Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧Capítulo 43✧

Taste - Tyga ft. Offset

<<Demon>>

Días atrás...

Miro al hombre asiático delante de mí y mi vista viaja de él a su hija, quien puedo adivinar tiene la misma expresión que yo.

- Solo un matrimonio puede asegurar esta alianza -los ojos rasgados de Kobayashi le hacen un escrutinio a mi rostro tratando de obtener una respuesta.

- No me voy a casar con su hija -suelto y el alivio en el rostro de Akiko es evidente.

- ¿Por qué? -cuestiona Kobayashi- ¿Acaso mi hija no es lo suficiente buena para pertenecer a la Famiglia?

- No me voy a casar con su hija, porque ya estoy casado -digo por primera vez en voz alta y admito que no se siente nada mal.

Akiko me mira interrogante y Donato junto a mí, despega la vista del instrumento de la geisha para sonreírme.

- ¿Casado? -me mira con desconfianza- Hace poco estaba comprometido con la hija del Consigliere de su padre. Ni siquiera he escuché sobre la celebración de una boda italiana.

- Fue un evento privado.

Tan privado que la novia ni siquiera sabe que se casó.

Por el rabillo del ojo capto la sonrisa de Akiko. Nos acabo de salvar a ambos de un matrimonio arreglado.

- Más adelante tendremos nuestra boda católica, me aseguraré de que le llegue una invitación. Claro, si acepta nuestro trato -vuelvo al punto principal de esta reunión.

- ¿Y qué me asegura a mí que no pondrá fin a la alianza en cualquier momento? -pasa una mano por su extensa barba-. Ustedes los italianos suelen ser impulsivos y no estoy dispuesto a arriesgar tanto dinero.

Lo miro por un momento y me pregunto si esto es realmente necesario. Podría tomar el dinero que gano de mis acciones de los hoteles Vitiello e invertirlo en mi proyecto; pero por otro lado es el único dinero limpio que tengo y el cual podría sacarme de problemas con las autoridades.

Otra opción sería subastar mi auto, pero eso no está en discusión porque de todos los coches es el único que llamo Mi auto.

- ¿Quieres un matrimonio para cerrar este trato?-miro sus ojos rasgados- Pues tendrás un matrimonio.

Akiko y Donato me ven con cara de espanto mientras busco en mi celular la foto de una dama.

Resultó que Instagram terminó sirviendo para algo.

Coloco el teléfono en la mesa y el señor Kobayashi mira la foto.

- Carina Caputo, una viuda joven, tiene una hija.

- Mercancía usada -dice con desdén, sin embargo veo el interés brillar en sus ojos al seguir pasando las fotos.

Para un anciano de casi noventa, Carina podría pasar fácilmente por su nieta.

Akiko mencionó que su padre la tuvo a los sesenta y su madre, mucho más joven, murió en el parto.

- Sé que no suena como el mejor partido -digo- pero ninguno de mis hombres le daría una de sus hijas virginales en matrimonio y lo que menos necesito son soldados dando problemas porque sus hijas son víctimas de los fetiches raros del líder de la Yakuza.

Me observa con recelo, pero parece que le gustó lo que vio en esas fotos porque termina asintiendo.

Vamos no solo se hará más rico con esta alianza, también ganará un esposa joven.

- Está bien, puedes contar con mi capital -hace una pausa mirando mi teléfono y noto que se queda viendo algo- Sin duda la Famiglia tiene mujeres hermosas.

Le quito el teléfono ya que al parecer se quedó viendo mi fondo de pantalla.

- Bien, fue un gusto hacer negocios con usted -me termino el maldito té y salgo de allí con dos problemas menos, directo a hundirme en un mar lleno de ellos.

✧✧✧

Durante mi fiesta de cumpleaños tuve mi atención dividida entre Elizabeth, vigilando que ningún invitado la reconociera como la nueva presa de la Bratva y mirando mi teléfono celular esperando el mensaje de Enzo.Para cuando una notificación apareció en mi pantalla, sentí que podía respirar.

Al llegar el amanecer, Elizabeth aún seguía dormida así que dejé a Álvaro pendiente de ella. Tuvo la oportunidad perfecta para secuestrarla y sin embargo la trajo de regreso a la mansión.
Supongo que no quiere poner en riesgo los negocios de su padre o no sabe nada de la maldita cacería.

Al salir de allí, prácticamente corro hacia el ala norte, para no perderme el rostro de Flavio al ver las noticias de esta mañana.

Apenas abro la puerta de su despacho me encuentro con su rostro pálido mirando la enorme pantalla en la pared.

- ¿Algún problema? -cuestiono y Flavio voltea a verme, tembloroso.

- No, no pasa nada -intenta no parecer nervioso, pero falla. Camina hacia su silla y apaga la televisión como si no me fuera a enterar más tarde.

- Te noto pálido, tal vez necesitas un puro -miro el escritorio donde justamente anoche, hundí mi rostro entre las piernas de su prometida, o más bien mi esposa.

Elizabeth va a querer matarme cuando sepa en que lío la he involucrado.

Busco el tabaco en cuestión y se lo tiendo, disfrutando ver el temblor en sus manos. Parece que le va a da un infarto en cualquier momento.

- Supongo que acabas de enterarte de que en la noche de ayer, las autoridades encontraron varios contenedores llenos de mujeres, víctimas de la trata de blancas

- ¿Ya lo sabías? -Su pequeños ojos verdes se abren con sorpresa.

- Por supuesto que lo sabía -tomo asiento en la silla frente a él y extiendo mis piernas sobre la mesa.

El idiota pagó miles de dólares por ella, ya que perteneció a algún conde de la nobleza británica.

- Incluso, sé que esos contenedores entraban al puerto supuestamente cargados de mariscos para el restaurante que está a nombre de Kendall.

Su rostro pasa del desconcierto a la ira en un segundo.

- ¡¿Tú tuviste algo que ver?! -presiona sus pequeños puños en las mesa.

- ¿Tú estás listo para ir a la cárcel? -cuestiono de vuelta- Porque tu amante está siendo presionada para que hable y muy pronto tu nombre saldrá en todos los canales de noticias.

- Si la atención de las autoridades cae sobre mí, tú también estarás jodido -enseña sus dientes como un pequeño perro tratando de asustarme.

- Yo simplemente soy un joven italiano, con un título de Harvard -juego con su bolígrafo- Heredero de una cadena de hostelería y vicepresidente de una industria armamentística, que no tenía ni idea de los negocios oscuros en los que se involucraba su padre adoptivo.

- Podría decir que tú eras parte del negocio -suelta con tono amenazante.

- Para empezar no tienes pruebas de ello porque ni siquiera estaba de acuerdo con lo que hacías. Además, sabes lo que sucederá si esto llega a oídos de los tradicionalistas -lanzo el boli sobre la mesa y la tinta mancha su camisa- La Famiglia siempre ha tenido dos reglas sagradas, nada de mujeres, nada de niños.

- ¡Esos malditos viejos solo dan problemas y no ven las grandes fuentes de dinero que tienen delante de ellos!

- Y tú solo has hundido el prestigio de los Leone en las últimas décadas -señalo-. Es normal que Greco y D'Angelo hayan votado a mi favor por tal de retirarte el cargo, esperan que salve el barco que te has encargado de hundir. Si ellos se enteran de que estás involucrado con la redada de anoche, personalmente pondrán una bala en tu cabeza.

- Debe haber alguna forma de evitarlo -se lleva las manos a la cabeza- Tú hiciste esto, dime qué quieres para sacarme de este lío.

Sonrío y miro todo el lugar antes de volver mi vista a él. Siendo sincero debería estar sentado en su silla, pero tomaré otra habitación como mi oficina y está la cerraré en su debido momento con todo lo de Flavio adentro.

- ¿Estás dispuesto a hacer lo que sea por tal de mantener tu culo y el de tus compinches a salvo?

- Depende de que seguridad me ofrezcas -me mira cauteloso.

- Una llamada y Kendall tendrá un bala entre sus cejas antes de que parpadees siquiera.

- Está bien, qué quieres -el temblor en sus manos aumenta por lo que suelta el tabaco y deja salir una asquerosa nube de humo de su boca.

- Tu prometida... -suelto y veo la rabia inundar su rostro.

- Jamás -ladra y eso me irrita.

- No terminé la frase... tu prometida ya es mi esposa.

- ¡¿De qué carajos hablas?!

- Lo que quiero de ti es que te quites del medio -aclaro- Nada de reclamaciones en público y si alguien pregunta dirás que Elizabeth es una niña para ti, que solo tratabas de salvarla del misógino de su padre.

Observo como rebusca en su escritorio, en un estado de cólera, pero por supuesto no encuentra lo que busca.

- Deja de buscar tu arma, no la vas a encontrar -le ahorro perder el tiempo.

- ¡No puedes casarte con Elizabeth! -se pone de pie y me mira como un toro embravecido.

- Al parecer tu cerebro no captó la parte en que dije que ya lo hice -me recuesto más en mi silla.

- ¡¿Que pensará la gente de mí?! ¿Mi prometida me deja por mi hijo? -pasa una mano por su cara, abrumado- ¿Dónde deja eso mi prestigio?

- No más bajo que el hueco donde van a tirar tu ataúd cuando salga a la luz que has traicionado a la Famiglia.

- ¡¿Y lo que has hecho tú?! ¿¡No se considera una traición?! ¡No mirarás a la mujer del prójimo!

- Tú y los Marchetti traicionaron antes a la Famiglia, mi matrimonio podría considerarse como una represalia a ambos -sonrío- La venganza más dulce jamás vista.

- ¡Maldito bastardo! -su voz posiblemente se haya escuchado hasta los pasillos- ¡Te advertí cuando íbamos en el yate de que no quería verte cerca de ella!

- Y estoy seguro que recuerdas bien lo que dije: Solo un idiota pone en las manos de un ladrón a la joya más preciosa -digo con toda la calma posible-. A penas salí de allí, Elizabeth y yo firmamos nuestra acta de matrimonio, y para estos momentos ya está certificado, pero puedo invitarte a nuestra boda católica.

- No olvides que tengo algo lo cual podría sufrir las consecuencias de tus actos -señala entre diente.

Esta vez soy yo quien se pone de pie tan rápido que la silla cae al suelo. Mi mano vuela hasta su cuello y presiono lo suficiente fuerte como para ver las arterias alrededor de sus ojos.

- Tengo la sensación de que ni siquiera tú sabes donde está ese algo -siseo entre dientes.

Su rostro me devuelve una mirada aterrorizada y me doy cuenta de que tengo razón.

- Tienes tres segundos para aceptar mi oferta, tu vida a cambio de tu silencio o te mato aquí mismo...tres...-Veo su rostro ponerse más azul - dos...

- Está bien -dice sin aire y lo suelto- No diré nada al respecto, puedes quedarte con mi prometida.

- Nunca pedí tu aprobación, sin embargo creo en el destino, tú me quitaste a mi madre, yo robé a tu prometida.

- He creado a un monstruo - me mira aun con el rostro enrojecido mientras acaricia su cuello.

- Tú y Giovanni, crearon a sus propios verdugos.-Camino hacia la puerta y antes de salir le doy un último vistazo- Por cierto, despídete de este lugar, te vas con los Marchetti, no te quiero en esta casa, o me encargaré yo mismo de poner una bala en tu frente.

Eso último es mentira.

No he esperado tantos años para darle una muerte tan rápida.

✧✧✧

Como era de esperarse nada más mencionar mi matrimonio con Elizabeth, Marchetti sacó su arma y me apuntó directamente a la frente, pero su peor error fue no presionar el gatillo.

Ahora mismo hay un guardia apuntando a cada miembro de su familia e incluso a Flavio.

Los tradicionalistas y la familia Kobayashi empuñan sus armas también en su dirección ya que intentar matar al Capo es considerado de las peores traiciones y para sorpresa de todos e incluso mía, la señora Zinerva tenía una glock en su vestido la cual a punta directamente a la cabeza de Giovanni.

Sabía que sería un almuerzo interesante.

Me atrevo a mirar a Elizabeth por primera vez desde que me senté en esta silla y noto que su mirada parece perdida.

Acaba de enterarse que está casada y no es un secreto que en la Famiglia la palabra divorcio no existe, sin embargo enviudar, predomina mucho.

Tal vez debería haberle dicho antes o simplemente pedirle matrimonio y darle razones por las cuales aceptar, pero pensaría que me estaba aprovechando de ella para atarla a mí.

Siendo sincero, eso fue lo que hice sólo que no le dí opción de elegir.

- Deberías bajar esa arma, o la única miembro de tu familia que quedará con vida será Elizabeth -observo los ojos azules de Marchetti y disfruto con la rabia ardiendo en ellos.

- ¡Papá, baja el arma, por favor! -le ruega Fiorella quien ahora mismo tiene el cañón del arma de Parisi, un señor parecido a Santa Claus, directamente en su nuca.

Marchetti baja su arma y rápidamente Enzo se la quita.

Conociendo su obsesión con Elizabeth, puede entrar en modo suicida - homicida, matarnos a todos y luego matarse él.

- ¡¿Cómo te atreviste a hacerme eso?! -le grita Fiorella a Elizabeth mientras se lanza por encima de la mesa con un cuchillo apuntando directamente a su cara.

Llevo mi mano a mi arma, pero todos nos quedemos en shock cuando Elizabeth con un simple movimiento encaja un tenedor en la mano de Fiorella fijándola a la mesa.

Un chillido desgarrador recorre todo el lugar.

- La historia se repite -Elizabeth mira al tenedor y al rostro de Fiorella arrugado en dolor.- La próxima vez será en tu cuello.

- ¡¿Haces todo esto por ese maldito gato?! -llora- ¡Me quitaste a mi prometido!

Elizabeth la mira a ella y al resto de los Marchetti.

- Ustedes me arrebataron mi vida, por el simple placer de hacerlo -se pone de pie y deja el comedor bajo la atenta mirada de todos.

Sonrío.

- Pasemos al tercer punto del día -miro a los tradicionalistas- Les pido disculpas por hacerles parte de esta pequeña disputa familiar, en realidad los invité para que habláramos del matrimonio que fortalecerá nuestra alianza con la Yakuza.

Todos me miran como si estuviera loco, pero realmente no sé qué esperaban de un almuerzo en la Famiglia.

Rara vez terminan con todos ilesos y ningún muerto.

✧✧✧

Luego de asegurarme que los Marchetti y Flavio dejaran la propiedad, recorro toda la mansión hasta encontrar a Elizabeth dándole de comer a la cosa parlante que adoptó como mascota.

- ¿Podemos hablar? -cierro la puerta detrás de mí.

- Demon imbécil -chilla el pajaraco rojo y me pregunto si Venus podrá digerir sus plumas.

- ¿Falsificaste mi firma o el acta de matrimonio estaba entre los papeles que firmé? -Elizabeth voltea a verme con su rostro inexpresivo y es la falta de reacción lo que me pone de los nervios.

- Lo segundo -contesto con sinceridad.

Me aproveché de su confianza y la hice firmar un montón de papeles, realmente mi plan B era falsificar su firma; pero me las arreglé para llevar a cabo el plan A con la excusa del permiso para el torneo de esgrima.

- ¿Sabes que es para siempre? -cuestiona.

- Podríamos divorciarnos en unos meses -sugiero aunque realmente no me gusta esa idea.

- Eso mancharía tu reputación como Capo -susurra-. No pudiste mantener a tu esposa contigo como velarás por los intereses de toda la Famiglia.

- Tienes razón.

Pasa una mano por su cabello.

- Lo que significa que esto solo se acaba con uno de los dos muertos -nuestras miradas se encuentran y veo la rabia contenida en ella- ¡Así que corre Demon!

Solo veo el zapato volar cuando pasa por encima de mi hombro.

- ¡Te voy a matar! -grita- ¡¿Cómo pudiste engañarme así?!

La otra zapatilla logro esquivarla, mientras la veo buscar otra cosa que lanzarme.

- ¡Estamos casados! ¡¿Sabes lo grave que es eso?! -me lanza una cosa que parece una caja de comida para pájaros.

Prácticamente corremos por toda la habitación con ella lanzando en mi dirección, todo lo que se le atraviesa.

- ¡¿Qué será lo próximo?! ¡Embarazarme sin mi consentimiento!

- ¡No abusaría de ti!

- ¡¿Pero quién sabe si cambiarías mis pastillas?! ¡Además conozco como son los matrimonios en la Famiglia, él hombre trabaja y la mujer cuida a los hijos! -me lanza una almohada que esquivo de milagro y termina rompiendo un cuadro de la pared- ¡Yo quiero ir a la universidad!

- ¡Irás a la universidad!

Se me queda mirando por un momento y luego se lanza a la cama.

- Eso dices ahora -suspira y de pronto comienza a reírse- Nunca pensé que disfrutaría tanto ver el rostro de Fiorella ardiendo de rabia. Lleva toda una vida soñando casarse contigo, planeó vuestra boda desde que te conoció y ahora, yo, la mascota, me casé con el hombre de sus sueños. El karma es una perra.

- ¿Eso significa qué me perdonas? -me acerco sigilosamente.

Se queda mirando el techo.

- No soy un objeto Demon -declara- Toda mi vida he sido tratada como uno. Soy una persona, yo también tengo opiniones propias y tengo derecho a tomar decisiones.

- ¿Hubieras aceptado si te lo hubiera propuesto?

- El hubiera no existe -evade mi pregunta.

- ¿Pero lo hubieras hecho? -la miro tendida sobre el enorme edredón negro y su vista no se despega del techo.-Ambos sabemos la respuesta a esa pregunta -afirmo, deseando en parte que me lleve la contraria.

Ignoro el sabor amargo de su respuesta silenciosa.

- Fue lo mejor para ti -le digo y camino hacia la puerta.

- Solo yo sé que es lo mejor para mí.

- Por supuesto, Elizabeth -declaro- Solo que te niegas a aceptarlo.

- Es muy egocéntrico que te autoconsideres, lo mejor para mí.

- Pero sabes que tengo razón.

- Te odio Demon -gira su rostro para verme.

- Eso significa que estás a un paso de amarme.

____

Estoy de regreso ❤️ si les gustó el capítulo no olviden votar para que así seamos más.

Prometí que actualizaría pronto y aquí está 😂

Gracias por leerme❤️❤️❤️❤️

Si quieren ver un poco de Demon y Elizabeth podrían pasarse por mi Instagram, LizbooksDI.

Hasta la próxima...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro