18. Xavier-los cabos sueltos del pasado
La antigua capilla del santo niño de Atocha era una edificación de estilo románico que, según se decía en el pueblo, estaba allí desde hacía mucho tiempo y se había abandonado desde la época de la Guerra Civil
en dicha capilla, se encontraba sentado en una de las polvorientas bancas Xavier Aguirre, mirando el altar donde no se encontraba nada, salvo un retablo del santo niño de Atocha bastante descuidado y descolorido, la capilla tenía bastante polvo mientras que las ventanas proyectaban la poca luz que entraba al igual que en la puerta
"creo que la vida del cura a cargo era más preciada que cerrar esta capilla". Bromeo Xavier mientras echaba un vistazo a todo el lugar y fue en ese momento que los recuerdos de la adolescencia llegaron de repente
su familia no era religiosa, algo que en los años noventa no era tan mal visto como antes, pero que seguía siendo un tabú en la sociedad española que estaba saliendo de los años del franquismo y empezaba a adentrarse a años que prometían ser favorables, pero la capilla del niño de Atocha se convirtió en un lugar donde la personas, en este caso, jóvenes adolescentes rebeldes como Xavier y sus amigos, se ocultaban del mundo que los rodeaba y de los problemas familiares y escolares y, en algunos casos, Xavier lo llego a usar para darse una escapada nocturna con Arantxa
pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando los pasos tranquilos de su invitada inundaron el ambiente al mismo tiempo que este se ponía de para poder recibirla
-buen día Ainara- le saludo Xavier a la mujer que estaba en el umbral de la puerta y se disponía a entrar
-acabemos con esto- le respondió Ainara -¿cómo conseguiste mi número y porque me citaste aquí?
-acaso no te acuerdas de este lugar- le cuestiono Xavier sin hacer caso a la pregunta que la mujer le formuló - este era tu lugar favorito cuando éramos unos chavales. El lugar donde la tonta y rara de Ainara se la pasaba rezando quien sabe que pidiéndole a Dios
-para eso me llamaste- le cuestiono irónicamente Ainara a Xavier -para recordar un pasado que ya no existe y que quedará por siempre en los escombros del pasado
-te llame para ofrecerte un trato- le decía Xavier -dime quien es mi hija o dire lo que tanto temes Ainara- le contestó el hombre y tras decir aquello, Ainara, quien tenía una sonrisa burlona en su rostro soltó una risita ante la amenaza del hombre
-quien te crees tu para amenazarme de ese modo- le cuestiono Ainara sin tomar en serio a Xavier -porque hasta donde yo recuerde has caído tan bajo y dudo mucho de que tengas el suficiente valor para desafiarme
-déjate de estupideces Ainara Góngora- le dijo Xavier llamando a la mujer con su apellido de soltera -dime quien es mi hija o diré lo que estoy descubriendo acerca de Arantxa
-desde cuando eres detective, estúpido- le decía Ainara sin seguir tomando en serio a las amenazas de Xavier -todo el mundo sabe que Arantxa se suicidó porque su querido novio, aquel que la amaba con locura, la terminó abandonando y sola con su hija recién nacida
-en eso tienes razón. Fui una mierda de persona que la abandonó cuando ella me necesitaba más que nunca y eso es algo que, muy seguramente, estaré cargando en mi conciencia- le decía Xavier -pero mejor no nos desviemos del tema porque creo que es necesario decirte que el doctor Montoya supo muy bien cómo murió Arantxa
-¿de que estas hablando?- le pregunto Ainara sin saber a qué se refería Xavier -nunca le hicimos una autopsia a Arantxa
-el doctor Montoya lo hizo y descubrió ciertas cosas que me hace pensar si en verdad se suicido o la mataron
en ese momento, Xavier fue testigo de cómo la mirada serena y despectiva de Ainara cambió radicalmente a una de enojo y de rabia total, aquello era algo normal, pensaba Xavier, pero tampoco pudo negar que dicho cambio de expresión le asustó al hombre
-quieres saber la verdad- le cuestiono la mujer a Xavier -la verdad es que, en efecto, odiaba a la maldita de mi hermana. Ella era la preferida de mi familia y la más popular de la escuela. Ella era la más querida de todos y hasta se robaba las miradas de todos los chavales de la escuela, en cambio yo que recibía, mi madre no me prestaba atención, me insultaban en la escuela y sabes que es lo peor, que te amaba hijo puta. Te amaba con tanta locura que hasta llegué a pensar que tu rechazo era una especie de amor que me demostrabas sin darme cuenta que eras, y eres, un maldito estúpido que no vale nada y hasta en eso odio a mi hermana, la odie más cuando la enamoraste y hasta la preñaste, esa fue la gota que derramó el vaso y lo que hizo que la odiara hasta el punto de desear que se muriera. Y cuando murió, no sabes la alegría que me dio el saber que la maldita puta de mi hermana jamás volvería a entrometerse en mi vida
tras decir aquello, Ainara recibió una fuerte bofetada por parte de Xavier, quien, asqueado por la forma que la mujer hablaba, no podía seguir soportando como hablaba de manera tan despiadada
-¡cállate!- le gritó Xavier -veo que no diras nada asi que atente a las consecuencias. Seguiré investigando hasta saber qué pasó realmente con Arantxa y saber que fue de mi hija
tras decir aquello, Xavier se dispuso a irse de allí, pero antes de que el hombre atravesara la puerta de la antigua capilla, Ainara hablo
-si sabes lo que pasó cuando me amenazaste verdad- le dijo Ainara en un tono irónico que provocó que Xavier se diera la vuelta, pero en vez de acercarse hacía con la mujer, permaneció de pie en el umbral de la puerta
-sé muy bien lo que pasó. Él también será vengado Ainara, además, ya perdí a Arantxa y a mi hijo así que básicamente ya no tengo nada que perder
luego decirle aquello a Ainara, Xavier se fue de la capilla del santo niño de Atocha para dirigirse a su casa, pensando en lo mucho que tenía que hacer para poder llegar a la verdad
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