— ¿Qué puede ser? — preguntó Kyle mientras observaba aquel trozo de tela que escondía la atracción.

— ¿No creéis que tiene forma de casa? — preguntó John.

— ¡Puede que sea una casa encantada! — dijo Sylvia.

— ¡Vaya novedad! Una casa encantada.... ¡Lo nunca visto! — contestó con desgana Kate.

— ¿Mónica nos podemos quedar? ¿Y si mi número es el elegido? — preguntó Sam mirando la cifra 5.

—Cariño yo llevo el coche— empezó Kate mientras veía cómo el hermano de su amiga hacía un mohín—. Así que yo decido a qué hora nos vamos.

—Piensa que, si no te hubieras colado como un ladronzuelo, ahora mismo estarías en casa durmiendo. Así que no te quejes. Puedes estar contento que mamá no se haya dado cuenta de nuestra fuga— afirmó su hermana.