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12

Al día siguiente, Jennie creía que era imposible que a las seis de la mañana estaba en un avión partiendo hacia Daegu al lado de la chica que había sido apodada cómo la segunda D-Girl en su pasado.

— Lili, tengo un poco de miedo — Murmuró mientras apretó su mano — Mi familia nunca aceptó que fuera lesbiana...

 — Ahora vamos a ver si siguen iguales. — Lisa acercó la mano a su boca y dejó un beso allí.

Pero Jennie tenía una duda pensándole... ¿Lisa de verdad la había elegido por sobre Suzy o había quedado en segundo lugar?

Aún así, no lo preguntó, no lo hizo por saber que su miedo fuera a ser realidad... Entonces calló y apoyó su cabeza en el hombro de Lisa, suspirando y cerrando sus ojos... Debía descansar y dejar de pensar al menos por esos días.

Unas dos horas después, Lisa la despertó para poder bajar. Habían llegado y el corazón de Jennie latió demasiado rápido.

— ¿Por qué no vamos a la tarde? — Susurró Jennie mientras que se levantaba del asiento.

 — Por qué no quiero que sea en la tarde.  — Lisa sonrió y beso rápidamente sus labios. — Confía en mí, todo saldrá bien.

Y Jennie quiso creerle seriamente.

Unas pocas horas más tarde, ambas estaban paradas en la pintoresca casa frente a la puerta.

 — No quiero estar aquí. — Jennie pasó su peso de un pie a otro y Lisa la miró, estaba pálida.

— Cariño, tranquila. ¿A dónde está la Jennie diseñadora? ¿la desvergonzada?

 — Se fue a dormir. Lili...  — Y la puerta se abrió

Una mujer con unos mechones blancos en su cabello encontró la mirada de la diseñadora.

 —Jennie — Murmuró la mujer, recorrió con la mirada, observando su ropa bien conjugada, planchada, su perfume llenando los sentidos de la mujer de edad.

— Hola mamá ¿Cómo estás? — Susurró Jennie sintiendo la mano de Lisa apretarle suavemente.

La mujer se tiró a dónde la joven y la abrazó fuertemente, un par de lágrimas se escaparon de sus ojos y Jennie la abrazó con un brazo.

 — Estás muy guapa.  — Murmuró su madre, Jennie dio una media sonrisa.

 — Gracias, ¿Cómo están los demás?

 — Tu hermana te ha extrañado mucho... — Murmuró la mujer.

 — ¿Y papá?

 — Él se ha arrepentido... Y ha estado pagando su error.

Jennie solo asintió antes de suspirar.

 — Déjame presentarte a Lalisa, mi amiga. La chica a la que le preparaba pasteles de chocolates.

La mujer miró a Lisa... A la Manobal Lalisa de negocios y con ropa cara, a la que simplemente si quería sacar el lado más repulsivo para denigrar a la persona; lo hacía sin pruebas.

 — Lili...  — La mujer le tendió la mano y la nombrada se la recibió, sin soltar la mano de Jennie atrayendo la mirada de la mujer que simplemente dió una sonrisa que no llegó a sus ojos. — Pasen.

Ambas entraron y la primera que fueron fue la hermana menor de Jennie, la misma se levantó y corrió a abrazarla.

— ¡Jennie! ¡Volviste!

Fue entonces cuando Jennie liberó la mano de Lisa para abrazar a su hermana. Lo hizo fuerte mientras cerraba los ojos para sentir más cerca de la extrañamente familiar sensaciones.

— Gracias Lisa... — Habló la muchacha joven cuando se separó un poco de Jennie.

Lisa elevó una mano cuando ambas se saludaron cómo cuando lo hacían diez u once años atrás.

 — ¿Jennie? — Murmuró una voz algo rota.

La diseñadora dejó de respirar por un momento y Lisa dirigió su mirada ruda hacia el hombre que parecía más grande de lo que era.

Jennie solo suspiró, se giró y lo miró.

 — Hola papá...

 — Lo siento, de verdad lo siento... Tenemos que hablar.

Jennie solo tragó saliva y asintió, Lisa le tocó el brazo y la diseñadora la miró para sonreírle.

 — Está bien, está plática estaba destinada a ser. — Murmuró Jen.

 — No debes ir sola. — Hablo Lisa, mirándola tranquilamente.

 — Es necesario.  — Y Jennie comenzó a caminar.

Cuando Lisa se quedó sola con la Kim más joven y la señora Kim, se lamió los labios.

 — Esto lo hice por ti Dubu.  — Habló Lisa dirigiéndose a la más joven.

 — Gracias. —  Murmuró la chica. — Lo aprecio mucho. Y se que papá y mamá también ¿No es así? — Dahyun la miró y la mujer solo asintió.

 — Hace diez años que no vemos a Jennie... Hoy podrían haber sido once.

 — El karma es una perra, señora Kim — Lisa se lamentó a decir eso.

Todos los recuerdos de Jennie llegando a su departamento con su mejilla moretoneada y llorando repitiendo una y otra vez se repetía en su mente.

 — Lo es, ciertamente lo es.  — Murmuró la señora Kim antes de mirarla.  — Nosotros...

 — Olvidelo, ya todo está en el pasado.  — Lisa ocultó sus manos en sus bolsillos. — Solo vine porque su hija me lo pidió y porque Jennie lo necesitaba. Los necesita.

 — Jennie se está volviendo famosa.

 — Usted no la vio como lo hice, y para ser sincera, aún más, esperaba que ustedes pudieran aceptarla. Cómo Dahyun.

Y luego de unos momentos después, Jennie salió de la habitación con un par de lágrimas, pero con una sonrisa en el rostro al lado de su padre.

Lisa la observó y sonrió, cómo había dicho, Jennie necesitaba esto hace tiempo.

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