Trabajo
Álvaro salió hacia su trabajo después de desayunar, dejó a Valeria lavando los trastes.
Al llegar se cambió y continuó con su trabajo donde lo había dejado la última vez.
—¿Y cómo está la chica?— pregunto Estefanía, su amiga
Álvaro la miró y se dió cuenta de que no tenía uniforme, era su día libre
—Se adapta bastante bien—
—Debe ser incómodo estar los dos solos— Se sentó frente a él y cruzó las piernas
—No, de hecho nos entendemos bastante bien— Dijo él volviendo a trabajar
—Si de verdad tenía dinero, debe estar viéndoselas negras ahora que vive en la miseria—
—Hey, tampoco exageres, tal vez si tiene algunas limitaciones que antes no tenía pero no se ha quejado—
—Debería ser estúpida para hacerlo, no quiere volver a la calle, por eso se está aguantando ahí contigo—
—Bueno, ¿Cuál es tu problema?— Salió de debajo del auto y la miró
—Si quieres dinero ya sabes lo que hay que hacer—
—Las carreras esas son ilegales— volvió a lo suyo
—Como quieras, pero si te ves en problemas no dudes en ir, por cierto, si quieres puedo pasar a verla— Se levantó para irse
—No lo creo, es un poco especial, lo mejor será que no vayas si no estoy yo, además la puerta está cerrada con llave, no te va a poder abrir—
—¿La dejas encerrada?, ¿Te asusta que te abandone?— rió burlonamente, Álvaro suspiró
—Eso no tiene nada que ver—
Finalmente ella se fue.
Álvaro salió tres horas más tarde, ya que su jefe lo hizo reponer horas.
Llegó a su casa muy cansado, llegó y se sentó en el sillón, después de unos minutos recordó que Valeria vivía con él, se levantó y la buscó, no estaba en la cocina ni en la habitación, cuando comenzaba a asustarse se dió cuenta de que se estaba bañando así que se tranquilizó y volvió a sentarse, cerró los ojos y sin darse cuenta se quedó dormido.
Despertó con olor a comida, se levantó y como zombi caminó hacia la cocina, se encontró a Valeria frente a la estufa
—No vayas a quemar mi casa— Le dijo con burla
—Hoy no— respondió ella y puso un plato frente a la mesa —Ya que despertaste, vamos a cenar—
Álvaro se sorprendió al ver lo que había en la mesa
—¿Cómo es que puedes hacer esto y romper un huevo te llevó diez minutos?— Preguntó y se sentó
—Pues, encontré un libro de cocina en la habitación, así que, quise sorprenderte— se sentó frente a él
—Y claro que me sorprendiste— Tomó un poco y se preparó para comer, Valeria lo miraba atenta, finalmente lo metió en su boca, el sabor no era muy agradable, pero se le hizo cruel dejárselo saber.
—¿Qué tal sabe?— preguntó Valeria y por primera vez sonrió
—Sabe bien— Dijo Álvaro y siguió comiendo.
Valeria comenzó a comer pero inmediatamente lo sacó de su boca
—¿Bien? Esto no sabe para nada bien, ¿Cómo puedes estar comiendo tan tranquilo? Deja eso, no quiero envenenarte— Se levantó y le quitó el plato a Álvaro que comenzó a reír
—A nadie le sale bien a la primera, solo sigue practicando—
Se levantó y comenzó a preparar algo más
—Eso espero, por tu bien y por el mío, porque mi madre jamás lo logró— Se dejó caer en la silla
Cenaron lo que había preparado Álvaro y se fueron a dormir
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