✧Capítulo 33✧
Quiero vivir en este momento por siempre
Porque temo que vivir no pueda mejorar
Angel Baby - Troyen Sivan
<<Elizabeth>>
La mano de Demon cubre mi boca y su brazo me rodea pegando mi espalda a su pecho firme por lo que siento su respiración pausada como prueba de que está igual de sorprendido que yo.
Incluso mi claustrofobia pasó a segundo plano.
Ambos miramos por las pequeñas rendijas de la puerta del closet como Flavio y Stella se besan con frenesí hasta caer sobre la cama.
¡¿Padre sabrá esto?!
— Ha perdido la gracia revolcarse contigo con el paso de los años —expresa Madre separándose de Flavio medio minuto después, con su invariable expresión de hastío.
— Tú tampoco eres la misma de hace veinte años; por más botox que te inyectes en el rostro —sonríe.
— No olvides que yo fui una de las modelos más famosas de Italia. Mi belleza estuvo en la portada de miles de revistas reconocidas —Camina con elegancia hacia la barra en la habitación y se sirve un trago de una bebida transparente.
Demon y yo estamos pendientes a cualquier movimiento ya que de ser descubiertos solo dios sabe que pasará.
— Tu amada belleza no te sirvió de nada a la hora de retener a mi pequeño hermanito a tu lado —se burla Flavio y Madre le lanza el vaso de cristal pero este termina estrellándose contra la pared, sacándome un sobresalto que por suerte no notaron.
Cada día la Famiglia me sorprende más.
— Franco se iba a casar conmigo —observa los cristales en el suelo sin cambiar su expresión habitual— Yo hubiera sido la verdadera señora Leone y mira como terminé —suelta una risa carente de gracia— Casada con estúpido bueno para nada.
— A veces pienso que subestimamos a Marchetti —Camina hacia ella y también se sirve un trago.
— No lo subestimamos, Giovanni siempre ha sido un asistente, un tercero en la ecuación.
— Te pasó por ser impaciente, podrías haberte casado conmigo luego de que enviudé —Le quita el cabello de los hombros exponiendo sus clavículas y la lascivia burbujea en su mirada olivácea.
Madre le saca casi una cabeza con los zapatos de tacón puestos.
— Ya estaba embarazada en ese entonces, hubieras quedado como un idiota.
— Solo a ti se te ocurre embarazarte de un empleado para amarrar a Franco.
— No tenía más opciones —apoya el dedo índice en su frente alejándolo de ella— Estaba hechizado por esa estúpida.
— Una estúpida hermosa y guerrera —señala Flavio y mi sexto sentido sabe a quién se refieren.
— No me digas que también te gustó —sus ojos azules le dan un mirada glacial.
— Mujeres como ellas se ven pocas —expresa mirando a ningún punto en particular— A cualquier ser humano le hubiera gustado.
— Solo era una perra más, que supo mover bien su trasero —Se sirve otro trago y está vez si se lo bebe con la risa de Flavio haciendo eco en la habitación.
— Una perra más, pero ha dejado una huella ya sea buena o mala en todo aquel que la ha conocido — alza su mano y acaricia sus facciones con una delicadeza escalofriante— Solo mírate terminaste siendo una alcohólica porque jamás superaste el hecho de que ella te quitó a Franco.
— Habla el idiota que tuvo que encerrar a su hermano en un manicomio por el miedo inexplicable que le tiene.
— Franco era una psicópata.
Como si él no lo fuera.
El ceño de Madre se frunce y sus ojos casi siempre gélidos dejan ver un reflejo de preocupación que borra con un parpadeo.
— ¿Por qué te refieres a él en pasado?
Flavio sonríe con arrogancia y la mirada de Madre se vuelve más glacial, si es que eso es posible.
— Al final lo hiciste —afirma y camina hacia otro lado de la habitación saliendo de nuestro campo de visión—Lo mataste.
— Tarde o temprano ocurriría.
— ¿Lo hiciste personalmente?
— Claro que no, mi hermanito había sobrevivido casi dos décadas en un manicomio por más que intentara matarlo, no soy tan suicida para enfrentarme a él.
Me hubiera reído si estuviéramos en una situación diferente.
— Cobarde, estoy segura de que si la Señora Zinerva supiera todo lo que has hecho a su hijo te mataría con sus propias manos.
— Pero no se va a enterar —Más que una afirmación se escucha como una advertencia.
— Todavía estás enamorado de tu madrastra —se burla Madre sirviéndose otro trago.
En dos horas más la barra estará vacía.
— Nunca la vi como mi madrastra —le quita el vaso y se bebe el líquido— Cuando Padre se casó con ella yo tenía doce años y ella dieciocho —Su expresión cambia— Zinerva es la mujer más dulce que he visto en mi vida.
— Dulce pero psicópata, depresiva y con trastorno de personalidad, Franco tenía a quien salir si su madre había sido una asesina serial.
¿Qué?
— Su trastorno depresivo fue mi culpa, mis acciones lo desencadenaron.
— Más bien la envidia y nivel de inferioridad que sentías hacia Franco, incluso mataste al hombre que te tendió la mano y te crió como su hijo.
— Padre solo era una pieza en mi tablero de ajedrez.
— El karma existe y ambos sabemos que tu cabeza ha estado en la lista de deseos de Demon para navidad, durante años —mueve sus manos con gracia.
— Pero no lo hará —se escucha seguro a la hora de decirlo.
— Realmente me causa curiosidad saber por qué no la ha hecho. Podría matarte fácilmente sin verse involucrado y ascender a Capo —lo apunta con su larga uña— A no ser que tengas algo con que controlarlo.
Flavio sonríe de manera siniestra en respuesta y Demon se tensa detrás de mí.
Las piezas del puzzle comienzan a encajar.
Flavio tiene algo muy importante para Demon lo cual utiliza como seguro de vida.
¿La pregunta es qué?
(✧✧)
Por suerte logramos salir de allí ilesos media hora después. Ni siquiera nos dirigimos la palabra, creo que ambos necesitábamos un tiempo a solas para procesar la información.
Lo primero que hago es ir a mi habitación e intentar leer la agenda de Padre pero cada página está escrita en otro idioma que no entiendo así que me tomo la labor de sacarle una foto a cada hoja y enviársela a Franco.
Incluso es un abecedario diferente.
En las últimas páginas encuentro un dibujo peculiar de una estrella de cinco puntas bordeada por un círculo y un escalofrío me recorre.
Lo último sería que Padre practique magia negra o algo por el estilo.
Aunque después de descubrir algunos secretos de Flavio ya nada me sorprendería.
Todos aquí están mal de la cabeza.
Cierro la agenda y camino de vuelta a la habitación de Padre, es la hora de almuerzo así que todos están en el comedor.
Por suerte Demon me dejó la llave maestra así que entro y salgo de la habitación con facilidad.
Sin embargo cuando caminé por los pasillos de regreso no tardeé en encontrarme con Padre.
— ¿Qué haces por aquí, Eliza? —su expresión es cautelosa.
Como es habitual su cabello rubio está peinado correctamente hacia el lado derecho, su barba perfectamente cortada y sus ojos azules inexpresivos.
Hoy lleva uno de sus tantos trajes grises, pero esta vez sin corbata.
— Lo estaba buscando, Padre.
Su expresión se suaviza inmediatamente y creo que hubiera preferido la anterior porque su cara amable solo causa que mi cuerpo esté en alerta para salir corriendo en cualquier momento.
— ¿De qué quieres hablar? —Me hace una seña para que lo siga.
Paso delante de él y digo lo primero que viene a mi mente.
— Sobre la universidad, en unos meses termino el año y en el colegio se han presentado varios representantes de las mejores universidades del país.
— Elizabeth ya hemos hablado de esto —su tono es frío y la expresión de antes está de vuelta.
En realidad no lo hemos hablado, pero como siempre da todo por hecho.
— Padre puedo optar por una beca, la universidad de Stanford es mi mejor opción, sé que está lejos pero no tendrá que costearme nada.
Más si para ese tiempo ya estoy muy lejos de todo lo relacionado con la Famiglia.
— Te casas en menos de un mes y medio. Eso tendrías que hablarlo con tu futuro esposo y conociendo a Flavio dudo que te deje ir a una universidad lejos de nuestro territorio.
Pequeño detalle que había olvidado mencionar, el peligro que corre cualquier miembro de la Famiglia en un territorio que no sea el nuestro, como Las Vegas por ejemplo.
— Puedo buscar una más cercana.
Suelta una risa carente de gracia.
— Te casarás con un hombre rico, ir a la universidad sería una pérdida de tiempo sino vas a ejercer la profesión.
— Quiero estudiar derecho, a la Famiglia le vendría bien una abogada.
— ¿Una mujer abogada en la Famiglia? ¡Qué es lo siguiente, que nuestras mujeres pierdan la virginidad antes del matrimonio!
Si tú supieras.
— Elizabeth concéntrate en ser una buena esposa y olvídate del resto.
¿Buena esposa? ni siquiera la suya ha sido una buena esposa.
Me da la espalda y sube al piso superior donde se celebra un gran banquete para el almuerzo.
Tomo otro de los extensos pasillos y camino hacia la cubierta principal del barco donde encuentro unas tumbonas blancas, acolchadas.
Observo como varios guardias vigilan el lugar y entre ellos mi mirada se cruza con la de Enzo a quien le doy un pequeño saludo.
Mi apetito desapareció así que ocupo una de las tumbonas y me limito a mirar el cielo ligeramente nublado por varios minutos con la mente en un lugar muy lejos de aquí.
Rubí, Rubí, todos te conocieron menos yo.
(✧✧)
Una voz chillona me trae de regreso a la realidad. Dejo escapar un jadeo lastimero y presiono mis párpados para luego abrir los ojos.
Me quedé dormida.
Mi estómago ruge con ímpetu así que no dudo en estirar mi mano para coger un poco de fruta de la charola con alimentos delante de mí.
Mástico una uva y vuelvo a escuchar la voz chillona que me despertó.
Esta vez sí identifico lo que dice...
Tensión sexual.
¿Tensión sexual?
La busco con la mirada y no tardo en encontrarla en el hombro del chico que Demon me presentó como Donato.
— ¡Rubí! —grito al terminar de masticar.
El pajarillo no tarda en volar hasta mí o más bien hasta el pan en mi mano.
La comida nos domina.
— ¿Cómo has estado preciosa?—Paso mi mano por su pequeña cabecita acariciando su cresta de distintos colores.
— Bella ragazza
— ¿Sabes que es un chico? —cuestiona el pelirrojo acercándose a mí.
Vaya.
— Supongo que tendré que ponerle otro nombre —Deposito unas migas de pan en mi mano las cuales pica con gusto.
— Me da curiosidad saber por qué tu loro dice mucho las palabras tensión sexual y Demon imbécil, aunque en estas últimas si coincido mucho con él.
Sonrío
— Digamos que tiende a aprenderse las frases menos convenientes.
— Eso dícelo a Venus, la pobre terminará por cambiarse el nombre —toma asiento junto a mí y aprovecho la oportunidad para interactuar un poco con él y quién sabe tal vez conozca algo nuevo de Demon.
Después de todo son amigos.
— ¿Trabajas para Demon o con Demon?
Estoy segura que tanto este chico como Enzo son personas en las que Demon confía.
Tal vez con el tiempo logre ganarme su confianza.
— Con Demon —sonríe. — Nos conocemos desde que éramos unos adolescentes cuando mi papá lo rescató de morir y lo llevó a nuestra casa en Las Vegas. Luego de la muerte de mi padre, le hice un juramento de lealtad a Demon y así es como terminé con él y resto de los chicos en Nueva York.
— ¿Te uniste a la Famiglia por él?
Creo que jamás me uniría a una mafia si hubiera tenido la oportunidad de nacer lejos de aquí.
— Mi sangre es de la Famiglia, Demon es mi primo.
— ¿Cómo?
Hace una seña a su cigarrillo y le digo que no me molesta que fume.
— Soy el hijo mayor de Marcella D'Angelo, hermana de Massimo D'a
Angelo, algo me dice que ya sabes quién es —Le da una calada al cigarrillo.
Son primos.
— ¿Tienes hermanos? —cuestiono pues se refirió a sí mismo como hermano mayor.
Observo su cabello pelirrojo despeinarse por la brisa mientras suelta el humo de sus pulmones.
Bianca sin duda lo pondría en la clasificación de chico tierno pero malote.
— Tenía una hermana pequeña, murió siendo todavía un bebé. Mi mamá murió meses después.
— Lo siento.
— ¿Te gusta Demon? —suelta de repente.
Vaya sí que estamos siendo directos con nuestras preguntas.
— ¿Por qué lo preguntas? —intento no sonar nerviosa.
— Soy quien vigila las cámaras de seguridad del barco —sonríe. — Tranquila apagué la cámara del cuarto de juegos cuando vi que iba a pasar.
Evito su mirada cómplice, creo que nunca había estado tan sonrojada y avergonzada.
— Se supone que le regresarías el loro y te marcharías —expresa una voz a mi espaldas y no hay que girarse para saber quién es.
En unos segundos entra en mi campo de visión usando los mismos vaqueros de hace unas horas pero al menos esta vez lleva una camiseta sin mangas blanca.
Se ve igual de sexy.
— No pude evitarlo, tu madrastra es guapísima, pequeño gatito.
Demon bufa y le da una mirada de pocos amigos, sin embargo el pelirrojo sonríe por su expresión.
— Creo que Enzo te está buscando —dice Demon con una clara invitación a que se marche.
— Que raro, lo vi de camino aquí —bromea Donato y el Underboss lo observa con los ojos entrecerrados— Aunque ahora que lo dices seguro quiere verme para organizar nuestra llegada a Nueva York. —Se acerca a mí y deja dos besos en mis mejillas— Adiós Elizabeth, fue un gusto hablar contigo.
Demon le lanza una uva y este la atrapa con una sonrisa burlona mientras se aleja de nosotros.
— Te gusta Demon —chilla quien ya no se llama Rubí y ruedo lo ojos.
De toda la conversación solo aprendió la frase que le convenía.
—Por primera vez coincido con tu loro —Sonríe engreído mientras me observa devorar cada alimento de la charola—. ¿Por qué no fuiste a almorzar?
—No tenía hambre —Me encojo de hombros.
—Tienes una competencia muy pronto, debes alimentarte aunque no tengas hambre.
—Está bien papá —ruedo los ojos.
—Preferiría Daddy.
—Ni en tus sueños.
—En mis sueños no puedas hablar mucho.
Ignoro su mirada llena de calor y observo como comienza a atardecer.
Sí que dormí.
El sol está descendiendo y las aguas oscuras se ven más claras y brillantes.
— Etéreo.
— ¿Qué? —cuestiona Demon y noto que me estaba mirando.
— Las vistas, realmente si yo fuera tú no me bajaría nunca de este barco.
Evade mi mirada y sonríe.
— Supongo que lo tendré en cuenta algún día.
Estar en este barco visitando cada rincón del mundo sería un sueño, aprendiendo nuevos idiomas conociendo nuevas culturas y sobretodo muy lejos de la Famiglia.
Escucho unos ruidos raros y camino hacia la popa para ver de qué se trata.
— Elizabeth, te cuidado, no te vayas a caer.
Ignoro su advertencia y me acerco un poco más al borde.
Noto que el ruido proviene de los delfines que nadan delante de nosotros en manadas.
— ¡Demon ven a ver esto! —Chillo emocionada mientras veo a mi loro volar sobre nosotros y decenas de delfines nadar a favor de la corriente.
En unos instantes sus brazos me rodean lo suficiente fuerte por si pego un resbalón y termino en el agua.
—Creo que ahora tengo ganas de comer salmón —susurra mirando en la misma dirección que yo.
—¿En serio? —me burlo—. Ves a unos delfines nadar felices y te dan ganas de comer pescado ¿Acaso tienes sentimientos?
Lo escucho reírse y observo como sus bonitos ojos se tiñen de un intenso arrebol y la brisa despeina de su cabello oscuro.
Demon sí que es la definición de la palabra etéreo, benditamente fuera de este mundo.
—Si quieres te regalo una foto mía, no tiene que ser con ropa precisamente.
— Te habías tardado —Esta vez soy yo quien sonríe. — ¿Qué tal si recreamos una escena de Titanic?
— ¿Cuál de todas? —Su tono es sugerente y está claro que le encanta tergiversar mis palabras.
— La de la popa.
(✧✧)
—Elizabeth, vi la película una sola vez y estoy seguro que era Jack quien estaba detrás de Rose, no al revés —Extiende sus brazos.
—También se suponía que ese golpe con el iceberg no partiera el barco a la mitad —Aprovecho la oportunidad para tocar los músculos de su espalda— ¿Por qué tenías que ser tan alto? —Me pongo de puntillas para apoyar mi barbilla en su hombro, pero termino colocando mis pies a ambos lados del barandal y apoyándome superficialmente en Demon.
—¿Qué probabilidades hay de que terminemos cayendo al agua y muriendo por una contusión cerebral?
—Ninguna, ya está —Logro quedar unos centímetros por encima de él y entonces extiendo nuestros brazos juntos, con el aire golpeándonos el rostro.
—Sigo pensando que la escena era al revés —gruñe.
—Solo disfruta.
—Es raro que la chica sea quien esté atrás.
Sonrió y cierro los ojos.
Esto se siente bien.
Tan bien que por momentos quisiera hacer de este instante algo perenne.
Supongo que el día que me marche estos momentos serán parte de los recuerdos bonitos que me llevaré de mi vida en la Famiglia.
Realmente si miro atrás los únicos recuerdos agradables son con Demon.
Solo espero que en el momento que esté lejos de aquí esos recuerdos me hagan sentir feliz y no todo lo contrario.
Temo de mi salud emocional una vez que me aleje para siempre de él.
Porque después de todo ese fue el único objetivo por el cual me acerqué a él ¿No? Irme lejos de aquí.
Mis ojos recorren los tatuajes de su brazo izquierdo, la mayor parte la ocupa un extraño patrón hecho con una técnica de los Yakuzas, me lo había mencionado anteriormente.
— I just wanna live in this moment forever 'Cause I'm afraid that living couldn't gеt any better —entono sin importarme desentonar.
Noto que sonríe a pesar de que no pueda verle el rostro.
— ¿Qué cantas?
— Una canción, Angel Baby.
— No soy un precisamente un ángel, Joya mía.
— Lo eres, solo que un Ángel caído y esos sin duda son los peores.
Lo escucho reírse y creo que ahora tengo una nueva eufonía favorita: su risa.
Esto se me está yendo de las manos.
Minutos después recuerdo que no vamos solos en este barco y me aparto de él.
A penas nos damos la vuelta nuestras miradas chocan con la de la viuda Caputo.
Y la paz momentánea pasa a un momento volátil.
— Vaya así que eres tú quien se revuelca con Demon —me una repaso con desaprobación sin disimulo alguno.
Dios, teníamos que haber tenido más cuidado. Esto se nos estás yendo de las manos.
— Elizabeth márchate —ordena Demon dejándome perpleja.
— Tranquila mocosa, no te delataré, siempre y cuando me des algo a cambio de mi silencio.
¿Qué puedo tener yo que quiera ella?
— Un par de noches con tu amante —sugiere—. Creo que a Demon no le importará mucho acostarse con otra teniendo en cuenta su historial.
La observo envuelta su vestido ajustado por varios instantes y las ganas de hacerle otro pero con su propia piel me toman por sorpresa.
— ¿Entonces qué? ¿Tenemos un trato? O serán cascadas de sangres las que correrán —su sonrisa es espeluznante y realmente quiero borrársela.
— Elizabeth ve a tu habitación, yo me encargo de esto.
¿Yo me encargo de esto? ¿Cómo? ¿Revolcándose con ella?
Después de todo él es quien más pierde en esta situación en caso de no aceptar.
— En serio Demon, te metiste con la bastarda de los Marchetti, pensé que tenías estándares más altos —juega con la punta de su trenza con una sonrisa burlona en su rostro pero esta no dura mucho porque se la borro de una cachetada que le vira el rostro a tal punto que pensé que le había torcido el cuello.
Sus ojos se abren como platos mientras yo abro y cierro la mano ya que el golpe bastante fuerte.
Mis vista viaja hasta su cara roja con mis dedos marcados y sonrío para mis adentros por el soplamocos que le he dado
—Vuelves insultarme o chantajearme y te emparejo la cara.
Demon me observa estupefacto y la viuda Caputo parece estar a punto de un colapse de histeria.
Les doy la espalda a ambos y tomo la jaula dorada de Rubí quien ya está ahí dentro como si supiera que tenemos que marcharnos de aquí.
Tengo que cambiarle el nombre.
(✧✧)
Rabia.
Mucha rabia.
Es lo que siento corriendo por mis venas incluso después de darme una ducha helada.
Termino de atarme el albornoz bastante cabreada y un poco cansada de ser víctima de las locuras de muchos en este barco.
Alguien toca la puerta de mi habitación y desearía no haberla abierto tan rápido.
— Buenas noches, Elizabeth —saluda Flavio y adentrándose a la habitación sin haberlo invitado.
— ¿Qué quiere?—Ahora no solo estoy enojada también en alerta porque la última vez que estuvimos solos no fue nada agradable.
Qué suerte tiene este hombre para verme en albornoz.
— No estés a la defensiva niña, solo quería disculparme por mi comportamiento de la última vez —Camina hacia la barra y se sirve dos dedos de una bebida ámbar.
¿No se cansa de beber?
— Mi hijo debe tenerte aprecio para haberte dado está habitación a ti —Observa todo con desinterés y terminan por centrar sus ojos de aceitunas en mí— Me sorprende que Demon puede querer a alguien más aparte de sí mismo.
Su tono sugerente me causa escalofríos.
¿Y si la viuda Caputo ya abrió la boca y en estos momentos están torturando a Demon y en unos minutos me asesinaran a mí?
— Lo que más quiere en esta de vida depende de mi seguridad —rebato— No se trata de cariño solo de cumplir con lo que usted le pidió.
Me mira con el ceño fruncido por unos segundos y se termina su bebida de un solo sorbo.
— En poco tiempo seremos marido y mujer Elizabeth, así que es necesario que nos conozcamos y empecemos a tratarnos como tal desde ahora.
— Aún no me caso con usted Flavio y como sabrá no es de mi interés conocerlo —no me alejo a pesar de que comienza a acercarse a mí.
Todos aquí se alimentan del miedo.
— Yo no diría eso teniendo en cuenta quien soy y lo fácil que sería para mí, desaparecerte de la faz de la Tierra —Enreda su dedo índice en un mechón de mi cabello— Yo sé todo sobre tu pasado Elizabeth, tengo todas las respuestas respecto a tu origen.
Sujeto su mano en el momento en que comienza a deslizarla por mi rostro.
— Por qué me importaría conocer el pasado si el futuro pinta ser igual de fúnebre a su lado.
— Porque tal vez así, conoces quien es tu verdadero enemigo y dejas de jugar en el bando equivocado.
Me aparto totalmente de él.
— ¿Y según usted cuál es el bando correcto?
— El de los Leones y no el de los bastardos obviamente —sonríe con malicia mientras mi rostro permanece inexpresivo. — Solo finge ser una buena y perfecta esposa obediente, así tal vez te daré todas las respuestas que necesitas.
— ¿Quiere que me acueste con usted por información? —pregunto con una sonrisa y creo que la rabia que siento se está dejando ver.
— Entre muchas cosas. Puedo darle respuesta a muchas de tus preguntas.
— ¿Y quién dice que quiero respuestas?
— ¿Por qué otro motivo intentarías ganarte la confianza de Demon?
Realmente no había pensado en eso, suficiente con sentir que lo uso para huir de todo esto.
Flavio parece creer que es así y no lo desmiento.
Tengo que tener cuidado con las cosas que digo.
— Demon tuvo un accidente con sus tíos ¿Alguna vez se supo que lo causó?
— No es qué, sino quién —me muestra otras de sus sonrisas sugerentes e interpreto las palabras no dichas.
Obviamente fue él.
Alguien toca la puerta entre abierta me tenso pensando que esta vez sí sea Demon.
— ¿Elizabeth? Soy yo Zinerva.
La seguridad de Flavio se tambalea y yo sonrió para mis adentros.
Abro la puerta y las esmeraldas de la señora Leone me escanean y luego miran su hijastro.
— Disculpa, no quería interrumpir.
— No interrumpe nada, ya Flavio se iba.
— Madre —se inclina y besa su mano—. Elizabeth cenaremos juntos esta noche en la cubierta, lleva un lindo vestido.
Lo veo salir de la habitación y mi vista viaja a quien justamente se dirige también hacia aquí.
— Demon, figlio, justo iba a buscarte, necesito hablar contigo.
El mencionado mira mi albornoz con el ceño fruncido por varios segundos y por consiguiente la mirada que me da no augura nada bueno
Termina alejándose con Flavio.
— Vaya, menuda tensión, hay entre vosotros.
Mi cabeza se gira en dirección a la señora Leone.
— ¿Qué?
Ahora resulta que todos saben que pasa entre nosotros.
— Solo digo que mi nieto parece tenerte aprecio —sonríe complice dejando ver unos adorables hoyuelos
¿En serio esta mujer con un rostro tan dulce fue una asesina serial?
— Flavio te invitó a cenar, creo que sería mejor que comencemos a alistarte —cierra la puerta detrás de ella. — Tú y yo vamos a tener un conversación importante pero primero me prestarás tu celular, tengo un plática pendiente con mi príncipe.
Me quedo de piedra y la observo atónita.
— ¡¿Qué?! ¿O sea cómo...?
Camina por la habitación con su bonito vestido azul demostrando una elegancia envidiable.
— Flavio cree que todos formamos parte de su tablero de ajedrez, tal vez tenga razón, todos somos piezas pero solo dios sabe quién mueve cada pieza a su favor.
— ¿Cómo supo que su hijo estaba vivo?
— Más sabe el diablo por viejo que por diablo —me guiña un ojo— Nunca intentes engañar o manipular a alguien que fue capaz de mentir a su propia familia.
— ¿Es cierto que fue una asesina en serie? —La sigo al closet y veo como comienza a sacar varios vestidos.
Estoy segura en que en el libro de supervivencia una de las normas son nunca le preguntes a un asesino serial si es un asesino serial.
— ¿Tú qué crees? —Me mira por unos instantes.
Parece una muñeca de porcelana.
— Que no.
— Entonces eso significa que he trabajado bien mi imagen, espero lograr lo mismo con la tuya —me da una pequeña sonrisa y comienza a combinar vestidos con joyas y zapatos.
La bola de nieve se está haciendo cada vez más grande, espero no terminar aplastada por ella.
_____
FELIZ AÑO NUEVO!!!!!
ESPERO QUE ESTE 2023 SEA MUY PRÓSPERO PARA TODOS, EN ESPECIAL PARA LOS SOLTEROS, DESEO QUE VIVAMOS NUESTRA PROPIA HISTORIA DE LOVE 🌝grrr
Quiero desearle unos felices 18 a DaniJournal🌝💚
Gracias a chic@s por darle una oportunidad a mi historia y realmente espero que les esté gustando 💞
Quien sabe si el próximo año nos estemos leyendo en otra historia🌝✨
Voz de Youtuber: Si te gustó el capítulo de hoy recuerda hacérmelo saber mediante los comentarios y tu voto... No olvides activar la campanita y suscribirte al canal 😂 ok no.
Ya me terminé mi primer libro del año🌝 y cerré el año anterior con 63 libros leídos 🌝 uwu
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro