El inicio del fin
—Y aquí me tienes, cuidando a una niña que no es nada mío— se quejó Álvaro con Mateo, su hijo
—Tú puedes, lo hiciste una vez, lo harás de nuevo— Contestó él acostando a la niña en la cama
—¡Oh no! Eso sí que no, en cuanto pueda su madre volverá por ella— se acercó y la vio, realmente no tenía nada contra la niña pero no podía imaginarse criandola como lo hizo con Mateo
—Mientras tanto, no te amargues la existencia— Mateo se sentó junto a ella y lo miró —¿Así estabas cuando yo nací?— Preguntó
—No recuerdo, pero creo que no— La pregunta hizo a Álvaro recordar aquella época, descubriendo que de verdad lo había olvidado
—Vaya, tengo suerte de que no me hayas olvidado en el super— Dijo con sarcasmo sonriendo
—Considerate afortunado niño— le sonrió y acarició su cabello
Habían pasado dos semanas y Patricio, Valeria, David y Jhonatan iban a ver a un gobernador que había pedido hablar con Patricio, al llegar, Patricio, Valeria y Jhonatan entraron.
—¿Y bien? Ve al grano que no tengo tu tiempo— Dijo Patricio en cuanto se sentó
—El presidente de una de las colonias rebeldes quiere hacer tratos contigo—Respondió el hombre
—Ya se estaban tardando, ¿Es la Doce?—Preguntó, y cuando el hombre asintió, Valeria y Jhonatan se miraron cómplices, por fin había llegado la oportunidad que estaban esperado.
—¿Pero por qué tenemos que esperar tan lejos?—Se quejó Santiago, tumbado boca arriba en el piso de su cuarto
—Si acaso escucharemos el disparo— Repuso Oliver apoyándolo, sentado sobre la cama de su hermano
—¿Qué le tienes que preguntar como para que no podamos escuchar?— Cuestionó David sentado en el piso, a su lado Erick asintió, dándole razón
—¡Por favor!, Les aseguro que lo sabrán, pero será como y cuando yo lo decida— Puntualizó Valeria decidida —Y ya— Finalizó
—No pues ya ni se diga de nosotros, ¿Verdad?— Afirmó Javier de pie junto a la puerta, más para él que para los demás
—Ahí si te equivocas— Corrigió Valeria y se acercó a él hasta colocar su mano en el hombro de Javier —A tí te necesito ahí conmigo, porque sé que tú no les dirás nada de lo que pase, ¿Verdad?— La última palabra parecía más una amenaza que una pregunta
—¡Ja! Tal vez, pero no vengas a intentar darme miedo porque yo...—Se golpeó el pecho con el puño —Soy muy Valiente—
—Justo por eso— Finalizó Valeria con una sonrisa.
Iban Patricio y Valeria en un coche, Oliver, Santiago, Erick, David, Jerry y Javier en otros seis autos detrás de ellos, se adentraron en la parte más olvidada de la ciudad, de repente, en una calle aparecieron cinco coches detrás de ellos, Jerry fue el primero en darse cuenta.
—¡Valeria, nos atacan!—Avisó un poco alterado cuando comenzó la lluvia de disparos
—¡¿Pero quién demonios...?!—Preguntó Valeria cuando dos balas pasaron entre ella y Patricio rompiendo el parabrisas
—Debe ser mi padre, siempre está intentando matarme— Intervino Patricio con calma
—¿Y apenas se te ocurre decírmelo, pedazo de idiota?— Dijo molesta Valeria, Patricio la miró extrañado, ella nunca le había hablado así
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