Desde los seis años los trillizos practicaban artes marciales, así que eran ágiles y tenían buena condición física, y así fueron creciendo.
Un día Genaro comenzó a cambiar, llegaba siempre de buenas, siempre riendo y alegre, sin embargo Valeria fue la única que lo notó, principalmente durante las comidas, momentos en los que, sin falta estaban todos reunidos pero junto con su cambio Genaro comenzó a faltar a esas reuniones, no obstante, las peleas con Valeria se incrementaron, aunque no eran exactamente peleas, más bien, Valeria lo atacaba hasta que se molestaba tanto que terminaba por irse ante los ojos sorprendidos de sus hermanos y los preocupados de su madre, además de una mirada indescriptible por parte de Genaro.
Finalmente un día Valeria se cansó y en una ocasión que se encontraron solos en la biblioteca se dió un enfrentamiento muy distinto a los demás.
Genaro se encontraba observando a través de la ventana que daba hacia la calle al fondo de la biblioteca, de espaldas a la puerta, Valeria se detuvo en ella, recargó su hombro izquierdo en el marco de la puerta, cruzó los brazos y pasó la pierna izquierda por enfrente de la derecha.

Valeria:Déjala
Genaro:¿Qué?
Valeria: ¿Me crees estúpida?
Genaro: De verdad no sé de qué hablas

Valeria dió dos pasos al frente y de un fuerte golpe cerró la puerta, Genaro dió un paso hacia atrás pero se encontró con la pared

Valeria:¡Deja de hacerte el idiota, sabes perfectamente de lo que hablo!
Genaro:¿Celosa?

Valeria dió tres pasos más al frente, acción que hizo a Genaro ponerse a la defensiva, pero ya no avanzó más, se detuvo exactamente a 5 pasos de él, resulta increíble que una joven de 17 años cause esa reacción en un hombre que no acepta temerle a nada.

Valeria: (con una pequeña sonrisa, entre burlesca y malvada)¿Asustado?
Genaro:(relajó su postura)¿Debo tomar eso como un si?
Valeria: Sabes bien que no es así, pero no vine a conversar contigo ¡quiero que la dejes!
Genaro: Y tú sabes que no lo haré
Valeria: No te lo estoy pidiendo, ¡es una orden!
Genaro:¿Y tú desde cuándo me das órdenes?
Valeria: Desde que cometes más estupideces de las acostumbradas
Genaro:¿Te sientes muy gallita no?

Dio dos pasos al frente tratando de intimidarla, pero por el contrario, ella dió un paso al frente y lo miró directamente a los ojos, finalmente Genaro desistió y miró hacia otro lado.

Genaro: Pues no lo haré
Valeria: Sabes que no la necesitas
Genaro: Tranquila, te prometo que no me olvidaré de ti

Trató de colocar su mano derecha en la mejilla izquierda de Valeria, pero ésta de un rápido movimiento la tomó con su mano derecha y acto seguido la apartó

Valeria: No me toques
Genaro:¿Enserio?, a mí me pareció que anoche te encantó
Valeria:¡ERES UN MALDITO ESTÚPIDO!

Lanzó un fuerte puñetazo que asestó justamente en la boca del estómago, llevando a Genaro directamente al piso, mientras éste se dolía en el suelo Valeria se dirigió a la puerta, al llegar a ella se detuvo.

Valeria: Te recuerdo que en todas las comidas me siento a la misma mesa que mi madre, no pienso guardar este secreto por mucho tiempo más, así que si no haces algo pronto lo haré yo, y no te va a gustar.

Y tranquilamente abandonó el lugar dirigiéndose a su habitación de la que casi no acostumbraba salir.
Más tarde llegaron sus hermanos y su madre, pero no se enteraron de lo que sucedió o estaba sucediendo entre Genaro y Valeria