La mañana del 23 de marzo de 2007 no fue distinta a la de otros días. La ciudad se despertó lentamente mientras el sol bañaba sus calles y las tiendas empezaron a abrir sus puertas para los clientes habituales. Pero había un hecho que no era cotidiano: las personas se reunían alrededor de farolas o bien tenían en sus manos carteles de distintos colores. Los papeles rojos, verdes y azules habían invadido la ciudad. Con una letra que simulaba el estilo de los libros antiguos divulgaban el siguiente mensaje:

¡ATENCIÓN!

¡La feria ambulante de los hermanos Tomaninni ha llegado a vuestra ciudad! Solo por esta noche abrirá las puertas para sus habitantes. A partir de las nueve y media, estáis cordialmente invitados a disfrutar de sus divertidas y emocionantes atracciones, podréis probar los puestos de comida más sabrosos del mundo... e incluso habrá una sorpresa. Sí, amigos. Habéis oído bien. Entre todos los asistentes, se seleccionarán a algunos afortunados que podrán vivir, en exclusiva, nuestra nueva atracción. ¿Sois capaces de resistir la tentación?

Para los habitantes fue una grata sorpresa descubrir aquello. Raras veces pasaban cosas extraordinarias. En julio siempre se celebraba la típica fiesta mayor donde se aprovechaba para lanzar al cielo fuegos artificiales pero, aparte de esto, no se producía ningún otro acontecimiento. Todo era cotidiano pero aquel anuncio inesperado provocó una alegría exorbitante.

Cabe destacar que todos los testimonios afirmaron que si hubieran sabido el desenlace de tal actividad, se hubieran encerrado en sus casas mientras rezaban a cualquier dios que pudiera escucharlos para que protegiera a los habitantes.