15
Los días con Lisa había sido los mejores, de verdad, amaba todo aquello. Pero como a toda pareja común a Jennie le tocó comenzar un almuerzo familiar.
La señora Kim legal y biológica, estaba sentada en una silla de ruedas después de la operación mientras que el matrimonio Manobal hablaba sin parar y eso hacía sentir en su pecho una calidez bastante acogedora.
— ¡Oh! — Jadeó la señora Manobal. — Ya le dije a tu padre que debe pagarme los cien dólares que apostamos cuando Lisa tenía quince.
— ¡Mamá! — Jadeó Lisa.
— Y ustedes dos a mi. — Habló la viuda Kim. — Yo dije que se casaría con mi Jendeukie.
— ¡Ma! — Chilló Jennie antes de que todos rieran.
La joven Kim, se levantó de la mesa, llegando a la cocina para empezar a preparar todo en vasos y platos. Lisa la abrazó por detrás y besó su mejilla antes de comenzar a ayudarla.
— Fue una idea muy buena que hagamos esto...
— Tus padres y mi madre hace mucho que no se ven. — Jennie sonrió mientras que ambas llenaban dos platos; uno con pan y otro con ensalada. — Y tienen mucho de que hablar...
— Mis padres querían que tomara su recuperación en la clínica privada de ellos.
— Mamá no lo aceptaría.
— Pero incluso yo insisto. — Sonrió Lisa. — Amamos a tu madre, la señora Kim ha sido de las mejores mujeres que hemos conocido.
— Es demasiado incluso para nosotras que estamos en camino de ascender.
Lisa giró su rostro antes de verla y besar sus labios suavemente.
— Quiero a mi suegra viva, Jennie y por muchos años más.
La diseñadora sonrió y le devolvió el beso, está vez duró un poco más.
— Y yo a los míos, pero no vamos a abusar de nada.
Ambas se miraron y rieron bajo. Tomaron los platos y comenzaron a llenar la mesa del comedor con los mismos.
— Esto se ve delicioso. Hija, apuesto que lo hizo Jennie... — Habló su padre y Lisa río antes de picarle su mejilla.
— Yo me encargué de sazonar la carne... Aunque intentamos hacer papas dulces, pero ¿Qué sucedió con las papas, amor?
Jennie se sonrojó antes de sentarse al lado de su prometida.
— Se me pegaron las papas en el plato, hice demasiado caramelo y cuando se secó...
— Será un buen cuadro redondo para nuestra sala. — Habló Lisa, comenzando risas colectivas mientras que Jennie le picó al costado.
— Yah. — Se quejó Jennie bajo. — No te dejaré tocarme está noche, por burlona.
Y el rostro de Lisa se quedó serio... ¿En qué se había metido?
— Jen... Por favor — Se quejó Lisa mientras besaba su hombro.
— No, te dije que no te haré el amor y el que te hayas encargado de llevar a mamá y esperar a que la enfermera llegase no cambia nada...
— Por favor. — Gimoteó Lisa como niña pequeña antes de que Jennie se girara en la cama.
— ¿Hiciste eso de verdad? — Preguntó Jennie carcajeando mientras la miraba.
— Así me vuelves cuando no me dejas tocarte, vuelvo a ser la niña de diez que rompía los vidrios de los vecinos con la pelota.
Jennie la besó suavemente acariciando su pecho desnudo.
— Lisa... ¿Estás dura ahora? — Murmuró y bajó su mano hacia los pantalones del pijama de Lisa, en dónde algo duro y elevado estaba chocando con la palma de su mano.
— Mucho... Aunque sea dame tu boca Jennie..—Jadeó Lisa, cerrando sus ojos.
Jennie besó sus labios una y otra vez antes de alejarse. Lisa abrió los ojos y observó a la diseñadora volver a acostarse.
— Te dije que nada cambiaría, ahora quiero dormir un rato. Ha sido un día demasiado pesado y necesito descansar. Mañana debo trabajar.
— Yo igual. — Habló Lisa besando el hombro de su prometida. — Pero necesito sentirte, ahora, sabes que esa es mi forma de amar.
— Entonces cámbiala. — Jennie respondió divertida. — Aprende a qué un abrazo en la noche mientras estamos en la cama no es poco demostrativo...
— ¿Quieres eso? — Habló Lisa, mirándola con una media sonrisa.
— Si, eso y algunas cosas más...
— Entonces te lo daré. — Habló Lisa, acercándola para abrazarla por detrás.
Y a pesar que tenía una maldita y dura erección entre las piernas solo besó su cabeza y la sintió quedarse dormida poco a poco.
Jennie era lo mejor de su vida...
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