Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧ Capítulo 37 ✧

Días después...

<<Elizabeth>>

Touché —la palabra sale de mi boca un segundo antes de que el reloj dé por terminado el combate.

Llevo la espada a mi pecho y la señorita Williams me imita, poniéndole fin al entrenamiento de hoy.

Retiro mi careta a la vez que ella se retira la suya y observo como peina su cabello castaño mientras limpio el sudor de mi frente con el dorso de la mano.

El entrenamiento de hoy sí fue agotador, apenas pude rozarle con la espada dos veces mientras ella hizo más de diez anotaciones.

Rosie Williams también conocida como la reina del florete por ganar en los últimos años decenas de campeonatos, está ahora aquí en una de las tantas habitaciones de la mansión Leone enseñándome a perfeccionar mi técnica para la próxima competencia.

Su récord es solamente superado por un chico italiano quien abandonó su última competencia en el minuto final, hace dos décadas aproximadamente.

Así que es realmente un honor ser pupila.

Rosie me sonríe y le devuelvo la sonrisa mientras nos desabrochamos la parte superior de los trajes.

— Estás mejorando Elizabeth, soy buena reconociendo el potencial y créeme tú lo tienes —sus palabras se escuchan sinceras y no puedo evitar sonrojarme.

Padre siempre ha maldecido el día en que tomé un florete por primera vez en mis manos, sin embargo cree que es algo digno de presumir ante sus amistades. Es por ello que llevo practicando este deporte desde pequeña.

Giovanni Marchetti solo quiere a niñas lindas, educadas, fuertes y con algún talento.

Fiorella toca el piano desde los seis años y en mis tiempos yo lo intenté porque deseaba la aprobación de Padre y Madre, pero resultó ser un fracaso que terminó en un castigo.

Como el de ahora.

Rosie se despide de mí con un rápido abrazo y me aconseja que descanse y desinfecte bien la herida en mi brazo izquierdo.

Agradezco al cielo porque el idiota en el yate no me lastimó el derecho o entonces sí que podría decirle adiós a la competencia de esgrima y con ello a mis sueños de obtener una beca deportiva en alguna universidad lejos de Nueva York.

Si tengo suerte podré asistir a la facultad de derecho y continuar con mis entrenamientos de esgrima.

Acompaño a mi entrenadora hasta la salida trasera de la mansión donde un guardia la guía hasta su coche y desde mi posición veo a Padre observar el panorama en el balcón de su habitación unos pisos más arriba.

Como siempre lleva un traje pulcro con corbata a juego mientras su cabello rubio y con algunas canas está peinado hacia atrás lleno de gel.

En su mirada azul veo una orden clara: ¡A tu habitación!

Así que obedezco y reprimo mis ganas de explorar cada aérea de este lugar.

De camino a las escaleras mi mirada se posa en las dos puertas al final del pasillo y tomo varias respiraciones antes de seguir mi recorrido.

De todas las habitaciones en esta casa, esa es la que más intriga me causa.

Llego a mi habitación minutos después y respiro hondo antes de lanzarme sobre la cama.

La misma cama y la misma recamara donde aquel médico verificó mi virtud.

La primera noche aquí casi tuve un ataque de pánico y fue entonces cuando lo entendí, este es el castigo de Padre por no acatar sus órdenes la noche del ataque, mantenerme en este lugar el mayor tiempo posible.

Los entrenamientos se han vuelto mi rayito de luz y mi bocanada de aire fresco en los últimos días.

Tomo una bolsa de comida para pájaros y me propongo dar de comer a Rubí —a quien aún no le cambio el nombre— Para luego peinar el pelaje de Venus quien ha pasado las últimas noches aquí, aunque la mayor parte del tiempo esté durmiendo y sin ganas de jugar.

Su panza está muy hinchada y algo me dice que no tiene nada que ver con el brazo que tenía en la boca la noche del ataque sino con que pequeños tigres están creciendo dentro de ella.

A las cuatro de la tarde la señora Zinerva se pasa a tomar el té y hablarme de su juventud aunque a Padre no le venga en gracia. La ventaja de nuestros encuentros es que me informa del estado de Demon.

Sigue sin despertar, el médico dijo que era algo normal, y sin embargo me preocupa el no saber cuándo despertará.

Espero para ese entonces no estar casada con Flavio porque aunque mi mayor objetivo es huir de aquí, no me iría dejando a un Demon inconsciente a su merced.

Para cuando termino de ducharme, la señora Francesca —abuela de Enzo y nana de Demon— me ha traído la cena.

— Sacaré a pasear a Venus, mientras te terminas la comida, recuerda no dejar ni un bocado, tienes que alimentarte bien para la próxima competencia —me guiña un ojo y observo maravillada la larga trenza que descansa en su hombro.— Creo que deberías ducharte mejor aún tienes jabón en el cuello.

Me acaricio el cuello con confusión pero veo que señala con la barbilla hacia la cama detrás de mi donde yace un teléfono y entonces la veo sonreír mientras sale de la habitación seguida de una tigreza adormilada.

Agarro el teléfono y corro hacia el baño tropezando en el camino con un tapete, lo que me saca una maldición. Abro el grifo del lavabo y dejo que el agua corra.

Lo más posible es que haya micrófonos en toda la habitación así que es mejor prevenir.

Me coloco al final del baño antes de presionar la tecla contestar y es entonces como tan solo dos palabras parecen devolverme a la vida.

Joya mía...

<<Demon>>

Una maldición se me escapa en el momento que retiro la aguja de mi brazo y el pulsoxímetro de mi dedo índice. El monitor junto a mí emite un pitido que me aturde los oídos por un segundo así que le lanzo lo primero que encuentro.

Vale creo que se ha dañado.

Todo me da vueltas pero luego de unos minutos con los ojos cerrados, por fin mi cerebro parece centrarse en salir de aquí pronto.

Observo por la venta y veo como el sol se está poniendo en el horizonte, eso quiere que decir que llevo más de medio día aquí.

Merda

Debo de tener el cuerpo extasiado de morfina porque no siento dolor ni en el tórax ni en el brazo donde me rozó la otra bala.

Por un momento pensé que iba a morir, tuve la misma sensación de años atrás cuando me dispararon por primera vez justo en el mismo lugar.

Pero bueno otra vez sobreviví.

Por ahora necesito saber dónde está Elizabeth, sé que estuvo aquí o al menos espero no haber soñado eso, como sea necesito verla. Lastimaron su brazo y tiene un competencia de esgrima pronto.

Me pongo de pie en el momento justo que la puerta se abre desconcentrándome momentáneamente de mi función de quitarme cada maldito cable del pecho y Donato entra a la habitación sujetando una bolsa de ropa.

— Venía a despertarte pero veo que no fue necesario —deja la bolsa en el sofá.

— ¿Cómo está...—Me interrumpe antes de terminar.

— Elizabeth está bien —sonríe como si fuera un sabelotodo— la entrenadora de esgrima la ha estado visitando y ve potencial en ella.

— De algo sirvió tus ligues con chicas mayores. —Me saca el dedo del medio y sonrío.

Donato siempre se ha sentido atraído por las mujeres mayores que él y nos sirvió de mucha ayuda que una de ella fuera la retirada esgrimista Rosie Williams.

— Enzo ha estado vigilando a Marchetti y a Flavio —comienza a sacar cosas de aseo personal de la bolsa— Ninguno ha intentado nada raro, están demasiado centrados en recuperar los miles de dólares que perdieron.

— ¿Tienes la fecha de cuando llega al puerto el próximo cargamento de mujeres? —paso una mano por mi cabello y maldigo el movimiento.

Al parecer la morfina está comenzando a desaparecer.

— Para mañana por la noche, ya el plan está en marcha.

Eso me toma por sorpresa.

— ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

— Los suficientes días como para que tengas una reunión con la Yakuza en...—observa el Rolex en su mano— Una hora y diez minutos, por eso venía a despertarte.

Veo como saca la jeringa de su bolsillo y la tira a la papelera.

— Realmente no me da curiosidad saber cómo me ibas a despertar.

— Con un beso, mi bello durmiente —alza las cejas divertido.

— Ni en tus sueños más depravados —le lanzo una almohada la cual esquiva con facilidad.

— Me tratas así solo porque no soy una princesa de la mafia con cabello rizado e impresionante elegancia a la hora de practicar esgrima —Se lleva una mano al corazón— Me siento excluido.

Lo miro con una ceja arqueada y un músculo en mi mandíbula se contrae.

— ¿Has estado mirando a Elizabeth mientras practica esgrima?

Alza las manos.

— Calma fiera, solo la miré durante el combate que tuvo contra Enzo. Aproveché que Luca estaba aquí en la clínica para ir a resolver unos asuntos y terminé ganando un apuesta —sonríe— Derrotó al idiota nada más empezar.

— ¿Los dejo a cargo de mi chica y eso es lo que hacen?

— ¿Tu chica? —Sonríe con maldad y se saborea como si tuviera un bistec jugoso delante— Nunca pensé que te escucharía decir algo como eso mi chica.

Donato ama al chisme más que a la comida y eso es mucho decir. Para cuando vea Luca y a Enzo, ese será el nuevo tema de conversación.

Ni siquiera sé por qué dije eso, Elizabeth dejó clara sus intenciones, lo nuestro es un acuerdo de mutuo placer hasta su matrimonio con Flavio.

Como si fuera a permitir que se case con Flavio.

— ¿Luca consiguió las sustancias inorgánicas?—cambio de tema a un campo más seguro que mi actual situación sentimental.

¿Sentimental?

Si hasta unos meses no sabía ni qué era eso.

— Sí, aunque tuvo que robar varias de algunas bodegas rusas pero lo disfrazamos con la excusa de una represalia por el ataque en Filadelfia.

— No han intentado nada respecto a la cacería...

— Marchetti no ha enviado a Elizabeth al colegio en los últimos días, así que no hemos tenido que preparar todo un plan de seguridad. En la mansión está a salvo y ningún sicario es tan tonto como para enfrentarse a un ejército.

— ¿Tenemos la identificación del bastardo que atacó el yate?

— No hay ni un solo registro del gilipollas, es como si nunca hubiera existido lo que es una clara prueba de que alguien con poder está detrás de esto.

— ¿La Bratva?

— No lo creo, son muy egocéntricos como para atacar y no llevarse el mérito.

— Podría ser alguien más cercano.

Franco Leone II tal vez, después de todo a quien primero querían matar era a Flavio, y si el príncipe de la Famiglia quiere recuperar su poder le conviene también quitarme del medio.

Donato me entrega mi teléfono celular y lo primero que hago es marcar el número de Noona Francesca.

¿Cómo está mi niño de ojos bonitos?

— Pues aún sigo vivo —sonrío— Pero justo ahora necesito un favor tuyo.

¿Está relacionado con esa bella muchacha?

— Debería asustarme la forma en que me lees sin ni siquiera tenerme de frente.

Yo te crié, te conozco, hijo.

Espero alrededor de cinco minutos mientras Donato me pone al día y entonces vuelvo a marcar el mismo número aprovechando que va a buscarme algo de comer.

— Joya mía...—Nada más decir estás palabras escucho como su respiración se vuelve irregular.

¿Demon? ¡Estás despierto!

— Bueno creo que soy el único que te dice Joya mía, así que sí estoy despierto —bromeo y ya me la puedo imaginar rodando los ojos.

¿Ya te revisó un médico? No te habrás ido del hospital así como así ¿Verdad?

Vale, esa era mi intención antes de que llegara Donato.

— ¿Te preocupas por mí? —sonrío.

Teniendo en cuenta que corre por tu sistema una bolsa de mi sangre, sí, sí me preocupo por ti. Así que deberías tener cuidado de ahora en adelante y no ir por ahí recibiendo balas por la gente.

— No vuelvas a hacerlo —mi voz se torna seria.

¿El qué?

Lo de donar sangre, tu tipo es muy poco común, que hubiera pasado si con una bolsa no hubiera sido suficiente.  Yo hubiera recibido una bala en vano para que luego murieras desangrada.

No seas dramático —me reprocha— Necesitabas una transfusión urgente y yo tenía exactamente el tipo que necesitabas solo fue cuestión de un pinchazo en el brazo.

— ¿No te dan miedo las agujas?

No si se trata de salvarle la vida a alguien.

A alguien... A mí.

¿Estarás mucho tiempo fuera...? —cuestiona y noto que está nerviosa.

— ¿Acaso mueres por verme?

¡Ja! Solo es curiosidad, además Venus te extraña y por cierto no habías mencionado que está embarazada.

— Digamos que mis pensamientos toman otro rumbo cuando estoy contigo.

¿Demon estás coqueteando conmigo?

— ¿Está funcionando?

Aunque no la veo sé que sonríe.

Se escuchan unos golpes en la puerta y dos segundos después entra uno de los médicos de la Famiglia a la habitación.

— Bien, tengo que dejarte Joya mía, el médico está aquí.

Vale, por favor hazle caso en todo lo que te dice.

— Sí, mamá.

No estoy bromeando Demon, en serio toma los medicamentos y haz el reposo que te indique.

— Vale, tú prométeme que te vas a terminar toda la cena.

Está bien, tenemos un trato.

— Y por cierto Elizabeth...

¿Sí?

— Yo sí muero por verte Joya mía.

(✧✧)

Paso una mano por mi cabello húmedo que aún gotea sobre mi traje, mientras camino por los pasillos del hospital. Creo que tendré que cortarlo ya que los mechones que caen sobre mi frente pronto no me dejarán ver nada.

Donato me va a hablando de las sustancias inorgánicas que robaron cuando rostro conocido entra en mi campo de visión y solo su presencia me paraliza porque si está aquí en Nueva York es porque algo importante se avecina.

Antonello D'angelo, el capo de la Famiglia en Verona y el Capo di tutti capi, su palabra es ley.

Antes eran los Leone quienes ocupaban este lugar pero debido a las malas gestiones de Flavio pasó a manos de D'angelo.

D'angelo como mi padre biológico, es su tío y por ende mi tío abuelo cosa que no se corta en disimular ya que Massimo tenía espermatozoides con síndrome de fotocopiadora.

Y lo peor es que mientras más pasa el tiempo más nos parecemos.

— Demon, muchacho cómo has estado, supe que te dispararon y vine a verte. —Me inclino, beso su mano y la llevo a mi frente en señal de respeto. 

Donato me imita, después de todo también es su tío abuelo, aunque se haya considerado una traición que su madre se casara con un militar.

Miro a Antonello con una ceja arqueada pues sus motivos para estar aquí me parecen falsos.

— Digno nieto de mi hermano, no confías ni en tu familia, pero eso es bueno —sonríe.

Me ahorro decirle que llevar la misma sangre que él no significa nada para mí.

— En realidad estoy aquí por negocios, Greco también ha viajado desde Milán.

Mis sospechas aumentan, están todos los Capos de la Cosa Nostra en Nueva York, cosa que sucede una vez cada diez años.

— Reunámonos a las nueve en la Mansión, aprovecharé que estoy aquí en la clínica para chequearme el nivel de azúcar.

— ¿Flavio sabe de esto?

— Por supuesto que no, sabes que amo las sorpresas —palmea mi hombro pero antes de alejarse agrega en un susurro— Por cierto he visto fotos de Angel, los D'angelo ya están preparando su iniciación.

Me tenso.

— Massimo renunció a la Famiglia, por tanto su hijo no tiene ningún vínculo con nosotros.

— Ese marica rebelde nunca podrá huir de nosotros —golpea con el bastón en el suelo— Ya ha vivido en paz muchos años, creo que es hora de comience a pagar por la traición a su apellido, Angel es apenas un diamante en bruto pero podría sorprendernos.

Angel es un niño, y aún piensa como un niño, lo peor que podría pasarle es ser arrebatado de su vida normal y terminar en un mundo donde lo primero que tendrá que hacer para sobrevivir es matar.

Doy unos pasos hacia Antonello.

— Ya tienes un D'angelo no busques tener dos —susurro y trato de que no suene como lo que realmente es: una amenaza.

— Tu apellido es Leone, quiero que mi apellido siga gobernando.

— Tienes más de seis hijos y decenas de nietos.

— Pero ninguno es como tú.

— Angel tampoco lo es, deja de buscar al Demon 2.0 —le doy una última mirada y sigo mi camino.

(✧✧)

— Tal vez deberías decirle a Antonello que también eres su sobrino nieto —le sugiero a Donato mientras subimos al auto.

— Aún no sé quién asesinó a mi madre y a mí hermana, pero estoy seguro que él podría estar detrás teniendo en cuenta cómo se toma las traiciones. No quiero tener nada que ver con los D'angelo.

— ¿Sabes cómo está Piero Vitiello? —cambio de tema.

— Le subió mucho la presión cuando supo que te dispararon.

— El viejo tiene miedo que muera sin haberlo perdonado pero eso no va a suceder ni ahora ni nunca, ni siquiera cuando sea él quien esté a punto de morir.

Si hay alguien que odio más que a Flavio es mi abuelo materno.

— De todas maneras te informo que ya hice los pagos de su excursión con el resto de ancianos, como me pediste.

— Ojalá termine rodando montaña abajo —susurro.

Donato sonríe.

— Dijo que dirías eso exactamente, cuando se enteró que pagaste su excursión.

Bufo y miro hacia otro lado mientras Donato conduce.

Viejo mediocre.

(✧✧)

Nos estacionamos frente a un club nocturno de la ciudad y nada más vernos un guardia con rasgos asiáticos nos guía por toda la estancia que recién se está llenando de gente.

Caminamos por unos pasillos de alfombra roja como toda la decoración hasta detenernos en unas puertas doble de madera oscura.

Aquí la música a penas se escucha.

El guardia nos indica que debemos retirarnos los zapatos y ponernos unas chanclas pero antes muerto que poner mis pies ahí.

Paso de él y sus estupideces abriendo yo mismo las puertas por lo que en menos de un segundo tengo cinco armas apuntando a mi cabeza.

Vaya, creo empezamos con el pie izquierdo.

Al menos este está cubierto por un zapato más caro que la alfombra del pasillo.

— Veo que es tal y como lo describen señor Leone —me habla un señor con ojos rasgados, una trenza larga en su hombro y una barba casi del mismo largo cubriendo su rostro.

Lleva una especie de kimono negro y está sentado en la suelo.

Junto a él está Akiko con un traje similar solo que con un estampado floreado.

El sonido de un instrumento capta mi atención y noto que una especie de geisha japonesa está tocando una melodía con un shamisen.

Sé que es ese instrumento ya que Akiko también lo toca.

Los guardias bajan las armas al recibir una señal de su jefe.

Konbanwa Kobayashi-san —hago una reverencia como Akiko me enseñó y Donato me imita.

Miro sus pies y noto que lleva las chanclas puestas.

Lo miro de reojo y se encoje de hombros.

— Son cómodas.

— Buenas noches, señor Leone, tomen asiento —señala a una especie de almohada delante de él — Gracias por aceptar mi invitación luego de haber asesinado a mi mano derecha.

Chichioya, ya te expliqué los motivos —interfiere Akiko.

— Calla, no te he dado permiso de hablar.

Los nudillos de Akiko se ponen más pálidos de tanto apretar sus puños.

Su relación con su padre nunca ha sido la mejor.

— Yo le quité a esa escoria que le estaba robando, del medio, si quisiera venganza estoy seguro que no hubiera sido necesario invitarme a tomar el té.

— Veo que la humildad no es un término conocido por usted —le hace una señal a Akiko para que nos sirva té a nosotros.

— Realmente no, para que mentirle y veo que para usted tampoco —señalo su traje y la decoración de la habitación así como la cerámica que usa para beber lo que sea esa agua verde, claramente todo aquí tiene un valor de cinco cifras o más.

Akiko me sirve una taza y realmente me planteo negarme a beber eso pero bueno creo que fue suficiente con lo de no quitarme los zapatos.

Le doy un sorbo al líquido verde y siento como baja quemando todo su recorrido hasta el estómago.

— Lo de cortarle la cabeza era trabajo nuestro —aclara con una nota de amenaza bajo la calma que parece transmitir.

— Pues no se corte en agradecerme por ahorrarle el trabajo a su gente.

— ¿Y dice usted querer hacer un trato con nosotros, teniendo esa actitud?

Miro a su hija que parece querer sonreír por lo molesto que puesto a su padre y luego lo miro a él.

— Si lo que espera es una disculpa o una redención de mi parte no lo tendrá. Considere la cabeza de esa rata como una ofrenda para que acepte mi propuesta.

Se sienta más recto.

— Está bien lo escucho.

— Veo que nos estamos entendiendo.

(✧✧)

Paso alrededor de media hora hablándole del por qué estoy aquí y lo bueno que sería para ambos asociarnos hasta que parece que lo he convencido.

— Está bien, debo admirar que me ha sorprendido, y realmente me interesa mucho su propuesta.

Puedo jurar que veo el símbolo de dólares brillar en sus ojos.

— Pero usted sabe bien cómo se cierran los acuerdos — se sirve un poco más de la bebida verde.

— Creí que con un pacto de sangre sería suficiente.

— Eso es lo de menos, la mejor forma de asegurar esta alianza es con una boda.

Me tenso.

— En parte usted asesinó a mi mano derecha defendiendo el honor de mi hija Akiko.

Dios, ya sé por dónde va esto y por la cara de Akiko veo que no sospechaba de las intenciones de su padre.

— Te ofrezco a Akiko en matrimonio —ofrece— Si no aceptas, no hay trato, me da igual que estés comprometido. Sabes que esta alianza significaría mucho para la Famiglia.

Y es así como explota el globo en mi cara.

Porque si algo necesito es esa alianza.

_____

Estoy de regreso 😏

Muchas gracias por leerme ❤️❤️❤️ si les gustó el capítulo pueden dejarme su voto.

Buenas noches señor Kobayashi (Konbanwa Kobayashi-san)

Spoiler:

Lo nalgueo por inercia y escucho una risa ronca.

— ¿Me estás manoseando mientras duermo, Joya mía?

— Solo comprobaba si estabas dormido o no.

Por suerte no ve como me sonrojo.


💙💙💙Hasta un próximo capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro