EPÍLOGO
La arena en sus pies era cálida, el sol poniéndose y dando el efecto que desaparecía en el agua y la respiración agitada propia era... era mágico.
— No... ¡No! — La risa de Jennie se extendió por el aire.
— ¡Ven aquí Manobal Jennie!
Cuando los brazos de Lisa la levantaron en el aire y la giraron, Jennie carcajeó y acarició sus brazos.
Lisa la bajó a la arena, acariciando sus caderas y Jennie la besó suavemente.
— Mi amor... Mi esposa... mía. — Murmuró Jennie entre cada beso pequeño que comenzó a darle.
— Y tú mía. — Murmuró Lisa, sonriendo y bajando su nuca para besar su cuello.
Jennie llevó una mano a acariciar la nuca de Lisa y hundiendo sus dedos en su cabello.
— Vamos a beber algo, recordemos el inicio de esto... — Lisa hundió sus pulgares bajo la camisa de Jennie y está asintió.
Unos minutos después Jennie colocaba una fresa en su boca y Lisa se acercó para morderla, sus labios se juntaron y Jennie la abrazó contra sí.
Se separaron para comer cada parte de la fruta antes de que Lisa la volviera a besar. Ambas cayeron a la cama y Lisa comenzó a quitarle la ropa, al igual que Jennie a ella.
La diseñadora sonrió cuando la sintió entrar en su cuerpo.
— Jennie... — Jadeó Lisa, sintiendo las paredes de su esposa envolverla.
Lisa la tomó y besó su anillo dorado en su dedo, Jennie le sonrió y observó como Lisa llevó su mano a acariciar su mejilla.
— Te amo... No sé porque me di cuenta tan tarde... Te amo Jendeukie.
— Y yo a ti... — La diseñadora sonrió y acercó sus rostros para besarla. — Yo también te amo Lisa.
— Mi mejor amiga... Mi esposa. — Susurró Lisa contra sus labios, comenzando a mover sus caderas, arrancándole gemidos a la sexy mujer bajo ella.
Y se amaron durante toda la noche, suavemente, lento, susurrándose solo palabras de amor y motes cariñosos una y otra vez.
Cuando, al final de hacer el amor, llegaron al clímax; Lisa abrazó a Jennie contra sí.
— Eres mía... Al fin eres mía.
— Soy tuya y tu mía. — Jennie solo se abrazó a Lisa y cerró sus ojos.
Se dejó llevar por el sueño, muchos años juntas..
Buenos y muchos años.
Tres años después
— Mi amor, esa es mi camisa.
Suzy asintió con la cabeza a Nancy, una sonrisa divertida se colocó en su rostro y se giró para desprender botón por botón hasta dejar expuestos sus pechos y aquel lugar que a Nancy le hacía sentir el cielo.
Nancy sonrió y se acercó para levantarla entre sus brazos y besarla profundamente lentamente.
Suzy acarició sus mejillas entre el beso y mordió su labio inferior.
— Debo irme a medir el vestido a dónde Jennie — Susurró Suzy y Nancy hizo una mueca.
— Está trabajando en su desfile deberías esperar una hora... Tal vez dos.
— Si fuera por ti no iría nunca para que me tengas en tu cama.
— Si. — Nancy era brutal y sexymente honesta con ella y a Suzy amaba aquello. — Así que...
— No. — Suzy río y se alejó suavemente. — Tengo que ir hoy.
Y, tres horas renegadas después, Suzy observaba a una Jennie con mechitas rubias abrazarla.
— Modifiqué tu vestido, quería algo realmente sexy para ti.
Y Jennie sonrió, su celular sonó y Lisa llegó a su local.
Suzy las miró besarse y sonrió, eran perfectas una para la otra...
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