¡Alto!
—¡Espera, espera, no!— Dijo Valeria deteniendo a Álvaro, él cerró los ojos y se dejó caer en la cama a un lado de ella.
—Lo siento— dijo ella mirándolo
—Está bien— respondió él sin siquiera moverse.
—No, no está bien, yo no estoy bien, ¿Por qué estás conmigo? Solo soy un montón de problemas— Se lamentó mirando al techo.
—No, hey, no— Álvaro por fin se movió y la miró, con su mano la obligó a mirarlo.
—Lo siento, no debí presionarte de esa manera, no te culpes— Le dijo intentando mostrarle su apoyo —Yo no estoy contigo solo por esto, si así fuera ya te habría alejado hace tiempo, pero no, yo te voy a esperar el tiempo que sea necesario, y es mi decisión, ¿Entiendes?—
Valeria lo miraba con dolor, no quería arrastrarlo a su oscuridad.
—Perdón— susurró.
Él negó con la cabeza y la abrazó.
Al día siguiente, cuando Álvaro despertó vio a Valeria dormida a su lado.
—¿Qué es lo que no me has dicho?— susurró
—Sabía que lo preguntarías— respondió ella y abrió los ojos.
—No tienes que responder si no quieres— Álvaro comenzaba a sentir un leve dolor en la cabeza, por el alcohol que había tomado el día anterior.
—Es que tú te mereces saber con quién estás— dijo ella sentándose —Y si eliges alejarte lo entenderé— acomodó un poco su cabello y lo miró
—¿Alejarme de ti? Es más fácil que tú te alejes de mi— le sonrió y se sentó a su lado
—Es que... No soy quien tú crees—
Valeria terminó de hablar con un nudo en la garganta y mirando al piso, no podía ver a Álvaro a la cara. De repente sintió una mano acariciar su espalda.
—Calma, ya pasó, ahora todo está bien— se acercó y la abrazó —No me voy a alejar de ti, todos tenemos un pasado, has cambiado, lo superaste y eso es digno de admirar, ya no golpeas a todo el que te toca— habló despacio sin soltarla, solo tratando de hacerle ver que lo que había sucedido ya era parte del pasado.
—Hola, buenas tardes— saludó Valeria extendiendo su mano hacia el joven que estaba frente a ella
—Buenas tardes— respondió apretando su mano —vienes por la casa, ¿Verdad?— preguntó con una sonrisa —Por cierto, soy Luis—
—Un placer Luis, si, vengo por el anuncio de la casa— respondió ella
—Bien, ven por aquí, es esta, tiene bastante espacio, y la verdad, como ya viste, el precio no está nada mal— dijo él y le mostrò toda la casa
—¿Y bien?— preguntó finalmente sobre la mesa de la cocina
—La compro— respondió ella
Pasó un tiempo más, todo seguía su curso, pero el primer secreto ya había aparecido: Álvaro no estaba al tanto de que Valeria había comprado una casa.
Una noche, Álvaro fue invitado a una fiesta
—¿Vamos?— preguntó, Valeria estaba sobre la mesa del comedor revisando unas tareas.
—No creo, todavía no termino, pero ve tú, si vas a tomar me llamas para ir por ti— contestó y Álvaro se acercó para abrazarla por la espalda.
—Bien, pero puedo venir caminando, es aquí cerca— dejó un beso en su mejilla y ella sonrió.
—¿Podrás caminar?— preguntó fingiendo sorpresa
—Tampoco pienso tomar demasiado, mañana tengo que trabajar, además no quiero dejarte sola mucho tiempo, supongo que esos tiempos ya pasaron para mí— dijo y Valeria tomó su mano.
—Tienes 23, ¿Cómo crees? Anda, no te preocupes por mi, si quieres puedes llegar a gatas en la madrugada— se burló —No quiero ser un ancla para ti, ¿Si?— puso su mano en la mejilla de Álvaro y le sonrió, él la sujetó y depositó un beso en ella.
—De acuerdo, me voy, volveré temprano— dijo y tomó su chaqueta
—¿Enserio?— preguntó Valeria
—Si, como las dos o las tres de la mañana— respondió y después de un guiño salió de ahí.
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