-me impresiona que vengas por el trabajo- le dijo la señora Chasco, una mujer de ya de cincuenta años, a Xavier Aguirre -¿tienes experiencias en la cocina o en el mostrador?

-la verdad es que muy poca, pero aprendo rapido o si quiere puede ponerme en el servicio de limpieza- le dijo Xavier a la mujer

-revisare tu currículum Aguirre- le respondió la señora Chasco -solo te voy a pedir un favor. Si te contrato, quiero que me prometas que no vas a pasarte con el alcohol, entendido

-entendido- le dijo Xavier y después, la señora Chasco le dedicó una sonrisa y Xavier se retiró de su oficina

el interior de la Euskal lorea era amplio con varias mesas donde había una barra donde se vendía las bebidas alcohólicas mientras que en otra barra se tomaba la orden de comidas y una ventana daba hacia la cocina y cuando Xavier paso por allí no evito oler los alimentos que se estaban calentando y a pesar de que quiso quedarse un momento sabía que tenía cosas por hacer

cuando salió del restaurante, se topó con Ángel Aramburu y cuando lo vio, sintió un poco de pena por como lo trato el día que lo visitó junto con Victoria así que trato de pasar por desapercibido, aunque eso no le funcionó 

-¿todo bien?- le preguntó Ángel cuando este se le acercó a Xavier

-todo bien. No te preocupes- le dijo Xavier mostrándose un poco tímido

-si piensas que estoy enojado por lo que paso no te preocupes- le dijo Ángel -con quien debes de tener cuidado es con Victoria- le respondió y ambos rieron para empezar a caminar los dos 

-porque eres así- le cuestiono Xavier -desde que recuerdo siempre has perdonado las cosas incluso las más ofensivas

-no soy de los que guardan mucho rencor- le dijo Ángel -¿y qué hacías en la Euskal lorea?- le pregunto a Xavier

-fui a entregar la papelería para ver si me podían dar trabajo- le dijo Xavier -me despidieron de donde trabajaba y la muerte de Juan me dejó pausado

-¿te dieron el trabajo?- le volvió a preguntar Ángel a Xavier

-aún no. Espero que me lo den- le dijo Xavier mientras sonreía levemente

-igual eso espero, pero vas a tener que ir con un especialista para tratar tu problema con el alcoholismo, si sabes eso verdad- le cuestiono Ángel con cierto temor de que Xavier se enojara

-¿crees que me acepten en alcohólicos anónimos?

-claro que si. Creo que hoy tienen reunión a las siete y media de la noche- le respondió Ángel

Xavier agradeció el apoyo de Ángel y después de que ambos se dieran un abrazo fraternal, ambos amigos se retiraron y Xavier se dirigió a su casa

cuando dieron las siete de la noche, Xavier se encontraba dirigiéndose a la iglesia de san Ignacio de Loyola, cuando llegó, entró por la entrada que iba a las oficinas y allí le preguntó al señor donde se reunía el grupo de Alcohólicos Anónimos, el señor, le dijo que se reunía en un salón que estaba a un lado de una capilla que estaba dedicada a la Virgen del Pilar

Xavier agradeció y cuando llego, vio a pocas personas que ya estaban sentadas y solo una estaba de pie y hablando con los presentes

-buenas noches- les saludo Xavier a los allí presentes y pudo identificar a la persona que hablaba con los demás

-buenas noches- le saludo Fernanda Pereira luego de que los presentes le devolvieron el saludo a Xavier e invitaba a este a sentarse

Fernanda Pereira era la esposa de Joakim Zaldívar, se trataba de una mujer portuguesa de pelo lacio y tez clara, en ese momento, tenía puesto una blusa azul celeste mientras que su pantalón era oscuro

mientras el tiempo pasaba, más gente siguió llegando hasta que llegaron once personas, incluyendo a Xavier, por lo que la sección inició y Fernanda le pidió a todos que saludaran a la nueva persona y después, le pidió a Xavier que relatara las razones por las que estaba allí y eso hizo, ya que empezó a relatar la experiencia de la muerte de su hijo, su refugió a través del alcohol y de cómo había perdido su trabajo por aquellas situaciones y mientras relataba, estuvo a punto de caer en llanto, aunque prefirió tranquilizarse y fue también gracias a Fernanda quien le evitó caer en el llanto

la sesión finalizó a las nueve de la noche y mientras algunos platicaban y agarraban café y galletas, algunos ya se despedían de sus compañeros

-enserio fue valiente que contaras todo eso- le dijo Fernanda a Xavier

-gracias, también debo agradecerte por estar en el funeral de mi hijo- le dijo Xavier

-tengo entendido que tu y mi marido eran amigos no- le cuestiono Fernanda

-éramos- le dijo -hubo cosas que hicieron que dejáramos de hablarnos así que creo que fue lo mejor

-casi siempre es así Joakim- le respondió Fernanda

-pensaba que eras psicóloga- le dijo Xavier

-y lo soy. Me especialicé en psicología educativa y en terapia de grupo- le contestó Fernanda mientras guardaba algunas cosas en su bolsa

-¿quieres que te ayude?- le preguntó Xavier refiriéndose a unas carpetas que se había llevado consigo y Fernanda accedió

cuando los dos estuvieron fuera de la iglesia y el viento invernal sopló delicadamente a ambos adultos, Xavier le pregunto a Fernanda donde estaba su auto y la mujer se limitó a reír

-mi marido pasa por mi. Espero no te incomode- le dijo Fernanda un poco apenada

-no te preocupes- le dijo Xavier, aunque tampoco quiso externar el poco miedo que empezaba a tener 

y en efecto, el auto de Joakim llegó y ambos antiguos amigos se miraron brevemente, aunque ambos no se atrevieron a saludarse y ni siquiera a mirarse cuando Xavier puso las carpetas en la parte de atrás del coche de Joakim

-muchas gracias y hasta el sábado- se despidió Fernanda de Xavier

-hasta luego- le devolvió Xavier la despedida y Fernanda entró al auto y este se retiró de allí

Xavier emprendió el camino de la iglesia hasta su casa y cuando llego, como si fuera una especie de instinto, saco de una alacena y del refrigerador, todas las bebidas alcohólicas y vació el líquido por el retrete y el lavabo

"será difícil, pero necesario". Pensaba Xavier mientras contemplaba el licor siendo absorbido por el retrete para después darse un baño

esa noche, si bien no ceno, Xavier Aguirre pudo dormir tranquilamente y sin ninguna pesadilla relacionada con su hijo o con Arantxa, hasta que, en la mañana, alrededor de las ocho y media, Xavier se despertó de su sueño, pero no porque su alarma se lo pidiera, sino porque el teléfono de la casa empezó a sonar, por lo que el hombre se levantó de la cama y bajó rápidamente por las escaleras cuidadosamente hasta que alcanzó a atender la llamada

-¿bueno?- pregunto Xavier un poco adormilado

-soy la señora Chasco- le empezó a hablar la mujer -te llame para saber cuándo puedes venir a trabajar

-si quiere puedo empezar hoy mismo- le dijo Xavier tratando de ocultar su emoción por aquella noticia

-haremos esto. Vendrás hoy a las diez de la mañana para enseñarte lo que harás en tu trabajo, ya que decidí que te encargaras de atender las órdenes de los clientes

-no se preocupe señora Chasco

-esta bien. Nos vemos luego- le dijo la señora Chasco y la llamada se dio por terminada

Xavier se sintió aliviado y feliz al mismo tiempo por haber tenido aquel nuevo logro que había alcanzado por lo que se apresuro en bañarse para dirigirse a su nuevo trabajo