
🔸 Capítulo 24🔸
*...Pero nunca estarás sola*
* Estaré contigo desde el atardecer hasta el amanecer*
* Cariño, estoy justo aquí…*
* Voy a abrazarte cuando las cosas vayan mal…*
Dusk till dawn — Zayn ft. Sia
<<Elizabeth>>
Unos pequeños toques en mi espalda me hacen despertarme por segunda vez en la mañana. El peso de Demon ya no está sobre mí así que muevo con facilidad.
Los persistente golpecitos siguen molestándome así que abro los ojos encontrándome con unos enormes orbes azules muy cerca de mí.
— ¡Ay dios! —mi grito de terror debe haberse escuchado por toda la casa.
— Perdón no era mi intención asustarte —se disculpa Angel quién me tiende un plato con tres rosquillas de fresa y una tasa de chocolate.
Va vestido con unos vaqueros gastados y otra camiseta de fútbol pero esta vez el diseño es distinto.
— ¿Qué hora es? —pregunto un poco desorientada.
— Las once, me preocupé cuando no bajaste a desayunar con tu "prometido".
Muerdo la rosquilla.
Estúpido Demon ¿Por qué no me despertó?
Miro por la ventana el cielo despejado. Solo en algunos lugares es donde nieva y ya el clima esta cálido otra vez.
— Gracias por el dulce —hablo con la boca llena.
— Ves, yo si sería un novio atento —mueve sus cejas de manera sugerente lo que se me hace gracioso.
— ¿Algún día dejarás de tirarme los tejos? —sonrío.
— La esperanza es lo último que se pierda preciosa —hace un guiño.
— Menudo galán estás hecho, todo un rompe corazones.
De pronto la puerta de la habitación se abre robándose nuestra atención.
— ¿Tú qué haces aquí? —cuestiona Demon y por su tono de voz al parecer está cabreado.
Mi corazón se agita sobremanera al verlo.
Su belleza es demasiado sobrenatural para simples mortales como yo
Un momento… en que tonterías pienso… Es Demon… Mi llave a la libertad si Franco Leone II no cumple su promesa.
— Solo me trajo el desayuno ya que alguien no pudo despertarme a tiempo — contesto y me termino el chocolate.
Demon mira a Angel como si fuera un chicle en su zapato y este le devuelve la misma mirada.
Que mala vibra da estar entre estos dos.
— Vístete tenemos que irnos —ordena; ya sabemos que mandar es algo natural en él.
— ¿Irnos? —mi ceño se frunce.
— ¿Ya se van? —cuestiona Angel mirándome con tristeza— ¿Por qué?
— No es tu problema niño —expresa Demon— Ahora ve a jugar videojuegos o lo que sea que hagan los niños de tu edad.
— Ya te dije que no soy un niño —le reprocha Angel rodando los ojos.
— Yi ti diji qui ni soi in niño —Demon hace una mala imitación de su voz lo que me hace cuestionarme su nivel de madurez.
Angel lo ignora y se centra en mí.
— Elizabeth espero que nos veamos pronto y para ese entonces estés ¡Soltera! —deja un beso rápido en mi mejilla y sale corriendo.
Demon mira la puerta con estupefacción y luego a mí.
— ¿Ese mocoso te acaba de besar en mis narices? —cuestiona estupefacto.
— Fue en la mejilla no exageres —salgo de la cama y no me pasa de ser percibida el recorrido que hace su mirada por mi cuerpo.
— Por ahí se empieza.
— ¿Experiencia propia?
— Puede —responde y se centra en empacar sus cosas.
Está vez soy yo quien rueda los ojos.
Siempre ha sido un idiota mujeriego y al parecer quiere que yo también le ruegue por sus favores.
¿Qui quieris di mi ilizabith?
Patearte el trasero por estúpido.
No hago más preguntas y voy directo a la ducha.
¥
— Y bien ¿A dónde iremos? —cuestiono mirando por la ventanilla el bosque al otro lado de la carretera.
Aún tengo grabada la expresión del Sr D'angelo y de Angel durante nuestra despedida, ambos se veían tristes.
— Lejos —responde sin dejar de mirar su teléfono.
— Que respuesta tan precisa —abrazo más la jaula de Rubí quien volvió está mañana.
Siempre vuelve.
No sé a qué estamos esperando pero llevamos veinte minutos estacionados a unos cien metros de la Villa D'angelo.
Pasan otros diez minutos cuando una moto se detiene frente a nosotros y de ella baja un chico de piel cremosa, cabello rojo y unos bonitos ojos miel que me miran con diversión.
Es lindo.
Bajamos del coche y él y Demon se saludan con un abrazo y unas palmadas en la espalda.
Muy italiano todo.
— Elizabeth él es Donato, Donato ella es Elizabeth —nos presenta Demon y el chico se encarga de dejar dos besos en mis mejillas.
— Sí que es guapa tu chica —expresa sonriente.
— No soy su chica —aclaro.
— Lo es —responde Demon dejándome desencajada.
¿Y ahora que le picó?
— ¿Tienes lo que te pedí? —Cuestiona y Donato le entrega su mochila y las llaves de la moto—. Elizabeth toma lo que consideres necesario de tu equipaje —ordena.
— Lo necesario lo tengo aquí —señalo mi pequeña mochila donde escondo el teléfono.
Demon abre su enorme mochila y me pide que le entregue la mía. Dudo un momento pero termino por dársela. Donato nos entrega los cascos de protección y me quedo mirándolos un momento.
— Espera... ¿Vamos a subir a esa cosa? — cuestiono y señalo a la moto como si fuera un vehículo extraño.
— Esa cosa es una moto Elizabeth y sí vas a subirte en ella —responde el Underboss.
— ¿Pero y Rubí? —No planeo abandonarla.
— ¿No puedes olvidarte de la cosa parlante?
— ¡No! —expreso y me contengo para no pegarle.
¿Planea que abandone mi mascota?
Me mira con cara de mala leche mientras se sube a su nuevo juguete.
— Donato encárgate de mantener con vida el pajarraco que hay en la jaula hasta que nos volvamos a ver —pide, no ordena algo raro en él.
— No sé cuidar de un ave —expresa el mencionado con cara de susto.
— Google te ayudará —menciona Demon y me hace señas para que suba a la moto.
— ¡No puedo dejarlo! —exclamo y la preocupación me carcome.
— ¡Elizabeth sube a la moto ahora! —me ordena y parece apurado.
Donato me mira y por su gesto entiendo que cuidará bien de Rubí.
— Ponte el casco de seguridad —pide Demon y el mismo se encarga de ello.
Donato me ayuda a subir al vehículo algo incómodo y me tiende la mochila de Demon la cual tendré que llevar yo.
Nada más acomodarme a su espalda bajo la visera del casco.
— Agárrate bien a mí —ordena otra vez y rodeo su abdomen con mis brazos.
Qué bien se siente.
— Buen viaje chicos —nos desea el pelirrojo y aprovecho que Demon aún no pone esto en marcha para darle un golpe en la costilla.
— Imbécil, a mí no das más órdenes —susurro solo para él y lo único que logro es hacerlo reír
— Eso ya lo veremos — agrega y antes de poderle dar una respuesta contundente me encuentro aferrada a su cuerpo mientras nos movemos a toda velocidad teniendo una preciosas vistas de las costas sicilianas...
Es increíble la euforia que me embarga.
Tengo que aguantar las ganas de sacarme el casco de protección para sentir el aire golpear mi rostro pero me conformo con disfrutar del recorrido.
Quisiera mentirles pero esto se siente tan irreal como maravilloso y lleno de adrenalina.
Por un momento me siento libre...
¥
No sé cuánto tiempo ha pasado ni tampoco que distancia hemos recorrido solo sé que estamos a punto de entrar a la zona urbana; sin embargo noto como todo el cuerpo de Demon se tensa y comienzo a preocuparme.
Algo va mal…
No transcurren ni dos segundos cuando visualizo una hilera de camionetas negras delante de nosotros cortando nuestro paso.
Poco a poco Demon va bajando la velocidad hasta detenernos
He visto camionetas similares antes…
Bajamos de la moto y ambos nos quitamos el casco. Mi mirada se posa en Demon buscando alguna explicación pero el parece querer mirar a cualquier cosa menos a mí.
— ¿Qué ocu...? —no termino la pregunta cuando un pañuelo se posa en mi boca obligándome a respirar alguna sustancia extraña, intento apartarlo pero solo logro que lo presionen más.
Mis ojos comienzan a pesar.
Miro a Demon en busca de ayuda pero el sigue evitando mirarme y lo último que veo es alguien que ya conozco bajar de las camionetas: Flavio Leone, el capo y… mi futuro esposo.
Poco a poco voy me va invadiendo un sueño profundo mientras caigo en cuenta de que pasa... Demon me ha entregado a ellos...
Él también me ha dejado sola...
¥
Durante mi inconsciencia solo sentí como un par de brazos me llevaban de un lado a otro, lo poco que recuerdo es haber visto el mar en algún momento antes de volver a caer en un pesado sueño.
Despierto algo desorientada en una habitación bastante lujosa pero sin ventanas.
El colchón es muy suave y frente a mí se encuentran unos muebles de color blanco. Las paredes son grises y noto una puerta entreabierta y otras dos juntas además de la principal.
Hay un olor ambientador de uva y el aire acondicionado es frío sin embargo me siento calentita bajo el edredón gris.
¿Dónde estoy?
Todo brilla y parece caro.
Me pongo de pie sintiendo la suavidad de la enorme alfombra esponjosa que se extiende por gran parte del suelo y camino hacia una de las puertas la cual no tardo en abrir.
Esto no es una casa.
Es lo primero que noto al caminar desorientada y con el cuerpo entumecido por el largo pasillo que se extiende ante mí alumbrado por bonitas lámparas.
¿Estoy en un hotel?
Miro al suelo y/o estoy muy mareada o este se mueve ligeramente.
Raro.
Un olor familiar predomina en el aire pero no logro adivinar que es.
Al girar hacia la izquierda choco con alguien y no resulta ser otra persona que... ¿Kendall?
La amante de Flavio.
— Pero si la princesa está despierta —su tono es evidentemente sarcástico.
La misma me mira con desprecio y una sonrisa aterradora ilumina su rostro.
— ¿Dónde estamos? —cuestiono, todavía desorientada.
No me percato del golpe hasta que siento mi mejilla arder.
Me acaba de dar una cachetada.
— ¿Por qué me pegas? —suelto una estúpida pregunta.
No responde sino vuelve a golpearme pero esta vez más fuerte y aunque intento defenderme mi cuerpo sigue sedado y todo me da vueltas.
Tira de mi cabello y un bajo jadeo se me escapa mientras sus manos presionan mi cuello.
¿Qué está pasando?
Tengo la vista nublada, siento que me asfixian y mi cerebro no envía ninguna información al resto de mi cuerpo.
— Escucha bien, no eres más que otra puta de Flavio y no dejaré que me quites lo que es mío —asegura y fortalece su agarre.
¿No tendría que ser yo quien dijera eso?
El aire comienza a faltarme y muerdo mi lengua en un intento por respirar.
Todo me da vueltas pero al parecer el sedante está abandonando mi cuerpo por fin porque comienzo a luchar por quitármela de encima.
— ¡Sino es ahora será pronto pero morirás al igual que sus anteriores zorras, Elizabeth!—vocifera mientras sus manos lastiman mi cuello— Así que solo déjame hacerte más fácil el proceso.
Me levanto un poco del suelo y le doy un cabezazo que me aturde más a mí pero logro quitar su agarre de mi cuello sin embargo no me la quito de encima.
De pronto algo en mi cobra vida con una corriente extraña de ira.
— Escúchame bien —articulo con dificultad llevando una mano a mi cabeza— No voy a dejar que me maten y menos por Flavio Leone —Logro enfocarla pero no muy bien—. No soy tan débil como parezco, tengo varios muertos en el armario.
— ¡Solo eres un mocosa con un coño apretado nada importante en la Famiglia! —Intenta sujetar mis manos mientras trato de quitármela de encima.
— Sabes algo Kendall —respiro con dificultad y mi vista sigue nublada— Mi chófer Patricio dijo justo eso instantes antes de intentar abusar de mí y sabe que pasó: ¡Lo maté!
Finjo perder las fuerzas y afloja su agarre en mi cuerpo, oportunidad que aprovecho para quitármela de encima de un empujón.
— Lo maté y luego dije que nos traicionó —Logro apartarla y ponerme de pie—. Ahora su cuerpo se encuentra abandono en el bosque cercano a la casa Marchetti.
Intenta tirarme otra vez al suelo pero la empujo chocando su espalda contra la pared, aunque esto parece no afectarle.
— Y lo mejor del caso es que después ni me acordaba —sigo hablando— Recordé algo luego de matar a Francesco, uno de los hombres de Flavio.
— ¿Tú mataste a Francesco?—cuestiona y su ira va dejando paso al temor.
— Con un palillo de mi peinado —me río de una manera extraña.
Intenta pegarme pero logro patearla en el estómago.
¡Hija de perra!
Corro, porque justo ahora no me encuentro en condiciones para enfrentarla, pero esto no se va a quedar así.
— ¡Tus días en este barco será un infierno Elizabeth! —Suelta en un quejido—. Será mejor que empieces a aceptarlo.
¿Infierno? Desde que nací vivo entre las llamas y alguien tan insignificante como ella no hará la diferencia.
Logro subir unas escaleras y de pronto el olor conocido me golpea más fuerte y comprendo las palabras de Kendall... Estoy en un barco.
Miro a todos lados y solo veo agua y más agua, corro desesperada por toda la popa hasta que me impacto contra el cuerpo de alguien.
— ¿Por qué corres? — cuestiona una voz conocida.
Levanto mi mirada y ahí está Demon, extrañamente me siento mejor.
El aire aún me falta y correr no ayudó mucho tanto que me encuentro boqueando como un pez fuera del agua.
— Respira, Elizabeth —me pide y noto la preocupación en su voz.
Por si fuera poco comienzo a toser y por momentos creo que voy a morir.
Estás sola
Solo eres una mascota
Eres tan insignificante
No vales nada
Estás mejor muerta
— Inhala despacio, y exhala.
— ¡Yo maté a Patricio! —suelto sin meditar mirándome las manos.
Lo repito varias veces hasta calmarme y entonces me percato de algo, mis mejillas están húmedas y me encuentro aferrada a Demon como si la vida se me fuera en ello... Tuve otro ataque de pánico.
— ¿Qué ocurrió? —pregunta ya cuando estoy más calmada.
Ahora lo que me preocupa es si imaginé todo o fue verdad. Y peor aún, acabo de aceptar que maté a Patricio.
Mis ojos se encuentran con los suyos y lejos de ver algún reproche en ellos solo veo preocupación.
Preocupación por mí.
¿No estoy sola verdad?
Demon está aquí… conmigo… Tal vez me entregó… Pero no me abandona…
— ¿Que le dio origen? —pregunta y detallo su rostro, tiene el labio inferior partido y soltando sangre.
¿Acaso le pegué durante el ataque de pánico?
— ¿Qué te pasó en el labio?
— Padre anda de mal humor —Contesta restándole importancia—. Ahora dime por qué tuviste un ataque de pánico.
— Solo desperté asustada y desorientada tal vez fue eso —miento sin embargo dudo que se lo crea— ¿Por qué Flavio te pegó? —decido cambiar de tema, temo a como reaccione si le digo la verdad pues Kendall no es de su agrado.
— Ha intentado matarme, que me dé un puñetazo no es nada —suelta en un fingido tono de burla.
— ¿Te defendiste?
— Es Padre, Elizabeth, le debo respeto —Menciona y lo miro como si estuviera loco—. Vayamos a tu habitación lo mejor será que descanses.
— Será mejor que te cure ese golpe —sugiero y ahora soy yo la preocupada.
Me da una sonrisa a medias que se borra rápido con un gesto de dolor.
Presiento que nada bueno nos espera en esta embarcación.
¥
— ¿Todo bien? —cuestiono luego de guardar los artículos del botiquín, Demon está sentado en la cama y parece perdido en sus pensamientos.
Asiente sin embargo sus ojos parecen decir lo contrario.
— Tuviste suerte de que no se abriera el labio sino hubiéramos tenido que coserlo —agrego.
Me mira por unos instantes que parecen eternos y cuando estoy a punto de preguntarle qué le pasa abraza mi cuerpo apoyando su cabeza en mi vientre, dejándome estática.
Estas acciones no me gustan, me confunden.
A quien le miento… me encanta que me abrace…
No dice nada solo se mantiene en la misma posición por un tiempo que parece irrelevante mientras mis manos se mueven hacia su cabello y aunque me muero por preguntar qué pasó termino guardando silencio.
Los latidos de mi corazón se aceleran y creo que mi cerebro está liberando oxitocina y dopamina debido a Demon.
_______
Curiosidades:
- La dopamina es la conocida hormona del amor♥️.
- La oxitocina👩❤️💋👨, es otra hormona también y en los humanos puede ser liberada con un simple abrazo, con una caricia o un beso e incluso con una mirada de un ser querido.
Hola 🌙 estoy de vuelta😏 Buen@s días/tarde/noche como les va😏🤣
En multimedia un dibujo de mis bebés Elizabeth y Demon hecho por Adri_Mars 😏 Gracias mapache sexy 🦝 del Alien al q llamo mejor amiga🌚
Me piro Vampiro, hasta un próximo día, x cierto si ven doramas vayan a ver Business proposal 🌚 ta preciosa... Besos en el siemprezucio 🌚 l@s quieroooooo y gracias por leerme 🥺.
Deseo que Ysik te reencuentres con el enfermero hot 🔥 pero en una situación mejor y Dani xq favor entrale al coreano que vende Sushi 🌚
🌙🌙🌙🌙🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro