Prólogo
Mercedes es una chica fuerte, decidida e independiente, reforzando esto último cuando deja la casa de sus padres para construir su propio hogar. Pues, cada joven adulto, al determinada edad, puede independizarse completamente de sus tutores, alzando con sus propias manos su nueva casa en donde vivirá el resto de su vida y formará una familia.
Por lo general una muchacha ya debe estar casada con un hombre para luego independizarse. Pero Mercedes no, ella rompe las reglas. Con todas sus pertenencias dentro de una gran valija, se despide de su familia e inicia la búsqueda del lugar perfecto para su hogar en compañía de dos corderos. Esta búsqueda suele ser muy difícil y agotadora. La tierra debe ser fértil para poder cultivarla y criar animales, además debe contar con un suministro de agua limpia.
Los mejores lugares ya suelen estar ocupados, haciendo que los nuevos adultos deban alejarse más y más de las ciudades en donde residen sus padres. Debido a la persistencia o testarudez de Mercedes consigue encontrar una llanura con campos verdes y una colina repleta de vida y colores. En dicho lugar hay un lago de agua cristalina, perfecto ya que sus corderos tenían mucha sed por el viaje, al igual que ella.
–Y decían que no iba a poder sola –dijo luego de sacar su cabeza del agua, las gotas escurren por su cabello y rostro para luego suspirar.
–Perdona, ¿este lugar está ocupado?
Rápidamente gira su mirada hacia la pareja que está a unos metros de distancia. Son jóvenes al igual que ella, además ambos tienen un reluciente anillo en su dedo anular, cosa que molesta un poco a Mercedes.
–Bueno, la verdad es que si. Reclamo estas tierras como mías –responde tomando un poco del lodo de la costa para embarrarse sus mejillas y también hace lo mismo con los dos corderos. Ambos ya han crecido durante el viaje.
–Pero estás sola –cuestiona el muchacho cruzándose de brazos.
–¿No ves que ellos me acompañan? –ella señala a los corderos–. Si no necesitan algo más les pediré que dejen mis tierras –agrega mirando a un lado. Sólo puede relajarse cuando ve a la pareja alejarse y desaparecer entre las colinas.
Los primeros meses para Mercedes fueron los más complicados, hasta tuvo la idea de regresar a saca de sus padres. Apenas pudo conseguir madera para los pilares de su casa, mientras tanto debía dormir dentro de una tienda de cuero y tela muy mal hecha. Además debía supervisar a los corderos, quienes estuvieron ocupados, pues ahora Mercedes tenía cinco animales bajo su cuidado. Tres pequeños corderitos fuertes y saludables que luego le darían mucha lana y leche como ya lo hacía sus padres.
Tiempo después, ella consiguió levantar su casa con madera, barro y paja. Claro que estos elementos solo son temporales, porque los cambiaría por algo mucho mejor cuando sus telas y ropa se vendieran como pan caliente.
Esa misma noche, invitó a sus corderos a entrar a la casa para mostrarles el interior. Las cuatros paredes estaban cubiertas por pintura creando unos murales preciosos, aunque aún no cuenta con muebles es un buen inicio para Mercedes.
Se entrega al sueño, rodeada de sus animales y cierra los ojos, sabiendo que mañana le espera más trabajo. Pero, esa madrugada, los gritos de sus corderos la despiertan, balan desesperados e intentan huir. Cosa que consiguen derrumbando la puerta que aún no estaba del todo unida a la pared.
–¡No! –grita, saliendo detrás de los animales. Afuera, lo que parecía una simple lluvia, es en realidad un huracán. El fuerte viento hace volar su cabello de un lado al otro, además las grandes gotas de lluvia impactan fuertemente contra su piel.
Entre toda esa conmoción Mercedes logra atrapar a los corderos, aferrando sus dedos en la lana. Sin embargo solo consigue retener a la madre y a uno de sus pequeños, mientras que los demás huyen despavoridos por el sorpresivo terremoto que sacude la planicie. Al voltear hacia su hogar, luego de recuperar el equilibrio, solo consigue distinguir un montón de barro y astillas deforme.
Ese mismo día, otra pareja que emprendió el viaje de independizarse encuentra a Mercedes sucia junto con sus ovejas. Esta permanecía arrodillada junto su deshecha casa.
–¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? –le pregunta el muchacho.
–Y-Yo... Necesito encontrar a mis ovejas.
–Pobrecita. El patriarca te ayudará, su templo está muy cerca de aquí –propone la chica, dándole una sonrisa de por medio.
–S-Si –contesta Mercedes. Con las pocas cosas que logró rescatar comienza con su nuevo viaje.
–Nadie ha visto al patriarca desde años –comenta el joven mirando a su esposa.
–Eso no importa, ahora este lugar es nuestro, ¿no?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro