Valeria estaba buscando ropa mientras Álvaro la esperaba sentado en el área de los zapatos.

—¡Álvaro!, ¿Qué haces aquí?— Se acercaron tres amigos, y se sentaron a su lado.

—Pues, vine a comprar unas cosas, ¿Y ustedes?— Comenzó a ponerse nervioso, no quería que pensaran mal de Valeria por estar viviendo con él

—Pues, damos una vuelta, oye, ya me enteré de que ya estás viviendo con alguien, cuenta, ¿La embarazaste?—Preguntó uno de ellos, y Álvaro maldijo por lo bajo, Valeria ya no tardaba en volver

—Nada de eso—

Valeria se acercó con unas prendas en la mano —Estoy lista— le dijo.

Los tres se levantaron

—Mírala, está guapa, y se ve que es de baro, préstame unos cuantos melones ¿No?—Dijo uno mirándola de arriba a abajo y riendo

—¿Disculpa?—Valeria había entendido poco menos de la mitad de todo lo que había dicho

—Hasta habla como niña rica— dos de ellos rieron

—¿Estás panzona o por qué estás con éste?— se acercó y pasó su brazo por los hombros de Valeria, ella perdió el color, Álvaro rápidamente la jaló hacia él para evitar una tragedia.

—Y ya hasta la cela, no seas envidioso, comparte—

Valeria y Álvaro se dieron la vuelta y caminaron, pero al llegar a un pasillo uno de los tipos los alcanzó y la tomó por la cintura.
Valeria se giró, puso su mano en el cuello del sujeto y lo empujó hacia la pared.

—Escúchame bien imbécil, si me vuelves a tocar te mueres— Escupió molesta.
Álvaro también se asustó pero prefirió arriesgarse y la tomó por el brazo, ella volteó lista para liberarse pero al encontrarse con él se detuvo, soltó al hombre y se alejó dejándolo pálido.

Fueron a pagar y volvieron a su casa

—¿Por qué no te gusta que te toquen?—Preguntó Álvaro dejando las bolsas sobre la cama.

—Me hicieron daño— Respondió tratando de evitar el tema, Álvaro lo notó y lo dejó de lado

—Está bien—Se dejó caer sobre la cama, realmente estaba cansado

—Gracias, sé que no tienes mucho dinero— Valeria sacó la ropa y cortó las etiquetas.

—Ya lo repondré con horas extra— Cerró los ojos

—¿En qué trabajas?—Guardó la ropa en el ropero

—En un taller mecánico—

Sintió que se dormiría así que preparó el lugar para dormir en el piso

—No va a ser necesario, puedes dormir en la cama—Le dijo Valeria tirando la basura

—¿Segura?—Álvaro dudaba de lo que le decía, no quería amanecer muerto

—Si, el hecho de que me toques no me molesta tanto, creo que podríamos dormir cómodamente, además, es tu cama—

Finalmente se acomodaron y Álvaro cayó rendido inmediatamente, Valeria estaba incómoda, no podía dormir pero al menos él si, comprendía que su trabajo era difícil y no podía hacerlo dormir en el suelo todas las noches.

Lo observó dormir, tenía pestañas largas, era muy diferente a Jerry, pero, Valeria se sentía de una manera muy parecida y recordó una de las tantas enseñanzas que le había dejado Jerry  “Si dices no puedo, tú misma te estás restringiendo en lo que puedes y  podrás hacer, no te limites”

Sonrió y dejó una caricia en la mejilla de Álvaro, al hacerlo, sintió algo removerse en su estómago.