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10

Y a pesar que el día sábado fue hermoso, el domingo no se hizo esperar... Y mucho menos la oferta de Lisa, quien; en cuanto Jennie se despertó; se abalanzó a ella para entrar entre sus piernas.

Jennie tuvo una mezcla de sentimientos. Por un lado se sentía completamente dolida... Como si realmente fuera la puta de la deseada mujer y por el otro se sentía tan bien por cada embestida, besos, caricias, gemidos y su nombre dicho tan seductor de su boca.

El día domingo transcurrió como si fueran una pareja real, sin compromisos u heterosexualidad de por medio.

Jennie jamás iba a olvidar el hecho de que Lisa la abrazó por detrás cuando estaba lavando los platos y platicaron sobre los proyectos que Jen tenía a futuro.

Luego utilizaron las almohadas para formar una guerra, volviendo a sus cinco y seis años. Pero en la ducha... En la ducha volvieron a sus veintiséis y veinticinco años, Lisa la había colocado de cara contra la pared suavemente y se apoderó de su cuerpo acariciando aquella piel mojada hasta tomar su erección en aquellas grandes manos.

Jennie había cerrado sus ojos y no pensaba en nada, en absolutamente nada...

Pero todo lo bueno tiene un fin.

La mañana del lunes llegó, Lisa la acercó hasta la fiesta de compromiso y la realidad las golpeó a ambas.

— Me quedaré solo por una hora. — Respondió Jennie, escondiendo sus manos en el bolsillo de sus pantalones elegantes.

— Quédate por favor, te gustará. — Lisa besó su frente antes de caminar hacia adentro de la mansión y sentir una mano sobre su hombro.

Jennie se giró y observo a Iu, la tipa lucía tan bien incluso cuando tenía una camisa rosa bebé.

— Entrarás ¿Verdad?

Jennie se forzó a sonreír y asintió. Ambas entraron y los mozos iban y venían con bandejas llenas de copas con el champagne favorito de Suzy.

De repente Jennie quiso irse, ella no era como Lalisa, no era como su amiga que hacía sentir a una persona que podía caer en el infierno y subir al paraíso en tan solo dos palabras. Kim Jennie realmente se sentía culpable.

Inconsciente dio un paso hacia atrás antes de que la voz de Suzy se escuchara.

— ¡Jenndeukie!

— ¡Suzy!

Ambas se abrazaron y la lengua de ella fue mordida para no decir "Lo siento".

Ella lucía hermosa en su vestido clásico que le llegaba hasta las rodillas, el color salmón le quedaba increíble... Todos los invitados estaban con ropa clara.

Suzy tomó dos copas de un mozo que pasó cerca y le tendió una a él.

— Quiero que lo disfrutes tanto como yo, Jendeukie...

— No lo dudes. — Jennie sonrió y chocó sus copas. Vió a Lisa hablar con las gemelas Kim antes de despedirse y dirigirse hasta donde estaban ellas.

Suzy hizo sonar su copa, atrayendo la atención de todos los invitados.

— Estamos aquí para algo que todos quieren escuchar... Pero no invite a la prensa por qué es algo íntimo. — La voz de Lisa hizo reír a muchos y Jennie se alejó de ellos para ver a la pareja.

Se veían tan bien, tan dolorosamente bien juntas.

— Y pensamos que los que están presentes guardarían este secreto. — Suzy continuó y besó la mejilla de Lisa, el pecho de Jennie rompiéndose. — Aún así, hay algo que deberían saber.

La mano de Nayeon apareció en la cintura de Jennie y está miró a la gemela.

— ¿Lista para la noticia? — Susurró la Kim en su oído.

Y en ese momento se escuchó la voz de Suzy.

— Lalisa... Mi querida Lisa, quiero que todos los presentes aquí sepan que tu decisión me hace muy feliz así que rompo mi relación contigo.

Toda la sala se quedó en silencio. Jennie abrió sus ojos lo más que pudo y la mano en su cintura de Nayeon se aferró un poco más fuerte.

— Creo que todos esperaban lo obvio. — La sonrisa particular de Lisa acompañó sus palabras. — Suzy y yo casándonos y teniendo hermosos niños. No voy a negar que nos amamos en un pasado, por qué así fue, nos amamos desesperadamente.

Ambas se miraron y Suzy caminó entre la gente, parándose frente a Jennie y tomándola de la mano para llevarla frente a Lisa.

— Pero todos hemos sido bastantes ignorantes si no vemos lo que tenemos frente a nosotros. Creo que yo no podría seguir sin esa persona que saca lo mejor de mí, la que me hace pensar solo en nosotras sin miedo. Sin ti no sería lo que soy yo, no tendría lo que tengo hoy, así que, Kim Jennie — Lisa sacó de su bolsillo una cajita negra y la abrió. Un anillo de diamante cristalino brilló a la luz del día e hizo que Jennie comenzara a respirar disimuladamente por la boca. — Sé que no será fácil, pero estoy dispuesta a luchar contigo, a tu lado. No te mereces ser la segunda, tú me lo dijiste y estoy de acuerdo con eso... — Lisa se arrodilló y le tomó las manos, Jennie de sentía mareada.   — Jennie, mi amiga y amor de mi vida ¿Quieres casarte conmigo?

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