9:30 a. m.
—Pase, por favor— anunció el alcalde.
La puerta se abrió y apareció la secretaria con un dosier que depositó en la mesa. Dentro había información sobre la familia Tomaninni.
Cogió el teléfono y marcó el número de su esposa:
— ¿Cariño? ¿Leonard está mejor? — su hijo había cogido la gripe y estaba constantemente llorando porque tenía miedo de no poder ir a la feria.
—No demasiado bien, desgraciadamente. ¿Has podido comprobar la fiabilidad de aquella familia? — preguntó.
—Sí, no te preocupes— le contestó.
—Aun no puedo entender cómo es que no te acordabas de la feria— replicó. Y era verdad. Él lo había descubierto de la misma forma que el resto de los ciudadanos. Subió a su despacho dispuesto a conseguir respuestas sobre por qué no había sido informado cuando, atónito, sobre su mesa de roble había un papel firmado por él mismo que autorizaba dicha actividad.
—Ya sabes que tengo una gran montaña de papeles, Caroline. Lo debí firmar sin darme cuenta— explicó, riendo.
—Un día te dejarás la cabeza en casa y no te darás ni cuenta—.
Estuvieron hablando unos minutos más y colgaron.
El señor Nithern solo esperaba que su hijo se encontrara más bien para asistir a aquel acontecimiento que, seguramente, sería recordado durante mucho tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro