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04

— Si... Si... Joder estás tan adentro... Lalisa... — Los gimoteos de Jennie estaban siendo escuchados por quién los provocaba.

En cuanto el beso había Sido cortado, Jennie y Lisa se desvistieron completamente, usando su ropa como si fuera una sábana en el mismo suelo del club.

No hubieron juegos previos ni mucho menos palabras cariñosas. Jennie se abrió de piernas, Lisa la preparó soportando las ganas casi inhumanas de estar dentro de ella y; cuando supo que estaba lista entró duramente hasta sentir sus bolas chocar contra el trasero de Jennie.

— Más... Mierda Lis... Amo como te mueves...

Las uñas de Jennie marcaron la espalda de Lisa, la misma que comenzó a entrar y salir de su cuerpo; dejando solo la punta de su miembro adentro de ella.

Las fabulosas piernas de su amiga la enredaron en su cadera y Lisa agachó su rostro para besarla. Jamás había tenido esa necesidad de tener a alguien así todas las veces que quisiera, por lo general solo tenían sexo y ya... Pero tener a Jennie debajo de ella, desnuda, gimoteando, casi al borde de las lágrimas del placer, clavando sus uñas en su espalda le consumía todo el lado racional y pasivo.

— Te quiero así... Todas las noches... Oh Jennie mierda — Gimió

Las luces azules y púrpuras aún los iluminaban, creando un ambiente de sueño; literalmente, Jennie creía que era que estaba soñando, que su facilidad para entregarse a su amiga era solo un sueño.

Pero se sentía tan bien sobre ella, tan bien dentro de ella.

— Ah, Lalisa... — Gimió, unas lágrimas se saltaron cuando la contraria tocó su punto, comenzando a torturarla.

Jennie la giró en el suelo y apoyó sus manos en las piernas de Lisa, dejando a la vista de la contraria como el falo de su amiga estaba enterrado en su trasero. Comenzó a mover sus caderas, una gran mano de Lisa atrapó uno de sus pezones para pellizcarlo y masajearlo.

Sus manos la volvían loca...

Comenzó a subir y bajar sus caderas, Lisa estaba hipnotizada ante aquel atrevimiento de Jennie, dejando ver cómo su cuerpo la tomaba a la perfección.

Y fue entonces que su otra mano se dirigió a él clítoris de jennie comenzando a tocarlo, apretandolo y acariciando con su pulgar.

— Así... Sígueme tocándome así amor... — Jadeó Jennie, las caderas de Lisa se elevaron haciendo que Jennie gimiera más fuerte.

— Jennie... Oh por favor... Jane — Gimió Lisa, sentándose en el suelo y atrayendo a la contraria hacia ella, para chupar sus pezones antes de subir y marcar duramente su cuello, en ambos lados.

Y la mezcla de todo fue tan dura, tan pasional y rápida que ambas se vinieron juntas.

Jennie suspiró y se aferró al cuerpo de su amiga en lo que su respiración se normalizaba nuevamente, sintiendo como las manos grandes de Lisa acariciaban todo su cuerpo al compás de la respiración rápida de la contraria.

— No mentí — Habló Lisa, obligando a sus pulmones a calmar su respiración poco a poco.

— ¿Qué? — Jennie movió su rostro, saliendo de la bruma de sensaciones.

— Cuando dije que te quiero así... Todas las noches... No mentía ni bromeaba...

Jennie frunció el ceño y se alejó de ella, quitándola de su interior.

— No, no... Esto... Eso que dijiste está mal.. Te vas a casar Lalisa y tampoco quiero ser la segunda en la vida de nadie... — La diseñadora se dirigió a tomar su ropa para comenzar a vestirse.

— Vamos Jen... Piénsalo... — Lisa se levantó del suelo, su abdomen manchado del líquido de Jennie.

— No hay nada que pensar. — Jennie terminó de vestirse antes de acercarse a ella — No quiero ser amante de nadie, no quiero ser a quien esconden... Y esto es mío. — Jennie pasó un dedo por el abdomen de Lisa y llevó a su boca parte de su semen para chuparlo.

Y luego de eso tuvo que irse rápidamente por qué Lisa o Limario estaba preparándose para otra contienda al ver lo que hizo.



Jennie no pudo negar que se sentía raro a la mañana siguiente.

Había tenido a su mejor amiga dentro suyo, embistiéndola antes de correrse dentro de ella.

No iba a mentir, en Los Angeles, Lisa si se había corrido dentro de ella; tres veces si mal no recordaba, pero no le había hecho difícil olvidarse de aquel episodio. Sin embargo, lo que había pasado la noche anterior la tenía pensando en lo que Lisa le había propuesto.

Amantes...

La sola mención de aquella palabra hizo que a Jennie se le olvidara.

Ella no quería ser la segunda, eso quedó en claro mientras miraba el techo de su habitación.

Jennie Ruby Jane Kim no estaba hecha para ser la segunda; no señoras. Jennie Kim estaba hecha para ser la primera.

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