El trago se deslizó por la barra hasta tocar la mano de un reluciente redactor de reality show mientras que se giraba.

— ¡Jisoooooo! — La voz de la menor entre todas se escuchó y la nombrada solo le tendió su trago — ¡Dar tu trago favorito a otra persona es amor! ¡Ow, eso debo recordarlo!

Rosé, es una joven escritora con tres BestSeller detrás de sí, y con el cuarto en carrera; tomó su celular y tecleó lo que había dicho antes de girarse y mirar al grupo de amigas.

— ¿Lisa?

La nombrada logró salir de su trance al escuchar aquella aguda voz.

— Lindo. — La nombrada movió su dedo señalando todo el club y Rosé levanto su trago.

— ¡Es que Unnie tiene los mejores lugares!

Lisa no llegaba a entender como de potente podía ser la voz de su enana amiga para que se escuchará por sobre la música, pero lo que realmente no entendía era por qué Jennie verdaderamente estaba bailando con alguien más.

Sus ojos volvieron a desviarse hacia su amiga, la cuál movía sus caderas al ritmo de la música; las mismas que tenían una mano sobre ellas.

— Deja de llamarme Unnie. — La voz áspera y sexy de Jisoo se escuchó entre ellas y las gemelas Kim rieron.

— Jisoo controla tu boca — Hwasa (alguien completá opuesta a su gemela y; cabía destacar por su anillo; casada y centrada) frunció el ceño al ver a su gemela.

— Déjala, es cierto — Respondieron Rosé, la señorita Hwasa y Iu.

La música cambió y Jennie se acercó a ellas con una sonrisa mientras se pasaba una mano por su cabello ahora obscuro.

— Me encanta este lugar. — Habló Jennie, robándole la bebida a Lisa y bebiendo un sorbo. La mayor de las dos pasó un brazo por los hombros de la diseñadora y la hizo mirar.

— Debemos hablar.

— ¿Ahora?

— Si, ahora.

— ¡Pero la música...! — Jennie hizo un mohín al notar en los ojos de Lisa que no cambiaría su opinión.

Ambas subieron las escaleras hacia una zona más tranquila, en dónde solo se oyera el retumbe.

Era una de sus favoritas, especialmente por qué era su lugar. Cabía un destaque que era una inversión puramente Manobal Lalisa y Hwasa se encargaron exclusivamente de poner en pie más de cinco clubs por todo Seúl mientras que Iu se encargaba de darle ese toque "chik y demostrativo" que llamaba tanto la atención.

Su zona V.I.P constaba de sillones de cuero negro, piso de madera, ventanal con vista hacia las personas bailando, barra de alcohol personalizadas y un juego de luces azules y púrpuras.

¿Lo mejor de todo? Nadie sabía que ellas eran las dueñas.

— ¿De que quieres hablar?

La voz de Jennie sonó ligeramente agitada debido al baile, a los saltos y gritos.

— Los Angeles.

— ¿Que tiene? — Jennie se veía bastante distraída, pasándose su lengua por sus labios mientras llevaba sus manos a reposar en su cintura.

Lisa camino a la barra para mezclar el vodka con frutillita y comenzar a beber... Necesitaba hacer esto... Necesitaba aclarar más cosas.

— Desde que regresamos del viaje no puedo parar de pensarte.

— No... No, no, no... — Las manos de la diseñadora comenzaron a negar en conjunto con su boca.

— ¿Por qué no puede ser? — Lisa frunció el ceño y tomó otro trago.

— Porque concordamos que en cuanto el avión llegase todo estará olvidado. Y eso es lo que hize.

— Pero por más que traté no pude — Lisa terminó su bebida y la dejó por ahí antes de acercarse a Jennie y acorralarla contra el pilar que dividía el ventanal en izquierda y derecha.

— Vas a casarte. — Jennie desvió el rostro cuando Lisa quiso besarla.

La combinación de los colores de las luces en esa zona junto con el calor y el alcohol hacia que Jennie pusiera el doble de esfuerzo en evitar que su amiga hiciera una completa locura.

Lalisa Manobal era una mujer socialmente envidiada y amada... algo así iba a arruinarla, además eran amigas.

— Solo una vez ¿Cuál es el problema?

— En que una sola vez se volverán dos y tres y cuatro... Y eres capaz de hacer una locura.

Las manos de Jennie se estacionaron en el pecho de Lisa y está sola le tomó las muñecas y la empujó suave sobre sí.

Sus bocas chocaron y la lengua de Lisa invadió su interior... Ok... Ok...

Sabía lo que había dicho... pero Jennie ahora estaba perdida...