabricar joyas —responde y ambos reímos, ya que Demon suele decirme Joya mía—. Sí, sin duda tú fuiste mi más inestimable creación.
✧✧✧
— ¿Qué tal tu segunda noche como mujer casada? —cuestiona Bianca mientras se colaca unas gafas de sol, sin motivo ya que está nublado.
—Más que un matrimonio somos como una pareja que se está conociendo.
—Pero que ya han follado y se han salvado la vida mutuamente —agrega.
Caminamos despacio para poder hablar sin tener a las monjas y al resto de las alumnas pendientes de nuestros asuntos.
El campo principal de Columbia University ocupa alrededor de seis manzanas.
—Anoche apenas cruzamos palabras. Luego de mi encuentro con Franco, estuve entrenando hasta tarde así que caí prácticamente muerta en la cama
—Esquivo a un chico en bici—. Además, Demon subió a la habitación por la madrugada, pasó toda la noche reunido con los tradicionalistas en su despacho, lidiando con un enorme problema en el que se metió Flavio y que casi arrastra a la Famiglia con él.
—Definitivamente sois un matrimonio —se burla—. ¿Entonces no hubo tiempo para un rapidito en la ducha?
La miro con los ojos entrecerrados y eso la hace reír.
—¿Por qué llevas gafas de sol si pronto empezará a nevar?
—En esta universidad hay muchos genios, necesito fingir ser interesante para que no me miren con su caras de estreñidos.
—A mí me gusta este lugar —Miro la cópula a los lejos—, su campus es bastante extenso, es una de las universidades de la Ivy League y...
—Cuenta con un gran equipo de esgrima —Termina por mí y esta vez soy yo quien sonríe.
—Es el que más éxitos deportivos ha aportado a la universidad —le informo—, y en categoría individual han conseguido 21 títulos masculinos y 2 femeninos, te imaginas que yo consiga el tercero.
—No me lo imagino, estoy segura de que puedes conseguirlo —Sonríe y engancha nuestros brazos para terminar de recorrer el campus.
—Si gano esa competencia nacional, podría optar por una beca, estuve leyendo los folletos que dejó Demon en mi mesita de noche y la matrícula es bastante elevada —Pateo una pequeña piedra en el camino—. Sino consigo entrar tendré que optar por otras universidades.
Bianca se sube las gafas y voltea a verme como si estuviera loca.
—Tu esposo conduce un coche jodidamente caro y ahora tienes un padre que usa trajes valorado en miles de dólares, estoy segura que a ninguno le pesaría soltar unos algunos billetes para tu educación.
—Sí, lo sé, aún estoy asimilando ambas cosas, pero igual necesito lograr esto por mí misma, no quiero depender de nadie más en mi vida.
—¡Mi chica está creciendo y se está volviendo independiente! —Pellizca mi mejilla derecha y sonríe.—Aunque igual si asistir a Columbia es tu sueño, podrías pedirles un préstamo.
—Que nunca aceptarían de regreso.
—Bueno, sí, tienes razón —Vuelve a bajarse las gafas y seguimos caminando.
Recorremos diferentes áreas de la institución, incluido el Wien Stadium y nos sacamos fotos con la mascota de la universidad Roar-ee the Lion. Como su nombre lo indica resultó ser un león, lo que dio material para chistes a Bianca, quien estuvo diciendo que yo y Columbia University estamos destinadas, pues soy una Leone.
Luego de dejar atrás esta universidad, la Madre Superiora nos permite recorrer solas el Alto Manhattan durante la próxima hora así que no lo desaprovechamos.
✧✧✧
—Entonces dejo de verte unas semanas y ya estás en una relación de tres —cuestiono, terminando de comer mi Hot dog mientras caminamos por una de las avenidas.
—No fui yo quien hizo estallar su cereza, se casó y encima descubrió quien en su verdadera familia —Se burla.— Pero sí, mi chinita y mi morenito son lo mejor que ha podido pasarme, quién dijo que hay que escoger cuando puedes tenerlos a los dos.
Limpio mis manos, aún procesando esta nueva información.
—Aunque en realidad me siento como la bebé de la relación —expresa con una mirada que nunca antes había visto en ella—, ellos tienen edades similares.
—Estás enamorada —señalo—. Tus ojos brillan cuando hablas de ellos.
—Como los tuyos cuando menciono a cierto demonio sexy, Capo de la Famiglia —me pellizca.
—No digas tonterías —sonrío y ella se burla.
—Mira y ahí está otra vez esa mirada.
Su afirmación me asusta.
La palabra con A me causa pavor, porque no sé qué hacer al respecto. No es como una estrategia de esgrima la cual debo memorizar y aplicar, es lanzarse sin paracaídas al vacío y rezar para no perder tu corazón en el proceso.
Puedo escuchar la voz de Demon recordándome que una vez dije que me encantaría hacer paracaidismo.
—¿Y cual es el nombre de esas personas que se han robado el corazón de mi chica? —le pregunto, devolviéndonos a nuestra conversación inicial.
—Aki... ¿Qué carajos?—Las palabras salen de su boca al ver un tipo caminar hacia nosotras con un arma apuntando en nuestra dirección.
La opción de correr aparece en mi mente, pero sería estúpido ya que podría dispararnos.
El tipo termina de acortar la distancia y yo no dejo de mirar alrededor.
Perdidas en nuestra conversación nos alejamos demasiado y el clima no ayuda a que se pueda visualizar de lejos lo que sucede.
—¿Quién eres? —cuestiono y el tipo se retira la bufanda.
Louis.
Apenas y hablamos más allá de aquella carta que Demon encontró meses atrás, pero yo le prometí información como si pudiera presentar a alguna prueba suficiente para hundir a una organización que lleva en pie más de un siglo.
—Sabes bien porqué estoy aquí —dice y su voz se escucha rasposa.
—Y tú deberías saber bien quién soy, la hija de un trabajador de una industria armamentística, no sé qué información esperas que te dé.
Mientras no tenga pruebas, puedo mentirle descaradamente.
—Cuando dijiste que estabas dentro, era porque algo sabías —Sus ojos grises están enrojecidos—. Además, las noticias que corren es que eres más que eso, señorita Leone.
No sé si dice Leone porque sabe que soy hija de Franco o porque me casé con Demon. Sospecho que es por esto último.
—No sé en que te basas para afirmar que crecí en alguna organización criminal —le recrimino—, pero deberías bajar esa arma y dejarnos en paz.
Su arma va de una otra y su pulso tiembla, lo que hace que me dé un vuelco en el estómago porque claramente este tipo no está en sus cinco sentidos.
—No necesito hundir a la organización —Nos muestra sus dientes amarillos—. Con encarcelar a su jefe es suficiente para que el castillo de naipes se derrumbe, así que si quieres seguir con vida será mejor que empieces a abrir la boquita y decirme los esqueletos que esconde Demon Leone.
—¿Planeas sacarme una confesión bajo coacción?—Esta vez soy yo quien se burla por lo poco elaborado que suena su plan—. No sé bien cómo harán las cosas los del FBI, pero creo que estás violando algún protocolo.
Trato de distraernos para dar tiempo a que alguien pase y nos vea o poder inventar algo para deshacernos de él.
De repente su brazo se extiende para atrapar a Bianca y su arma ya no me apunta a mí, sino que se encuentra directamente entre las costillas de ella.
—Yo que tú empezaría hablar —me amenaza— o tu amiguita puede ser que no viva para celebrar las navidades.
Miro al idiota asqueroso deseando golpear su cráneo contra la pared.
—Mi teléfono está grabando cada palabra que dirás —me informa—. Hay personas escuchando esto, dispuestos a cortar esta parte de la historia, así que escoge la vida de tu amiga o hundir a tu esposito.
Mis ojos no se despegan de Bianca quien luce muy pálida y con los ojos brillosos, su cuerpo tiembla con cada respiración del Louis en su oído.
Dios, ya la metí en esto.
No puedo escoger maldita sea.
No puedo traicionar a Demon.
Pero jamás dejaría morir a Bianca.
—La Bratva da millones de rublos por mí —digo, en un intento de ganar tiempo o lo que sea—. Estoy segura que están dispuestos a darte el dinero que quieras, mucho más que el sueldo que ganaras como agente incluso después de veinte años.
— ¡¿Crees que me importa esa mierda?!
—¡Estoy segura que sería suficiente para pagar la mierda que te metes! —le grito de vuelta, rezando para que alguien haya escuchado.
Parece pensárselo y en su momento de vacilación Bianca aprovecha y patea su espinilla fuertemente. Su grito de corre se escucha por toda la manzana, pero por su puesto no corro, me lanzo al suelo a tratar de atrapar el arma, sin embargo el imbécil se me adelanta y solo escucho el disparo que ensordece mis oídos.
____
Aquí otro capítulo ❤️🥰
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